Partida Rol por web

Oleg regreso tras unos minutos con cara de pocos amigos.

Hasta el final de la via dijo sin mas reduce en todas las estaciones, quiza veamos algo que nos indique el lugar.

Intentais decidir si es mejor quedarse en la estacion y buscar a Wolfgang o aprovechar que os habeis hecho con el control del tren e investigar en las proximas estaciones de la linea.

Sin embargo ocurre algo que os impide alcanzar un consenso. Escuchais los gritos de los mercenarios al fondo del convoy. Cuando mirais veis a los tres hombres salir corriendo por la estacion, en direccion a las escaleras. El motivo de su huida es la apertura de una de las cajas que habian cargado previamente, exactamente la que cayó hace unos minutos.
No tardais en ver como la tapa de la pesada caja cae a un lado y un cuerpo emerge del interior.

Rapidamente os viene a la memoria el extraño tipo que os atacó en el puente de mando del carguero. Su fisico es muy similar, se trata de un hombre grande y fuerte. Se gira hacia vosotros y cuando veis su rostro os cuestionais su procedencia. Su fisionomia es humana, pero sus ojos totalmente negros y sus afilados dientes no parecen precisamente naturales.

En cuanto establece contacto visual con vosotros comienza a correr por los vagones para alcanzaros. Esta desnudo y desarmado, pero aun asi sabeis que es peligroso.

Oleg desenfunda su arma y da un paso hacia el hombre. No es una cuestion de heroicidad, el mafioso conoce sus limitaciones con las armas de fuego, y cuando tu punteria no es buena, lo mejor es acercarte al objetivo. Haciendo gala de su frialdad, se mantiene de pie, apuntando al hombre y esperando a que este lo suficientemente cerca como para disparar.

Angela abrió los ojos de par en par sorprendida por lo que veía sus ojos, tenía un mal recuerdo de aquel tipo y había que deshacerse de él. Oleg tomó la iniciativa y se acercó un poco mas para comenzar a dispararle. Esa si que iba a ser una buena opción por parte del criminal, así que la mujer hizo lo propio. Tomó su arma, apuntó y comenzó a disparar hacia el extraño hombre que se aproximaba peligrosamente hacia ellos.

No podemos permitir que se nos acerque. -murmuró.

No dudais ni un segundo de lo que teneis que hacer. Apuntais con vuestras armas al enemigo y disparais casi al mismo tiempo.

Oleg falla por poco, pero Hidra acierta en el pecho del hombre. Otra bala choca contra su torso, esta vez disparada por Watai.
Sin embargo los impactos que acabarian con cualquier persona no hacen mas que retrasar levemente la carrera del enemigo.
No obstante los impactos han herido su piel y, a juzgar por la sangre que emana de los agujeros, han atravesado el tejido.

Cuando esta a unos diez metros de vosotros se detiene y lanza un potente grito. Su voz suena como el rugido de una bestia enorme, casi mitologica. Pero su funcion no es atemorizaros, se trata de un ataque sonico.
Los cristales del vagon estallan mientras notais como todo el tren vibra a medida que el grito obtiene la frecuencia exacta.
La consola de control del convoy se apaga repentinamente al tiempo que suena un chasquido y caen un par de chispas de lo que debe ser la caja de fusibles del tren.

Tras su grito vuestro enemigo recupera el aliento preparandose para retomar su ataque. Un potente zumbido sacude vuestros oidos y comenzais anotar un agudo dolor en la cabeza.

Angela miraba con el ceño fruncido y anonadada como no servía de nada los disparos en el pecho, que la sangre salía a borbotones pero el seguía vivo, seguía adelante pero fue entonces cuando hizo uso de su poder, un poder totalmente sonico que provoco que los cristales se rompieran y que el control del tren también reventara para luego afectar a la cabeza de la mujer.

Se llevó las manos a los oídos, agarrándose con los dedos la cabeza y gritó de dolor cerrando los ojos con fuerza habiendo provocado que el arma se le hubiera caido.

Se apoyó en algún lugar mientras abría un ojo para intentar vislumbrar donde estaba ese hombre.

- Esto se detiene... ugh... tenemos que hacer algo!, las balas no funcionan!- dijo aun con dolor en su voz.

Un ataque sónico es lo último que me esperaba. Caigo aturdido sobre la rodilla y me intento tapar los oidos con las manos para evitar daños en la medida de lo posible. Parece que las balas pueden dañar a ese bicho, pero no tienen pinta d ehacerle mucho daño.

Habrá que apuntar a la cabeza. Con suerte eso lo sentirá.

Levanto el arma y disparo en ráfagas al cráneo de nuestro enemigo para evitar que el retroceso mine mi puntería.

-¡Ángela, enfríalo! ¡Tal vez así se detenga!

Shadow también se puso a nuestro lado y comenzó a disparar hacia aquel ser se dirigia hacia el grupo.Él gritó a Angela para que usara su poderes para congelarlo en el sitio, o al menos si no pudiera, al menos lo retrasaría, pero lo ideal seria poder congelarlo por completo para después romer el hielo.

La mujer aun continuaba algo encogida y con las manos en la cabeza por el ataque sónico, había sido demasiado fuerte y su cabeza aun le retumbaba.

- ¡voy!. - gritó en respuesta preparandose, extendiendo las manos en dirección al enemigo y se esforzó para proyectar un halo de frío hacia el con intención de congelarlo, pero no se sentía con fuerzas, la cabeza le dolia horrores.

Las balas no tienen efecto sobre el, o prácticamente no lo tienes. Rápidamente Oleg recurre al único arma con la que cuenta mas allá de su pistola.

Aprovechando las intenciones de Hidra se concentra en dominar la mente del hombre ordenándole que se detenga. Sin embargo la resistencia del hombre es mayor que la de cualquiera de los incompetentes mercenarios que trabajan para poseidon, y sus esfuerzos parecen no dar ningun fruto.

Buscais una alternativa a las balas para detener a vuestro enemigo.

Hidra intenta lanzar hielo sobre él para congelarlo, pero lo unico que sale de sus manos es una pequeña rafaga de viento helado. Ni siquiera se da cuenta cuando el aire frio lo alcanza.

Oleg por su parte busca la forma de entrar en su mente y obligarlo a detenerse en contra de su voluntad. Pero el lider mafioso parece afectado por el ataque sonico de hace unos segundos y no logra controlar los pensamientos del enemigo.

Shadow opta por mantener el fuego sobre él, a fin de cuentas es lo unico que lo consigue ralentizar.
Al disparar una rafaga corta las dos primeras balas impactan en el pecho, pero la tercera acierta sobre la ceja derecha.
Cuando el proyectil entra en su cabeza vuestro enemigo no solo se detiene, si no que retrocede un paso e inmediatamente cae de espaldas.

Sin embargo, pese a llevar varias heridas de bala, una de ellas en la cabeza, no parece que su estado sea grave.
El ultimo impacto, mas que condenarlo, lo ha aturdido.
Permanece caido a unos metros de vosotros, intentando recuperar fuerzas para retomar su ataque.

Oleg redobla sus esfuerzos por tratar de controlar al rival mientras increpa a Shadow para que acabe con el sin darle opcion a levantarse.

¡Degollalo!

Los latidos del corazon de Oleg golpean sus sienes como si se tratase de un martillo, incluso el tiempo parece ralentizarse para el mientras su cerebro pugna en una batalla epica contra la voluntad del rival.

-¡Dególlalo tú si quieres! ¡Yo a esa cosa no me acerco mientras tenga otra opción!

Ignoro a Oleg y sigo disparando a la cabeza. Puede no ser mortal para esa cosa, pero al menos nos da tiempo para pensar.

Con el arma apuntando a aquella bestia que ahora yacía en el suelo miraba anonadada a Oleg.

¿Degollarlo con que?! - Dijo nerviosa pensando que al menos ella no tenía ningun arma blanca para degollarlo. Mientras también se unió para dispararle, esperando que cargarlo de balas lo matara.

Disparais contra vuestro enemigo como si eso lo mantuviese en el suelo, incapacitandolo para levantarse y asegurando que no os ataca de nuevo.
Las balas entran en su cuerpo una tras otra, debido a su tamaño y a la proximidad apenas fallais. Literalmente llenais de plomo su cuerpo que apenas se mueve con cada impacto.

Dejais de disparar cuando veis un enorme trozo triangular de cristal levitando sobre vuestras cabezas. Rapidamente lo asociais a las ventanas rotas del vagon.
Cuando mirais hacia atras veis a Watai con el brazo extendido, dirigiendo el cristal.
Sin tocarlo lo situa sobre la cabeza del enemigo abatido y, acompañandolo con un gesto de su brazo, lo deja caer a gran velocidad.
El cristal se hunde casi en su totalidad en la frente del hombre. Calculais que al menos quince centimetros han penetrado en su cabeza y, por tanto, en su cerebro.
El trozo de ventana comienza a moverse de un lado a otro, haciendo mas grande la herida y removiendose por dentro de la cabeza.

Como si el cristal hubiese activado un boton Oleg abandona repentinamente su concentracion. Parece que ya no hay nada que hacer con la mente del enemigo.

Cuando mirais hacia el final del vagon contais hasta doce cajas. Vuestras mentes comienzan a imaginar que ocurrirá si todas contienen un hombre de similares caracteristicas y los han repartido por varios trenes y lineas de la ciudad o incluso del pais.

Me acerco cuidadosamente a comprobar que esa cosa no va a volver a levantarse, y luego recargo el arma.

-¿Por qué no hiciste eso desde el principio?

Miro con desgana la docena de contenedores que nos esperan al fondo. Si salieran todos a la vez, estaríamos en un buen aprieto.

-¿Alguien puede decirme qué era esa cosa? Y ya qué estamos... ¿Cómo combatirlas a parte de atravesándoles la cabeza con escombros?

Ángela miró con los ojos bien abiertos la participación de Watai en la muerte de aquel ser para luego mirar con la misma sorpresa a su alrededor pudiendo ver como cajas exactamente iguales de las que salió este último se repartían por los diferentes vagones.

- Nuestra prioridad es encontrar a Wolfgang... pero esto... tenemos que ir con mucho cuidado...- luego miró a Shadow para responderle. - Me temo que no habrá otra forma de detenerle, has visto como no le ha molestado demasiado los disparos menos los que le han dado  la cabeza, esa es la clave.

Destruirlos o controlarlos, no hay duda de que la segunda opcion es mejor que la primera, por lo que Oleg decide mantener silencio en lugar de sugerir una accion preventiva.

Debemos irnos.

El curso de los acontecimientos ha demostrado la valia de Watai, pero mas aun por primera vez Shadow a mostrado recelo frente a algo. Con un par de tipos como esos a sus ordenes, Oleg podria dominar Nueva York sin problemas.

Otra razon para darte caza, querido Wolfgang.

Movamonos de una vez. Añade con poca paciencia mientras se dispone a poner en marcha el tren.

Watai se acerca al cadaver de vuestro enemigo para examinarlo mas de cerca.

- Sabiamos que los clones no eran la elite del ejercito de Poseidon, pero no me esperaba algo asi.

Observa las cajas que llenan los vagones y rapidamente ata cabos.

- Los esta repartiendo por toda la ciudad, seguramente para terminar con los militares que queden y poder controlar Nueva York.

Tras exponer su teoria se aproxima a la cabina del tren. Veis que los mandos no responden, no hay energia que alimente la electronica del panel.
El ataque sonico ha debido fundir todo, o al menos algo esencial para su funcionamiento.
De repente Watai se lleva los dedos a la oreja. Veis como sostiene un pequeño audifono casi imperceptible. Tras escuchar atentamente se gira hacia vosotros.

- Clarke ha encontrado a Wolfgang, esta en la via muerta, justo debajo de nosotros.

Camina hasta una de las ventanas rotas y recoge los trozos mas grandes de cristal que encuentra.

- Si se mueven me será mas dificil acabar con ellos. Abatamoslos y despues los ejecutaré. Aunque tambien servirá congelarlos.

Al decir la ultima frase mira a Hidra durante un par de segundos.

- Ahora sabemos donde se encuentra exactamente. Revisad vuestras armas, dudo que este solo.

La misma teoría que tenía el oriental era la que tenía Ángela, todas esas cajas contenía mas clones de ese tipo y sería un gran problema, observó como se comenzó a llenar las manos de los cristales del vagón y escuchó que posiblemente necesitara su colaboración para detenerlos en el caso de encontrarse mas que ellos, por lo que la mujer asintió.

- Bien... pues busquemos la forma de bajar, tenemos que acabar con esto de una vez. - Dijo recuperando el arma y asegurandose de que estuviera bien. Y tras eso se puso en marcha.

Oleg comprobó y recargo sus armas, de haber tenido tiempo las hubiese limpiado. Dedico los siguientes momentos a observar a sus compañeros de uno en uno. El final se acercaba, y antes o después aquellos paragones de la justicia se lanzarían sobre el como una jauría de lobos hambrientos.

Es una verdad universal que los llamados defensores del bien no tienen palabra, pues siempre están dispuestos a romperla en aras de la justicia y el bien común.

Vamos.