Partida Rol por web

El público emanaba gritos de júbilo entonando el nombre del ganador, lanzaban flores y objetos en honor al tarkatan, quien sería su nuevo defensor; Eradur Knox descendió a la arena para felicitarlo mientras cargaba con una pequeña caja, posiblemente donde se encuentre el Kamidogu, el hombre paró junto a Yvoll y levantó un brazo para ordenar a las personas que guardaran silencio pues pronunciaría un comentario final antes de la gran celebración.

- ¡Finalmente el torneo ha concluído! Nuestro emperador estará agradecido cuando pase la información sobre aquel que será su protector, sin embargo, todavía falta una cosa por hacer... -

Eradur Knox abrió la caja y todas las personas se tornaron translúcidas mientras una especie de energía los absorbía y que poco a poco se concentraba en el pequeño cofre en manos de Eradur.

- Si tan sólo hubiera algo qué proteger. - Eradur empujó de una patada a Yvoll, alejándolo unos cuantos metros, - Si tan sólo hubiera emperador, pero yo... ¡Yo seré un Dios! Toda la energía absorbida por los guerreros derrotados y caídos, inconscientemente la has absorbido tú, esa energía fue volviéndose más y más fuerte capaz de superarse a sí misma, transformando tu espíritu. Te preguntarás ¿por qué necesito eso? Simple: tu cuerpo porta las almas más fuertes de Umbríarealm, por lo que obtiene un peso mucho más considerable para mi caja, o mejor dicho, para mí. -

- Este soy yo. - Eradur levantó la caja - Mi energía ha permitido crear un cuerpo absorbiendo la esencia de las personas, esa es mi naturaleza. Los torneos son sólo diversión y me ahorran el trabajo de salir lastimado, quedándome sólo con un oponente. - 

- Nunca hubo un Kamidogu, tan sólo baratijas y guerreros incrédulos que seguramente se preguntarían si su vida fue una ilusión, ahora descansan en ti. - Eradur abrió el cofre apuntando hacia Yvoll, el cual absorbió energía que, no obstante, fue interrumpida por algo.

- ¡Mierda! Tal parece que tu espíritu no se rendirá tan fácilmente, no importa, ya he hecho antes.-

ROUND 1 

¡FIGHT!

- Y así un trofeo más para mi baúl se añadirá a mi colección, poderoso, como me gustan... -

-Así que fuiste tú todo el tiempo. ¡Qué cobarde de tu parte! Pero ya que te propones luchar conmigo, no te negaré el honor de morir bajo mis cuchillas.

Y con éstas palabras, me puse en guardia, esperando su primer ataque

Eradur se elevó aproximadamente un metro del suelo para asestarle una patada al tarkatan en los intestinos, luego lo golpeó en la mandíbula y lo alejó unos centímetros con un poder de color dorado. - No podrás hacer mucho más que sufrir, y tu clan seguramente pertenecerá a mi baúl muy pronto. - 

El sujeto era fuerte. Jamás había sentido un golpe como ese. Me dejó tan aturdido que no pude pensar ninguna estrategia en especial para contraatacar. Sólo me quedaba la fuerza bruta, pero pensaba usarla hasta el límite.

-No sé a qué te refieres con mi clan -dije al tiempo que movía mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo, destrozando esos lujosos ropajes-, pero Ivoll sólo vela por Ivoll.

- Hay muchas cosas que nos sabes de ti mismo. - Eradur fue interrumpido por las cuchillas que de pronto desgarraron parte de su vestimenta, logrando alcanzar la piel del hombre.

- ¡Arhhggg! Eso no volverá a suceder. - Eradur proporcionó unos cuantos golpes que emanaban esa energía dorada, golpeando al Tarkatan una y otra vez, finalmente Eradur se rodeó de esa misma energía como una especie de aura protectora.

Mi oponente era muy fuerte, pero lento en sus movimientos. Fingí un puñetazo, para que intentara esquivarlo. Entonces conecté el puñetazo real, luego una patada al pecho y, finalmente, una patada giratoria.

- ¡Y EL PODER EN MIS MANOS LOGRARÁ CONQUISTAR LOS DEMÁS REINOS! - Eradur reunió una bola de energía juntando las dos manos y, dando un gran salto, le asestó de un solo golpe aquella luz que golpeaba de manera estruendosa.

- Esto está a punto de acabar, levántate, Tarkatan.- Eradur sacudió sus ropajes del polvo que había provocado el combate.

ROUND 2

FIGHT!

Aquella luz cegadora me golpeó tan fuerte, que caí al suelo, aturdido. Pero no fue suficiente para acabar conmigo. Me levanté tan rápido como pude y me preparé para el contraataque.

El cofre a pocos metros de distancia desprendía energía dorada que se dirigía hacia Eradur formando un pequeño tornado, cuyo golpe fue recibido por el tarkatan.

- Esto es demasiado fácil. - 

Los ataques de mi oponente eran devastadores, pero poco a poco, aprendía a sobreponerme a ellos. Me incorporé, tomé aire y arremetí, moviendo mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo. No conseguí hacerle tanto daño como me proponía, pues aún me encontraba un poco aturdido, pero era algo.

- Yvoll, el desgarrador de vestimentas. - Rió Eradur en tono de burla, - Vamos a igualar las cosas...- Dijo lanzado una patada y un uppercut que yvoll logró apenas esquivar, evitando recibir el golpe por completo, - Tengo que ser más preciso la próxima vez.- 

El combate había pasado de desventajoso a parejo. No me quejaba, pero necesitaba más que eso para vencer. Le propiné una patada y luego un codazo en la cabeza, que le hizo ver las estrellas. Esperaba que con ese último golpe, quedara lo suficientemente atontado, como para darme una buena oportunidad, para inclinar la balanza a mi favor.

Eradur había quedado desorbitado debido a la golpiza del Tarkatan, sin embargo no tardó en actuar al absorber más poder del baúl, reuniendo la mayoría en su brazo izquierdo mientras que en el derecho sólo poca energía, se propuso a actuar pero el Tarkatan fue más listo al prevenir el primero de los ataques, recibiendo sólo el golpe de la mano derecha que terminó impactando en su estómago.

- ¡Mierda! - Exclamó desbalanceado Eradur.

Su primer ataque falló. Ahora lo tenía donde quería. Le propiné un golpe en el pecho que hizo crujir sus costillas. Luego, comencé a mover mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo, practicándole varios cortes.

-Eres fuerte, pero necesitarás algo más que poder crudo para vencer a un guerrero experimentado como yo.

Había agotado todas sus energías, pero no se dejaría derrotar tan fácil, ya casi habría ganado de no ser por el ingenio de Yvoll. - No volverá a suceder, Tarkatan. - Eradur atacó a la criatura dejándola herida pero no fue suficiente.

- ¡Maldita cucaracha ya muérete de una vez! - Eradur se rodeó nuevamente con un aura dorada como escudo amortiguador.

Mi oponente comezaba a pelear a la defensiva.

-Mala idea -dije, al tiempo que lo atacaba sin cuartel.

Logró bloquear dos de mis golpes, pero no impidió que el resto lo dejara lo suficientemente débil como para derribarlo. Sinembargo, aún podía escuhar su respiración.

-¡Vamos, levántate! -le increpé mientras lo obligaba a despegar su maltrecho cuerpo del suelo.

Entonces comencé a mover mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo, practicándole innumerables cortes... y aún me quedaban ganas de seguir golpeándolo.