Partida Rol por web

- Tienes que descansar muchacha. Déjanos a nosotros lidiar con esto.- ¿Por qué preguntaba? Obviamente habría perdido a algún familiar y querría saber si lo habían encontrado vivo o muerto.- En cuanto vuelva alguno de mis compañeros empezaremos a sacaros de aquí. Lo primero es asegurar a los supervivientes. Después buscaremos más a fondo.- Le tomó con la mano de la barbilla.- Dime, ¿a quién echas en falta?

En el retraso, tienes tiempo de notar que los pajaros no abandonan la zona, sino que parecen estar alborotando en esa parte, contra algo o alguien.

Estan lejos para ver que son, pero por el tamaño no se trata de gorriones exactamente (las figuras miden mas o menos un metro). Lo mas probable es que sea algun carroñero nada dispuesto a compartir su presa, toda una bandada por el numero. Y Sunauto es lo bastante listo para buscarles pelea por su comida.

Aunque, considerando la desolacion de este bosque... ese almuerzo en particular bien puede ser los cuerpos mencionados por el y Okazaki luego de su expedicion.

-Mi... mi padre... y mis hermanos...+murmura, algo intimidada por el tacto de Okazaki, tan inapropiado como poco familiar. Pero no aparta la mano de la kunoichi. Si puede encontrarlos, nada mas importa a la chica. Ella misma haria lo que fuera falta, si supiera por donde empezar... incluso en su actual estado debilidad.

Mientras habla así, Hiroto regresa con el semblante serio, encontrando a Oka con los supervivientes. Ni Sunauto o Nadeshiko han regresado, aunque realmente no hace mucho que se fueran. En tanto los supervivientes aguardan la desicion de los shinobis. Es inevitable, dado que la mayoria son niños, y el unico adulto esta seriamente herido todavía. Sin ayuda, no pueden esperar llegar a ninguna parte... siquiera, pasar la noche quizas.

Es leve pero lo siento. La garra llega al lugar que tenía en mente, penetra lo suficiente y hace que los voladores se aparten de su cena. Cosa mala de por si. Seguro ya han podido comer zonas que son indispensables para el análisis de una médico que establezca qué mató a estos aldeanos. Porque haya sido lo que fuera, nos dará información de lo que ocurrió en la pobre aldea.

Observo con detenimiento diversas formas para poderme cargar el cuerpo sin perjudicarlo más de lo que ya está. ¡Y por más que lo pienso no encuentro cómo no ensuciarme! Además, los animales siguen a la espera de mi descuido. Lo que quiere decir que debo mantener al menos mi diestra lista para defender el cuerpo. 

Así será. Uso las ropas de la aldeana para tomarla de la mejor forma con la zurda y la arrastro tras de mi. Evito tocar su piel o algún fluido. Las garras apuntan al aire, con mi ojo viéndoles por el rabillo porque están fijos en mi camino. 

MRrrrrrggrrrr- Le gruño a las aves. Reclamo el alimento, pensarán ellas.

El ruido de los pájaros se acrecienta,y aunque podría imaginar que eran carroñeros comiendo los restos de los cadáveres, hacían mucho ruido para estar disfrutando de su cena. Nadeshiko se fue acercando más sigilosamente hacia donde podía escuchar el revoloteo de las aves, esperando que el idiota de Sunauto  estuviera ahí, sino las patadas que le daría serían mucho más severas, ella no era una chica de reacciones violentas, pero es que Sunauto  se los ha ganado a pulso cada golpe que le dé.

Okazaki se acercó a Hiroto con cara de preocupación. Le habló bajo para que no pudieran oírla los supervivientes y no arlarmarlos.

- Tenemos que sacar de aquí a los supervivientes. Nade fue a buscar a Sunauto.- ¡Maldito bastardo!Ya tendríamos que estar fuera.- ¿Qué casas habéis explorado? No deberíamos dejar sitios sin buscar. Puede que haya más supervivientes que aún no hayan salido. Uno de nosotros podría sacarlos de aquí y el otro esperar a los demás mientras sigue buscando más ca...cadáveres...personas.- Miró a la chica d elos pechos grandes. Puede que sus familiares estuvieran aún vivos. La organización no estaba yendo muy bien para el gusto de la estratega. Sunauto era incontrolable y condicionaba demasiado los actos de los demás. Hiroto debería imponerle un correctivo. Después relató al líder del escuadrón cuáles habían sido las informaciones recavadas entre los asustadizos aldeanos.- Al parecer nadie vio con claridad lo que pasó pues el ataque tuvo lugar mientras dormían. Pero sí, digo ataque. Al memos el viejo asegura haber oído el combate entre ninjas.- ¿Peo quién querría provocar semejante masacre si no quería dar un terrorífico mensaje? En aquella pequeña villa no había nada de valor.

Lo primero que ve Nadeshiko es a Sunauto, arrastrando el cuerpo que por las ropas parece de una mujer, con un brazo. Con la diestra libre apunta a las aves que revolotean (raiton, unos carroñeros similares a los buitres pero con escamas de reptil), y gruñe... amenazandolas como animal que reclama su presa. Si bien parece funcionar, los pajaros no se alejan del todo, aguardando una oportunidad de recobrar su comida robada o quizas esperando algo...

Abstraido en esas tareas, Sunauto no siente a la kunoichi llegar por sobre las ramas en total silencio. Solo puede notar que a este paso le tomara mas de media hora siquiera salir del bosque, a paso de hombre. ¿Se cansaran antes los pajaros o él? Los animales pueden ser muy tercos a renunciar a una presa, si bien estos todavia tienen otras. Lo bueno es que de momento, no intentan usar esas afiladas garras y dientes como agujas contra su augusta persona...

En cuanto Hiroto regresó, Oka enseguida se acercó para informarle de lo que había podido averiguar. Inconscientemente hizo una mueca al saber de Sunauto, pues a él también lo había dejado con la palabra en la boca para seguir sus propios instintos en lugar de tener en consideración el trabajo de sus compañeros... "Espero que por lo menos no se haya buscado ningún problema alejándose tanto..." Pensó con cierto enfado pero también con preocupación. Sin duda el irreverente explorador era tan impredecible como indomable, pero resultaba complicado llegar a sentirse del todo molesto por su manera de actuar. Así que tan solo dejó que la estratega del grupo terminase de hablar para intervenir.

-Vaya... eso no amplía mucho más lo que ya hayamos podido averiguar.- Respondió también en voz baja para que los supervivientes no lo escuchasen. -He explorado las casas que están al este y la única que se mantiene en pie al norte. Parece que aquella vivienda servía de refugio para el anterior grupo, pero ninguno de ellos está allí. No he revisado los escombros, pero puede que todavía alguien siga vivo bajo ellos.- Dijo para adoptar un semblante pensativo. Sin duda el ataque de la aldea había sido devastador y aquella gente necesitaba ayuda... pero ponerlos a descansar al raso no resultaba muy tentador. -Quizás podamos usar esa casa como refugio temporal nosotros también y dejar que descansen allí los supervivientes. Si los llevamos a los bosques no estarán en menos peligro que aquí, pero así estarán a cubierto y bajo nuestra protección. Yo puedo llevarlos y tú puedes revisar las casa derruidas en busca de cualquier otra víctima.- Le sugirió con firme determinación. Si debían averiguar lo allí ocurrido de nada les servía sacar de allí a los supervivientes de la aldea para luego dejarlos a la intemperie en medio del bosque. Puede que usar aquella casa de refugio no fuese la mejor idea, pero no iban a llevárselos de su hogar para condenarlos a una espera indeterminada mientras ellos trataban de solucionar el problema.

Y como en algún momento pensó, ahí estaba Sunauto, arrastrando uno de los cuerpos que Oka había mencionado, y como debió imaginar, Sunauto no daría pie atrás en salvarlo, aunque, eso no significara nada para el infeliz por el que arriesgaba la vida, después de todo, ya estaba muerto ¿o no?.  Nade se quedó en las sombras, observando la escena, y pensando cual sería la mejor manera de atacar...

La chica comenzó a concentrar su chacra en la boca, moviendo sus manos delante de ella, formándose una bola azul brillante en ella y disparó contra la criatura que atacaba a su amigo.

En tanto Okazaki lo piensa, el hombre los interpela. Al igual que el resto de los supervivientes ha escuchado todo, pero los niños todavía dudan si arrimarse o no a los shinobis, y la jovencita sigue entre intimidad y triste.

-Nos… nos arreglaremos donde podamos. Pero busquen a todos, por favor. Si queda alguien que pueda ser salvado… no me importa pasar una noche más. Si pueden conseguirme una muleta, los ayudare. Todos somos… éramos... como familia.

Su rostro es serio y determinado al decir esto. Algunas lágrimas escapan de las chicas. El muchachito que le plantara cara a la kunoichi, por otro lado, se incorpora junto a su hermana y asiente firmemente, aunque también tiene los ojos húmedos.

¡Veloz sobre mi cabeza! Agua.

Mis reflejos sobrepasan mi propia capacidad de razonar y prendo de un salto en dirección del elemento que procede de un jutsu, dejando el cuerpo sobre el piso. Pero no me alejo de él, lo rodeo con un grácil movimiento. 

En mi mente eran mil atacantes. A todos los iba a matar sin duda. Es entonces, justo antes de encauzar las garras contra el enemigo imaginario, que mis ojos logran reconocer esos dulces ojos que luchan por salvarme de la barda de voladores.

¿Es que no me di cuenta acaso de que estábamos siendo agredidos? Antes de saludar a la hermosa kunoichi para, ahora sí explicarle, vuelvo sobre mi propio eje con ambas manos libres, esperando a ver la reacción de las aves que ya asusté.

Solo por si acaso mi giro agresivo lo acompaño de un enorme rugido con voz ronca y humana: ¡¡Gruaaaaaaaaaaaaaa!!

Hiroto no pudo evitar sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros al escuchar las palabras de aquel hombre. Tenían una misión que cumplir, pero no podían dejar a esas personas de lado... Simplemente no podía.

-Nosotros terminaremos de registrar la aldea, no se preocupe.- Le dijo con un tono de voz cargado de confianza y determinación con la esperanza de que parte de esos sentimientos se contagiaran en los desdichados aldeanos. -Ahora les llevaremos a la casa que mencioné antes para que puedan descansar y reponerse de las heridas. Mientras, mi compañera y yo buscaremos a más supervivientes.- Continuó explicándoles sin vacilar ni un segundo. No quedaba mucho más que escombros por explorar, pero aun cabía la posibilidad de que hubiese gente respirando bajo las ruinas de alguna de las casas. -Oka, ayúdame a llevarlos hasta la casa que te dije antes.- Le dijo a su compañera para poder ponerlos a cubierto cuanto antes y así continuar con el registro y la búsqueda de pistas.

Oka fue ayudando a Hiroto a llevar a todos a la casa que aún tenía tejado y que parecía en mejores condiciones. Hasta que no viera a sus otros dos compañeros no se le quitaría una extraña sensación que le atenazaba al boca del estómago.

Una vez hecho eso, la konoichi miró inquisidora a Hiroto.

-¿Y bien?

Con la ayuda de Oka y la disposición de los aldeanos, enseguida pusieron a todo el mundo a cubierto en la única casa que todavía se mantenía íntegra. Hiroto le había prometido a aquel hombre que buscaría a todo superviviente y eso haría.

-Tenemos que buscar cualquier otro superviviente. Lo que queda por explorar son poco más que escombros, pero no podemos descartar que haya alguien sepultado y que necesite auxilio.- Le dijo a su compañera con un tono firme pero en cierto modo apremiante, pues en esos mismo momentos la vida de alguien podía estar pendiente de un hilo. -Será mejor que busquemos juntos por si hubiera que mover restos demasiado pesados para uno solo.- Siguió hablando sin poder dejar de pensar en la primera joven que se encontró en el pueblo.

-Vamos.- Hiroto tenía la esperanza de que tanto Nadeshiko como Sunauto volviesen en el tiempo que ellos invertían en buscar a más gente. Nada temía por Nade, pues ella era una mujer sensata y centrada. Pero no podía decir lo mismo de Sunauto... Tan solo esperaba que no se alejasen demasiado de donde estaban ellos.

Oka asintió a las palabras de Hiroto. Así darían tiempo a los demás a regresar. Al igual que antes, dejó el clon custodiando la casa donde iban a descansar todos. Aunque no haría mucho, si lo veían desaparecer era porque a Oka podría haberle pasado algo malo y, al menos, tendrían unos segundos para reaccionar y huir.

Se puso al lado de Hiroto dispuesta a no dejar escombro sin levantar para encontrar a los supervivientes de aquella matanza. Se sentía mucho más segura estando acompañada de Hiroto que del salvaje Sunauto que, a la primera de cambio, había ido por su cuenta.

Los shinobis reacomodan sin problemas a la gente en la casa de sus colegas. Okazaki también puede ver cómo sigue todo intacto allí, al menos en una rápida revisión a la planta baja. Hambrientos, los niños buscan algo de comer en la cocina (hay víveres, bastantes para 4 personas por una semana) y empiezan a masticar algo. Todos han estado sin probar bocado desde la cena anoche, así que les viene bien. 

El hombre se queda junto a la chica, reposando en la sala, y solo bebe algo de leche mientras suspira. Pero es indudable que estarán bien aquí unos minutos, mientras acaban de revisar la aldea.

El Jutsu de Nadeshiko impacta en una de las aves, abatiéndola, aunque sin herirla demasiado. Las demás parecen enfurecerse por el aumento de sus chillidos, pero también abren su frente y se dispersan para volar en torno a los árboles, dificultando a la joven volver a apuntarles. Nada raro, ya que estos duros carroñeros son conocidos por un comportamiento astuto.  De todos modos aun no atacan, mientras observan a la recién llegada y quizás piensan si vale la pena. Todavia hay más cadáveres en el bosque, después de todo.

El rugido no parece afectarles. ¿Se pensara el humano que es la primera vez que ven uno de ellos intentando espantarlas? Pero en todo caso parece muy vivo, nervioso y alerta, como para ser un plato fácil. En vista a todo, es simplemente una razón más para volver con los otros. 

La mayor parte de la bandada retrocede hacia la espesura, donde estaban los demas cuerpos, aunque todavia permanecen dos o tres mas tercas en su interes por la dulce carne de la aldeana...