Partida Rol por web

R-080-N se abalanzó de nuevo contra el Archimago luego de salir volando. Ronidas Clyde forcejeó con el autómata y frunció el rostro, pero de repente se aclaró, como si por fin se hubiese dado cuenta de algo. Arrojó al androide y luego extendió su mano, pequeños rayos azules saltaron de un lado a otro en su palma, y el poderosísimo mago atrajo al androide como si pudiera controlar la gravedad a su voluntad, pero R-080-N pudo notar que sus partes biológicas no se movían junto con las de metal. Lo acercó hacia él y le propinó un golpe de palma abierta y una onda azul salió en todas las direcciones.

—Arem Magneta— dijo en un idioma ya olvidado.   

R-080-N salió volando por la fuerza sobrenatural del golpe. Ciertamente Ronidas era un oponente considerable y podría hallarse en serios problemas si le daba demasiada cancha para actuar. El androide se levantaba con dificultad, chispazos apareciendo en cables al descubierto y sangre negruzca brotando de una herida en su interior. Empezó a liberar vapor por los orificios de su exoesqueleto mientras que se acercaba lentamente realizando cortes al aire con la espada electrificada.

Eventualmente, el vapor empezó a sumir toda la plataforma de combate. Tanto y tan espeso que era difícil discernir bien donde uno estaba parado. Con el hechicero ciego, aprovechó para arrojarle una patada en la rodilla... y la guillotina estaba por venir con un sonido aterrador de su espada.

R-080-N desapareció entre el humo y Ronidas gimió ante el dolor cuando le impactó la pierna. El archimago cayó hincando la rodilla adolorida y pudo ver el destelló de la hoja acercarse a una velocidad increíble.

La hojilla estuvo a punto de impactar a Clyde pero este se volvió uno con el humo, desapareciendo, confundiendo al androide con su propio truco, Ronidas Clyde convertido en un ser gaseiforme apareció nuevamente detrás del androide, aplicándole una llave alrededor del pecho y lanzándose hacia atrás con fuerza.

Venas de energía recorrieron sus brazos y una onda de energía magnética destelló una vez más cuando la cabeza del autómata impactó el piso de lleno.

R-080-N puso ambas manos en el suelo y se levantaba a si mismo entre temblores y espasmos. Su interfaz neuronal presentaba símbolos y mensajes de error a velocidades que los hacían ilegibles ante el ojo común. Visiones de una realidad alternativa invadían su mirada mientras que observaba desde el suelo al hechicero acercándose para darle el tiro de gracia. Itentó impulsarse pero simplemente sus articulaciones no funcionaban. Estaba a merced del mago.

El autómata convulsionó en el piso, y el Archimago Ronidas Clyde se acercó para acabar con él, sin embargo sus poderes y sabiduría cósmica le indicaron algo, aquello que veía no era un autómata, era un alma prisionera «La carne es débil» escuchó decir a su pardillo archimago Lugothan alguna vez, y entonces lo entendió, sin embargo eso no lo detendría de su objetivo.

Observó a R-080-N desde la distancia, esperando que este se levantara, si no se vería obligado a sacarlo de su miseria.

R-080-N no podía perder el combate, su unidad de memoria era demasiado valiosa para perderla. No estaba seguro del porque de esto, pero no se atrevería a averiguarlo si podía impedirlo. Debía conseguir las respuestas necesarias aunque tuviera que cercenarle la cabeza a ese hechicero cien veces.

Debía matarlo, y no tardaría nada en hacerlo.

—Activando modalidad de muerte inminente —fue lo único que dijo mientras que dos brazos adicionales aparecieron de su espalda, terminando en afiladas cuchillas similares a su espada retráctil. Los brazos le ayudaron a levantarse y su ojo azul se enrojeció y fue cubierto por un párpado artificial, lo que le daba el aspecto de una mirilla láser. Se agazapó y se lanzó a toda velocidad hacia Ronidas, asediándolo con cortadas y golpes hasta hacerlo retroceder. No iba a darle cuartel, y si llegaba a atacarle le castigaría para mitigar su fuerza.

El androide saltó con el ojo literalmente encendido en llamas, Ronidas se cubrió como pudo de los ataques, pero esta vez parecía que de cada corte pequeños hilillos de sangre empezaban a brotar. Exhaló con furia y su rostro se arrugó cuando lanzo un golpe de palma abierta que expulsó otra onda electromagnética.

El golpe de Ronidas impactó de lleno en R-080-N, pero para sorpresa del mago no salió volando por el impacto ni mucho menos si no que había enviado la onda eléctrica de vuelta al hechicero. Con la sorpresa bastaría, ya que con sus cuchillas empezó a trocear al mago. Una de sus espadas cercenó la mano del hechicero y la hizo volar por los aires. Otra se clavó profundamente en su pierna. El asesino de metal aprovechó el momento para acercar su endiablado rostro metálico al hechicero.

—Unidad comprometida... iniciando protocolo de eliminación... Prepárate para el final.

La electricidad recorrió el cuerpo de Ronidas y su mano salió volando, gritó adolorido y cayó hincando su pierna herida contra el piso y cayó hacia atrás, vio a R-080-N y extendió la palma de su mano disparando un rayo electromagnético.

Ronidas Clyde debía aceptarlo, pronto se reuniría con sus antiguos hermanos, Lugothan y Adelard, pero no lo haría sin luchar.  

El androide no se detenía, atacaba sin cesar a Ronidas con las cuchillas. Cortaba y clavaba sin piedad alguna y al retirar las cuchillas de su carne la sangre zurcaba arcos en el aire hasta tocar el suelo y los cables del androide. Un chisporrotazo se detonó detrás de su cuello. Y sacudió la cabeza en un espasmo.

—MUERE... MUERE... MUERE... MUERE... —Repetía con una aterradora voz robótica, mientras que atacaba frenéticamente al archimago.

Eventualmente, tendría la oportunidad de hacer el golpe de gracia.

Ronidas sonrió, aún ante el inmenso dolor. Sabía muy bien que este combate podría haber sido el primero, o el último y aceptaba tal destino. El archimago esperaba volver a Ronia cuando muriera, a una tierra condenada, pero no eran más que simples deseos. Sabía que al igual que su oponente quedaría apresado, pero no por la carne, si no por esta dimensión.

R-080-N dejó de rodillas a Clyde con sus ataques, pero ya era hora de exterminar a ese molesto hechicero de una vez para siempre. Arrojó con velocidad una de las navajas al interior de su estómago, y las demás al pecho. Empezó a enterrar y sacar como si estuviese tejiendo un sueter en el cuerpo del mago. Con cada corte, más rápido lo hacia.

Tomó la cabeza de Ronidas con la única mano que no terminaba en un objeto afilado y con odiosos tajos empezó a romperle el cuello hasta poder arrancársela de cuajo. La dejó caer al suelo y su sombrero caía lentamente en el aire hasta situarse sobre la mejilla del archimago, pero no duró mucho tiempo ahí... pues R-080-N pisoteó el sombrero y lo que había debajo de él, rompiendo la cabeza de su rival como si de un huevo se tratase.

—Amenaza neutralizada... Unidad segura.

R-080-N WINS

FATALITY