Partida Rol por web

Moses observó como Abyl tiraba al capitán por la borda cuando en el último momento se le ocurrió que quizás el cofre estuviera cerrado y el capitán tuviera la llave.

En fin, ya no hay nada que hacer...

Madre del santo veneno bendito, que carniceria hay aqui, como ha quedado el enano. Quizas hubiera sido mas facil vestir a Lona de algun modo provo....

Moses ya saltaba fuera del alcance de la clériga sonriendo mientras se dirigia al cofre. Como no tenian prisa y no queria arriesgarse, se dedicó a mirarlo por todas partes, siempre pudiera ser que el capitán hubiera dejado un regalito para cualquier marinero estúpido que intentara abrirlo.

Pero... si es que...

La verdad es que andaba más preocupada por el monje, que ya no corría peligro pero que aún andaba inconsciente, que por el tesoro que ahora amontonaban a mis rodillas para administrarlo.

- ¡En fín!

Suspiro y empiezo a contar una vez dejado a Rurik apoyando su cabeza en mi regazo. Hasta que después de un rato anuncio los resultados.

- Bueno, en principio nos corresponden a cada uno 25 piezas de oro, 219 de plata, 498 de cobre. Y después están los objetos en sí mismos, pero nada de todo esto nos dice dónde puede estar Lucius ni compensa las heridas de Rurik. - vuelvo a quedar pensativa mirando el pequeño cofre que abro y empiezo a mirar las cartas - Aquí por lo menos puede salir por donde estaron navegando

Permanezco mirando por encima las hojas por encima otro rato buscando alguna pista sobre las travesías del barco.

Tras echar un vistazo a las cartas maritimas, te das cuenta, que son solo eso, y que no hay ninguna pista, ni ningun indício que puede llevaros al encuentro de Lucius.

Moses miró la cantidad de basura que había repartido por el camarote.

Creo que el cobre lo podemos tirar por la borda, pesa más de lo que vale. En cuanto al resto, ...bueno...aparte del material de curandero, a mi me vendría bien un juego de ganzuas que he visto en una tienda de aquí cerca y un arco corto. Creo que Abyl no ve con buena cara mi ballesta. Por el resto, ni la cimitarra ni el palo me valen.

Ya que estamos... el hacha de batalla afilada me viene de perlas...

Dijo el enano en un tono al principio algo tímido, pero luego un poco más resuelto

Los cofres y las cartas de navegación dejadlos en el camarote del capitán, los quiero intactos.

Lona, puedes quedarte con mis veinticinco monedas de oro para comprar ese botiquín, y Moses, quedate con mis 219 de plata para equiparte con algo bueno, si os sobra algo os agradecería me lo devolvierais porque lo necesito.... el dinero que sobra me lo agenciaré yo, a ver si compro más ropa o con suerte ahorro suficiente para una armadura decente o un buen espadón.

Abyl dio el hacha afilada al enano, y observando la cimitarra... miró a Moses

Esta es sin duda una cimitarra muy valiosa, ¿Deberíamos probar a sacar el máxime de dinero posible? ¿O guardarla para un posible futuro?

Los collares ya que Lona no vió en ellos ningún valor económico ni mágico me los quedaré, para parecer más pirata, estais ante la nueva capitana del Venganza.

Los anillos me harían especial ilusión pero comprendería que quisierais algo más.... - Cojo uno de ellos y me lo coloco- Pero como mínimo me quedaré con uno, seguramente aún me deje una pasta en adaptarmelo y hacerlo más.... único

El cetro no soy capaz de valorar su utilidad.... ¿Qué quereis hacer con él?

- Esto gracias Abyl

Sonrío mientras me deja sus monedas, que evidentemente no esperaba pero que sí resultarán bien invertidas por el bien del grupo y puede que en algo un poco más egoísta como un vestido nuevo...

- En las cartas no venía nada especial sobre Lucius, pero el bastón ese de momento resulta incognita, quizás mañana pueda decir algo de él ¿o puedes decirnos algo Mineas? - de pronto caigo en la cuenta de algo más - Y... bueno, Moses, seguro que ya habrás encontrado algún lado para vender esa cimitarra ¿no? y Abyl, puedes quedarte con mi anillo o guardarlo para Rurik que de momento creo que se quedará con las ganas de saber lo que encontramos.

Termino entonando mis palabras con menos alegría y más preocupación, además de con más ganas de ir de vuelta a la posada y pedir ayuda a Egil.

Propongo vender lo que no vayamos a usar y comprar lo que si necesitemos. Un aventurero equipado es un aventurero feliz.

Míneas aguardaba junto al mediano una vez se había comprobado que no los esperaba ninguna sorpresa desagradable, y cuando este abrió el cofre, el bastón refulgía a sus ojos. Era atractivo, y parecía raro. Suficiente razón para que el mago lo deseara. Lo tomó entre sus manos, pero antes de inspeccionarlo, se dedicó a agenciarse su parte del botín. Metió todo en su bolsa de cinto, que parecía que fuera a reventar, y se concentró en el bastón.

Luego de unas palabras y gestos, la magia aprecía evidente frente a sus ojos.

El bastón parece estar envuelto en magia.