Partida Rol por web

- N... N... ¡NO! - Tras los golpes recibidos por Yvoll, Eradur comenzó a golpear el suelo hasta que expresó físicamente una cara curiosamente sonriente, se levantó y comenzó a reír.

- Ha... Ha... Ha ha... Ha ha ha... Ha ha ha HA HA HA HA HA HAHAHAHAHAHAHAHAHA! - Eradur dirigió un brazo a el baúl de donde sacaba la energía y esta salió disparada en su totalidad, rodeando al hombre de manera violenta cuyo tamaño comenzó a aumentar hasta alcanzar aproximadamente los dos metros.

La forma de Eradur cambió poco a poco hasta formar una especie de demonio dorado, el cual mantenía una especie de cordón umbilical conectado al baúl.

- Y así muere el guerrero. - Eranox formó un puño y sin pensarlo impactó rápidamente en el tarkatan.

- Tu esencia será mía. -

Aquella transformación me impresionó, al principio.

¿Y cómo voy a hacer para vencer a esa cosa?

Pero entonces, aquel apéndice que lo unía al baúl llamó mi atención.

-Ahora lo entiendo... ¡Esa es la fuente de tu poder! -grité al tiempo que corría hacia el baúl.

Cuando ya estaba cerca, di un salto, saqué una de mis cuchillas y descargué un golpe con todas mis fuerzas sobre aquel apéndice.

-¡Lo cortaré!

El baúl se había roto liberando toda su energía, disipándose en todas direcciones, Eranox gritó de enojo que hacía retumbar los oídos.

De pronto él ya no se encontraba pero tan sólo una pequeña niña confusa estaba en medio llorando.

- Ho... ¿Hola? ¡Yvoll, Eres tú! P... Por favor, ayúdame. - Adra se encontraba en el suelo levantando una mano a la espera del Tarkatan.

Mi plan había funcionado. Al cortar aquel cordón, mi oponente perdió todo su poder, o eso parecía. Lo realmente confuso fue la aparición de uno de los luchadores del torneo.

-Creí que estabas muerta -dije mientras la ayudaba a levantarse- ¿Tienes idea de qué está ocurriendo aquí?

Al tomar la mano de Adra esta se había transformado repentinamente en el demonio que alguna vez fue Eradur Knox, el cual carecía poder volver a su forma original. 

- HA HA HA, Tarkatan crédulo. - Dijo el demonio aprovechando que Yvoll lo tomó del brazo y se impulsó para provocarle tres golpes, dos en la cara y una patada en las piernas.

Bajé la guardia y casi me cuesta la vida. Afortunadamente, mi oponente había perdido gran parte de su poder.

-Así que puedes transformarte -dije intentando recuperarme del sorpresivo ataque- He oído hablar de gente con ese poder. No suele resultarles tan útil como creen.

Acto seguido, me abalancé sobre él. Ya no resultaba práctico usar mi acostumbrada furia de cuchillas, pero logré practicarle varios cortes, en forma desordenada, sí, pero un ataque exitoso era un ataque exitoso.

- Veamos si eso es del todo correcto, cariño. - arriba golpeó al Tarkatan de una patada, mientras se transformaba rápidamente 

Una ola de sombras se desvanecía hasta que Michael Claus apareció de pronto y con la misma velocidad con que golpeaba al Tarkatan se desvaneció, transformándose en...

El androide se posicionó a un costado de Yvoll para golpearlo en la cara e inmediatamente voltearse mientras se transformaba nuevamente.

Un halo de luz azul se intensificaba hasta que el hechicero apareció entre las partículas de polvo, y en un destello atacó al tarkatan para finalmente rodearse de la misma luz y desaparecer...

El ninja, aunque estaba vivo y herido viendo el combate, observó cómo este demonio tomó su propia forma para atacar al Tarkatan, lo hizo azotando la espada contra Yvoll, provocándola una herida. El ninja se quitó la máscara y su rostro fue formando otro...

Serenity emergió del cuerpo de Shadow Ray para atizarle un fuerte golpe en el estómago al Tarkatan, terminando así un combo de muchas personas.

- ¡Tu exterminio es inminente! - Dijo cerrando un puño, preparado para lo que se viniera.

Mi oponente había logrado confundirme con múltiples transformaciones, pero yo también sabía jugar ese juego. En cuanto pude, lancé un falso puñetazo.

-¡Caíste! -dije en un grito de triunfo, mientras volvía a atacarlo con múltiples cortes desordemado.

Esta vez, ya estaba demasiado débil para resistir mi ataque y, con el último corte, aquella gran bestia cayó. El suelo tembló al recibir el impacto de su enorme cuerpo.

El público rugía, pero yo me sentía tan agotado, que ni siquiera intenté hacer un gesto de triunfo. Sólo me quedé alli parado, jadeando, observando el cadáver de quien había sido, quizás, mi más formidable oponente. Había visto el rostro de la muerte muy de cerca, pero su beso tendría que esperar, al menos, por ésta vez.

Y así concluye el combate, con una victoria del Tarkatan ante semejante ser, ya había ganado el campeonato y derrotado al farsante tras él, pero las personas, ya liberadas de aquel cofre celebraban con orgullo, pero no eran personas sino espíritus que  poco a poco se desvanecían en paz, y allí se encontraba Yvoll, el guerrero victorioso, en una isla en ruinas, en una tierra devastada por la mentira de aquel tirano demonio.

Esta tierra ahora pasaba a ser parte de Yvoll el Tarkatan, no era el Kamidogu pues nunca hubo, sin embargo, un reino entero podía brindarle incluso más poder que cualquier reliquia de los Dioses antiguos tal vez. Un nuevo comienzo, un nuevo final.

Mientras me reponía de la batalla, observé como poco a poco, los espíritus de los guerreros caídos se elevaban al cielo.

-Descansen, valientes guerreros, se lo merecen.

Luego, centré mi atención en las consecuencias de todo lo que había pasado. El señor de este reino ya no existía. Nunca hubo un Kamidogu, por lo que, en cierto modo, mi misión había fallado. Así que no me conveía regresar al Outworld con las manos vacías. Por otro lado, un reino sin gobernante podía ofrecerme un poder que nunca había imaginado. Tal vez, incluso, Shao Khan pensaría que había muerto y no intentaría buscarme. Tal vez podría enviar espías a decirle que el Kamidogu fue destruído.

Sí, el curso de acción era claro. Me dirigí al público, que todavía rugía, exaltado por mi victoria.

-¡Contemplen a su nuevo emperador!¡Yo, Yvoll, me he convertido en gobernante por mi propia mano, y reclamo todo este reino como mi dominio y a ustedes como mis súbditos!

Y así fue como me convertí en rey de aquel mundo.