Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Chemnitz

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08/07/2008, 13:39
Herman Heller

Suspiro de nuevo... ¿Es que no piensan dejarme descansar tranquilo? ...sin girar el cuerpo, tan solo volteando la cabeza miro al hombre que ahora acaba de hablar... Si... supongo que fue una estupidez no?, estas cosas pasan por hacerse el héroe... lo cierto es que no lo pensé solamente quise ayudar y de repente tenía un tajo en la pierna y el dolor era insoportable...

No, no recuerdo si alguien mas intentó ayudar, en cuanto resulté herido, creo que... me acobardé y no reaccioné tras eso...

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08/07/2008, 15:51
Director

Bien, no te más preguntas, que se mejore amigo dice aquel policía mientras hace un gesto con la mano algo autoritario a la mujer que lo acompaña, señalando la puerta de la habitación.

Ambos desaparecen por la misma, apenas han estado cinco minutos pero parece como si te hubieran dado una paliza, demasiada policía, y cada vez más eficientes en apariencia, si bien es cierto que dudabas mucho de que tuvieran algo que pudiera relacionarte con tu empleo, habías aprendido a lo largo de los años a ser precavido, y ahora, por ayudar a quien tenías que matar, puedes pagar las consecuencias.

Aún no están demasiado claro en tu mente los motivos que te impulsaron a un acto que estuvo a punto de costarte la vida, un poco más arriba esa espada y no lo hubieras contado, no es una forma agradable de morir, desde luego que no, el sonido de una puerta que se abre, pero esta vez no es la tuya, demasiada tensión, demasiado expuesto.

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08/07/2008, 16:24
Steffan Schwarz

Bien, no te más preguntas, que se mejore amigo dice aquel policía mientras hace un gesto con la mano algo autoritario a la mujer que lo acompaña, señalando la puerta de la habitación.

Cuando por fin salís Steffan avanza en el silencio por el pasillo hasta llegar al rellano donde vuelve a detenerse cuando no hay nadie para mirarte de nuevo, parece más calmado, más sobrio, no, es más bien como si ese odio hubiera sido canalizado en otra dirección, de nuevo aquel gesto de echar mano al interior de su bolsillo.

Dime, ¿qué opinas de lo que te ha contado el “héroe”? por primera vez desde que te examinó de arriba abajo frente al ascensor de la comisaría, se ha dirigido a ti como una “persona”, ni rubia, ni nena, es como si el trabajo hubiera domesticado a esa fiera que parece pugnar por escapar constantemente, y pudiera comunicarse contigo.

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08/07/2008, 16:42
Madeleine Strindberg

Sigo a Steffan en silencio, al menos creo que además de obtener información, el momento con Heller ha servido para calmar los ánimos. Respiré profundo, lo había hecho bien o al menos eso creía. Debía haberlo hecho bien y por eso él no estaba vociferando contra mí como hubiera hecho de lo contrario. Cuando se detuvo en un lugar poco concurrido, temí que su monstruo volviera a aparecer. Más nada de eso pasó, dirigí mi mirada a sus manos en los bolsillos, aquello me parecía haberlo estudiado en alguna clase de psicología pero más estaba yo para el estudio por fijarme en ese detalle en un hombre tan inestable como Schwarz.

-Se me hace demasiado sospechoso el que no lo haya rematado y que ambos hayan podido entrar tan fácilmente en el estudio-respondo mirándolo a los ojos.-No sé, quizás me equivoque pero tenemos que investigar a Heller también...

Su manera de hablarme me había descolocado por completo, sabía que no había sido mi interrogatorio el que había cambiado la actitud de Schwarz para conmigo pero también sabía que era demasiado apresurado pensar que había cambiado y que me estaba aceptando de buen agrado. Preferí continuar con mis deducciones.

-Si el asesino iba a por Van Troy, ¿por qué perder el tiempo con Heller? De un balazo lo habría reducido, no se tentó el corazón para matar a otros y, habría alcanzado a la modelo o actriz esa...

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08/07/2008, 23:20
Steffan Schwarz

Resopla, no sabes bien si decepcionado o hastiado, comienza a bajar por las escaleras, pero al bajar tres o cuatro escalones se vuelve de nuevo hacia ti, Ese tío no cuenta la verdad, es bastante obvio, hasta un niño de cuatro años se hubiera dado cuenta rubia, por lo menos llegas a ese nivel de deducción continúa su descenso planta por planta, en silencio, aunque parece evidente que no ha terminado.

Cuando por fin logras darle de nuevo alcance ya casi en la salida del hospital, aquel tipo se movía deprisa a pesar de sus aspecto de haberse tirado varios días sin dormir, El asesino iba a por la chica, pero no la mató, ¿por qué?, algo le detuvo, pero desde luego no fue ese tal Heller, y luego está lo de su truco de magia para aparecer y desaparecer, se pasa la mano por la cabeza, para negar a continuación, hablando para si mismo casi.

Dime rubita, ¿qué harías tú ahora? la frase es burlona, pero su rostro sigue siendo tan alegre como el de un enterrador en plena jornada laboral.

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08/07/2008, 23:39
Madeleine Strindberg

Resoplo furiosa, nada le acomóda a este tipo. Más vale que me contenga de decirle lo que pienso sobre él, no creo que sea una buena idea. Lo sigo hasta que se detiene y me da la cara con ese maldito tono suyo y la cara más amarga que un café.

¡Un café me hace falta ahora!

Lo miro, respiro profundo y pienso, pienso porque cualquier cosa que le diga la aprovechará para llamarme rubia otra vez. Me dan ganas de pegarle cada vez que me llama así, me siento como una cosa. Paso mi mano por mis cabellos, trato de no mirarle a los ojos, así será más fácil.

-Lo que haría es investigar al tal Heller, de dónde salió, cómo entró en los estudios; con quién vive, a qué se dedica. Todas esas cosas pero en primer lugar, yo iría directo a los estudios a ver cómo carajo entró. Si le fue tan sencillo, quizás tenga un cómplice...-digo más como para mí que para él.

Un niño de cuatro años puede ver que Heller miente, ¿Steffan se ha creído que trata con una niña? Me recuerda a la gran mayoría de los malditos hombres de mi vida, por suerte con este sólo tengo que trabajar, aunque eso signifique media vida a su lado. Camino un poco para acercarme a él.

-¿Sabes qué creo, Schwarz? Que Heller no es más que un señuelo para despistarnos... Nos está haciendo perder el tiempo, cómo a dos idiotas...-cuando digo idiotas lo miro sonriente.

Él me ha tratado así toda la mañana, ahora vamos a ver de lo que es capaz él, ya puede seguir llamándome rubia, a ver si no lo golpeo en una de esas.

-Necesito un café...-no se lo digo a él, por supuesto.

Con la mirada busco una máquina cercana, si es que él me da tiempo.

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09/07/2008, 16:34
Steffan Schwarz

Creo que Heller es un gilipollas, y que no estaba allí con el asesino, pero tampoco cuela eso de ser un fan de una modelo de veinte años por muy buena que esté una mirada no demasiado amistosa cuando menciona la parte de los idiotas.

Sigue andando hacia el exterior, pero contra todo pronóstico, se detiene junto a la máquina de café, aunque él no saca nada, espera a que tu te consigas uno, aunque apenas lo tienes continúa en la dirección del coche, al llegar abre la puerta sin usar la llave, puesto que no lo había cerrado, por lo menos la grúa no se lo ha llevado.

Iremos a los estudios dice por encima de techo del coche para mirarte a la cara, pero antes dime una cosa nena, ¿te pone esto de dar órdenes? nada más decirlo una sonrisa indefinible aparece fugazmente como se que es así llama a la comisaría y que investiguen sobre el tal Heller, y entra de una puta vez, no tenemos todo el día rubia desaparece en el interior del vehículo, y el motor empieza a sonar.

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09/07/2008, 17:07
Madeleine Strindberg

En algo tiene razón, no cuela ser el fan de una modelo de 20 años. A menos que Heller tuviera demasiada paja en el cerebro. Respiro profundo, tengo que aprender a controlar mi ánimo con este pedazo de hombre o me volverá casi tan loca como él. Al fin, encuentro la máquina y no saca un café, no, quizás prefiera un whisky pero yo lo he estado buscando todo el tiempo, así que saco unas monedas del bolsillo de mi vaquero y saco un café.

Estaba por entrar al auto cuando abrió la boca para una estupidez, una estupidez que me pareció, le hizo dibujar una sonrisa. Claro, si a eso se le podía llamar sonrisa, me tomó tan de sorpresa su pregunta que no pude responder de inmediato porque al siguiente segundo estaba diciendo que sabía que era así y dándome órdenes él a mí.

¡Desgraciado!

Me metí en el auto antes que me dejara allí, bebí un sorbo de café, busqué el móvil en la mochila y mientras marcaba, lo miré.

-Pues parece que a ti también, Schwarz...

Sonreí y no dije más, me estaban atendiendo; di las indicaciones que él me había dado y cerré el móvil y volví a poner atención a mis pensamientos, debatir con él probablemente sería en vano y probablemente para ese momento, ya había olvidado mi última frase dirigida a él.

Seguro que no me deja fumar aquí.

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10/07/2008, 09:01
Director

espero tus instrucciones con respecto a tus siguientes, pasos, no me vale la frase, esperar a que me recupere, XDDDD, en unos tres o cuatro días, puedes empezar a desplazarte con una sola muleta.

Regresa a la escena de Chemnitz anterior. Gracias.

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10/07/2008, 09:17
Steffan Schwarz

Las calles van pasando a gran velocidad delante de tus ojos mientras realizas la llamada para dar las ordenes pertinentes, no ha mejorado demasiado el estilo de conducción de Schwarz durante el breve intervalo que habéis estado en el hospital, cuando cuelgas el teléfono, este vuelve a dirigirse a ti.

Nena, hay muchas cosas que se que me ocurren que puede hacer una rubia como tu en el coche para ponerme, y darte órdenes no es de las que más, aunque tenga su cosa dice sin ni siquiera mirarte, se siente cómodo en ese juego de descalificaciones, al fin y al cabo eso evita hablar de otros temas.

Justo cuando pronuncia su frase, un brusco frenazo y el edificio de Talmajchi Models queda justo enfrente, tampoco esta vez respeta la ley a la hora de aparcar, Todo tuyo “poli”, ardo en deseos de seguir viéndote en acción dice con cierto aire despreciativo.

El lugar parece cerrado al público, un guardia de seguridad en la puerta de cristales de la entrada y tras ella puedes ver un mostrador donde una hay una chica sentada, con aspecto abatido.

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10/07/2008, 16:45
Madeleine Strindberg

Aquella manera que tenía de decir las cosas, cómo si estuviera muy lejos de allí y cómo si nada le importara, era quizás lo que más me molestaba; en una charla entre amigos, aquello habría sido motivo de risas pero claro, un tipo como Schwarz no debía tener amigos. ¡Vamos! Yo tampoco los tenía. Me bajé del auto y me agaché un poco antes de cerrar la portezuela.

-Dudo que algunas vez hayas sentido algo como lo que te podría hacer sentir, Schwarz... Demasiado poco hombre para arder en nada-dije y azoté la puerta para largarme.

Iba cambiando del nena, al rubia, al poli; una maldita intercalación de adjetivos que me estaban poniendo muy de malas, e insisto, aún era temprano. No esperé a Schwarz, aunque quizás ya estuviera justo tras de mí, no alcanzaba a verlo pero al menos sabía que allí no se atrevería a zarandearme delante de otro como nosotros. Mostré la placa al policía que hacía guardia en la entrada y mirándola bien me dejó entrar.

Me pregunté si así de fácil le había sido a Heller y al asesino entrar pero de inmediato creí que sería mejor preguntarl a la chica de dentro, pues seguramente el policía, no había estado allí durante el incidente. Entré dando pasos largos, lo más que podía; aún podía sentir la vista de Schwarz a mis espaldas y si lo empezaba a conocer bien, le debía una.

-Buenos días, señorita... Soy la teniente Strindberg y él...-miré hacia atrás a ver si estaba cerca de nosotras.

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12/07/2008, 12:03
Steffan Schwarz

La chica no parecía demasiado sorprendida al veros, su expresión es ausente a pesar de la sonrisa profesional que esboza al escuchar las palabras de Madeleine, parece cansada y triste.

Yo soy el teniente Schwarz, y queríamos hablar con el señor Talmajchi y echar un vistazo al lugar de los hechos lo pronuncia de una manera mucho más suave que el resto de sus frases, sé que están cansados de ver pasar por allí a los polis, pero créame, es absolutamente necesario, avise a su jefe termina con una frase imperativa, un tono autoritario, rompiendo cualquier signo de amabilidad que pudiera haber mostrado.

La chica no tiene muchas ganas de discutir, sólo borra la sonrisa, descuelga un teléfono y se limita a transmitir el deseo de Steffan de hablar con el que se encuentra al otro lado de la línea, Suban las escaleras, a la izquierda esta el estudio donde… bueno, ya saben, y a la derecha, al final del pasillo el despacho del señor Talmajchi termina señalando unas escaleras que podéis ver justo enfrente de la puerta, delante de las cuales también hay otro guardia de seguridad.

Dejáis a la chica nuevamente ocupada en no hacer nada, y tras el saludo al de seguridad subís, no son demasiado largas, Dime rubia, antes en el coche, ¿te me estabas insinuando?, porque en cuanto salgamos de aquí podemos comprobar lo hombre que soy, no tengo ningún problema en mezcla el trabajo con un buen polvo dice mientras te mira el culo al ir un par de escalones por delante, ¿o sólo es una de esas bravatas que lanzáis las mujeres?, se detiene unos momentos, ¿Vas de farol en todo? te pregunta justo cuando alcanzas el rellano con la bifurcación que anunció la recepcionista.

Los ojos de Steffan están fijos en ti, pero parecen haber regresado de ese mundo en el que vagaban sin descanso.

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12/07/2008, 15:37
Madeleine Strindberg

Mientras subía las escaleras, me había casi olvidado por completo de Steffan, iba pensando en lo que le diría al señor Talmajchi, en las posibles preguntas y algunas combinaciones de ellas; así como en las ventajas y desventajas que aquel desafortunado accidente le traía no sólo a Talmajchi como empresario, sino a su negocio en sí. Mi cabeza daba vueltas a aquella serie de cosas, cuando escuche la voz de mi compañero nuevamente y no era precisamente para decir nada agradable.

Me di media vuelta justo a tiempo para ver sus ojos irse de mi trasero y sentí una furia incontenible, a pesar de ello intentaba que no pasara a mayores, responder alguna cosa sensata y seguir nuestro camino de una vez y para siempre pero aquello parecía un concurso para elegir al más hiriente y a mí no me gustaba perder. Me paré frente a él justo antes de que subiera el último escalón y no le dejé pasar.

-Escucha, si no puedes discernir entre una insinuación y una bravata, tienes serios problemas-dije sonriendo con sorna.-A mí tampoco me importa mezclar el trabajo con un buen polvo pero dudo mucho que sepas siquiera lo que es un buen polvo...

Me di la vuelta dispuesta a no escucharle más, prometiéndome que la próxima vez no le respondería, porque ya estaba cansada del jueguito y porque sabía que las cosas, según su caracter y según el mío, podría terminar muy mal. Me paré frente a la puerta de la oficina de Talmajchi pero antes de tocar y abrir, le eché una última mirada furiosa a Schwarz: estaba volviéndome loca.

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14/07/2008, 12:54
Steffan Schwarz

Cuando te diste media vuelta, él estaba casi pegado a ti, y te agarra con fuerza del brazo izquierdo, aunque no hay en sus ojos la violencia que habías visto con anterioridad, sino más bien una sombra de preocupación.

¿Serás capaz de aguantar hasta el final rubia? pregunta con voz seria, con calma el jefe cree que si, pero yo tengo mis dudas, dice estás palabras de una manera totalmente despreciativa, y las dudas no son buenas compañeras te suelta, pero su mano se desplaza hasta tu rostro, acariciando por un momento tu cabello por encima de la oreja, y sería una lástima perder una agente tan bonita que no ha disfrutado de un hombre de verdad te mira a los ojos, los suyos parecen estar nuevamente en otro lugar, parpadea un par de veces, regresando.

¿Vas a fallarme cuando llegué la hora de la verdad? pregunta con una sonrisa mientras golpea la puerta por encima de hombro, con la mano que hace unos momentos tenía posada en tu cara, una voz contesta casi al instante desde el otro lado concediendo permiso para entrar, la mano se desliza ahora hacia atrás rozando la piel de tu cara ligeramente.

Yo no lo haré

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14/07/2008, 17:37
Madeleine Strindberg

Ni siquiera entiendo lo que sucede, un segundo me sujeta del brazo con violencia y al otro prácticamente me acaricia; no puedo evitar sentir aprehensión respecto de aquella manera de tocarme e intento moverme para que no lo haga pero de todos modos me ha tomado desprevenida. Lo miro a los ojos de la misma manera que él a mí, pero obviamente no había el mismo sentimiento. Me preguntaba hasta dónde iba a llegar el muy desgraciado, hasta qué punto había qué ir con él en el juego de las descalificaciones para que él se detuviera.

Bajé la mirada pensativa, esperando que no notara que me había hecho temblar. No sabía qué me daba más miedo de él, ¿sí esa actitud machista o esa mirada que parecía estar lejos de mí?. Aún a pesar de que llamó a la puerta y de que nos indicaron pasar, no me quité del frente y en cambio di un paso acercándome más a él, dispuesta a contestar a sus palabras.

-Pues no te quedes con las dudas, Steffan...-dije acercándome mucho a su cara pero sin expresión alguna en la cara casi hasta rozar sus labios.-Yo no tengo dudas, si el jefe me puso aquí es porque ciertamente cree en mí y te digo más, teniente, no se la chupé a nadie... Puedes estar seguro que no te fallaré y de ser necesario, te protegeré con mi propia vida, con mil demonios. No me conoces de nada y no me juzgues antes de que te salve el culo... Y no me hables de hombres, si no conoces a uno.¡Maldito petulante!

Ahora la expresión de mi rostro había cambiado, se notaba un ligero odio en él pero también una expresión de temor a lo que pudiera pasar, un cierto temor de estar demasiado cerca de él. Eché la cabeza a atrás y le di la espalda, esperando a que abriera la puerta, con el corazón acelerado y la respiración levemente desacompasada, la espera se me hacía interminable. El mejor teniente de la cuadra, también el peor en carácter y me había tocado a mí pero había algo más; algo que me estaba empezando a molestar mucho más.

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15/07/2008, 12:21
Steffan Schwarz

Steffan se mantiene impasible ante tu cercanía, no reacciona a tu gesto de odio, a tu arrebato, simplemente pasa la lengua por sus labios, que empezaban a estar resecos de tanta palabrería, te busca de nuevo con esos oscuros, que ahora son el único signo de que algo está bullendo en su interior.

No te vuelvas esclava de tus palabras nena, eso te haría perder objetividad en los momentos donde son más necesarias te dice mientras pasa por tu lado para abrir la puerta apagándose es brillo que antes tenía su mirada, sostiene la puerta para que pases, un gesto que dista mucho de ser cortés, más bien te llena de responsabilidad al ofrecerte la posibilidad de presentaros ante el señor Talmajchi.

Mientras te franquea el paso te mira de nuevo, estaba haciéndolo a tu rostro, pero cuando cruzas la mirada con él baja los ojos en dirección a tu pecho, y sonríe de una manera divertida.

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15/07/2008, 12:22
Gabor Talmalchij

Un amplio ventanal cubierto por unas finas cubiertas de color hueso, un silla de madera, amplia y cómoda, sentada en él se encuentra Gabor Talmachij, fotógrafo, empresario, proxeneta, mafioso, muchos adjetivos han sido vertidos sobre la profesión de este hombre, pero lo cierto es que es una celebridad en Chemnitz, aunque nunca nadie ha podido demostrar nada malo sobre él.

Dos sillas delante de la mesa, a las cuales señala en cuanto entráis, hay unos sillones en el otro extremo del despacho, un mesita en el centro de los mismo, los sofás son de un tono claro, muy a juego con el resto de la decoración, obviamente no podía ser de otra manera, algunos cuadros, supones que caros, completan el escenario.

No puedo decir que me alegre de verlos agentes, no en estas circunstancias, soy Gabor Talmajchi dice presentándose.

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15/07/2008, 13:05
Madeleine Strindberg

Aquello ya era demasiado, sobrepasaba mis limítes, simplemente con él no se podía de otro modo. Negué con la cabeza lentamente, ante sus palabras, luego ante su gestos y por último ante sus asquerosas miradas; había conseguido ponerme de muy mal humor en pocas horas, aquello debía merecer un premio si no otra condecoración que seguro las tenía por montones. Me acomodé el cabello y entré sin mirarle, ya estaba bueno de aquel jueguito. Intenté calmarme mientras Talmajchi hacía su presentación, ¿qué de cierto habría en todas aquellas cosas que se decían de él?

Me presenté sin presentar a Schwarz, si quería hacerlo bien podía hacerlo él mismo porque yo no estaba por la labor. Me centré en aquel hombre con un montón de dinero, con un montón de poder, muchas cosas en juego y unos asesinatos tan recientes que los cuerpos en la oficina forense, aún estaban tibios. Me senté en una de las sillas ofrecidas sin volver cruzar mirada con Schwarz, crucé la pierna y esperé unos segundos.

-Señor Talmajchi, imagino que no es un gusto vernos... Nos iremos pronto, se lo aseguro-dije mirándolo fijamente a los ojos.-Por favor, dígame lo que ocurrió. ¿Dónde estaba usted cuando esto sucedía? ¿Cómo se enteró? ¿Cree conocer al asesino?

Me reacomodé en la silla, puse mis codos sobre la mesa y escruté el lugar observando claramente los detalles; sin duda le gustaba el lujo y la suntuosidad pero aquello más que un detalle era algo obvio en un personaje como él. Entrelacé mis manos, pensando en lo siguiente que para mí eran dos cosas demasiado importantes y demasiado estúpidas si se habían dejado a su suerte.

-Dígame, señor Talmajchi: ¿Las modelos y el público entran por la misma puerta? ¿No hay un retén de seguridad para la gente que no es de la compañía?-enarqué una ceja, demasiadas preguntas quizás pero segura estaba de que todas tenían respuesta.

Aún a pesar de estar enfrascada en aquel interrogatorio contra Talmajchi, no podía dejar de pensar en una sola cosa: El modo en que Schwarz me había mirado. Estaba por demás molesta, me sentía acorralada, perseguida y hasta cierto punto ultrajada; lo peor era que todo aquello parecía no haber sucedido, que era un montón de especulación de mi parte, sencillo: él no había hecho nada más que hablar.

-Y una más, señor: ¿No había cámaras por todo el lugar? ¿Cintas de seguridad? Por que me las tendrá que dar de ser así...-hice un alto sopesando su mirada y lo que sea que fuera a decirme.

Lo que sea que me mantenga pensando en otra cosa y no en este idiota.

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17/07/2008, 12:26
Gabor Talmalchij

Talmajchi mira por un momento a Steffan cuando te presentas, pero este no dice nada, así que el hombre tras la mesa vuelve a centrar su atención en ti, escuchando tus preguntas y respondiéndolas una por una.

Yo me encontraba en una reunión en la oficina de Harolmeiar, me llamarón y vine enseguida, en cuanto al asesino, no lo había visto en mi vida, porque dudo mucho que olvidara a alguien así responde de manera pausada a las primeras preguntas, Las modelos y el público entran por el mismo lugar, aunque no recibimos demasiado, pero solo a la primera planta, para acceder a la segunda hay que pasar por el guardia de seguridad justo antes de la zona de escaleras y ascensores, por donde acaban de subir ustedes se queda unos segundos pensativo, pero finalmente no añade más en ese apartado.

Tenemos cintas de seguridad para la primera planta, pero en la segunda no, puesto que mucha gente famosa pasa por nuestros estudios, y preferimos que haya privacidad por encima de todo, no hay problema con las cintas, daré instrucciones para que las reciban en cuanto terminemos esta conversación asiento con la cabeza, mirando a la agente que se ha sentado en la silla, e ignorando casi por completo a tu compañero.

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17/07/2008, 17:26
Madeleine Strindberg

Escucho con atención las respuestas de aquel hombre, poniendo atención en sus gestos y sus pausas. Dice que me entregará los videos, así que a él no hay mucho más que preguntarle pero por último, se me ocurre que Scwharz y yo podemos ver el lugar del crimen.

-Este... Hombre, es mi compañero, el teniente Schwarz. Queremos ver el lugar del crimen y luego hablar con el guardia de las escaleras, si es que es el mismo que estaba durante el incidente-digo con voz calmada, autoritaria pero sin llegar a ser petulante.-Señor Talmajchi, no creo que sea necesario decirle que si recuerda algo más, me llame.

Extiendo una tarjeta con mis datos sobre la mesa. Y en ese momento, sin saber por qué, pensé en una cosa más pero realicé la pregunta mientras me ponía de pie.

-Dígame una cosa más, ¿las modelos, actrices o gente famosa que viene a su estudio, goza de algún seguro de parte de la compañía?-recargué mis dos manos en el respaldo del asiento y esperé por su respuesta.

Había tantos detalles dejados a la ligera, cosas que no estaban en el informe, que si bien había sido inicial, tenía muchos baches. Nos correspondía a nosotros sortearlos y sacar algo en concreto pero como estaban las cosas, dudaba mucho que consiguiera nada con Schwarz; tenía ganas de estar en ese momento en casa, bebiendo un buen vodka y en la bañera con los ojos cerrados pero no, estaba allí, de espaldas al más infernal compañero y de frente a un hombre que no sabía si me decía la verdad.