Partida Rol por web

El sonido del móvil te despierta con un sobresalto, los rayos de sol de la mañana juguetan con tus cabellos esparcidos en la almohada, por un momento no hay nada en tu cabeza, sólo la cálida sensación del abrazo de los dorados dedos del astro, pero por desgracia el implacable ruido de lo artificial vuelve a martillear en tus oídos, te sientes cansada, a pesar de que ayer pasaste casi todo el día en casa, disfrutando de un tranquilo día junto a tus hijos. Pero, ¿entonces?, por la noche habías quedado para cenar con Ray, tu agente, el había insistido en verte, llevabas tiempo sin hacerlo, y no podías esquivarlo a pesar de que suponías que te daría el mismo sermón de los últimos tiempos.

Pero, ¿te lo dijo?, ¿de qué hablasteis?, el teléfono continuaba sin descanso, penetrando en la bruma que rodea a tus recuerdos nocturnos, que importan ahora, sólo quieres que deje de emitir su infernal melodía, la cabeza empieza a molestarte más de lo que debería.

Las camas donde reposan habitualmente reposan los niños están vacías, el primer asomo de miedo queda relagado al saber que las dejastes con tus abuelos debido a tu cita de anoche, ¿que paso en ella?.

Liesel se levanta de un salto cuando ve que Ethan y Johanna no están... El mareo del despertar repentino se desvanece con el agobio, y descuelga el teléfono mientras coge apresuradamente ropa que ponerse...

- ¿Diga? - pregunta diligente, con el teléfono apoyado entre su hombro y su mejilla mientras se pone los pantalones a toda prisa.

Casi con rabia al intentar ponerse los pantalones al negarse estos a entrar con facilidad, claro, observas con sorpresa como llevas la mismos que al salir de casa ayer para reunirte con Ray, toda la ropa continúa puesta sobre tu cuerpo, el nuevo intento de recordar es interrumpido por la voz de tu agente, más aguda de lo que debería ser a estas horas de la mañana, ese pensamiento te hace desviar los ojos hacia el reloj, devolviéndote este las once y cincuenta y siete minutos, casi mediodía, ¿a que hora llegaste para haber dormido tanto y estar tan cansada?.

¿Dónde estás?, te llevamos esperando casi media hora, habíamos quedado a las once y media, en tu mensaje me respondiste que si, que estabas de acuerdo ¿mensaje?, ¿con quién has quedado?,ahora su tono se suaviza, tal vez porque parece susurrar estos de Dolce&Gabanna no están para muchas bromas, bastante me costó convencerlos de que serías perfecta para la nueva campaña aquí en Alemania, e incluso hemos hablado de hacerlo a nivel europeo, ¿y tú no te presentas? oyes murmullos y luego como si alguien tapara el auricular, finalmente la voz de Ray vuelve a abrirse paso a través de la línea ¿Puedes estar en quince minutos en el estudio de Gabor? ni de coña, como pronto media hora.

- R... Ray... - Liesel empezaba a preocuparse seriamente... No se había drogado nunca y le aterrorizaba la idea de que de alguna forma lo hiciera ayer - N... No sé qué pasa, Ray... No me acuerdo de nada de ayer... Mis hijos no están, estoy vestida... ¡No sé qué pasa, creo que ayer alguien me dió algo...! - empezaba a sofocarse y sollozar. Cogió el bolso con las llaves y salió a la puerta de al lado en el edificio, que era la de sus abuelos.

¿De qué estás hablando?, me llamaste para cancelar nuestra cena, que te era imposible asistir, cálmate Liesel, cálmate dice la voz cuando empiezas a sollozar, mientras llegas a la puerta del edificio de tus abuelos, tienes llave, así que, con alguna dificultad debido a la situación y al teléfono en la mano, a través del cual sigue llegándote la voz de tu agente.

¿Dónde estuviste anoche?, ¿con quién?, ¿qué le digo a estos? el agobio se trasladaba también a aquel hombre, por fin la dichosa cerradura se desbloquea y el sonido de la puerta al deslizarse precede a otro mucho más tranquilizador, el de unas risas infantiles, que probablemente provengan de la cocina que tan bien conoces.

- ¡No lo recuerdo, Ray, no sé qué pasó ayer...! - la voz de Liesel temblaba, le aterraba la situación, pero al oir las risillas de los niños se calmó y se apoyó en el marco de la puerta - Al menos mis hijos están bien... Dios mío... - dijo más para sí misma - No lo sé, Ray... Diles que he tenido que llevar a mi padre a urgencias por un susto o algo así... Estaré ahí en media hora como muy temprano, a más no llego... Y pídeme cita con el médico, por favor, quiero saber si alguien me metió alguna mierda... - respira, agobiada pero intentando calmarse.

Un suspiro de resignación y unas frases condescendientes, Claro que tus hijos están bien, tranquila, ya improvisaré algo no parece muy convencido de lo que le estás contando, pero parte de su trabajo siempre ha sido comprender las excentricidades de muchos de sus clientes, aunque tu nunca has sido especialmente proclive a ellas, si exceptuamos, claro está, lo de tu relación Ethan Y si, llamaré al médico, déjalo de mi cuenta, no tardes por favor cuelga el teléfono.

Te sientes cómoda en esta casa, todo te es tan familiar, pero hay cosas que han cambiado, pequeños detalles, un pequeño desconchón en techo, alguna astilla suelta en la parte superior del marco en el que te apoyas, son cosas casi imperceptibles, que no se le dan importancia, como a la mayoría de las decisiones que se van tomando a diario, parecen rutinarias, pero en realidad su suma marca el devenir de nuestras vidas, ¿qué hubiera pasado sino hubieras decidido salir a pasear por Central Park?, seguramente tu vida sería distinta, o ¿si aquel estúpido profesor hubiera aprobado a Alma y nunca hubiera tenido que repetir?, pero, que influyan, no significa que puedan ser controladas, por eso la gente nunca se las plantea.

¿Qué hubiera pasado si no hubieras contestado a la llamada que Ray te hizo ayer para quedar para cenar?

A mitad de camino entre entrar o salir de aquella casa, así te encuentras ahora.

Se guarda el teléfono en el bolso, intentando rascar la astilla de la puerta.

- ¡Hola! - dijo entrando y cerrando la puerta - llegando hasta donde estaban sus pequeños para agacharse y abrir los brazos - ¡Hola tesoros! ¿Como habéis pasado la noche...? - miró a sus abuelos - Tengo algo que contaros... Pero me tengo que ir a firmar un contrato... - se volvió de nuevo hacia sus hijos - Dadle un beso a mamá, se tiene que ir a trabajar.

La escena es tremendamente hogareña, pues los dos pequeños mordisquean un sabroso dulce mientras tu abuelo recoge la mesa y su esposa saca una nueva hornada de aquellas delicias caseras que tanto te gustaban cuando eras una niña, por más que le dices a tu abuela que no les de demasiados a los niños, sabes que es una batalla perdida.

Al verte, tus hijos corren hacia ti dispuestos a darte un beso, mancharte la ropa, y oponer toda la resistencia posible a la marcha de su desaparecida madre durante la noche, tu abuela sonríe al verte entrar, aunque frunce el ceño ligeramente cuando comentas lo de contarles algo, viniendo de ti, suele ser una cosa muy buena, o muy mala, pero al verte abrazar a Ethan y Joanna su expresión cambia a una enorme sonrisa.

!Pero bueno niña!, si que empezamos bien el día, los niños se han portado estupendamente, no como su madre, que seguro que no ha desayunado nada te mira por unos instantes toma un dulce, están recién hechos, te estás quedando demasiado delgada, ¿verdad que si Rutger?, y ven y dale un beso a tu abuela dice mientras se acerca a ti.

Tu abuelo, menos propenso a los gestos de cariño te saluda con un movimiento de sus atareadas manos y tras unos instantes suspira con resignación, La chica está tan guapa como siempre, no la agobies, ¿no la ves que tiene prisa? niega con la cabeza dedicando una tierna mirada a su mujer.

Ve, no te preocupes por los niños, ya sabes que aquí estarán bien el hombre se mantiene bien, ágil de mente y manos, aunque desde que está jubilado parece un poco más apagado, pero desde que regresaste con los niños, según tu abuela, ha vuelto a renacer.

Cogiendo con un brazo a Johanna y con otro a Ethan, se acerca a su abuela sonriente, dándole un beso en la cara. Luego se dirige a su abuelo y repite la operación.

- No tengo tiempo de desayunar, abuela... Pero vendré a comer si Dios me lo permite - rió un poco. Entonces dejó en el suelo a los pequeños - Princesa... Guerrerazo... Mamá tiene que irse raaaapidíiiisimo, como Flash. Pero cuando vuelva os llevo al parque, y los abuelos se vienen con nosotros, ¿a que sí, abuelos? - rió. Se acercó entonces a sus abuelos y de nuevo les besó las mejillas - De verdad que tengo que irme, tengo una firma ya mismo... ¡Ciao! - saludó con la mano y tiró varios besos a sus hijos antes de salir corriendo a cambiarse, poniéndose algo rápido y casual, que no destacase mucho pero le marcase su buena figura. Según todo el que había trabajado con ella, lo mejor de su aspecto era su aire "casual"...

El medio de transporte más rápido para llegar a su destino era sin lugar a dudas, un taxi, así mientras sales apresuradamente de tu casa, vas marcando llamando a uno, por suerte, no tienes que esperar demasiado.

El taxista se te queda mirando unos instantes, quizás te haya reconocido, pero si es así, no dice nada, simplemente te pregunta la dirección a la que deseas ir, el taxista va escuchando un programa deportivo con el volumen bajo, y conduce con prudencia por las calles de la ciudad, es una lata tener que atravesarla para llegar a casa de Gabor, pero la fortuna vuelve a sonreírte, pues el tráfico es fluido en menos de la media hora acordada llegas a tu destino.

Gabor Talmachij, fotógrafo, empresario, proxeneta, mafioso, muchos adjetivos han sido vertidos sobre la profesión de este hombre, aunque oficialmente es colaborador de la mayoría de las revistas de moda alemanas y europeas, este estudio, es una preciosa casa de tres plantas situada en la parte más antigua de la ciudad, totalmente reformada sin perder ni un ápice de su personalidad. La parte baja era un continúo ajetreo de gente, pues varias oficinas de las mencionadas publicaciones tienen allí su sede, y a eso se añade el tránsito de los modelos.

La recepcionista, una chica joven llamada Martina, te obsequia con una sonrisa cuando cruzas las puertas, ya la conoces de anteriores visitas, y es una muchacha de trato agradable, Buenos días señorita Van Troy, siempre es un placer verla por aquí, está usted estupenda la gente aquí está acostumbrada a ver rostros hermosos y cuerpos esculturales, pero al oír tu nombre muchos levantan la cabeza para observar a la famosa actriz y modelo, o a actriz y modelo famosa por el escándalo del suicidio del padre de sus hijos, la gente a veces es muy retorcida, eso ya lo sabes.

El señor Ray Kurlovitcz le está esperando en el despacho del señor Talmachij, ¿desea que alguien la acompañe? te pregunta solícita.

Liesel sonríe de vuelta a Martina. Ya ha estado otras veces por ahí.

- No hace falta, gracias... ¡Y no me hables de usted, que soy muy joven...! - sonríe informal y simpática como siempre - Voy para allá, gracias.

Liesel se asegura el bolso en su hombro y se acerca a la puerta en cuestión, tocando un pare de veces con suavidad.

La voz del propio Gabor te da el permiso solicitado para entrar, la puerta se abre con facilidad y la luz de la radiante mañana se cuela por el enorme ventanal que hay detrás de la mesa donde están sentados, supones que charlando, Gabor y Ray, ambos hombre se giran hacía ti cuando entras, entonces reparas en un tercera presencia en la sala, de pie mirando uno de los cuadros que cuelgan de la pared.

Ray se pone de pie y la mujer parece percatarse de tu presencia, elegantemente vestida, pelo corto, aún conserva atractivo, inmediatamente la reconoces, o así lo crees, puesto que cuando es presentada su nombre se queda a la mitad del de la famosa actriz.

Isotta Rosellini, Liesel Van Troy os dice intercalando la mirada entre ambas, antes de estrecharte la mano sientes como ella te recorre el cuerpo con mirada experta, pero ninguna expresión se transluce de este examen, finalmente da un paso adelante y te saluda con una educada sonrisa.

Es un placer conocerla señorita Van Troy, como ha dicho el señor Kurlovitcz, soy Isotta Rosellini, representante de D&G para la nueva campaña de primavera en el norte de Europa su voz no cuadra con su estilo, puesto que es dulce y agradable al oído, aunque segura.

Hemos hablado con su representante para pensar la posibilidad de incluirla como imagen de la marca aquí en su país era directa y no se andaba con rodeos, seguramente era un mujer muy ocupada, hay que reconocerle el mérito a Ray y Gabor de haberla retenido.

Gabor interrumpe por un momento el inicio de la conversación, levántadose de su cómoda silla, y tras darte un par de besos a modo de saludo se detiene mirándote Mejor os dejaré a solas con el asunto, prefiero mantenerme al margen de los negocios que no me incumben, luego hay muchas suspicacias dice con una sonrisa, se ve que el tema es importante puesto que os cede su propio despacho.

Además tengo que supervisar una sesión fotográfica arriba dice mientras abre la puerta, justo antes de salir.

- Encantada, señorita Rosellini - la saluda del mismo modo que ella y no toma asiento hasta que ella lo haga. No borra una sonrisa amable de su rostro. Al escuchar su oferta le dice: - Sería un auténtico honor trabajar para una firma como Dolce & Gabanna, señorita Rosellini, y sin que sirva de fanfarroneo, que no es mi intención, creo que mi rodaje profesional podría estar a la altura de las expectativas.

Al marcharse Gabor, le despide con una sonrisa. Liesel tenía la virtud de la naturalidad, hacía más las cosas por buena educación y deseo que por norma.

Sentémonos por favor, estaremos mucho más cómodos

Indica el agente señalando unos sillones en el otro extremo del despacho, un mesita en el centro de los mismo, los sillones son de un tono claro, muy a juego con el resto de la decoración, obviamente no podía ser de otra manera.

Os sentáis, tu enfrente de la mujer, y Ray entre ambas, este te mira unos momentos por el camino, y te sonríe, intentando tranquilizarte, o a él, nunca lo has tenido claro.