Partida Rol por web

Abres los ojos, despiertas, tienes frío, lo sientes, un bosque, árboles, rocas, un lugar que no habías visto antes, estas escondida, algo se te clava en la desnuda planta de tus pies, un dolor agudo pero muy breve, van a matarte Solaine, esa certeza se invade, un sonido de alguien que corre…pasan rápidos…escóndete, una mujer, alguien va con ella, no te ven, quizás sea lo mejor.

Y entonces, ese grito, desgarra el aire, te hiela la sangre, no es humano, no puede serlo, no debería serlo.

Una pistola en tus manos, el paisaje se ha transformado, un sucio callejón, voces que te persiguen, introduces la mano en tu bolsillo, una bala, pero no la colocas en el arma, la vuelves a guardar, todo sonido ha cesado, te duele la cabeza.

Abres los ojos, una luz blanca, demasiado luminosa, un murmullo lejano, vas tomando conciencia de las blancas paredes que te rodean, estás en una cama, un hospital, el rostro de Mikael de nuevo ante ti, te duele la cabeza, él sonríe, hay preocupación en su mirada.

- (...) Aaaahhgg... - se quejó Cavaliê, que cerraba los ojos con fuerza para volver a abrirlos después, escudriñando la impoluta sala con ojos confusos, brillantes... Perdidos - ... ¿Mike...? - lo busca con la mirada, y es cuando lo encuentra cuando se lleva una mano a la frente e intenta incorporarse... Cierra los ojos, dejando el cuerpo muerto... No emite más palabras... No hay lugar para ellas en una mente perdida... Desorientada...

Tranquila cariño, todo esta bien, tu marido coloca una mano en tu frente y esboza una sonrisa que intenta ser reconfortante, respira, sólo te has desmayado, luego agarra tu mano y la aprieta intentando darte fuerzas.

Abre los ojos, no vuelvas a dormite, Sol, ¡Sol! grita un poco más alto y acaricia tu cara, unos pasos se aproximan a la cama, Deberíamos sedarla señor Chevalier, dice una voz desconocida.

El contacto de su piel se desvanece y vuelves a oír su voz, pero mucho más firme, amenazadora, Cómo vuelva a darle un puto sedante más le juro que le parto la cara y hundo este maldito hospital, ¿me ha entendido?, lárguese, una queja proferida por la otra voz murmurando acerca de demandas y proclamaciones sobre de quien es el médico se pierden junto con unas pisadas que se alejan.

Sol, despierta, todo va a ir bien, no puedes volver a dormirte, no cierres los ojos ahora la angustia aparece tras el arrebato de furia.

¿Desmayado...? ¿Otra vez...?

- HHhhmmm... - vuelve a quejarse, completamente desorientada, con cierto tinte de nerviosismo... - ¿Qué ocurre...? ¿Por qué me sedan...? - entreabre los ojos, buscando de nuevo el rostro de su marido... - ¿Por qué no puedo dormir...? Estoy... cansada...

Allí está, nuevamente pendiente de tu mirada, ahora más serio, esboza una sonrisa que se queda a medio camino de completarse, Te sedan porque son unos gilipollas, tienes que espabilar, empezar a controlar lo que te esta pasando dice sin dejar de mirarte, agarrando tu mano nuevamente.

Sol, dime, ¿qué ves cuando te desmayas?, te susurra inclinándose sobre tu rostro, Gritabas, no parabas de moverte, parece que sólo querías regresar te besa suavemente la mejilla en un gesto que parece instintivo.

Cavaliê tragó saliva, angustiada y con la respiración algo acelerada...:

- Estaba en un bosque... Se oían gritos y me escondía... Alguien quería matarme... - en aquel punto los labios le empezaban a temblar... - Después estaba en un callejón con... Una bala en el bolsillo... Una pistola... - negó levemente, apartando la vista de su marido y escudriñando la habitación como si fuera un animal acorralado... El desconcierto y el pánico brillaban en sus ojos - No sé qué me pasa... No sé quiénes me seguían...

Pensativo, mirándote ahora de manera ausente, luego sigue tus ojos mientras observas la habitación, Solaine, llevas tres días sin recobrar del todo la consciencia, por eso no quería que te sedaran más, ¿Quieres que nos vayamos a casa? pregunta con seriedad.

Verás, no estoy seguro de lo que pasa, pero, sonríe nuevamente, besando tu mano, acariciando tu rostro, no estás loca como dicen los médicos, te conozco, algo te está pasando, eso es evidente, pero…no creo que aquí encontremos la solución

Cita:

La joven se llevó una mano a la boca, horrorizada - ¡¿¿Tres días...??! - empezó a sollozar exasperada, negando débilmente con la cabeza... - Quiero irme... No quiero estar aquí... Quiero irme a casa... - se tapó la cara con ambas manos, desconsolada e hipando entre sollozos mientras suplicaba...- Sácame, Mike...

Ok. reviso que todo esté bien y como poco pesado, para no despistarme. Vamos, procedimiento normal

Tu marido pasa sus brazos por la espalda, abrazándote con fuerza, enterrando tu cabeza en su pecho, hablando en tu oído, Te sacaré de aquí Sol, te sacaré de aquí, le tiembla la voz, el abrazo es largo y reparador, pero finalmente termina, todo termina.

Voy a decirle a esos idiotas que nos vamos, no cierres los ojos, aguanta un poco, conozco a alguien que nos ayudará, espera a que asientas para darse media vuelta y abandonar la habitación.

Solaine se aferró a su cuerpo casi sin fuerzas... y finalmente asintió, enjugándose las lágrimas con el dorso de la mano.

La espera se te hace eterna, angustiada, pero por suerte no te duele la cabeza, tienes que luchar un poco contra el sopor, seguramente provocado aún por algún fármaco, una aguja clavada en tu brazo conectada a la típica bolsa de suero de los hospitales, si has estado tres días, era necesaria tu nutrición.

Tu marido abre la puerta de la habitación con gesto decidido, justo detrás entra otro hombre de unos cuarenta, pelo canoso pero bien parecido, bata blanca y un gesto de resignación en la cara, Mike lleva unos papeles en la mano y un bolígrafo, se acerca a ti y te lo tiende, Sol, esto es el alta voluntaria, tienes que firmarla, dicen que con la mía solo no vale

El médico te mira, No lo haga señorita Cavaliê, ha sufrido algún tipo de desmayo y aunque el escáner no ha detectado nada, es posible que se repitan y luego sean más graves, siento hablarle de esta manera, pero podría tratarse de algún tipo de tumor la reacción de Mike es instantánea, se vuelve hacia el doctor y lo empuja contra una de las paredes de la habitación.

MALDITO HIJO DE PUTA, NO INTENTE ENGAÑARLA, LE HAN HECHO TODAS LAS PRUEBAS POSIBLES Y NO HAN ENCONTRADO UNA PUTA MIERDA, VAMOS A PEDIR LA OPINIÓN DE ALGUIEN MÁS COMPETENTE parecía que iba a golpearlo, pero respira profundamente y parece serenarse, el médico parece algo amedrentado, pero encuentra el valor suficiente para mirarte y negar con la cabeza…

Al escuchar aquello de "tumor" Cavaliê abrió los ojos como platos, y no tardó nada en taparse los oídos cuando su marido comenzó a gritarle al doctor... Si Mikael aseguraba que podrían encontrar a alguien más competente, ¿por qué no iba a creérle...?

Tragó saliva, intimidada, y tras turnar su mirada de un hombre a otro se decidió a firmar en el papel. Sabía como buena ciudadana americana que el servicio sanitario de aquella gran potencia mundial dejaba mucho que desear... ¿Y qué perdían por intentarlo?

- Podemos intentarlo... Y si me sigo encontrando mal, volver... - comentó por lo bajo, sin estar del todo segura de lo que decía, enarcando las cejas...

Tu marido asiente satisfecho mientras que el médico se encoge de hombros, parece que ya ha discutido varias veces con tu marido, y sus ganas de pelear se han desvanecido en cuanto has firmado el papel, aunque no puede evitar una mirada triste en tu dirección, tras la cual abandona la sala, una enfermera le ayudará dice por último.

Mike te mira con una sonrisa tranquilizadora y espera a que el doctor salga, Has hecho lo correcto, tienes que confiar en mí, se acerca a un pequeño armario y saca la pequeña maleta que llevaste al hotel, mientras tanto una enfermera entra sin hacer demasiado ruido, un cortés buenos tardes y procede a retirarte el suero, lo hace con profesional eficiencia, tras lo cual desaparece tan rápido como apareció.

Tranquila, te aseguro que no tienes ningún tumor, hay una cosa, alguien me advirtió de que esto podía pasar, no lo creí, pero cuando te he visto así… te tiende la ropa y vuelve a besarte en los labios, no se mostraba hace desde hacia mucho tiempo, demasiado… No estás loca, para nada, ni enferma, lo dice con una sorprendente seguridad.

Al recibir el beso, sus mejillas se ruborizaron, sonriendo idiotizada... Algo bastante lógico tras haber estado sedada y estando luchando contra el sueño...:

- Qué cariñoso estas... - sonrió, abrazándolo... Se sentía cabalgar entre pesadilla y sueño, pues aunque se creía enferma y caía constantemente presa de la desesperación ante tanta confusión, su marido la correspondía como hacía mucho que no lo hacía... - Te echaba de menos... Te quiero... - admitió, con cierto tinte de tristeza... La-Roux no era una mujer fuerte, ni tampoco podía alardear de una voluntad de hierro, pero se esforzaba en lo posbile en hacer felices a los que quería, aunque éstos a veces no la correspondieran del mismo modo...

Yo también te quiero Sol, he tenido miedo de perderte, por un momento, su mirada se nubla y vuelve a abrazarte con fuerza, besando tus labios con fuerza, con ansia, como si fuera la última vez que pudiera hacerlo, los recorre memorizando cada uno de sus rasgos, los mordisquea suavemente, volviendo a fundirlos con los suyos durante un largo periodo de tiempo.

Mira tus ojos, perdidos y confusos, la determinación moran en los suyos, no te dejará sola, percibes esa certeza como algo real, agarra tu cara con ambas manos sobre tus mejillas, sonríe, asiente con firmeza, Vamos a superar esto, entre los dos, te lo prometo suelta tu cara y te hace un gesto a la ropa, ya que sólo llevas un pijama, por suerte es uno tuyo, no ese que dan en los hospitales.

Larguemos de aquí de una vez

Ella asintió tras aquella muestra de cariño, casi incrédula. Durante largos meses (incluso años) había estado convencida de que su marido tenía otra mujer... ¿Por qué tanta atención derrepente? ¿Realmente le importaba...?

Comenzó a vestirse, algo más aliviada que hacía unos minutos. Al colocarse la ropa, gracias a su pequeña estatura y a su delicado aspecto, recordaba a una muñeca endiabladamente frágil...

- ¿Qué crees que me pasa...? ¿Quién te advirtió de algo "así"...? - preguntó al tiempo que se echaba por encima una chaqueta fina, recogiendo su pijama. Aquello sonaba realmente extraño...

Te hace un gesto con el dedo indicando que luego contestará a tus preguntas, al principio tienes algún problema de equilibrio cuando te levantas, pero Mike te sujeta y poco a poco comienzas a sentirte algo mejor.

Tu marido te agarra de manera cariñosa y juntos camináis por los pasillos del hospital, ajenos a las miradas no demasiado agradables que os brindan algunos miembros del personal, al llegar al mostrados de admisión, Mikael suelta la hoja que has firmado allí sin dirigir ni una mirada a los presentes, sólo a ti, volviendo a sonreírte de manera afectuosa.

Sales por la puerta y el aire frío es recibido con agrado por tu embotada cabeza, Espera, llamaré a un taxi, dice asegurándose de que estás bien y luego se separa unos veinte metros para tener un mejor ángulo de visón, pasan constantemente por la puerta del hospital así que la espera no es nada, alzas la mirada y entonces la ves…en aquel enorme cartel publicitario…

La chica que corría por aquel bosque, estás segura de que es ella, pero si esa expresión de pánico…pero es ella…

Vamos Sol, te llama tu marido mientras coloca la maleta en el taxi.

La muchacha no atiende a la llamada de su marido, sino que se queda ensimismada contemplando el enorme cartel publicitario...

- Es esa... - la señala débilmente con el dedo, con los ojos clavados en la muchacha - La mujer del bosque...

Tu marido te mira extrañado, luego el cartel que señalas, un gesto al taxista para que espere y se acerca a ti, alternando la mirada con la hermosa joven que anuncia la marca de ropa.

¿Esa mujer es la que viste?, ¿Cuándo estabas inconsciente? te pregunta agachando un poco la cabeza para ponerse a tu altura, ¿qué demonios tiene que ver esa chica con su esposa?, se frota los ojos, cansado, ahora que hay más luz notas claramente sus ojeras, y se le ve delgado, su habitual vestimenta, elegantes trajes, ha sido sustituido por unos vaqueros y un cómodo jersey, suspira para sonreírte una vez más.

Debe ser fácil de encontrar te murmura esperanzado, también se le nota confuso aunque intente disimularlo, lo conoces, o eso crees.