Partida Rol por web

La mujer se acerca con la bella sonrisa en los labios.

- Será porque soy muy buena, ¿no? Porque ellos parecían realmente malos.

Ella se saca algo de un bolsillo del vestido y empieza a pasarte un trapo por la mejilla.

- Vaya... Has manchado un vestidito precioso.

Ella se para frente a la mujer mirándola con ojitos abiertos y cándidos, esos ojitos verde azulado y los labios pequeñitos.

- Zi, Jonaz ze pondrá furiozo - confiesa - ¿Tu tienez hijoz? - le dice mientras alarga la manita sucia para tocar el pelo de la mujer.

Dejó que la mujer limpiara un poco el vestidito y la adecentara mientras por su cabeza y en la punta de la boca estaba la pregunta que quería hacer desde hace tiempo. "¿Le digo o no? Le digo. No, no le digo"

- ¿Como te llamaz?

Cuando aparta la mano de tu cara, te fijas que lleva las manos guardadas en guantes rojos. Sigue con el vestido, pero cuando le preguntas sobre los hijos se queda parada un segundo y su sonrisa se apaga.

- Tengo una chiquilla... Pero esta enferma. - Sacude la cabeza, provocando que su pelo flote, y cuando te vuelve a mirar está sonriendo de nuevo con ternura. - Me llamo Ulrika, ¿y tu? Vamos, debería llevarte a tu casa.

- Yo zoy Darla - confiesa por fin - ¿Quierez zer mi mama? No tengo mamá - con cara de pena eterna.

Creía recordar que Jonás le había dicho algo de no llevar a gente a casa pero esa mujer era tan linda.

- ¿De qué conoziaz a ezoz hombrez maloz? Elloz dezían zeñora...y ze fueron y entonzez parezía que te conozían, pero elloz no me dizieron zu nombre.

Le toma de la mano y mira los guantes.

- Me guztan, que potitoz - y le enseña la muñeca

- Encantada, Darla. - Dice con una amplia sonrisa. - ¿Ser tu mamá? - Ella se pone el dedo enguantado en la barbilla y frunce los labios, en una posición muy coqueta. Incluso te parece haber visto un pestañeo a través de las gafas. - Bueno. Tendré que pensarlo, ¿vale? Esos hombres malos eran solo eso, hombres malos. Yo soy un poco famosa por aquí, y por eso me conocían. Gracias. Tu muñeca también es muy bonita.

Seguís caminando, cogidas de la mano, y las oscuras calles de la ciudad ya no te parecen tan amenazadoras.

- Por cierto, ¿quién es Jonás? ¿Tu papi?

Ella mueve la cabeza a un lado y a otro rápidamente de modo enfático.

- No, no, ez mi hermanito - ella la mira de forma que pueda tratar de averiguar qué es... quién es - ¿Tu también erez ezpezial? ¿Puedo darte un bezito por zalvarme?

La mira con ojitos tiernos mientras no suelta su mano dando saltitos al caminar. Qué feliz que es ella... si señor. Cuando llegue a casa le van a caer tortas hasta en el pasaporte, ya verás.

- ¿Tu hermano? Que gracioso. - Se ríe ante la siguiente pregunta. - Vaya, nunca había oído decirlo así, pero sí. "Soy especial". - Su risa es cantarina, y muy contagiosa. Entonces se agacha y te pone la mejilla para que le des el beso.

- Venga, y demonos prisa si no quieres que tu hermano te regañe.
 

Le da un besito en la mejilla tratando de ver si está fría como ella o no.

- Pero Jonaz ez muy bueno - dice - ¿Cuánto de ezpezial erez? ¿Quienez zon tuz amigoz? - siempre siempre hay que preguntar eso, se lo dijo Jonas, aunque quizás no con esas palabras pero si era el contenido general.

Cuando le baja, se da cuenta que tiene una risa bonita y espera que sea una mamá buena.

- ¿Donde vivez tu?
 

- Eres una niña preguntona, ¿eh? ¿Crees que eso es bueno? - Lo dice sin ningún ápice de regaño, al contrario de lo que suele hacer Jonás.

Y si, efectivamente, está fría como el hielo. Poco a poco vais llegando a la casa. Ya estáis en la misma calle.

- Es por aquí, ¿no? Pues soy... ¿medio-especial? - Vuelve a reír ante el término. - ¿Mis amigos? Son los que se portan bien conmigo y no hacen cosas malas.

A la última pregunta no responde, y el camino se va terminando.

- Yo zoy zuper buena - dice entusiasta - ¡Ala! ¿Como zabez por donde vivo? - se gira poniendose delante de la mujer como cuando un niño (que no es otra cos) está muy excitado o emocionado por algo - ¿Entonzez zeráz mi mama? ¿Y mi amiga? YO zoy zuper zuper zuper buena, pero tu a Jonaz no le hagaz ni cazo que el dize que no doy nada buenita.

Y al sentir la mejilla fría la mira...

- ¿Y tu de quién erez?

- Bueno, para el carro. - Ríe mientras contesta y su risa suena con eco en la vacía calle. - Ya te he dicho que me lo tengo que pensar, ¿sí?

Ya solo quedan un par de portales.

- ¿Cómo que de quién soy? Yo soy mía y ya está. - Aunque parece que ha entendido la pregunta, esa es la respuesta que te da.

Finalmente llegáis a la casa. Ella te mira, mira la puerta y pregunta.

- Aquí, ¿verdad?

No entendió eso de que era suya pero igualmente seguía cogida de su mano tirando para delante y para detrás, nerviosa y movida.

- Pero te prometo que voy a zer bueníiiiiiizima - dice con cara de "anda porfi di que si" tanto que añade - Anda porfiz di que zi

Van caminando y la niña tampoco tiene mucha idea de dónde va porque el lugar es nuevo para ella y tampoco es que prestara mucha atención a dónde iba.

- ¿Quien te lo ha dicho? - pregunta asombrada por haber terminado delante de la puerta de la nueva casita que Jonás había comprado.

- Es que tengo que hablarlo con mi hija, ¿vale, cariño? Y luego te contesto.

La mujer se acerca a la puerta y toca el timbre, sonriéndote y mirándote a través de las oscuras gafas. Cuando Jonás abre la puerta su voz enfadada ya te llega desde el otro lado, y te esperas la enorme reprimenda, pero al terminar de abrir se encuentra cara a cara con la mujer, y lo único que sale de su garganta es un apagado "Tu..."

Ulrika te da un empujoncito hacia dentro y te dice.

- Venga, ahora sé buena como has dicho y entra dentro. Voy a hablar con tu hermano Jonás.

Cuando se abre la puerta empieza a dar saltitos.

- ¡MIRA JONAZ, MIRA JONAZ - acelerada - HE ENCONTRADO UNA MAMA!

Se suelta y corretea al lado de Jonaz tirándole del pantalón

- Dize que va a zer mi mamita. Ziiiiiii

Aunque en realidad fue más bien un " bueno, me lo pensaré"

- ¿No puedo quedarme? - mira a ambos - Porfiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii - pone una gran sonrisota y ojitos de gatito bueno

Es Jonás quien habla ahora. Pone el brazo entre tu y Ulrika y te echa hacia atrás para que te metas en la casa. Tiene una cara seria, aunque no es de enfado. Más bien parece preocupado.

Sus palabras son directas.

- Darla, metete dentro. Ya.

Abre la boca muy dispuesta a rechistarle a Jonás, pero la cierra y se mete dentro.

Sin embargo, pone la orejita en la puerta o en la ventana, o en la mirilla o en cualquier sitio que sirva para espiar qué está pasando con los adultos.

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Lo oyes todo como si estuvieras allí mismo. Sientes el nerviosismo y la tensión que parece haberse desatado entre la extraña mujer y Jonás. La voz de ésta suena la primera, pero ya no es la cálida y tierna voz que te hablaba en el camino a casa. Ahora era fría y soberbia.

- Has traído un demonio a mi ciudad.

Jonás contesta, y en el timbre de su voz notas algo de enfado.

- Es un ángel. Además, no es tu...

- No te atrevas a poner en duda mi poder. - Le corta ella. - Esa niña puede desatar un caos si no se la enseña.

Hay unos segundos de silencio en la conversación, y es Jonás quien la reanuda.

- ¿La cuidarás? ¿Le enseñarás? A cambio estaremos a tu servicio.

La mujer se ríe, pero no de alegría como había hecho contigo. Parece desprecio.

- Quizás... Llévala mañana por la noche a El Ojo. Es un local nocturno de la Camarrilla.

- ¿De la Camarrilla? Pero... - El ghoul apenas contesta cuando Ulrika vuelve a cortarle.

- Obedece y punto. Si quieres que la ayude, claro está.

Oyes cómo unos pasos se alejan de la casa. Parece que la conversación ha terminado, pero Jonás la llama una última vez.

- ¿La dejarán entrar?

Los pasos se detienen.

- Ya me encargo yo de eso.

Se reanudan y se alejan hasta que dejas de oírlo. La puerta de la casa se cierra y escuchas pasos acercarse hacia aquí.

Oh, oh... Jonás se iba a enfadar y mucho así que salió corriendo, dejando las merceditas en el suelo y metiéndose en la cama con muñeca y vestido y todo, para poder hacerse la dormidita cuando viniera Jonás.

¿Por qué la futura mamá no la quería? Había hablado feo de ella y Darla era un encanto, una niña tan buenecita y encantadora, que sólo quería hacer feliz a los demás. Además ella le había hablado bien y le había limpiado la cara. No entendía porqué no se llevaba bien con Jonás. Se había reido de él. ¿A quien se referiría con un demonio?

Tendría que preguntarle a Jonás quién era un demonio. Y también porqué ella había hablado tan raro. A ella le había parecido tan buena... sería la mamá perfecta.

Escuchas los pasos de Jonás llegar a tu habitación. Se detiene en ella un segundo y tras susurrar un "Buenas noches", sus pasos se vuelven a alejar. Por las rendijas de la persiana ves cómo el reflejo de la luz del sol, atenuado hasta el punto de ser un leve fulgor rojizo, empieza a vislumbrarse por los bordes de la ventana.