Partida Rol por web

Ya han pasado una hora y media desde que habéis dejado las puertas fuertemente protegidas de la ciudad de Lockhaven. El invierno todavía ha dejado notar sus últimos coletazos y algunas rachas de viento gélido os hace estremeceros, aunque el sol os caldea con fuerza. Sin duda la estación es una pequeña contradicion sobre todo en estos primeros días. Os guiáis por el camino empedrado que hay entre las ciudades, sin dejar de fijaros en las marcas que hay en los arboles que sirven como señales para los diferentes desvíos...

Pero como no todo puede ser tan fácil el viento ha dejado caer un montón de nieve de las ramas de los arboles, suficiente como para que tengáis que andar durante unos 10 minutos  en ella con la posibilidad de que os enferméis (ya sabéis lo malos que son esos cambios de temperatura.) En tanto el carro se aleja de vosotros ¿Dar un rodeo o intentar cruzar la gélida nieve?

Cada vez que una racha de gélido viento del Norte sacude nuestros cuerpos un escalofrío recorre mi espalda y la dichosa tos vuelve momentáneamente.

- Cof, cof - maldita tos.

Me detengo un momento apoyándome con ambas manos en el bastón y alzo la encapuchada cabeza. Y menós mal que puedo disponer de la bendita capucha. Si no, no creo que hubiese podido abandonar el calor de los túneles de Lockhaven hasta el verano.

Observo detenidamente el manto blanco que se extiende frente a nosotros y... suspiro profundamente.

Ya me estoy imaginando a Wynna subiéndose por los arándanos ansiosa de saltar y rebolcarse en la que seguramente sería su primera vez en la nieve.

- E igual la última - Pienso sombriamente. Muchos tiernas y otros no tan inexpertos han perecido en las cámaras de sanación por los efectos de la límpida nieve cuando se derrite en el pelaje. Fríos, temblores, esputos, vómitos... sólo algunos de los efectos que acompañan a los pobres que han enfermado por culpa del 'agua blanca'.

- ¿No esperaréis cruzar por ahi, verdad? - digo señalando con una huesuda zarpa al nevero que se extiende frente a nosotros.

Me giro noventa grados y señalo un posible desvío.

- Deberíamos desviarnos y ahorrarnos riesgos innecesarios. - La imagen de Thom acude a mi mente. Un tierna que aspiraba a explorador el pasado Otoño justo un día en que el tiempo se torció y propició una temprana nevada. Thom está pálido postrado en la cama, con las cuencas de los ojos más azules que el cielo de verano, tosiendo sangre sin cesar hasta que por fin cierra los ojos para no volverlos a abrir.

Sylvain ladeó la cabeza valorando la situación y la propuesta de Eidos.

—Sin duda sería lo más inteligente pero perderemos un tiempo valioso... —se detuvo unos instantes mientras se agachaba a comprobar la dureza la de nieve—. Es demasiado riesgo.

La conclusión era evidente. Eidos había juzgado bien pero habría que apretar el paso para recuperar el tiempo.

—Bien, daremos un rodeo pero debemos apretar el paso. ¿Wynna, podrás aguantar el paso?

Wynna miró con cara de circunstancias a la nieve que tenían delante y escuchó el comentario de Eidos junto con su tos seca y se alegró de poder disfrutar de aquellos rayos del sol que la calentaban. Parpadeó mirando el sol entre las hojas de los árboles que se movían levemente a causa de la brisa que soplaba de vez en cuando.

Al principio había trotado junto al resto, feliz, contenta, sintiéndose libre como nunca. El aire, aunque frio, combinado con el calor reconfortante del sol, la había sentir viva y con más ganas que nunca de salir al exterior y explorar. Y después de lo que le pareció un buen rato de camino, observando las señales que se iban encontrando y que procuraba memorizar para futuras expediciones, habían llegado a una zona del camino cubierta de nieve. Al principio, Wynna abrió muchísimo los ojos, porque nunca había visto tanta nieve junta, y no tardó en acercarse y tocarla, aparte de intentar andar sobre ella, olerla, probarla y saborearla. Pero la emoción pasó pronto cuando el frio penetrante de la nieve se dejó sentir y vio que sus pelillos se mojaban si estaba mucho rato en contacto con ella y, bueno, que ninguno de sus compañeros se tomara aquello como un juego tambien le dijo mucho e hizo que se apartase de ella rápidamente para esperar instrucciones ante aquella parada imprevista.

Así que ahora, estaba sentada de cara al sol para que los pelillos mojados de sus patas se secaran y recuperar el calor perdido en ellas, mientras arrugaba la nariz al escuchar la voz de Eidos y mirar toda la nieve que se interponía entre ellos y el carro. Le venía bien aquel descanso en la caminata, era la primera vez que andaba tanto. Miró para arriba, hacia los árboles, y vio la nieve que se acumulaba aún sobre las hojas.

-¿Puede pasar que pasemos por debajo de los árboles y se nos caiga nieve encima? -preguntó dándose cuenta de que llevaban un buen rato andando por debajo de aquellas ramas llenas de nieve y aquello podía ser muy peligroso, tanta nieve justa desde tan algo, ¡podía ser muy peligroso, sí! Tendrían que tener cuidado.

Sentía curiosidad por saber algo, así que mientras los mayores hablaban, se levantó y en unos cuantos brincos llegó hasta unas rocas que sobresalían a un lado del camino. Se subió a ellas, se sentó y miró a la blanca nieve que relucía y cubría una parte importante del camino delante de ellos. Se acomodó de nuevo de cara al sol, cosa que le encantaba hacer en cada ocasión de la que disponía, y se dispusó a intentar averiguar que se decidiría hacer. No le gustaba la sensación del frio en sus pies, ni el rato que estaban secándose los pelillos de sus patitas, prefería el calor, ¡vaya que lo preferia!

Miró con curiosidad a Eidos y siguió la dirección que señalaba su pata.

Ummm por allí no hay nieve... pero nos alejaremos del carro...

Era un dilema. ¿No pasar por la nieve y dejar que el carro se alejara de ellos? ¿No iban a desobedecer así el encargo de Gwendoline? ¿Y si se encontraban tambien nieve por aquel camino que señalaba Eidos?

Se bajó rápido de las piedras y se acercó de nuevo a los demás- Hay mucha nieve. Es muy fria, y moja. No me gusta mucho... -dijo mientras levantaba una de sus patas traseras para revisar cuantos pelitos seguían mojados mientras no perdía de vista a Sylvain, que se aproximó a la nieve y la pisó como ella había hecho minutos antes. Escuchó con atención y, por un momento, pensó que les iba a decir que tenían que ir por allí. Pero respiró aliviada cuando terminó de hablar.

Se dejó de mirar los pelitos y se puso recta cuando Sylvain le habló. Asintió enérgicamente -Sí, ¡podré! -cualquier cosa mejor que ir andando por encima de aquella cosa y acabar chorreando entera. Estaba acostumbrada a correr por el campo, pero no por la nieve. Lo prefería, ¡Si!

Dio un par de brincos en dirección al desvio, dejando ver que no estaba demasiado cansada y que podría apretar el paso si era necesario, deseando ver que se escondía más allá ¿Más nieve? ¿Una curva en el camino que les llevaría rápido junto al carro?

-Entonces, ¿vamos por aqui?

Conn disfrutó del aire frío que se le colaba entre sus pelos, que le helaba la frente y se arremolinaba en sus zarpas. El invierno era una época muy bella, aunque no negaba que fuera la mas dura de todas.

No obstante estaba por terminar y pasaría mucho tiempo antes de que pudiese disfrutar de nuevo de tan inusual clima, por ello apenas salir y sin prestar mucha atención a lo que los demás decían con suma seriedad, Conn se lanzó a rodar por el suelo con la capa en vuelta en torno a si, tampoco quería acabar como paleta.

El ratoncito estaba feliz por lo que caminando un poco por la fría nieve miró las hojas con nieve acumulada y sonrió ante el curioso comportamiento de aquella cosa fría. Su curiosidad fue mas allá, y ante la proximidad del verano tomo rápidamente un puñito de nieve y se lo llevo a la boca para inmediatamente caer al suelo y empezar a toser.

La mirada arrugada que les puso a todos decía todo, no obstante, Conn era un parlanchín y no pudo evitar decirlo, –está helada- concluyó atinadamente.

Eidos y Sylvain por su parte parecían más interesados en el camino a tomar. Para Conn no había problema en ello, bajo cualquier circunstancia sería toda una aventura por lo que estaba contento con cualquiera de las opciones. Por ello, cuando Sylvain quien estaba a cargo de todo, tomó la decisión, el ratoncito no se aguanto las ganas y empezando a olfatear el aire frío, se adelanto a los demás con la emoción de ver que podrían encontrarse en el camino.

Este post es de ejemplo: Mira la parte de abajo. Sylvain decide utilizar su pionero, tiraria 2 dados, pero le ayudan (otro +2 dados) La dificultad es de 3. Debería sacar 4 o más en 3 dados. Sino fallaría, por lo que se penalizaria el resultado o si se quiere conseguir tendría que afectaros un estado, en este caso cansado.

En la tirada he tenido 3 exito por lo que se obtendría el resultado deseado, pero si en caso de que fallase, podría elegir que llegais cansados para tener exito.

Sylvain hace valer sus dotes de lider y explorador de nuevos caminos. Después de observar un rato el mapa hace notar un posible camino sin tantos arboles que puedan dejar caer sus mantos blancos sobre vosotros y que el sol habrá secado. Por lo que vais por ese camino para conectar con la ruta del envío de grano.

Aunque sino fuese por la ayuda que el resto le ha prestado, quizás no habría sido tan fructífero tener a unos cuantos avezados exploradores que permiten saber si hay bestias rondando, y la ayuda algo condescendiente de Eidos. Podríais haber malgastado vuestro tiempo en buscar una ruta alternativa.

Unos minutos más allá de vuestro punto de inicio de esta travesía después de recorrer por la zona de pasto sin arboles, llegando ya a volver a vuestra ruta original. Os encontráis con un tronco semi-caído que ha hecho que haya un hueco sin nieve, lo que mejora la travesía. Pero notáis cierto olor a animal... Parece que algún animal grande ha dormido en ese hueco y por el tamaño podría ser peligroso para los ratones, sus pisadas se alejan de vuestra ruta.

Los bigotes de mi hocico se mueven al primer instante que el aroma almizclero acanza los pequeños orificios de mi nariz. Me detengo de golpe y alzo el bastón al tiempo que frunzo el ceño y holisqueo un poco más.

- mmm... - mascullo 

Doy un par de pasos hacia el tronco sin perder la vista ni un momento del tracto de las huellas.

- Esto no me gusta. -

Entrecierro los ojos y comienzo a asociar conocimientos. El holor, el lugar, las huellas... 

Conn se sorprendió ante lo que veía, no esperaba tener problemas en este viaje. No obstante era invierno y debió haberlo considerado. Dado que estaba al frente fue el primero en notarlo e hizo el alto inmediatamente a todos los demás.

Después con su teatral forma de ser se acercó lentamente hasta las proximidades de una de las huellas para observarla detenidamente y analizarla. Con ello también ayudó a Eidos quien al parecer tenia conocimientos sobre animales e intentaba identificarlo.

Wynna esperó a que Sylvain le respondiera, pero en su lugar vio como sacaba el mapa que Gwendoline le había dado en la reunión del grupo. Con un par de brincos rápidos se puso a su lado y se puso de puntillas para alcanzar a ver el mapa. Había estado cerca de uno pocas veces, pero aquel le pareció precioso. Tenía dibujadas muchas cosas, era muy completo...y muy complicado de usar.

-¿Donde estamos? ¿Donde está el carro del grano? ¿Y a donde vamos? -preguntó curiosa mientras veía la expresión concentrada de Sylvain y como esta se convertía en una de resolución cuando decidió cual era el camino a seguir.

Se volvió a mirar el camino justo cuando Conn ya había empezado a correr hacia el con aquella energía que parecía invadirlo continuamente. Miró de reojo a Sylvain y caminó a su ritmo, sin adelantarse más ni quedarse retrasada hasta que vieron el tronco sobre el camino. No supo que había algún problema hasta que vio pararse en seco a Eidos y Conn, ambos serios, con los bigotes moviéndose rápidamente y mirando a uno y otro lado intentando ver algo.... y entonces lo olió. Sus bigotes empezaron a moverse igual que los de sus compañeros hasta que determinó de donde venía el olor. Comenzó a caminar hacia el tronco siguiendo el rastro de aquel olor e ignorando la señal de alto de sus dos compañeros, hasta que llegó junto a una huella cerca del tronco. Acercó su nariz a ella y olisqueó profundamente mientras sus ojos estudiaban la forma de aquella marca en el suelo, intentando recordar que animal era, o podía ser, su dueño.

Sylvain examinó las huellas y miró alrededor. Las huellas sin duda irían a un lado y a otro pero se concentrarían cerca del tronco si este hacía las veces de madriguera. Era difícil que un animal hubiera tomado ese hueco en el árbol como improvisada madriguera pero Sylvain estaba acostumbrado a ver cosas incluso más extrañas.

—Wynna, vigila el perímetro conmigo. Conn, Eidos, os cubrimos. Si vemos volver al animal os avisaremos, aseguraros de tener una buena zona de escape.

Sylvain recordaba como una vez perdió a un buen amigo que quedó atrapado en el fondo de una madriguera de una comadreja, por eso se mantenía alerta tratando de controlar la repentina vuelta del animal.

Eidos recuerda sus tiempos en la gran biblioteca de LockHaven, en uno de los bestiarios se mostraba la forma de esas zarpas y para alivio del Erudito es una simple mofeta. Aún así puede llegar a ser peligrosa para un ratón despistado y lo mejor sería espantarla, si está convirtiendo en terreno de merodeo esta zona, tan cercana a la sección del camino principal de LockHaven. Conn pronto se da cuenta de que el rastro se aleja de vuestro camino para uniros al envío de grano, aunque las huellas parecen recientes, quizás solo os cueste una media hora alcanzar al animal y ponerlo en fuga o eliminarlo para que no sea problema para otros ratones.

- Mephitis mephitis - susurro en voz baja mientras acicalo suavemente mis bigotes izquierdos con la mano que no sujeta el bastón.

Alzo la cabeza y miro al resto.

- Mofeta - explico escuetamente.

Por supuesto el esfuerzo olfatorio de identificar al animal, a ése animal en concreto, trae consigo la inevitable consecuencia inmediata.

- Cof, cof -

La mano del bigote acude rauda a tapar la tos de mi hocico.

Esta situación no me gusta. Puede que la mofeta haya encontrado una nueva madriguera en la que establecerse bajo este tronco y comience a utilizarlo como base de operaciones, en cuyo caso no sólo peligra la ruta del grano, sino también nuestro propio regreso a Lockhaven, o puede que simplemente la mofeta hiciese uso de la madera muerta para pasar la noche pasada y ahora prosiga su camino hasta las zonas de apareamiento.

En cualquier caso, no somos una partida de caza, con lo que atacar al animal sería no sólo arriesgado, sino incluso temerario.

Me acerco a Sylvain y a 'la zarpa'*, y espero a que Conn regrese de su rastreo para proponer mi postura.

- Creo que deberíamos tomar buena nota del lugar y marcarlo en el mapa - señalo el documento que sostiene nuestro líder. - Opino que ahora no debemos desviarnos en su persecución, sería muy arriesgado y podría retrasarnos. - Hago una pausa para que cale bien la idea - Así, cuando volvamos de regreso a Lockhaven, investigaremos de nuevo el lugar para confirmar o no si la mofeta ha adquirido el tronco como madriguera permanente antes de informar a la Matrona al respecto y preparar una partida de caza adecuada - resalto esta última palabra.

-El rastro se aleja del camino que ahora estamos tomando- dijo el ratoncito aun observando las huellas con singular interés. -Interesante, las huellas se alejan de nuestro camino hasta uniros al envío de grano-.

Regresando junto a los demás y estando de acuerdo en lo expuesto por Eidos, Conn explicó algo mas acerca de lo que había descubierto -La supuesta mofeta, debe estar a no mas de medio hora de aquí según noto en las huellas, darle caza no sería difícil, lo difícil seria ahuyentarlo-.

-¡Voy!-exclamó decidida dejando de mirar la huella en la que estaba inmersa intentando averiguar de qué animal era y echando a trotar tras Sylvain.

Vigilar...vigilar...vigilar... se repetía mientras miraba a un lado y a otro intentando descubrir el peligro acercarse, cuando escuchó las palabras de Eidos- ¿Una mofeta? Mefitis mefitis. Mofeta mefitis. Vale, ya se algo más -miró a Sylvain por el rabillo del ojo- Las mofetas que echan ese olor tan apestoso se llaman mefitis -se detuvo un instante, olfateando la brilla que llegaba hasta su nerviosa naricilla- Si se acerca, ¿la veremos o la oleremos primero? -preguntó mientras no quitaba ojo de todo lo que la rodeaba, intentando que nada se le pasara desapercibido, la vida de todos podían ir en ello.

Se alejaba un poco de Sylvain, lo justo para abarcar más terreno y vigilar más espacio entre los dos, y cuando habló, lo hizo en voz bajita para que solo Sylvain la escuchara y ninguna mofeta que estuviera cerca se percatara de su presencia ni la de ninguno de los demás- Pero si la intentamos alejar de esta zona...¿no dejaremos el carro de grano mucho rato solo? o... ¿Y si la mofeta ha ido en busca del carro de grano y de los compañeros que lo llevan?

Sylvain asintió levemente mientras observaba las indicaciones que pudieran darle Eidos y Conn. Inmediatamente después marcó el lugar en el mapa.

—Estoy de acuerdo con Eidos. Marcaremos este lugar y nos encargaremos de que envíen una patrulla. Wynna, marca el lugar, aunque no ahuyentemos a la mofeta por lo menos alertaremos al resto de ratones que tomen este camino de su existencia.

Sin perder de vista a la joven zarpa tierna se acercó un poco a los otros dos ratones.

—¿Está ahí? —preguntó—. Partiremos en cuanto no aseguremos. Tenemos que darnos prisa y volver lo antes posible para arreglar este problema.