Partida Rol por web

En su deambular, la soldado pensaba en lo que acababa de decir Renci sobre los imperiales y había algo de razón y, por ello, peligro en aquella sentencia. Si finalmente eran los imperiales con los que se topaban con ellos entonces no solo Renci tendría problemas en el futuro, también ellos los tendrían.

Aquella escoria controlaba media galaxia y sus conexiones, con lo que hacer negocios sería mucho más difícil si les fichaban. 

Menos mal que no han fichado a la Fénix, aunque vete tú a saber en qué movidas se habrán metido sus antiguos dueños.

Los pensamientos de la chiss fluían mientras avanzaban por la selva, cosa que no era habitual en ella, pues debía estar atenta ante cualquier circunstancia que les sobreviniera. Pero aquello de ser fichados por los imperiales no podía apartarlo de su cabeza.

Alana cuando escuchó hablar de los imperiables parecio aminorar el pasó por cansancio, sin embargo tarereo un canción, y se apreto un colgante que llevaba al cuello.

El silencio en ella era algo raro.

Los pensamientos acerca del estado de tu hermano te aíslan durante un instante. Podrás recuperarlo algún día? Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, al menos es lo que diría Sarek. Te lo imaginas charlando sobre el tema y eso levanta tu ánimo.

De repente un sonido fuera de lo habitual te sobresalta. Como pesados pasos amortiguados por un terreno blando. Mueves la cabeza y observas una extraña figura humanoide recortada entre la abundante vegetación. Parece caminar en paralelo a vosotros, algo más allá, y te das cuenta de que no se ha percatado de vuestra presencia. Por fortuna, vuestra cautela a la hora de avanzar ha sido recompensada y has visto a la criatura salvaje antes de que ella os vea a vosotros.

Se trata de una bestia enorme, al menos te saca dos cabezas. Su morfología es antropomórfica e incluso viste pieles curtidas, pero todo en él tiene un aire... prehistórico, cavernícola, como procedente de una cultura en sus primeras fases de estadio. Y parece sumamente agresiva.

..............

Has sorprendido a la bestia. En este punto tienes distintas posibilidades a ejecutar. En términos de reglas, "sorprender" a un enemigo se traduce en que puedes realizar un ataque contra él como turno extra. Tras el ataque, se tirarían iniciativas y comenzaría un combate normal.

Sin embargo, has visto que no se ha percatado de vuestra presencia, y, a su vez, ninguno de tus compañeros ha visto a la bestia.

Así pues, puedes aprovechar tu ventaja para realizar el ataque sorpresa.

Y otra opción es avisar al resto. En este caso la bestia tendrá la oportunidad de descubriros. Tendréis que superar una tirada fácil de Esconderse (CD9). Si todos la pasáis, tendréis una última opción de hacerle un ataque sorpresa, pero esta vez todos la podréis hacer.

Otra posibilidad es que simplemente te escondas... a ver qué ocurre. Igual la bestia continúa su camino sin descubrir al resto.

Ashara sonrio de medio lado, recordando... pero los montral de la togruta azul vibraron en consonancia con el corazon del planeta, y sintieron su presencia.

Ashara no pudo evitar mirar, encogerse sobre si misma y abrir la boca en una gran O. Levantó el puño azul y blanco, en un puño, pero todos sus compañeros iban por delante de ella. Maldijó en silencio que no pudieran tener una comuncacion visual, lentamente se llevo la mano al comunicador y susurro.

-Mirad a vuestra izquierda y no emitais sonido alguno... o la criatura nos vera... escondeos... -Susurró lo mas bajito que pudo mientras buscaba una piedra u arbol tras la que esconderse.

No le gustaba pelear, lo suyo era hablar, pero algo le decia que aquella criatura no caeria rendida bajo sus encantos, tomó la empuñadura de su blaster, reticente.

A lo mejor no nos ve y pasa de largo.

Gluz estaba aún inmerso en la tarea de seguir el rastro de Renci hacia la nave, cuando su comunicador emitió un suave click de estática y luego un susurro de Ashara. En un primer instante creyó que sería alguna broma de la togruta, pero al terminar la comunicación se dio cuenta de la tensión de su voz y de que había percibido un peligro real e inminente. Si el rodiano no fuera calvo, se le habrían erizado los vellos de la nuca. ¡Pero cómo se me ha podido pasar! Es responsabilidad mía, y no he visto un depredador que nos está acechando! 

El cazador se giró con rapidez y se movió con todo el sigilo que fue capaz, mientras escudriñaba entre los claroscuros de la vegetación a su izquierda, tal como la valiente Ash les había advertido. Extrajo con rapidez la unidad sensora tras activarla, la sujetó al cinturón, con la esperanza de que detectara la elusiva forma de vida. Sujetó el rifle bláster de caza y fue hacia la zona en la que estaba Ashara, con pasos cortos y cautelosos, procurando no hacer ruido y que el viento no fuera desde su espalda, porque entonces el extraño depredador le detectaría enseguida. En su sangre rodiana palpitó el ansia de la caza, aunque sinceramente esta vez se conformaba con ahuyentar a la bestia. Es muy lista. Ya nos ha engañado una vez...

Cuando miráis en la dirección que señala Ashara desde retaguardia, veis una figura humanoide atravesar la jungla con pasos pesados. Nos os ha detectado, así que os agacháis siguiendo las indicaciones de la togruta.

Es una bestia salvaje, grande, fuerte, y aspecto feroz. Viste unas pieles desgastadas y lleva una gruesa lanza de madera.

La dificultad de la tirada de Esconderse es CD9. Ashara la supera. Gluz yo diría que tiraras de nuevo. Y el resto igual. Haced la tirada a ver si se percata de vuestra presencia. Es fácil ya que la habéis divisado antes que la criatura a vosotros y porque su tirada de percepción previa fue una pifia.

Gluz se sorprende al divisar a la bestia, y a punto está de tropezar con unas raíces que no había visto. En el último momento reacciona y se agacha tras unos arbustos. Por poco me caza a mí. Vaya bestia extraña, parece una especie de troglodita.

El cazador rodiano se queda agazapado aferrando el blaster de caza. Con un poco de suerte, la criatura no les verá y pasará de largo. Si no... Bueno, el dedo de Gluz está cerca del gatillo, aguardando.

Sarek observa con cautela a la bestia salvaje que se adentra en su campo visual. Su mente ágil analiza rápidamente la situación y se da cuenta de que deben esconderse para evitar un encuentro potencialmente peligroso. Con gestos sutiles, indica al grupo que se agachen y se mantengan inmóviles, tratando de fusionarse con la densa vegetación que los rodea.

El especialista técnico se aferra a su capa para mezclarse con el entorno, deseando fervientemente que su atuendo no delate su presencia. Controla su respiración y evita hacer el más mínimo ruido, mientras su corazón late rápidamente en su pecho. Observa atentamente cada paso que da la bestia, calculando la distancia y evaluando si están en su campo de visión.

Con cada segundo que pasa, Sarek se sumerge aún más en la sombra de la jungla, esperando que su habilidad para ocultarse y su conexión con la tecnología le permitan pasar desapercibido ante los sentidos agudos de la criatura. Su determinación y habilidades se fusionan en ese momento crucial, mientras espera que la bestia pase de largo sin detectar su presencia.

Alana, situada en la retaguardia, vio como Ash se quedaba quieta y señalaba un punto en la cercanía. Luego por el comunicador especificó lo que había divisado. Una enorme criatura con un arma rudimentaria en su mano, estaba cerca de ellos buscando seguramente un tentempié que echarse a la boca. 

La chiss reaccionó al instante, sin prisa, sin hacer ruido se puso agazapada y apuntó con su rifle a la criatura. Esperaba que no les hubiera detectado y que pasara de largo sin tener problemas.

Mierda, Alana, céntrate en lo que estás -se auto-recriminó la soldado que no se podía creer que se le hubiera pasado ver aquella enorme criatura.

Han pasado unas horas desde que os encontrasteis con la bestia nativa de la selva de Ord Mantell. Por fortuna no os advirtió y conseguisteis eludirla sin mayores consecuencias hasta que se perdió de vista. 

Habéis seguido el rastro que Renci Tosh dejó al abandonar su nave estrellada hasta casi el borde la jungla. Llegáis a un área en la que la vegetación aparece esclafada y la tierra quemada dejando un amplio rastro hasta un pequeño cráter de impacto, donde debería estar la nave estrellada de la exploradora. Sin embargo, no hay ningún vehículo a la vista.

Renci exclama una maldición con el rostro enojado. - Mierda, llegamos tarde!

Un rápido vistazo al área donde debería estar la nave, detectas un rastro de algo pesado sobre la flora. Sin duda se han llevado la nave a rastras con maquinaria especializada. Sin embargo, la dirección tomada no es la de la ciudad, si no que sigue hacia el oeste, a las tierras yermas que aparecen en el mapa más allá de la jungla verde que rodea la capital.

Pues sí, llegamos tarde. Gluz se agacha y observa las huellas en el interior del cráter de impacto. El caso es que no detecta ninguna pista que indique que alguien haya estado allí reparando o despiezando la nave. Así que tampoco se ha ido volando y no han dejado piezas sin valor abandonadas. Camina un rato por el cráter hasta el borde con la mirada fija en el suelo y es cuando lo ve. Un rastro sobre el suelo vegetal de algún tipo de vehículo pesado saliendo de la zona dejando una marca más clara al irse que al llegar. ¡Será posible! Un remolque se lo ha llevado de una pieza... pero hacia allá.

El rodiano se queda un instante un poco sorprendido pero no hay duda ninguna. El rastro se dirige hacia el oeste, hacia las tierras yermas. De ser los mercenarios los que tuvieran la nave, regresarían a Ord Mantell, a su guarida, a través de la jungla. Gluz se gira y llama a sus compañeros: 

- ¡Eh, colegaz! Ezto oz va a encantar. No creo que hayan zido los mercenarioz. 

No estaba la nave y eso era un problema y de los gordos. Maldiciendo para sus adentros la chiss miro en las cercanías por si alguien estuviera mirando, esperando que volviera el dueño de la nave a buscarla 

Cuando Gluz regresó con la información, la mercenaria asintió y apretó los labios antes de hablar.

-Pues si no han sido los mercenarios hay muchas papeletas para que haya sido los imperiales -dijo para luego negar con la cabeza y maldecir nuevamente su mala suerte.

-Bien, cuéntanos Gluz -pidió Alana para luego, con toda la información, hacer una cosa u otra.

Gluz asiente a la petición de la chiss y tras un momento de reflexión dice:

- Creo que tampoco han zido los imperialez. Habría huellaz de laz botaz de loz zoldadoz de azalto. Y lez guzta uzar lanzaderaz de carga.

Observa las huellas sobre la vegetación y se las muestra a todos para que vean el rastro que ha descubierto. Dicho rastro va claramente hacia el oeste. Y lo ha dejado un vehículo especializado terrestre usado como remolque.

- Puedo equivocarme, pero me parece que ni mercenarioz ni imperialez.

Alana miró las huellas que Gluz había encontrado y asintió apoyando la reflexión de su compañero.

-Bien, no queda otra que seguir las huellas -reflexionó en alto la exsoldado.- Gluz y Renci, id por delante siguiéndolas, pero intentando que no os vean... o sea, por la linde no por el medio de la huella.

​​​​​​​-Los demás os seguiremos a una distancia de cincuenta o sesenta metros, a distancia de disparo franco. Si ocurriera algo nos comunicamos por el canal tres del comunicador.

-Vamos.

Sarek observa las huellas marcadas en la vegetación mientras escucha atentamente las palabras de Alana. Su mente analítica procesa la información y las posibles implicaciones de lo que han descubierto. Si no han sido ni los mercenarios ni los imperiales, ¿quién podría haberse llevado la nave estrellada de Renci?

Con paso firme y cauteloso, se une al grupo que sigue las huellas dejadas por el vehículo remolque. Mientras avanza, su mirada se desvía ocasionalmente hacia el entorno, vigilante ante cualquier posible peligro. Sabe que la discreción y la precaución son esenciales en este momento.

Aunque su corazón late con la emoción de la aventura, Sarek mantiene la calma y la concentración. Ha enfrentado desafíos técnicos y físicos en el pasado, pero esta situación presenta un nuevo enigma que debe resolver. Su instinto de tecnólogo lo impulsa a descubrir la verdad detrás de la desaparición de la nave de Renci, y su destreza técnica podría ser clave para desentrañar este misterio.

El especialista técnico se sumerge en la tarea con determinación, confiando en su experiencia y en la colaboración del equipo. Cada paso que da lo acerca más a la verdad y a la posibilidad de recuperar la nave estrellada. 

-Vaya... se nos adelantaron.. .-La Togruta chisto con la boca descontenta.- Si si, yo me quedo contigo Alana... a distancia de tiro.- Dijo pero caminando unos pasos atras de la Chis.

Han pasado ya un par de días desde que tuvierais aquella inesperada reunión con vuestra actual cliente, Renci Tosh. Partisteis de Worlport con lo puesto mientras un puñado de mercenarios os pisaban los talones. Atravesasteis la opresiva jungla de Ord Mantell evitando cualquier tipo de peligro, incluyendo bestias salvajes nativas, hasta alcanzar el lugar del accidente siguiendo pequeños rastros invisibles para ojos poco experimentados.

Sin embargo, para sorpresa de todos, la nave no estaba ahí. Pero algo tan grande y pesado no podía desaparecer por las buenas, y Gluz pronto encontraría un rastro siguiendo hacia el oeste.

Con la cautela que os ha caracterizado durante todo el viaje, avanzáis y pronto dejáis atrás la densa jungla para adentraros en terreno firme y desolado. Los árboles y arbustos dejan paso a tierra abierta y seca con cañones geológicos a la vista y protuberancias rocosas, a modo de colinas, que vais dejando atrás en vuestro avance. Dichas colinas aparecen como cráteres cuyas paredes se elevan desde el suelo decenas de metros hacia el cielo rosado de Ord Mantell.

Tras unas horas de incesante caminata, divisáis al rodiano, Gluz, detenido y observando con unos potentes binoculares uno de los múltiples montículos con los que os habéis cruzado durante el trayecto.

No tardáis en alcanzar su posición...