Partida Rol por web

Los luchadores abordaron la carroza y emprendieron hacia los laberintos, donde las personas esperaban en las gradas, era el momento de descender del transporte y empezar el combate, los luchadores tenían la libertad de usar el entorno como les plazca para realizar un buen y justo combate.

ROUND 1

FIGHT!

El laberinto era extenso, oscuro y angosto. Fácil era perderse entre el soto que conformaba los muros y eran tan densos que la luz apenas podía penetrar en ellos. Adra avanzaba a través de uno de los corredores cuando repentinamente fue emboscada por una reluciente figura. Se trataba de R-080-N, el androide de combate, quien se había abierto paso a través de un muro con ayuda de su espada electrificada. No dio cuartel a la chica, pues apenas la encontró empezó a arrojarle una serie de tajos con la espada plegable que la hicieron retroceder.

—... Unidad comprometida... Memoria... Incompleta... Iniciando protocolo de aniquilación.

Aquel laberinto parecía inmenso, tanto que Adra levantó hasta el mentón para observar con desgana aquel espesor verde lóbrego que predominaba en los largos pasillos.

No hubo tiempo de reaccionar al brutal ataque de aquel androide y sus espada, los tajos que produjo en su cuerpo, hicieron emanar su oscura sangre a borbotones de su interior, dejando graves heridas en la pequeña.

Girándose bruscamente detuvo el ataque del androide de combate, agarrándolo por ambos brazos mecánicos, apoyando sus rodillas sobre el pecho de metal y con su diminuta cabeza golpeó hasta en varias ocasiones sobre el casco que parecía cubrir el rostro, si es que lo hubiese, de aquella criatura. Tras los duros golpes, aquel artefacto comenzó a crujir, creándose algunas grietas en la armadura del enemigo de Adra.

Luego sonrió, mirando al interior de la opaca esfera y la lamió, dejando un rastro de sangre sobre ella.

- Por fin te he encontrado!! - susurró la niña soltando los brazos de R-080-N y dejándose caer frente al androide de combate mientras lo miraba con aire despectivo.

R-080-N se separó de la presa de la muchacha con un chorro de humo que fue directo a su rostro, luego de eso bastó con un empujón para separarse de ella. Las mirillas que se encuentran donde debería haber estado su ojo izquierdo emperazon a girar y enfocar con una rápida velocidad. Analizaba cada una de las extremidades de la muchacha y cálculos se resolvían en cuestión de instantes a través de su interfaz neural. El androide se preparaba para despachar a la muchacha en su siguiente embate.

Aquel humo dejó cegada a Adra, pero también a su enemigo, proporcionándole el tiempo necesario para cargar nuevamente su garganta con aquellos fluidos viscosos, hediondos y peligrosos.

Atravesando la capa de humo, y directos al androide, los líquidos salieron de la garganta de Adra hasta que impactaron sobre R-080-N , cubriendo toda aquella armadura que comenzó a hervir nada más tocar aquella viscosa sustancia, emitiendo más humos del cuerpo del androide, pero ésta vez eran de quemazones intentando atravesar aquellas chapas metalicas hasta llegar al interior o con suerte deshacer a su enemigo.

R-080-N empezó a avanzar mientras que su torso giraba sobre si mismo como si de una figura de acción se tratase. Sus extremidades también giraban a intensas velocidades mientras que la viscosa sustancia inflamable roía su coraza metal y era sacudida al suelo. El androide se agazapó y se impulsó con el poder de sus piernas y arrojó una serie de golpes a la niña con la intención de abrir un hueco en su defensa donde poder atravesar la espada.

Los girogolpes de aquella máquina hicieron retroceder a Adra, los impactos recibidos, también hicieron saltar su oscura sangre a la misma vez que se sacudía el ácido vómito, pudiendo observarse como quemaba todo aquello que tocaba, alguno de los espectadores pudo experimentarlo en sus carnes. Un último golpe con un fuerte impulso la hizo trastabillar, y luego cuando Adra se estabilizó, le sonrió con ésa sonrisa perniciosa que la peculiarizaba.

Fué entonces cuando sacó bajo sus faldas, apretados a sus pequeños muslos entre sus altas calcetas aquellos puñales afilados, los mismos que lanzó al cuello, a la cara y a las extremidades, no todos impactaron, pero los que lo hicieron, hizo saltar alguna descarga eléctrica al introducirse en el cuerpo de su enemigo.

Los cuchillos volaron y se clavaron profundamente entre el cableado y la fibra sintética que conformaba los músculos del androide. Chisporrotazos eléctricos aparecieron del interior de sus heridas y el brillante ojo azulado de R-080-N parpadeó por el consumo de energía.

—Unidad comprometida... Preparando protocolos de terminación... —Dijo liberando su espada plegable y empezando a arrojar estocadas y tajos en dirección a Adra. Debía hacer todo lo posible por proteger su memoria.

Los tajos de aquella espada cortaron la ropa de Adra, además de abrir varios tajos sobre su blanca piel, dejando salir a borbotones nuevamente su oscura sangre que salpicó el pavimento de combate.

El ultimo espadazo lo detuvo con la mano, incrustándose la hoja entre sus dedos, dejando salir de nuevo la sangre de Adra, pero ésta vez no retrocedió ante el androide, cogiendo un impulso desde su baja posición, propinó un cabezazo a su enemigo, tan fuerte que lo tumbó del impacto, nada mas caer el cuerpo al suelo, se colocó de rodillas sobre R-080-N y comenzó a darle cabezazos quebrando el casco que lo protegía hasta dejarlo inconsciente y manchado de la sangre de la pequeña.

Adra se incorporó finalmente, con graves heridas de la batalla y escupió sobre el cuerpo del caído.

R-080-N cayó en el suelo y el metal chirrió con el mismo. Aunque poco tiempo le tomó volver a incorporarse de manera brusca y liberar vapor por sus aperturas. El androide parecía dispuesto a seguir luchando hasta el final, y lo demostró ondeando la espada con aire provocativo hacia Kariba. Se estaba guardando algo...

Aquellos vapores molestaban ciertamente a Adra, los apartaba de su cara con su pequeña mano ensangrentada a la vez que tosía dulcemente.

Entonces saltó, tan alto que su cuerpo quedó por encima de R-080-N y aquellos molestos vapores que emitía, ayudándose de la gravedad giró su cuerpo dejando caer una de sus piernas sobre la cabeza del androide, haciendo que este mordiese, "si es que pudiera hacer tal cosa", el pavimento de combate. 

Su "cabeza", rebotó contra el suelo, volviéndose a elevar unos centímetros del mismo, fue el momento que la pequeña Adra aprovecho para volver a golpear tras caer del aire frente a su enemigo, la patada fue directa nuevamente a la cabeza del androide, haciendo retorcer aquel mecánico cuerpo hacia atrás, daba la impresión que se partiría en dos con aquel movimiento, pero tan solo rebotó sobre si mismo, dando tumbos, alejándose de Adra y aquellos vapores que comenzaban a disiparse tras la pequeña.

R-080-N era golpeado sin piedad por Adra y apenas tenía tiempo para reaccionar ante la ofensiva de la muchacha poseída. El androide de combate se limitó a empujarla y empezó a retroceder colocando sus extremidades como las vendría teniendo una especie de animal cuadrúpedo. Se arrojó hacia atrás con un salto y su ojo brillaba con luz rojiza mientras que las lentillas de su otra cuenca preparaban los análisis pertinentes. Algo se traía entre manos.

Aquella cosa se había colocado en una posición defensiva, a la espera de encontrar el momento de embestir la, los nogros ojos de Adra lo examinaba con cautela, escudriñando cada posible debilidad, volvió a sacar de bajo su falda un par de armas blancas,, esta vez se trataba de unas pequeñas y afiladas hachas de doble hoja que lanzó al androide. Una de ellas desapareció entre la insondable maleza del laberinto, la otra se estrelló contra el metálico cuerpo de su enemigo, dando produciendo un haz de chispas al choque de metales, cortando algún cable superficial.

La pequeña se irguio  y lo observo atentamente a la vez que sacaba de bajo su vestido y de entre sus aún sin desarrollar pecho un bote que ya antes había mostrado, dando un pequeño sorbo y exhalando un nocivo vapor ocre. Luego aspiro, sintiendo recuperar sus fuerzas y escupió nuevamente frente al androide.

R-080-N se abalanzó sobre Adra con otro empujón antes de retroceder en una pirueta que le impulsó hacia uno de los arbustos de los lados. El androide empezó a correr a través del laberinto a velocidades inusitadas mientras que pequeños brazos mecánicos aparecían de su espalda para cerrar aberturas en su exoesqueleto con soldadoras. Si ahora quería atacarle primero debería darle alcance entre aquel amasijo de corredores.

Debía proteger la memoria a toda costa.

Aquel androide comenzó a corres tras las arboladas que formaban el laberinto, ella lo siguió con la mirada, buscando el momento oportuno para lanzar una gran bola de emesis oscura por su boca, quemando todo lo que tocaba en su camino, no dio de lleno en su objetivo pues éste se movía a gran velocidad, pero Adra lo seguía observando, con un poco de aquel peligroso vómito chorreando aún por su boca, observando como parte de su armadura se fundía por el impacto recibido.

En medio de la persecución era difícil apuntar al androide, por lo que cuando la bola de esmesis se acercaba por la espalda del autómata este se frenó de repente y con un rápido movimiento de la espada desvió el impacto del oscuro proyectil sacrificando la integridad de su brazo por su vida. Piezas de metal caían derretidas al suelo y el guerrero mecanizado abrió sus hombros para enseñar un par de cañones que dispararon pequeños misiles que se dirigían en dirección a Adra antes de girarse y seguir corriendo.

En el aire, los misiles explotan y liberan esquirlas que se clavan profundamente en la carne de la muchacha. ¡No se rendiría tan fácilmente!

Las explosiones levantaron mucho polvo y la falda de la pequeña por encima de sus rodillas, dejando ver sus blancos muslos levemente, también los desgarraron las esquirlas que atravesaron aquel polvo impactando en ellos, dejando brotar nuevamente su oscuro interior, salpicando el terreno de combate, no solo sus muslos fueron objetivo de aquellas esquirlas, todo su cuerpo fue acribillado con ella, cuando la lluvia de metal cesó, Adra había quedado inmovil, intentando soportar el gran impacto, cubriendo su pecho y cara con sus pequeños brazos.

Por debajo de su brazo a forma de escudo pudo ver al androide frente a ella, mirándolo con aquellos ojos negros que asustarían hasta al mismo diablo y sonrió, con aquella sonrísa maquiavelica que helaba el mismo hasta el mismo infierno.

Entonces, impulsándose en su posición de bloqueo, salió despedida en el aire en horizontal, podría decirse que casi volando hasta impactar con su cabeza en el vientre de su enemigo, escuchándose en el impacto el crujir del hueso y el metal, retorciendo al androide a posición casi fetal por el golpe recibido.

Adra calló tras el impacto excesivamente cerca de R-080-N, para bien de el o para mal, cuando sus pies tomaron estabilidad, irguió la cabeza y se pudo ver como su oscura sangre salia por su oscuro cabello manchando su frente y su sonriente cara de maníaca.