Partida Rol por web

La carroza había pasado por el misterioso bosque hasta llegar a una especie de terreno baldío de árboles secos y pobre vegetación, el suelo era de tierra negra y un olor peculiar desprendía el ambiente, finalmente habían llegado a su destino cerca de unas distantes tumbas de estatuas llamativas en forma de dragones de diferentes tipos y algunos demonios; una serie de espectadores los aguardaban rodeando una tarima adornada con antorchas en sus esquinas, diferentes guardias saludaron y el público aplaudía sediento de sangre.

El robot de combate respondió al llamado del público liberando sus extremidades y dejando salir el resto de su cabeza. Sus brazos y piernas se articularon para luego sacudirse liberando pequeños torrentes de vapor por sus orificios. Un ojo azul neon brillaba con maligna inteligencia mientras que las lentillas triples giraban y se ajustaban en su otro ojo. R-080-N había sido activado, y miraba al público que le vitoreaba con aire ausente. Como si estuviese en otro lugar en el tiempo.

La retorcida y senil figura del archimago bajo de la carroza, olió el aire y sintió malas vibras del lugar, voces distantes de otros mundos, mucho más lejanos que los vítores del público. Ronidas meneó la cabeza negando, su rostro seguía sombreado y su postura encorvada, el mago vio al ser de hierro frente a sus ojos —Una especie de autómata…— dijo levemente con una voz áspera.

Clyde dio unos pasos hacia el frente y levanto el rostro, su arrugado rostro permanecía sombreado, oculto. El mago dirigió su callosa mano hacia su hombro izquierdo y tiró de este con fuerzas.

La túnica color celeste salió volando, mostrando así un fuerte y atlético cuerpo juvenil.

Ronidas Clyde echó su sombrero hacia atrás dejando ver su rostro, sus ojos se encontraban tan blancos como su barba. El poderosísimo mago iba desnudo del tronco para arriba y unos viejos harapos cubrían sus partes hasta un poco más allá de los muslos. El archimago hizo varias poses fisicoculturistas mostrando así sus potentes músculos, esculpidos por la mismísima energía ronica, sus huesos crujieron como si se quebraran ante las distintas poses, finalmente el mago se cruzó de brazos y sonrió.

Esta batalla podría ser bien la primera o la ultima, era momento de averiguarlo.

El androide se fijo en Ronidas, quien lucía su increíble musculatura como si de un joven fisicoculturista se tratase. Pero él de joven no tenía nada. Aquel era un hombre poderoso, y no solamente porque más de una persona del público gritaba de asombro al ver sus músculos... algo ocultaba tras todo ese espectáculo. Rápidamente el renegado se agazapó y sus lentillas empezaron a hacer análisis de quien parecía ser su oponente, las cifras eran ridículamente altas para alguien de su edad, ciertamente se enfrentaba a un rival al que debía tener en consideración.

—Unidad comprometida... iniciando secuencia de DESTRUCCIÓN.

Una espada plegable salió disparada de su muñeca y tomó forma donde debería estar su mano. Relumbraba con rayos eléctricos y azulados. Cortaba con solo verla.

El Archimago Ronidas Clyde, suspiró y sonrió. Extendió su brazo derecho, que sonó como un látigo,  abrió la palma e hizo un ademán al autómata R-080-N, era momento de que iniciara el combate.

El androide de combate se agazapó y sus articulaciones giraban mientras que hacía lecturas del archimago. Con un rápido salto recortó distancias con Ronidas para luego empezar a arrojar sendos tajos de la espada electrificada. La hoja se convertía en un borrón en el aire al moverse y hendió la carne del mago que se intentaba proteger, era simplemente demasiado veloz.

—Unidad comprometida... iniciando aniquilación.

Ronidas entrecerró los ojos, los movimientos del autómata eran rápidos, y eso debía comprobarlo. Clyde usó sus brazos para bloquear los cortes, aunque estos igual sangraron levemente.

El archimago de Ronia tomó las dos cuchillas del androide luego de captar su patrón de movimientos, luego de ello su barba se definió convirtiéndose en un poderoso puño blanco como el marfil pulido que golpeo a R-080-N en el rostro lanzándolo hacia atrás.

La barba golpeo al androide de combate y lo empujo hacia atras con fuerza. Lo que no se esperaba el mago era que el androide se enredase en su vello facial voluntariamente al hacer girar sus articulaciones, haciendo que al salir volando tirara del hechicero junto con el. Puso los pies firmes en el suelo y cuando estaba frente a frente con Clyde le arrojo un tremendo cabezazo que le hizo retroceder. Se solto de la barba del archimago y empezo a liberar estelas de vapor a traves de varios orificios en su exoesqueleto. Parecia que estaba recobrando fuerzas para un tercer impacto.

El autómata pareció valerse del propio ataque del Archimago, este entrecerró los ojos cuando retrocedió ante el cabezazo que le propinaron, alzó el brazo derecho y lo extendió, luego apunto a R-080-N con su dedo índice y un pequeño rayo se lanzó contra el ser de metal y carne.

R-080-N guardó su espada plegable para arrojarse sobre Ronidas y empezar a repartirle golpes y patadas. No parecían tener la suficiente fuerza que podría demostrar el androide... algo se estaba guardando...

Ronidas Clyde se protegió de los golpes del androide como pudo, se echó hacia atrás de brazos cruzados y a cada lateral se materializaron dos pentagramas celestes. El archimago cerró los puños y extendió los brazos, las manos entraron en los pentagramas y otros dos aparecieron en cada lateral de la cara del autómata golpeando cada lado al mismo tiempo.

No daría cuartel algúno. R-080-N arrojaba golpes y patadas a una velocidad vertiginosa mientras que recibía golpes por los costados. Aún así, no mostraba muestra alguna de cansancio y continuaba con su implacable avance sobre el hechicero. Puños que acababan en pequeñas garras se hundían en el pecho del mago mientras que veloces rodillazos y patadas asediaban la parte baja de Clyde como una danza de ataques. El androide liberó más vapor a través de sus extremidades y de repente su cabeza junto con el resto de sus extremidades se retractaron para ocultarse en el interior de su torso. Cayó sobre el suelo como una tortuga dentro del caparazón, aguantaría lo que fuera.

El primer estaba cerca de su fin, pensó Clyde, aún era incierto quien ganaría el combate, pero era casi evidente, el no seria. El poderosísimo mago extendió sus manos hacia arriba y una venas de color azul celeste subieron hasta arriba, venas cargadas de energía pura que salieron disparadas en un rayo contra el caparazón de metal del autómata, sin embargo, parecía recibir el daño sin problemas.

El androide no se movía para nada mientras que era asediado por todos los flancos gracias a la hechicería de Clyde. Algunos rayones y manchas de hollín aparecían en su coraza pero más allá de eso no parecía haber logrado hacer más daño que antes. R-080-N estaba inerte en el suelo y no parecía moverse ante la amenaza de Ronidas y sus conjuros destructivos. Así que cuando el mago se detuvo para investigar si había vencido, el asesino metálico hizo su jugada. Activó sus propulsores en algún lugar debajo de su torso y su cuerpo salió volando hacia arriba. Solo bastó con que su cabeza golpeara la frente de Ronidas para tumbarlo y cuando esto ocurrió el androide liberó sus extremidades en el aire para caer sobre sus pies. Vio a su enemigo tirado en el suelo y liberó la espada retráctil.

—Amenaza vigente... Preparate para tu eliminación.

El mundo de Ronidas se volteó luego del tremendo golpe que le propinó el caparazón, Ronidas entrecerró los ojos viendo a su contrincante amenazándole con su terminación. El cuerpo de Ronidas se desvaneció en una cortina de humo, y el archimago se materializó al otro lado de la arena extendió su palma e invitó una vez más al autómata a venir por él.

R-080-N había respondido a la provocación del hechicero con algo parecido a una rápida risa antes de salir disparado hacia él. No intentaría cortarle, si no que empezó a correr con el hombro alzado en dirección a Clyde. Haciéndole un placaje para luego derrapar en el suelo y volverse a abalanzar hacia él... está vez apuntaría a la cabeza.

Ronidas se palmeó el hombro, como si estuviera limpiando suciedad de este. La espada retráctil que iba directa a su cabeza se clavo de lleno, cercenándola, Ronidas sonrió y en un pestañazo apareció detrás del autómata, saltó y le asestó un poderoso codazo a su enemigo.  

R-080-N calculó haber ganado el combate por un segundo y se tomó la libertad de bajar la guardia para disfrutar la victoria. Pero de repente la cabeza del hechicero le sonrió en el aire como si hubiese caído bajo algún truco sucio. Algo similar a la sorpresa se presentó en un movimiento de cabeza del androide al ver como su rival desaparecía y luego le atacaba por la espalda. Cayó en el suelo y chocó contra este con un fuerte ruido metálico. Pero estaba lejos de ser derrotado.

Se impulsó hacia el mago y se levantó rápidamente, con una patada intentó herir su costado antes de empezar a soltar una ráfaga de golpes y tajos de espada que si bien no eran para dañar en si mismos su función se hallaba en encontrar un punto débil en las defensas de Ronidas.

Ronidas frunció el rostro, el archimago se mostraba algo adolorido, o incomodo ante cada golpe y tajos que el veloz autómata le propinaba. Viendo más de cerca las heridas de Clyde se daría que este, de manera inhumana no sangraría, si no que un polvo arenoso es el que estaría brotando de sus heridas, el antiquísimo ser se cubrió y dio un salto entre los golpes y le propinó una poderosa patada a R-080-N  

R-080-N intentaba hallar un hueco en las defensas del mago, pero con cada golpe que daba más parecía que estaba afectando menos su fuerza. La sangre ya no manaba de sus heridas, si no una extraña sustancia arenosa que cubría el suelo. Solo necesitó que el androide le prestara atención para mandarlo a volar con una patada, un chisporrotazo salió de uno de sus ojos antes de que se despertara y se arrojara otra vez a por el mago. Pero no haría mucho.