Partida Rol por web

No que sepamos, capitana. Incluso pensamos que usted tampoco lo habia conseguido. Creo que somos los unicos que conseguimos llegar a la orilla.

Caminando tras Shaa, llego a la altura de la capitana.

- Me alegro de verla. Temiamos que no lo hubiera conseguido. ¿Se encuentra bien?

Vanessa no parecia exactamente contenta o dispuesta a una conversacion, su barco, su bien mas preciado, aquel con el que habia hecho tantos viajes y habia vivido tantas aventuras, ahora era solo escombros y ella como parte de su tripulacion, eran ahora simples naufragos, sobrevivientes...

Lo que importa ahora mismo no es como este, si no como estaremos nosotros en poco tiempo, creo que es bastante obvio que tenemos una situacion grave aqui...

Mientras hablo, miro a los alrededores, "explorando" el lugar con la vista, buscando puntos geograficos y posibles cosas de interes.

- Cierto. Nos disponíamos a comenzar la exploración del lugar, para buscar una zona que nos sirva de refugio, y algunos víveres. Hemos pensado que de momento eso era lo más importante. Luego buscaremos la manera de salir de aquí. Tampoco sabemos si la isla está habitada.

Hablo en tono cortés, dándome cuenta de que la capitana no está de muy buen humor.

Mientras las damas conversan, tomo de mi mochila el kukri enfundado en duro cuero de buey y lo ato a pierna derecha a la altura del muslo saco mi látigo y lo acomodo enrollado pasándolo por un hombro y cruzando mi pecho. Dejando en mi mochila tan solo mi capa mojada y una botella con su contenido alcohólico.

Me das una descripcion de lo que veo?

Más allá de las grises playas resplandecientes, un denso bosque llena el paisaje de misterio. Los marineros se encuentran en el oeste de lo que, tras estudios preliminares, parece una isla.

Una prominente montaña del mismo color que la playa, solo que azulado por la lejanía, deja adivinar su silueta sobre la densa vegetación, en la que crees percibir algo antinatural.

El bosque muta en sus diversas áreas de forma sorprendente: amplias zonas parecen pintadas de una vida exhuberante y sobrecogedora, pero otras, más oscuras e insondables, se antojan afines a la mismísima muerte a la capitana del Gavola.

Muy bien gente digo subiendo la voz Lo esencial es primero explorar superficialmente esta zona, no sabemos si existen nativos hostiles o algun tipo de peligro, tambien deberíamos asegurarnos de conseguir agua ya que sin ella no duraremos mucho tiempo. No tengan esperanzas de que alguien venga a rescatarnos, el mar es enorme y dudo mucho que otro barco pase cerca de aqui.

Doy un respiro y miro la cada de cada uno, una por una.

Ahora deberiamos decidir si todos iremos a explorar la isla, quizas alguien quiera quedarse aqui o que nos dividamos en dos grupos.

-Creo que seria mejor estar juntos capitan Fromure-
Le digo en lo que busco entre mis ropas mi pipa, al parecer se me callo al nadar.

-Por nada del mundo me gustaria dejarles solas- las miro a ambas y les regalo un retorcida sonriza de dientes amarillos.

Ignoro con una mirada de desdén a Shaa, para contestarle a la capitana:

- No veo un motivo para quedarnos en la playa. No esperamos a nadie más, y no tenemos aún nada conque hacer una hoguera para que nos vean desde el mar. Creo que es mejor que vayamos todos juntos.

Muy bien, entonces no hay nada que nos detenga, vamos a explorar esta isla digo tomando mis cosas y esperando que los demas se preparen.

Esperemos que la suerte nos acompañe, no seriamos los primeros naufragos que mueren en una isla paradisiaca

Las siete; cuidado que no os pille la noche.

Mejor nos apuramos, por la posicion del sol podria decirles que no falta mucho para que oscuresca. Digo impacientandome.

Lista para iniciar la marcha, señalo el camino con la mano a Shaa, con una sonrisa.

No quiero tener que ir vigilando mi espalda, por mi propio grupo.

Comienzo a andar por donde me indica la rubia...

Echoa a andar el ultimo del grupo, siguiendo al resto.

El bosque es muy silencioso. Ni un sólo pájaro, ni un animal lo circunda, y su vida parece apagada. Sin embargo, cada vez es más frondoso y enmarañado, y el paso se hace difícil. La humedad se hace más densa, y la madera seca va desapareciendo.

Visiblemente nervioso, miro a todos lados cuando entramos en el bosque. Muy silencioso. Demasiado silencioso.

Llevo el kukri en la mano y me abro paso entre la malesa, voy recogiendo ramas secas en mi mochila.

Miro a mi alrededor antes de hablar:

- Este bosque es algo extraño. No hay ningún sonido, no se ven animales. Demasiada vegetación para tan poca vida.