Partida Rol por web

Dominiq abrió la puerta de la tienda y entró, seguido de Zoey. El interior de la tienda era amplio y bien iluminado por la luz que atravesaba la amplia cristalera. Un dulce aroma a incienso llenaba cada rincón del local y unos altavoces ocultos emitían alguna música agradable.

Había varios estantes pegados a las paredes y algunos más diseminados aquí y allá, abarrotados de todo tipo de parafernalia extraña y coincidente con toda esa extraña mitología que habían estado investigando los últimos días. En una esquina también había una buena sección de música, otra de literatura, comics, DVDs, pinturas, juegos de rol, todo muy relacionado con el tema en cuestión.

Zoey estaba mirando un disco conocido, Los Gatos de Ulthar, cuando un hombre de mediana edad apareció de detrás de una cortina que cubría una suerte de trastienda.

—Buenos días —dijo afablemente—. ¿Les puedo ayudar en algo?

A simple vista a Zoey el lugar le resultó extrañamente agradable, hasta que en la segunda mirada empezó a reconocer algunas cosas relacionadas con toda la mitología del caso. Y, como no, ahí estaban de nuevo los Gatos de Ulthar. 

Apartó la mirada del disco al escuchar al hombre y echó un vistazo a Dominiq antes de acercarse al mostrador. 

—Hola —saludó, metiendo las manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros. Estaba nerviosa. No sabía que hacer con ellas—. Creo que sí. Verá... estamos buscando otro tipo de cosas y nos han dicho que aquí podríamos encontrar... juguetes —Otra mirada rápida hacia el agente y volvió a mirar al dependiente— poco convencionales... No sé si entiende lo que quiero decir. 

Dominiq decidió seguir el rollo de su compañera y cuando el tendero les habló se mantuvo a su lado, y le dedicó una sonrisa; primero a ella y luego al dependiente, cuando Zoey habló de juguetes poco convencionales.

- Supongo que nada del otro mundo - Dijo rascándose un poco la parte de atrás de la cabeza - Verá, no soy... somos muy expertos en. Estos temas. -

Trató de no mirar directamente a los ojos al dependiente, intentando simular quizá nerviosismo o vergüenza.

- No se si me entiende - Dijo para terminar.

José hasta respiraba con cuidado esperando no perderse la contestación del dependiente. Habían optado por los juguetes sexuales. Bien, era lo que más pronto aparecían en Zothique y no eran lo más jugoso... A ver qué salía de ahí.

Dejé el móvil encima del capó y me apoyé en el coche escuchando atentamente lo que decían. No pude evitar esbozar una sonrisa al escuchar a Dominiq, sin duda estaba en su papel.

—Jajaja —carcajeó el dependiente—. Claro que les entiendo. ¿Alguien les ha recomendado nuestra tienda?

El dependiente se acercó a los detectives y alargó la mano para presentarse.

—Mi nombre es Leonard Beeks y, bueno, llevo esta tienda desde hace un par de años. Así que quieren ver nuestra sala especial, ¿no es así? Vengan por aquí.

El hombre retiró la discreta cortina que llevaba a la parte de atrás. Esa zona era algo más pequeña, y una luz indirecta y rojiza iluminaba la estancia. La alfombra de motivos acuáticos y los estantes llenos de juguetes y películas. Consoladores, máscaras, disfraces, muñecos... siempre con el disonante componente mitológico que se estaba convirtiendo en habitual, conviviendo esta con el motivo del océano presente en todos ellos

Al fondo, una puerta de madera cubría el acceso a otra estancia.

—Adelante —dijo el hombre sujetando la cortina.

Una sonrisa algo indecisa asomó a los labios de Zoey al escuchar la risa del dependiente. La alivió un poco que se lo tomase con ese humor. Parecía que no se habían equivocado empezando por ahí. 

—Sarah Williams —dijo, dando directamente su segundo nombre al aceptar la mano del tipo. No le parecía del todo prudente dar su nombre de verdad y así no mentía del todo—. Es un placer

Dejó espacio para que Dominiq pudiera saludarlo también y luego se dispuso a seguirlo hacia el otro lado de la cortina. Sus ojos recorrieron el lugar bien abiertos, intentando verlo todo a la vez. Una puerta tras la puerta oculta, ¿dónde llevaría?

—Sí, nos la recomendó un conocido del Zotique. —Echó un vistazo de reojo hacia el agente al decir eso y tragó saliva con disimulo antes de pronunciar el nombre que se le atascaba en la garganta—. Carcosa. 

Al decirlo aprovechó para mirar al dependiente, quería ver cualquier reacción facial que pudiera tener ante ese nombre.

- Gracias - Dominiq siguió al señor Beeks hasta lo que parecía la sección adulta de la tienda. También le llamó la atención la puerta de madera como a Zoey, aunque por ahora no dijo nada. Seguramente sería el acceso al almacén donde tendrían un buen montón de cajas.

- Mi nombre es Dom - Dijo no dando más importancia y sin dejar de mirar cada uno de aquellos artilugios de placer.

Por su parte, Dominiq hubiera tratado de romper el hielo pidiendo consejo de algún producto... pero como respuesta a la pregunta de quien nos había recomendado estaba claro que era perfecta. Trató de disimular cuando fue formulada por Zoey, pero sin dejar de prestar atención a Leonard.

—¿A un sitio apartado? —miré a Balmaceda. —No me gusta eso demasiado —.

Levanté el móvil para escuchar bien, —bueno, pues ya lo han nombrado, veremos a ver si tienen alguna reacción —toqué con mi mano derecha la pistola que llevaba —debemos estar preparados —.

—¿Carcosa? —dijo el tipo frunciendo el ceño—. No me suena... pero bueno, da igual. Por lo que veo —cambió de tema—, ustedes encajan perfectamente aquí.

El hombre se apartó un paso e hizo un gesto con la mano recorriendo las estanterías.

—Bueno, pues ahí tienen... echen un vistazo y si necesitan cualquier cosa me dicen. Si lo que buscan es algo más... bueno... más... activo, quizá... bueno, ustedes me dicen, ¿de acuerdo? —dijo el hombre atropellado—. Si me necesitan estoy allí.

Beeks señalaba hacia el otro lado de la cortina por la que acababan de cruzar y se quedó a la espera de una respuesta de sus clientes para marcharse.

Las campañillas de la puerta de entrada sonaron.

Desde fuera los agentes Jalabert y Balmaceda escuchaban la conversación atentamente.

De la puerta de al lado de Susurros en la Oscuridad salieron tres personas. Una pareja muy acaramelada y un tipo, quizá en la treintena, con sobrepeso, larga melena y gafas gruesas. La pareja le entregó una llave al tipo y se despidieron afablemente de él.

El hombre se dirigió a la tienda y abrió la puerta.

Me giré hacia Balmaceda —¿Pero no habíamos dicho de no nombrar a Carcosa? —le miré a los ojos llevándome la mano a la sien —¿O es cosa mía? —todo parecía nublado últimamente.

Entrecerré los ojos —¿Ha venido del portal de al lado el nuevo cliente? Parece algo extraño —me apoyé en el coche, —a ver qué pasa dentro —.

Zoey se forzó a sonreír cuando el tipo dijo que encajaban allí. No se creía que no conociese a Carcosa, claro, pero que no lo reconociese de primeras era una posibilidad que ya había valorado. Incluso tal vez estaba ocultándolo. Se fijó bien en su rostro y en sus gestos, en cómo se atropellaban sus palabras y la prisa que tenía de repente por dejarlos solos...

—¿Más activo? —repitió las palabras del dependiente en forma de pregunta y luego dejó escapar una risita nerviosa que era fingida sólo a medias, porque nerviosa estaba un rato—. Ay, no sé... Somos bastante novatos todavía, la verdad.

Miró al agente y puso una mano en su brazo para que hubiera algo de contacto entre ellos, otra cosa podría resultar extraña suponiéndose que eran pareja.

—¿Tú qué dices, Dom? —preguntó. Luego miró de nuevo al dependiente—. ¿Cómo es eso de más activo?

Dominiq miró como Zoey le cogía del brazo. 

- No se... la verdad, ¿Que quiere decir más activo? - Dijo mirando al señor Beeks. Luego se giró hacia las estanterías... - Aquí hay un montón de cosas que probar para empezar pequeña - 

Dio un suspiro y miró a Beeks.

- Que... ¿Que quiere decir exactamente con más activo? - Trató de poner una sonrisilla nerviosa, quizá el hecho de no tener ni idea de a lo que se refería ayudara... Por su mente pasaban ideas, pero ¿Cual de ellas sería la correcta? Si es que alguna lo era claro.

José también miró a Carley con cierta alarma en la mirada. 

- Ese no parece un cliente. Parece más bien que en el portal de al lado y probablemente en el piso de arriba, tienen una extensión de la tienda. Esperemos un momento a ver qué es eso "más activo" y cómo reacciona el nuevo tipo antes de entrar...

—Interesante —lo que decía Balmaceda tenía sentido, —pero entonces... lo de activo... —ver a ese tipo gordo me hacía pensar que aquello pudiera acabar mal.

Dominiq estaba atento a cada detalle y, casi sin quererlo, notó algo distinto bajo sus pies. La gran alfombra que cubría el centro de la sala parecía tener un lugar donde quizá se ocultaba algo. Al poner los pies sobre esa zona Dominiq notó como si estuviera hueco debajo. ¿Quizá un acceso a un posible sótano? ¿Por qué estaba cubierto con la alfombra?

La mirada de Becks parecía valorar a los agentes a cada momento, como midiendo sus reacciones y sus palabras. Quizá Leonard Becks estaba dudando si decir algo más o quizá simplemente buscaba cómo decirlo.

Cuando mencionaron a Carcosa, la mirada de Becks se centró directamente en ella. El tipo era hábil disimulando y, para cualquier otra persona no habituada a la señalética gestual hubiera resultado desapercibido. Pero Zoey era muy hábil con esas cosas y rápidamente notó el cambio de dirección de sus ojos. Probablemente ese hombre había oído hablar antes de Carcosa... o al menos de algún Carcosa.

—Señor Becks, ya estoy aquí —dijo una voz juvenil acompañada por el sonido de la puerta.

Un instante después la música cambió a algo muy distinto, más parecido al estilo de música que sonaba en Zothique. El señor Becks encogió los hombros y miro a los agentes arqueando las cejas, como excusándose por la actitud de lo que parecía su empleado.

—Verán, de vez en cuando nos reunimos, ustedes ya me entienden. Si quieren, quizá podrían venir a una de nuestras reuniones —dijo midiendo cada una de las palabras.

Pasé el pie por la alfombra... no había duda. Disimulé mirando las diferentes estanterías hasta que se nos hizo aquella propuesta.

- Vaya... esto. No se que decir la verdad - Lo cierto es que estaba nervioso. No sabía si nos estaba ofreciendo pasar ahora o volver en otro momento. - Lo, lo cierto es que me da un poco de vergüenza - 

Metía y sacaba las manos de los bolsillos y las frotaba. 

- ¿Cuando sería? - Dije mirando a Beeks - Verá, tenemos una pareja de amigos. Son, son ellos los que nos. - Pensé unos segundos la palabra - Animaron a conocer este mundo. Hablo por mi, pero creo que estaríamos más a gusto con alguien conocido cerca - 

Caí entonces que quizá eso podría estropear la oportunidad... - Si no es inconveniente. No, no se mucho de esto. Le pido perdón si esto no esta permitido o si no es adecuado proponerlo -