Partida Rol por web

Si hubiera tenido que decidir, el sedán negro era el que creía que podía ser el coche que los Sabbat habían utilizado para perseguirnos. Mientras hablaba con Krampus, y después cuando fui a por las llaves de la furgo, observé atentamente aquél vehículo, esperando una reacción que no llegó, ni siquiera mientras íbamos al local. Parecía que, esta vez, habíamos ganado la partida. Un consuelo que, lo tenía claro, duraría poco.

Cuando pensaba en anarquistas, no era aquello lo que me venía a la mente. Holtet se acercaba a la idea que tenía de ellos, pero ese club me había recordado algo importante, algo que no debía olvidar nunca: no debía juzga sin saber, las presunciones, las apariencias, podían ser terriblemente engañosas. Y una cosa más, una que dotaba de un fondo letal a todo aquello, y es que allí gobernaban vampiros, no unos agitadores de tres al cuarto.

Pese a la sorpresa inicial, me recompuse rápido. Nada más entrar observé la disposición del lugar, las salidas, posibles coberturas, absolutamente todo aquello que, de darse problemas, pudiera jugar en su beneficio. Tras años metido en problemas, era algo que me salía solo, al igual que buscar instintivamente las sombras, un rincón apartado desde dónde poder ver sin ser visto. Pese a ser parte de su misma rutina, con su más reciente condición era algo que había cobrado una nueva importancia. Sin darme cuenta, también había seguido a Krampus sin rechistar, como un puto perrito faldero. Puto Nosferatu. Lo cierto es que, por mucho que me jodiera perder el control, mientras salieran bien las cosas me importaba una mierda.

—¿Pagas tú? —Me encogí de hombros—. Un whisky, solo, sin hielo. Que sea irlandés, no cualquier basura. —Puede que aquello ya no me sirviera de mucho, pero por muy muerto que ya estuviera no iba a dejar de apreciar una buena bebida. Tenerla, al menos, me reconfortaría.

Agradecí al cainita cuando la trajo y volví mi atención a Tatiana, nuestro objetivo. La gente aplaudía, pero me fijé más en las difusas figuras que parecieron desvanecerse con la luz. Mal asunto, si las cosas se ponían feas. E iban a ponerse pronto si no acertaban con la primera toma de contacto.

—Estate quieta —dije en un susurro quedo, poniendo una mano en el hombro de Gaia, con firmeza—. Hemos decidido confiar en Øystein, así que nos toca hacerlo. Dale margen, déjale. Ya se hace una idea de que ocurrirá si sale mal la cosa. —Me giré hacia el Brujah—. ¿Se llama Linn, no? —Sonreí—. Ve, te esperamos aquí. Si eso iré escribiendo a Malware.

En realidad no tenía intención de hablar a mi sire hasta que las cosas estuvieran hechas, pero no estaba de más recordar quien tenía la correa allí, por si al perro le daba por morder alguna mano.

Gaia iba hacia el baño cuando la mano de Cathrain la retuvo por el hombro pidiendo que diera margen a Oystein para que hiciera su parte, a la par Holtet le dedicó unas palabras frías para que no actuara. La hembra se paró, ella quería avanzar y tantear a la toreador, pero tomó en serio las indicaciones de prudencia.

- Das por hecho de que voy a ser brusca abordándola... - Gaia a diferencia de él, si le mira -...Nada más lejos de la realidad, pero si quieres tener los honores, adelante, toda tuya.... - le frustraba quedarse quieta, si de ella dependiese ya estaría dándose a conocer en los aseos -... ten cuidado....

Quizás esa última frase sobrara para el brujah, pero la hembra no se arrepintió de haberlo dicho, a la par de que no se arrepentía de nada hecho con anterioridad, tenía una forma peculiar de comportamiento.

- Cathrain, no hace falta que le repitas lo de Linn..., ya sabe lo que hay, no es necesario tirar más de la cuerda... - quizás fuera la primera vez en su vida que hacía de mediadora entre brujahs -... En cualquier caso vamos a intentar llevarnos bien, Holtet tiene carácter y montar una pelea aquí tampoco le gustaría a Malware, no le provoques, tú no le conoces pero yo si le he visto actuar y te aseguro que puede liar una muy buena en un instante...

Esperaba que Oystein no se girase o tendría que actuar como en el almacén de Hyde, con la diferencia de que entre ellos algo estaba extremadamente tenso, y quizás incluso roto.

El brujah pareció no acusar la provocación de su hermano traidor y principal captor. Linn estaría orgullosa. Gaia dijo algo sobre él pero en aquella ocasión también pretendió no escuchar. Cuando se hizo el silencio, notó que todos le miraban con premura.

—¿Qué? No voy a entrar a un puto lavabo de mujeres... —tampoco creía que la Toreador se tomara aquel atrevimiento de buena manera.

Simplemente esperó a que saliera la anarquista, manteniendo los brazos en jarra mientras jugaba con su cinturón tachonado. Cuando por fin apareció la cantante, el brujah ofreció una amplia y sincera sonrisa, al tiempo que extendía los brazos abarcando al resto de la comitiva.

—A mis amigos y a mi nos gustaría un autógrafo. ¿Tienes algún lugar privado donde conversar?

Me encogí de hombros e hice un gesto restando importancia al asunto. Øystein era de sangre caliente, como yo, y no estaba de más enfriar sus ánimos de vez en cuando. Además, mientras el otro se divertía con estúpidas bromas, yo también tenía mi propio sentido del humor; la perspectiva de verle sometido era un placer que iba a intentar no desaprovechar, aunque para eso tuviera que hacer que se imaginara a su amada sire clavada en una estaca. Las burlas y las amenazas perdían el sentido cuando en el fondo uno sabía que no eran más que bravatas sin fundamento, pero cuando alguien avisaba, cuando le daba con la realidad en la cara, entonces no quedaba otro remedio que agachar la cabeza. El Brujah era como un perro enfurecido, así que había que mantener corta la correa, obligarle a caminar hacia delante y no dejar que se volviera para morder. De haber sido al contrario, habrían actuado igual conmigo, no esperaría menos.

Como fuera, Tatiana no parecía salir del baño, lo cual hacía que fuéramos cinco idiotas mirando al baño de mujeres fíjamente, exactamente dónde se había metido la dueña del club, susurrando como si tramásemos algo. Era así, claro, pero no hacía falta que todo el puto mundo se diera cuenta.

—Parece que no sale —dije molesto—. No tenemos todo el día. Entra si quieres, Gaia, a ver que coño pasa.

La camarera ya miraba al grupito antes de que el más friki se acercara. -Lo siento, Tatiana no tiene CD. Sólo se puede escuchar en directo- comenta y se encoge de hombros. Sirvió la bebida¹. Tras ello, fue hasta el equipo tras el mostrador y  al poco tiempo comenzó una playlist de jazz suave que agradaba al oído al tiempo que no molestaba para entablar una conversación. Pronto la clientela del pub se reunió en pequeños corros semiaislados los unos de los otros.

Os miráis. Aguardáis cerca de los servicios pero Tatiana no sale. Los minutos se escurren. En torno a vosotros los jóvenes hablan, ríen, bailan, beben... nada diferencia aquel lugar de cualquier otro pub de la ciudad.

Finalmente, Gaia se decidió a entrar. Al hacerlo, abrió la puerta al máximo permitiendo que su compañero muerto más cercano (Cathrain o Nicholas) la aguantara permitiendoos echar un ojo al interior.

A la izquierda, la pared lisa de ladrillos blancos. A la derecha, la encimera de mármol negro con lavabos blancos se extendía hasta dar lugar a tres compartimentos de wc. Distinguís algunos enseres a disposición del personal: geles, perfumes, pintalabios, toallitas... todo lo que una mujer (o una diva) pueda necesitar. En el momento que Gaia entró sólo una joven rubia se encuentra acicalándose frente al espejo. Lleva allí tanto tiempo como Tatiana o más ya que no la habéis visto entrar en el tiempo que observabais la puerta.

Gaia la reconoce. En su "visión" la ayudó a acicalarse con las toallitas que allí se ofrecen. Por lo demás, es un servicio normal y corriente... al menos en apariencia.

-Perdona- dice la rubia a Gaia -¿Entras o sales? Los salidos de tus amigos no dejan de mirar. Parece que no han visto un baño en su vida...- sigue acicalándose.

Gaia suelta la puerta y ésta se cierra tras ella.

-¿Guarida de vampiros?- a primera vista aquello no encajaba con la imagen mental de una guarida de monstruos de la noche y menos de anarquistas que no siguen leyes así que decidiste mirar con otros ojos.

En pocos segundos te aislaste de la gente mientras el resto miraba la puerta cerrada del baño de mujeres. La disposición del bar tenía algo raro. El escenario estaba justo en el centro y, al otro lado, había un espacio tan grande como en el que os encontráis. -Dos zonas... claro. Mortales y no muertos. Estáis en la zona de los mortales- pero, aún así, algo no encajaba porque Tatiana había bajado por este lado del escenario y entrado en el servicio. Además, si hubiera alguna luz al otro lado las siluetas de los allí presentes se proyectarían en el telón de fondo y eso no ocurre.

Finalmente Gaia decide entrar en el servicio y adviertes algo curioso. La papelera está a rebosar de toallitas desmaquilladoras. -Es como si alguien hubiera estado desmaquillándose toda la noche- y entonces ves a la rubia. La papelera está cerca de ella. Caes en la cuenta (como el resto) que no la has visto entrar antes. Te has distraído mirando el local pero estás seguro de que no ha entrado nadie después de Tatiana...

Gaia asintió a Cathrain, estaba claro que su idea inicial era la mejor de las posibilidades. El baño de mujeres era un sitio que los tíos no podían comprender, grandes conversaciones tenían lugar entre esas cuatro paredes y todas de vital importancia, así como la obtención de productos o favores, un ejemplo era cómo conseguir condones, alguien que te sujete el pelo mientras vomitas, e incluso el tráfico libre de tampax, compresas y solo los dioses sabían qué otras sustancias de ámbito más ilegal.

- Cerrad la puerta... - se giró hacia sus compañeros que miraban el interior de aquel sacro lugar, el refugio de toda fémina, el templo del entendimiento, discernimiento y la exasperación masculina -... Oh perdona..., entro..., sí..., a veces pasa eso con algunos hombres, son tan fogosos que olvidan las buenas formas... - ¡¡¡y qué eso lo dijera precisamente ella!!!

Gaia se acerca a los compartimentos de wc, comprueba si están o no ocupados, quizás Tatiana haya entrado por uno de éstos a la sala contigua, o pudiera ser que la pared blanca tuviera algún tipo de acceso a la misma. Justo por donde debería estar el escenario. Estuvo un tiempo prudencial en uno de los urinarios y tiró de la cadena, salió a lavarse las manos, aún estaba allí la muchacha de rubios cabellos.

- Una duda, ¿has visto a...Tatiana?... es una verdadera diva..., me encanta su voz, hacía tiempo que no escuchaba una canción que me hiciera sentir tanto como la que ha interpretado hace tan solo un momento.... - y era verdad, Gaia no estaba acostumbrada a la música y la interpretación del travesti fue cautivador -...Me gustaría conocerla en persona... - la gatita miraba la pared blanca, su instinto le decía que ese era el camino hacia la líder de los anarquistas -...¿Tú crees que me dará audiencia?....¿Dónde podría pedirla?....

Intentaba ser lo más correcta y educada posible. Sin desentonar mucho con el resto de las mujeres del lugar. Cogió una crema y se la puso en las manos, olía a vainilla.

Krampus volvió al grupito habiéndose agenciado un taburete alto, se sentó en él se puso cómodo y seguía el ritmo de la música con el pié. Ciertamente tanto el local como el ambiente eran agradable. Le pasó la copa a Cathrain.- No tenían nada Irlandés, te he traído un "scoth", mejor eso que según que un jack daniels imagino.-el Nosferatu le dejó la copa delante, curioseando el móvil para saber si sus "acompañantes" les habían seguido directamente o si se habían entretenido en la furgoneta, no le apetecía volar por los aires antes de volver a casa.-Puños, Øystein ¿cómo habéis acabado aquí?. En Alemania me refiero, no os veo muy "cartofen" que digamos, si queréis un consejo dadle caña al idioma si es que todavía no lo domináis. Hay mucho radicalismo en según que sectores, vuestro clan y los red skins seguro que son uña y carne; lo digo por evitaros algún que otro lío.-miró a Øystein con una media sonrisa.- Aunque bueno cada cual que se busque los que quiera ¿no?. A todo esto ¿donde dejaste a Drago?.He oído que también lo están buscando, este si que esta jodido. Una cosa es supuestamente atacar un tren, y otra muy distinta darle matarile a la estirpe.-el tono de Krampus era distendido y cordial, casi sin pretenderlo se mimetizaba con su entorno queriendo aparentar ser un grupito más de chavales charlando y tomando algo.

Y como toda diva que se precie, hizo a su público esperar. Tanto que al final Cathrain perdió la paciencia y envió a Gaia dentro.

Entre tanto el nosferatu se le había acercado a conversar, o, como le había enseñado su rubia, intercambiar información. El brujah se puso en guardia, pues todo bocazas reconoce en el fondo su condición, y no quería dejar mal parado a Billy.

—Alexandra nos dejó Berín a cargo, tras lo de Hyde. A Linn y a mi. Fueron días gloriosos en los que conseguimos cimentar el dominio anarquista sobre la ciudad. Pero a mi no me interesa este lugar de mierda lleno de nazis. Cuanto antes pueda irme, mejor —estaba a punto de escupir cuando recordó dónde se encontraba.

Le había dado algo de información, aunque probablemente el nosferatu ya estaba al tanto. Era su turno.

—¿Qué dices que ha hecho Billy?

Di un trago a la bebida, el primero, aunque lo hice con el ceño ligeramente fruncido. No tenía nada que ver con que no fuera un buen whisky irlandés —era impensable que no tuvieran al menos un buen Jameson, pero el Nosferatu era de los de jugar con la gente y había decidido no darle el placer de saltar—, sino que en el corto espacio de tiempo en el que había mantenido la puerta del baño de mujeres abierta, no había visto a Tatiana por ningún lado. Y ahora Gaia está tardando, sola. Las cosas aún estaban a tiempo de ponerse muy feas. Joder.

Para controlarme y evitar un numerito, me giré hacia los demás otra vez, momento en el que me di cuenta de que Krampus se había dirigido a mi.

—Lía quería venir, así que Malware también. Y como miembro de su cuadrilla, aquí estoy también. No le doy muchas vueltas, y tampoco sé si nos quedaremos mucho tiempo. —Me encogí de hombros—. ¿Quién es ese del que habláis? No me quedé con todos los detalles del tren.

El Nosferatu estaba tranquilo no parecía buscas sonsacarle nada a Øystein más bien era charlar por charlar, para no aburrirse.-¡Coño!¿Si tan bien os lo teníais montado?¿cómo cojones has acabado enmierdado de esta manera?-le llamó la atención que de la noche a la mañana el Brujah hubiera pasado de ser el libertador de la noche a un puto rehén.- Pues a Drago parece que se le fue mucho la pinza durante las ataques, le acusan de haberse cepillado a algunos antiguos, primogenes incluso. Bueno no él solo, sino con su pandilla.-o no sabía mucho más o ahí quiso marcar el limite dado que hasta ahora el anarquista no le hubiera contado nada que no supiera. Contarle algo que estaba en boca de todos tampoco le importaba, pero una cosa era hablar por hablar y otra muy distinta que pretendieran sonsacarle. No le culpaba por intentarlo, sin embargo en esos temas Krampus se movía como pez en el agua.

Retomó la charla con Puños, en el mismo talante distendido.-Estas montado tío, vaya cuadrilla más ope que tenéis. Hombre imagino que mínimo hasta que Lia ponga orden en todo este caos os quedareis por aquí, manda cojones pero ojala esto sirva para unificar Berlín de un puta vez. Ni os imagináis el coñazo que es lo de dos príncipes, dos primogenituras, y ahora los Anarquistas y el Sabbath se han unido al caldo, creo que tenéis trabajo para rato por eso te decía lo del idioma.

En el tren estuvimos los presentes más, Billy Drago un Ventrue relacionado con el crimen no tan organizado, ahora mismo en busca y captura. Mikael el Tremere chiquillo de Aguilar, más tonto que las piedras. Este si que está jodido, pero bien.-el detalle de que no hubiera nadie en la baño no le pasó por alto¿quizás era por eso qué se le había soltado la lengua un poco? Si les estaban espiando, el Nosferatu quería que supieran que era mejor hablar con él, al menos antes de matarlo.

Asentí, aunque de manera algo distraída por culpa de la situación; aunque estaba escuchando, mi atención iba más con el baño de mujeres que con Krampus. Sin embargo, si que fruncí el ceño ante sus palabra, más que por la información que me daba, por como lo estaba haciendo.

—Creo que deberías controlar lo que dices —respondí muy serio, bajando la voz en seguida—. Puede que si hay otros de los nuestros por aquí no pase nada con ellos, pero aunque a la mayoría de mortales lo que hablas les suene a chino, puede que no a todos. ¿Y si los que saben que somos tiene infiltrados por aquí porque saben que es un local de los anarcas? —Negó—. Ten cuidado, no quiero añadir otro grupo más al caldo.

Se encogió de hombros ante la pregunta de Krampus.

—Nos íbamos, y nos emboscaron en un motel de poca monta.

Sus pensamientos se volvieron hacia Billy por unos instantes. Al menos él había huído del motel a tiempo, o eso creía. Cuando el otro brujah intervino, no pudo ocultar una sonrisa al percatarse de su estado de tensión.

—Relájate, Cathrain. La noche es joven.

El tiempo en el local pareció transcurrir lento en esa atmósfera de música suave y conversaciones. Nadie parecía deparar en vosotros y ya han pasado diez minutos desde que Gaia entró en los lavabos. 

Vi qué Mikael no terminaba de encajar toda la información. Hice un gesto con la mano y me puse a hacer llamadas de urgencia para llevar apoyo a los infiltrados en el local anarquista.

Mientras tanto le fui indicando las calles.

Llegamos al refugio sin problemas. Era una casita baja sin vecinos cerca que ya había usado antes. El polvo se acumulaba y carecía de muebles, ni siquiera para sentarse pero el sótano sí que estaba bien equipado. Nos acomodamos allí y me dirigí a Mikael -¿Qué es lo que sabes de todo este asunto?- le pregunté para saber por dónde empezar.

Estuve un rato analizando el local, resolví que estábamos en la zona mortal y los que hubiera al otro lado del escenario serían vampiros, pero eso no explicaba por qué Tatiana usó el servicio, a no ser que éste conectará con el otro lado. -Aquella es la zona de los vam... VIPs. Quizá se vaya allí por aquí- hice un gesto hacia el aseo de las chicas. -¿Y habéis visto la papelera del aseo? Estaba llena de toallitas desmaquilladoras. Cómo si todas las chicas del local hubieran entrado a limpiarse o la rubia esa es muy mala haciéndolo- termino con ironía. Parecía claro que aquella rubia debía estar allí y mataba el tiempo maquillándose frente al espejo.

-Alguen debería entrar-