Partida Rol por web

Principios de otoño, 1840, 17:00 hrs...
Cuartel de Policia de Bostón         

Estaba comenzando el atardecer de un día bastante tipico en las calles de Bostón, bastante concurridas a esas horas debido a que los horarios laborales para muchas personas estaban terminando y estas, deseosas de regresar a su hogar lo mas pronto posible llenaban todos los caminos principales como si de hormigas se tratasen. Sin embargo ni la ley ni la justicia solía descansar ¿Cierto? Mientras las calles se llenaban de personas y las carreteras de vehiculos el cuartel principal de policia de la región estaba aun en labores como era de esperarse, atendiendo usualmente las 24 horas del día aunque muchas veces el crimen no solía ser mucho problema o mas bien, muchas veces ni siquiera se necesitaban tantos efectivos trabajando al mismo tiempo pero al final del día por algo habían aceptado ser oficiales de la ley.

Si bien era un día bastante normal y dentro del cuartel solo se estaban tomando llamadas comúnes y corrientes, para ustedes era un caso completamente diferente, los equipos de rescate no era algo de todos los días y mucho menos cuando estos tenían que ser formados casi de forma extraordinaria como había sido el caso con todos los que se encontraban en esos momentos dentro de aquella habitación, donde suponían sería la junta que les explicaría el porque estaban allí en esos momentos y cual era la clara urgencía.

Dentró de aquella oficina tenían bastante lugar y espacio para poder relajarse, tomar un vaso de café o incluso tener alguna pequeña charla entre todos los allí presentes. Habían sido notificados que el jefe del cuartel estaría con ustedes en breves pues justo acababa de colgar algunas llamadas de urgencía, no tardó mas de quince minutos para que el susodicho personaje estuviera ya con todos los presentes y fuera directo al escritorio principal, apoyando ambas manos en el mueble y tomando un pequeño tiempo para soltar un suspiro, parecía bastante agitado en esos momentos y realmente ninguno de ustedes podía saber si era debido al caso que estaba a punto de contarles o simplemente había tenido un día pesado y quería que este acabara lo mas rápido posible, lo normal para cualquiera en esa posición.

Reinhold Green era tanto amado como odiado a partes iguales dentro del cuartel principal de Bostón, muy seguramente debido a ser alguién bastante joven pero con un puesto sin duda que muchos veteranos deseaban y creían merecer mucho mas que el mismo Green, por supuesto nada de esto parecía inmutar al hombre que siempre estaba portando las mejores prendas y con un semblante de lo mas orgulloso.

Sea como fuera todos los que estaban en esos momentos delante de él eran en mayor o medida buenos conocidos del hombre, despues de todo algo tan importante como participar en un rescate de esas magnitudes no se podía tomar tan a la ligera, Reinhold sabía muy bien esto y debido a esto mismo era usualmente él quien se encargaba de armar personalmente estos equipos siempre que eran requeridos, utilizando siempre a las mejores manos para el trabajo.

Despues de aquel suspiro, todos pudieron ver como tomaba un cigarrillo de su bolsillo, llevando este cautelosamente hasta su boca para proceder a encenderlo antes de mirar a cada uno de los presentes.

Su mirada era bastante clara: Era una misión urgente y sin duda para alguién un poco mas ilustrado en la lectura del rostro como podría ser el mismo George, estaba bastante presionado para actuar tan pronto como fuera posible.

Dio una pequeña calada a su cigarrillo, soltando lentamente el humo en pequeñas pausas, sin embargo sabía que tampoco tenía todo el tiempo del mundo para sus cosas —Bien... creo que la mayoría sabe como trabajo en este lugar asi que iré directo al grano porque tenemos el tiempo encima chicos, cuento con que ustedes harán un trabajo esplendido como de costumbre— Comentó sin perder mas tiempo, enderezando su postura y poniendo un expediente en la mesa, uno que se miraba bastante apurado pues solo contenía lo básico.

Informe de la Oficina del Sheriff de Craftsbury.

Categoría: URGENTE

Destino: Policía de Boston.

Hechos: Recientemente se nos ha informado de la desparición de una menor de ocho años, Pennelope Learmonth vista por última vez en las cercanías de los pantanos.

Sus padres, granjeros de la zona, se han encargado de poner la pertinente denuncia.

No podemos aportar más datos pues la búsqueda acaba de comenzar y pocos son los que se atreven a adentrarse a esa zona de los pantanos sin especialistas.

Tenemos un equipo de búsqueda creado por los granjeros locales, pero necesitamos ayuda urgente y especialistas en este tipo de casos.

Adjuntamos una imagen de la menor desaparecida.

Atentamente:

Sheriff Jonshon

Dejó que echaran una pequeña mirada antes de ser él quien volviera a tomar la palabra. —Pennelope Learmonth, ocho años exactos y reportada desaparecida en las cercanías que rodean Craftsbury, el reporte fue realizado tan solo hace pocas horas, por lo que tenemos que actuar cuanto antes pues este pueblo queda a tres horas en coche, suficiente tiempo perdido como para no preocuparnos— Comentó mordiendo su labio inferior, todos podrían suponer que era algo raro en él pues casos de este estilo podían ser bastante usuales, o al menos eso podría parecer para alguién que era el jefe de todo ese lugar.

El hombre procedió a poner la foto de la chica en cuestión, para que todos pudieran verla antes de poner el documento en manos del inspector de policia que estaba en el grupo —Cuento con usted Cornelius, guardé el documento que seguramente servirá mas con ustedes que conmigo aquí— Comentó con una sonrisa mucho mas tipica de él, llena de porte y elegancía como era de esperarse de alguién como Green.

Acto seguido dió una nueva calada al cigarrillo, de forma mas calmada ahora que había explicado a grandes rasgos lo que era la misión y porque debían ponerse en marcha cuanto antes, sin embargo su mirada volvió a cambiar rapidamente a una mucho mas seria.

—Creó que no hace falta decirlo pero los elegí porque ya han trabajado juntos antes, saben lo que hacen y  es justo lo que necesitamos para esta misión... Craftsbury es un pueblo minúsculo y últimamente la jurisdicción para este tipo de casos caen sobre nosotros, por lo que entenderan la presión que estamos recibiendo para dar máxima prioridad a este tipo de cosas ¿Cierto?— Terminó  de decir.

Por supuesto sus palabras demostraban no solo honestidad sino que también máxima confianza en todos ustedes, Green sabía que todos podrían cumplir la misión en tiempo y forma.

—Bien vamos con los tecnisismos, el señor Cornelius llevara una radio para poder estar en contacto con nosotros dentro del cuartel, cualquier cosa que necesiten no duden en comentarlo ¿De acuerdo?— Comentó tranquilamente y buscando acabar lo mas pronto posible, aunque en ese tipo de casos especificar bien todo era mas que necesario para alguién tan asquerosamente perfeccionista como ese hombre. —Doctor George, los padres de la niña fueron quién dieron el reporte estan... destrozados es decir poco, contamos con su ayuda para que pueda brindarles atención especializada mientras los demas se ocupan del rescate, en cuanto al buen Gregory— Hizo una pausa para poder dedicarle a ambos una sonrisa de lo mas amistosa y confidente a ambos, por supuesto tener médicos cualificados para cualquier cosa era una gran prioridad para él y siempre demostraba con palabras y acciones —Esperemos que sus servicios no sean requeridos salvo primeros auxilios pero, todo puede suceder asi que su maletín tiene todo lo que necesitara para que no se quede corto en nada— Terminó de decir.

—Ya todos conocen también a Dexter y Blanche ¿Cierto?— Comentó mirando a los mencionados también con una amplia sonrisa pero demostrando siempre la seriedad que el momento requería, su mirada sin embargo se quedó fija en Dexter pues sus siguientes palabras eran para él —Todo Craftsbury esta rodeado de bosque, y según los reportes de los padres de la desaparecida, la granja en donde ellos viven quedá practicamente en las afueras que ya es de por si mucho para un lugar como ese. Sin embargo también tenemos reportes que todas esas zonas estan llenas de pantanos entonces tendrán que ser precavidos— Comentó rapidamente, esperando dentro de si mismo que la niña estuviera a salvo pues no se sabía bajo que circunstancías había desaparecido, estaban ciegos.

Por último paso su mirada hacía Blanche —Detective, agradecemos el ínteres por el caso aunque fue bastante inesperado para todos, espero que su agencia pueda disculparnos por mantenerla un poco mas con nosotros— Comentó a la única mujer que estaba allí, si bien muchos no miraban bien a una chica para Green era sin duda un efectivo bastante importante y por supuesto, un buen deleite a la mirada.

—Bien no perdamos mas tiempo, ya tienen un auto listo para el viaje y con un mapa marcando la ruta mas rápida para que puedan llegar al menos en tres horas. Les deseo un buen viaje y que tengan una misión exitosa— Tan pronto terminó estas palabras, caminó el mismo a abrirles la puerta a todos, entregando las llaves del auto a Dexter quien era el mas cercano en esos momentos a él. Dejandoles con esto vía libre para poder marcharse, pues tenían un largo recorrido y aun mas largo día delante de ellos.

Había pasado el día perdido en mis consultas, y cuando no estaba con ellas, me dedicaba a leer libros de ciencia forense, manteniendo mi cabeza activa y alejado de mi mujer y mi hijo, el cual no era más que un insoportable bebé llorón. Era mi hijo, sí, pero no podía con él y menos aún cuando su madre estaba al lado. De hecho me desagradaban todos los niños. El pequeño Thomas llorando y ella hablando sin parar como una cotorra.

No sabía para que había contratado a una asistenta y a una niñera y presentado a mi mujer a otras damas de Boston, si al final siempre parecía tener ganas de quedarse en casa y fastidiarme las tardes que tenía libres. Suponía que mi ayudante y ella andaban confabulados y que este le decía a mi "amada esposa" cuando iba a quedarme libre, para no hacer planes y estar conmigo. Ya comíamos juntos, cenábamos juntos y dormíamos juntos.

¿Qué más quería de mí? Sexo no... porque ya lo había intentado y ella era de las mujeres que solo tenían sexo para procrear. ¿Amor quizás? Nunca hubo de eso por mi parte. Con el tiempo la coges aprecio... como a cualquier animal, pero poco más.

Así pues, cuando recibí el aviso de la policía de Boston, no tardé en terminar de arreglarme y salir por la puerta casi sin despedirme, al tiempo que mi mujer aparecía por el pasillo, con un plato con galletas recién horneadas y la niñera con Thomas en sus brazos. Ya venían a darme la tarde al despacho y tenía dicho que no se me molestase allí. - Lo siento mucho. Debo irme. - Informé cogiendo una de las galletas. - Me requieren en la comisaría.

Minutos después llegué al lugar, allí estaban algunos conocidos míos, colegas o amigos. No se si era el último o si faltaba más gente por llegar. - Buenas tardes. - Fue todo lo que dije, quitándome el sombrero y quedándome con él en mi mano, junto con mi bastón. Quien tenía prisa por comenzar con todo aquello, era el señor Green, quien en cuanto vio que estábamos todos, comenzó con su charla informándonos de lo ocurrido.

Observé en silencio la escueta nota con los pocos datos que nos habían enviado desde Craftsbury y la foto de la jovencita. Al menos esta ya no estaba en edad de berrear como mi hijo, aunque ir en busca de una niña en un pueblo lleno de paletos no era la idea de pasar un tiempo lejos de mi incasable y charlatana mujer y aquel niño que compartíamos que sin duda había salido a ella por su forma de llorar, también era cierto que estaría más tranquilo lejos de ambos y entretenido con algo que no fuese pasar consulta.

Algo que muchas veces me aburría ya solo de pensarlo.

Solicité que se le enviase una nota a mi mujer, escrita por mi propio puño y letra, donde la decía que me habían enviado a un caso fuera de la ciudad. Algo importante y de lo que no podía hablar. En la nota indicaba que no solo era urgente, sino que no sabía el tiempo que tardaría en regresar, así que pedí a Martha que hablase con mi ayudante y anulase todas mis citas para los próximos tres días y que ya recibiría noticias mías.

De todo aquello tan solo me lamentaba irme con lo puesto.

El señor Green había dispuesto de todo, incluído el transporte. Tres horas de viaje hasta Craftsbury podrían ser una pesadez o pasarse todo de manera fugaz, todo dependía de la conversación y de la compañía y sin duda, la que llevaba era excepcional. Por lo tanto, subí feliz en el vehículo a pesar de que solo llevaba un maletín preparado por la policía, donde a saber que habían metido y que carencias tendría en su interior. Pero las prisas por Green porque nos marchásemos no me permitieron comprobar lo que había dentro y dudaba que en paletolandia, tuviesen material médico de calidad... y opio... algo importante en aquellos tiempos.

- ¿Qué tal se le dan los pantanos, señor Collins? - Pregunté a mi amigo el guardabosques, quien me había acogido en su cabaña en el bosque más de una noche. Sobre todo las de los sábados, las más insoportables de pasar junto a mi esposa y mi hijo. - Porque se que domina el bosque, pero esos sitios son traicioneros por lo que tengo entendido... De hecho... estoy pensando que deberíamos preguntar si hay arenas movedizas por ese lugar... de ser así, diría que el caso está resuelto y que jamás encontraremos a la pobre pequeña. - Por el tono de voz se notaba que los niños no eran de mi agrado. - Quizás solo se perdió como me ocurrió a mí aquel día, ¿Lo recuerda, Collins? - Le sonreí antes de buscar a la única mujer que nos acompañaba con la mirada. - ¿Usted que opina, señorita Williams? ¿Se ha perdido o ha terminado...? - Iba a terminar la frase soltando un claro "glu, glu, glu", pero no quería que se viese tan claramente esa falta de... aprecio por los críos. - ¿... ahogado en algún sitio? Porque por lo que sabemos no hay mucho más a lo que agarrarse.

Al menos en aquel momento.

Todo el día había estado en la institución psiquiátrica en la que hacía un año había comenzado a trabajar, su labor allí radicaba en el diagnóstico y tratamiento desde los métodos más experimentales que la medicina se negaba a decir. No era que a George le encante jugar con los resultados, es que creía fehacientemente que ese mundillo se estaba quedando en el tiempo sin un poco de visión y ensayos. Por ello es que no podía siquiera trabajar en la misma clínica que su padre, ni siquiera con colegas de la misma edad—todos viejunos odiados y ortodoxos—para evitar la confrontación entre las ansias de comprobar y la comodidad de seguir aplicando lo conocido, por más malo que fuera. 

Pero en medio de sus rutinas habituales, entre gritos llenos de palabras inconexas o brotes psicóticos, indicaciones y una pila de historias clínicas que debía completar pese a odiar esto en demasía, surgió aquel llamado. No pudo evitar el que una sonrisa se dibuje en aquel rostro ya remarcado por las ojeras de esas horas de trabajo y sus entretenimientos, que claramente le estaban consumiendo el día a día y posiblemente la vida. Era joven, tenía un mundo por delante y era muy probable que su padre en algún momento esté fastidiando con el hecho de incrementar el número de Russell en el mundo. Aunque en ese aspecto, George estaba muy lejos de concretarlo. 

Por esto una vez recibió el mensaje, dejó acomodado todo en la clínica y como si fuera una exhalación, se retiró de allí un tanto pensativo por el caso que le tocaría enfrentar. Aquello en verdad era un buen estímulo para una mente inquieta como la que tenía este alienista, así que a por ello iba. Ya cuando se personó en el lugar, saludó a los presentes con un ligero gesto y tras desabrochar su saco, quedó de pie con su mano apoyada sobre la barbilla. Rápidamente le ofrecieron el caso, miró aquello junto a los demás y asintió a las palabras de Green. 

—Tranquilamente puedo encargarme de ellos, entrevistarlos y ayudar en todo lo posible—dijo a modo de aporte, tras escuchar a su compañero—. Ya veremos que ha sucedido, no me gusta sacar conclusiones anticipadas y lo mejor es escuchar a quienes son los testigos. Por cierto... ¿Hay algún historial de desapariciones en esa zona? ¿Es un caso aislado?

Aquello le despertaba curiosidad, más allá de las interpretaciones de Greg. 

El viento, leve pero notorio, hacía mover las ramas de los árboles que componían aquella zona. El sonido del baile de estas acompañaba el cantar de algún pájaro autóctono de la zona, mientras, en medio de todo aquello, una figura inmóvil levantaba la cabeza para comprobar el cielo. Dexter observaba detenidamente el vaivén de las ramas y el movimiento de las nubes, hacia rato que tendría que haber vuelto a la pequeña cabaña que utilizaba como hogar y oficina del guardabosques, pero se había entretenido en arreglar aquella señal de peligro. 

El día había sido tranquilo y se moría por una taza de café, así que, con un leve bufido de satisfacción, aceleró el paso dirección a la cabaña. Una vez allí una nota amarillenta clavada en el marco de su puerta le daba la bienvenida. 

— ¿Qué coño habrá pasado? — maldijo entre dientes sin apartar la vista de la nota de citación en la comisaria pensando en que tendría que dejar su descanso para más adelante.

Sabía perfectamente que si le citaban de aquella forma era algún caso importante o con carácter urgente, así que sin perder tiempo se personó en la comisaría maldiciendo, como no, el bullicio de las calles de la ciudad de Boston. 

Una vez en la oficina, saludo con un leve movimiento de cabeza a sus compañeros y amigos, que, como él, imaginaba que habían sido citados. Antes de poder mediar palabra con alguno de ellos, un apresurado Reinhold Green irrumpió en la sala, explicando el porqué de aquella reunión.

— ¿Los pantanos? Bien señor Palmer. No dista demasiado del modo de acción en una zona boscosa, los métodos son relativamente los mismos, pero claro prestando especial atención en las zonas con agua — contestó a las palabras de su amigo mientras recibía las llaves del auto por parte del jefe del cuartel. — Espero y deseo que sus padres le enseñaran a nadar, es solo una cría — dijo al notar el tono de voz empleado por su amigo. — El problema de estos lugares es el lodo que puede llegar a generarse, y sobre todo, el desnivel de terreno dentro del agua.

Siguió escuchando al doctor mientras dibujaba una media sonrisa en su rostro afirmando con la cabeza. Aquella anécdota de cuando se perdió en el bosque y le pidió aquella extraña proposición había hecho que Gregory y Dexter se conociesen.

Dexter escuchó atento las palabras de George, siempre le había demostrado ser un hombre sensato y con las ideas claras.

— Mientras terminan de preguntar, señor Green, ¿el equipo que guardo aquí está donde siempre? Las primeras horas son cruciales ante una desaparición y querría tener todo listo para salir ya — dijo algo precipitado. No se fiaba de que un grupo de inexpertos destrozasen cualquier tipo de rastro al intentar buscar a la niña. Dexter se había encontrado alguna vez con algún caso parecido y a parte de tener un equipo de repuesto en la comisaria, también sabia que las primeras horas eran las más importantes para encontrar a la pequeña con vida.
 

Habían pasado aproximadamente dos meses desde que había estado en Chicago, su ciudad natal porque los diferentes trabajos la habían mantenido alejada en otras ciudades. Uno de ellos había sido directamente en la ciudad en la que terminó, pero el último había sido un seguimiento que la hizo terminar en Boston y de hecho, había terminado recibiendo ayuda del mismo Green e incluso de Cornelius. Allí era donde agradecía no tener nadie que se molestara en casa por su falta de estabilidad en general y que su madre entendiera perfectamente su necesidad de libertad.

Por supuesto cuando escuchó a Reinhold comentar sobre un caso sobre una niña, no dudo en unirse al mismo, desestimando sus palabras sobre seguir en la ciudad por más tiempo de lo previsto. Los niños eran inocentes y no podía dejar de intentar ayudarlos, además si el hombre decía que el caso necesitaba todo un grupo entrenado en vez de simplemente intuir que la niña se había ahogado en los pantanos, es que sentía que algo más había pasado.

Agradecía cargar sus botas más robustas y uno de sus vestidos más prácticos si iban a terminar metidos de cabeza en aguas pantanosas y bosques.

—Creo que aquí hay más de lo que nos dicen Doctor Palmer. No creo que nos hayan llamado únicamente si se ahogó, las personas del pueblo deben estar acostumbradas a sortear los pantanos, así que no está de más averiguar más a fondo — le respondió al hombre que había dado a entender tan elocuentemente que aquello parecía ser una perdida de tiempo. No le pareció tan extraño dada la habitual lógica del doctor. La información recibida en la oficina había sido decepcionantemente escasa, lo que significaba que les tocaría interrogar a todo el pueblo con tal que les dijeran los hechos claros.

Por lo menos no era la única allí.

—Ciertamente señor Green, si tenemos a la mano cuan usual son las desapariciones en esos pantanos sobre todo de niños, podremos delimitar que tanto debemos alejarnos de la idea de que simplemente se allá perdido en esos lugares.

Mientras el hombre acompañaba al grupo que partiría pronto, fue escuchando y analizando cada una de las preguntas que estos iban teniendo, todos los allí presentes podían intuir casi de inmediato que Green pese a su basta experiencia con todo tipo de casos se encontraba algo perdido tanto como ellos en esas mismas incognitas, era obvio que pueblos pequeños como al que iban a asistir no eran mucho su fuerte o mas bien, tal vez se encontraba molesto por lo vagos que había sido la policia local de Craftsbury, sea como fuere Green pareció volver a la realidad mirando primeramente al guardabosques que estaba preguntando por el equipo que solía dejar en la sede, asintiendo como respuesta —Por supuesto, me tome la molestía de dejar ya dentro de su transporte el equipo que suele dejarnos, espero que no le falte nada pedí que lo dejaran completamente integró— Respondió mientras llevaba una mano a su bigote, peinandolo como solo los de la clase alta solían hacerlo, aunque también indicando con este gesto un poco de seriedad ante lo que iba a decir a continuación sobre la otra pregunta que el equipo había hecho.

—Y sobre la pregunta que hicieron...— Soltó un pequeño suspiro, como si estuviera analizando con total seriedad lo que iba a decir a continuación para que sonara de forma correcta —Les sere muy sincero, suelen haber toda la clase de rumores en Craftsbury, es un pueblo peculiar hasta donde se y muchos afirman que este tipo de casos no son aislados aunque definitivamente este es el único reporte oficial que nos a llegado sobre un caso de desaparición, al menos hasta donde sabemos por lo que partiremos desde la idea que es un caso aislado— Comentó tratando de ser bastante claro en que ellos como profesionales no se debían centrar en esa clase de especulaciones, despues de todo mientras no hubieran reportes concretos respecto al lugar, no podían dejarse llevar tampoco. —Por lo que sabemos la zona a la que irán no es realmente dentro del pueblo, aquella pareja decidió construir su hogar en las afueras del mismo entonces como deben imaginar el potencial riesgo para esta pequeña es mayor... cualquier cosa pudo haberle pasado. Los únicos que hicieron el reporte fueron los padres por lo que su testimonio debe ser el mas importante— Green parecía usar un tono de voz molesto al hablar sobre los padres de la niña, como si por el hecho de que estos viviendo en una zona alejada tuvieran que tener mucho mayor precaución, ahora alguién inocente estaba pagando las consecuencias y para alguién de unos principios tan grandes como él esto era algo intolerable por decirlo de la manera mas amable.

Se quedó fuera del vehiculo por supuesto, mirando que todos subieran —Espero que tengan buena suerte, si todo esta correcto no les quitaré mas el tiempo, que cada minuto cuenta. A por cierto...— El hombre dió una calada a lo último que quedaba de su cigarrillo, antes de volver a hablar en un tono un tanto compasivo (O tal vez solo fingiendolo) —Seguro para este tiempo el equipo improvisado de rescate del pueblo se debió haber rendido... su comisaría misma no es la mejor del mundo asi que espero puedan perdonar a la gente de allí, se le indicó a la pareja de granjeros que esperaran en su hogar, marcamos en su mapa como llegar directamente a esta granja, seguro les ahorrara valiosos minutos— Terminó de decir, dedicandoles una última sonrisa de buena suerte para ahora si, dar media vuelta y caminar de regresó, dejando al grupo marchar en cuanto todos estuvieran listos.

Una vez vierón a Green partir a aquel edificio nuevamente, solo bastaba con echar un rápido vistazo dentró del vehículo para notar que todo estaba tal como su jefe había comentado anteriormente. Contaban con un mapa marcando ya la ubicación a la que tenían que ir cuanto antes, junto con el equipo médico con el que contaría el doctor Palmer, asi como el equipo de Dexter, todo listo eficientemente e indicando que estaban tomando este caso con la debida seriedad. 

El caminó hacía Craftsbury sería de tres horas tal como Green había comentado, por lo que todos tenían el tiempo suficiente para poder ir comentando cual sería el plan de acción tan pronto como llegaran con la familia afectada. Para buena suerte de todos a simple vista podía parecer que tenían un buen clima, especialmente importante pues llegarían empezando la noche y que el cielo estuviera despejado podía ayudar mucho.

- Aún así creo que lo más correcto sería avisar a los agentes del lugar de nuestra llegada y preguntar por la actividad de los indios en el lugar. Una granja alejada del resto... no sería el primer ni el último caso de un menor que ha sido secuestrado por indios para a saber que salvajadas hacer con ellos. - No era un hombre religioso, al menos no excesivamente religioso. Vamos, iba a misa porque mi mujer y mi estatus social me obligaban y el que dirán estaba a la orden del día. De lo contrario estaría en mi estudio o mi despacho con mis libros y mis cosas.

¿Qué clase de médico y científico se encomienda a alguien que crea todo a la perfección y luego deja que la enfermedad recaiga sobre todo y todos? Contradictorio cuanto menos.

Tras aquellas palabras de despedida hacia Green, dejé la puerta a un debate interesante en el viaje al igual que lo que el mismo hombre había dicho.

- Es curioso. Lo poco que tenemos sobre el caso en cuestión y que se hable de más niños desaparecidos en la zona, pero como si fuese tabú. Si hay pantanos, seguramente hayan arenas movedizas. Suelen ir de la mano. Así que si no se ahogó, quizás esté bajo tierra... y nos encontraremos a los lugareños hablando de brujas, fantasmas, del hombre del saco o de una maldición india en el lugar. Creo que debemos estar preparados mentalmente para escuchar todo eso sin tener ponerles malas caras.

» Al menos cuando se sale de Londres a pueblecitos de alrededor, suele ser así. Todos tienen sus historias y leyendas. Incluso en el mismo Londres tenemos nuestras historias, como las apariciones de Ana Bolena, la segunda esposa del rey Entique VIII, que fue ejecutada en 1536. Una hermosa mujer decapitada por orden de su marido, acusada de adulterio e incesto que a día de hoy se dice que se deambula por la fortaleza, mostrando su cuerpo sin cabeza. - Sonreí a los presentes casi divertido con aquello, observando sobre todo reacciones.

- No es la única aparición en ese lugar, pero si la más vista según dicen... Yo he estado allí y no he visto nada raro, salvo a mi esposa, claro. - Bromeé con el tema dejando clara mi postura frente a los fantasmas y aquellas cosas de aquella manera. - Claro que eso atrae a mucho turista y morboso sobre ese tema y creo que lo usan para darle más publicidad al lugar. Al menos en Boston parece que no hay lugar para los fantasmas, salvo por el Cemenenterio de los Graneros, el tercero más antiguo de Boston. Allí están enterrados tres de los firmantes de la Declaración de Independencia: Samuel Adams, John Hancock y Robert Treat Paine, incluyendo a muchas víctimas de la masacre de Boston. Se dice que por las noches, se ven extraños orbes de luz sobre algunas de sus tumbas...

La verdad era que, para no creer en aquellas cosas, empezaba a pensar que sabía demasiado de ellas. Pero era lo que tenía el ir a hablar a veces con el enterrador del cementerio para saber las supuestas muertes de quienes habían sido enterrados durante aquella semana en la ciudad. Que al final acaba contántome cosas raras y yo, quedándome con ellas en la cabeza.

Con un movimiento de cabeza, Dexter agradeció que el señor Green dejase todo listo para viajar. No repasó el equipo, tenía plena confianza en el jefe del cuartel, así que simplemente prestó atención a las aclaraciones de lo que podrían encontrarse en Crasftsbury.

Dexter se sentó en el asiento del conductor poniendo las llaves en el contacto. Tenía prisa por salir de allí cuanto antes, así que despidiendo con un gesto con su mano derecha arrancó el motor en señal de que iban a salir ya. No le gustaban aquellos trastos, se defendía más viajando en caballo, pero por suerte en sus años de servicio había aprendido a maniobrar con aquellas maquinas.

Una vez dentro escuchó al señor Gregory atentamente mientras no paraba de hablar de historias y leyendas de su Londres natal.
— Si la niña aun está con vida la encontraremos — afirmó con una fe ciega. — Si por desgracia perdió la vida, también lo descubriremos — sus palabras sonaban convincentes mientras no quitaba ojo a la carretera. — Y referente a las historias de fantasmas, bueno, creo que a los muertos hay que dejarlos descansar. No estoy tan puesto con usted — sonrió mientras buscaba la mirada de Gregory en el pequeño espejo que utilizaba como retrovisor. —Es más, ni sabía que había tres firmantes de la Declaración de Independencia en uno de nuestros cementerios. Pero una cosa si tengo clara, el ser humano siempre me a dado más miedo que un fantasma.  

Después de un sonoro soplido se dirigió a todo el grupo.

— Tenemos algo de tiempo y creo que sería bueno trazar algún tipo de plan de actuación. Tras llegar a la residencia de los Learmonth y que nos expliquen lo sucedido podría comenzar a buscar ese rastro que nos lleve tras la niña. Solo espero y deseo que ese grupo de rescate fuera meticuloso y no fastidiasen el entorno... ¿Cómo lo ven?

Las respuestas llegaron a sus oídos y George se mantuvo en silencio acariciando su barba, incluso atreviéndose a sacar alguna que otra conclusión precipitada. Pero ante la respuesta de Green hubo un destello de ilusión en la mirada del Alienista ya que siempre en estos casos, no solían ser aislados y había un patrón escondido entre los eventos, las pruebas y lo que se podía escuchar en cada relato. Por ello es que ansió tener una conversación con los granjeros, explorar en medio del diálogo cada detalle que podrían ofrecer. 

Incluso le gustó la teoría de su colega, una de ellas específicamente cuando mencionó lo de los indios y recordó que era bastante común, tanto que no podía ser descartado. Aún así creyó también que era conveniente abandonar aquel lugar y ponerse manos a la obra. Se sentía motivado, como solía estarlo cuando tenía un caso entre sus manos y la verdad es que confiaba en el equipo, eran excelentes en lo suyo. 

—Lo veo muy bien, andando. 

Y no dijo nada más, sólo le dio una palmada en el hombro a su amigo y avanzó hacia la salida. 

Tras despedirse del jefe, Cornelius se instaló junto a Dexter en la parte delantera del vehículo. Aquel moderno trasto que permitía recorrer grandes distancias era la cosa más increíble y al menos le permitía al inspector no tener que estar demasiado cerca de los caballos.

Aún les quedaba tres horas de viaje, tiempo suficiente para una inicial puesta en común sobre lo que pudieran encontrarse cuando llegaran al pueblo. Fue el doctor Gregory, para no perder la costumbre, el que abrió fuego con su parloteo. Al inspector le caia bien el doctor y al menos su continua charla llenaba los largos silencios en los que Cornelius se solia encerrar, sobre todo en los últimos meses. El hombre tenía anécdotas para dar y tomar y, entre tanta palabra siempre se podía encontrar auténticas perlas o incluso buenas ideas para iluminar un caso. Esperaba que en esa ocasión también sucediera lo mismo.

Pero hablar de fantasmas no era lo que más le apetecía a Cornelius. Eso le hacía evocar de nuevo el recuerdo de su amada... Desde luego que no creía en las fantasías populares, ni en las absurdas creencias de la gente, pero sí tenía que reconocer que detrás de todas las fábulas, historias y leyendas había un poso de verdad. Si ese era el caso tendrían que descubrirlo.

—Todo dependerá de la frecuencia de las desapariciones. Sean de niños o de adultos —rompió por fin el silencio—. Por supuesto que los accidentes existen: un borracho que equivoca el camino, un niño que no conoce por donde pisa... Pero esa gente está acostumbrada a caminar por esos terrenos, para ellos es el pan de cada día y si les preocupa tanto que la niña haya desaparecido y han descartado que fuera un accidente... Hasta que no lleguemos y hablemos con los padres prefiero no hacer elucubraciones.

- De eso no hay duda, querido Dexter. - Respondí a mi amigo guardabosques. - Pero debemos pensar que los lugareños tendrán las mentes más... abiertas a esa clase de historias y no podemos o no debemos dejarnos llevar por ellas. Y como bien dicen, si ellos que conocen bien el lugar no  han dado con ella... malo es. - Eso lo tenía claro. Estaba seguro que visto un pantano vistos todos, pero luego estaba la realidad. Si ibas a una ciudad nueva te perdías aún habiendo estado viviendo en otra durante años, pues los pantanos y los bosques eran peor y más traicioneros.

Y recordé el día que me perdí en los bosques de Boston y me encontró Dexter y sonreí.

- Los padres nos van a decir lo mismo que en el informe más las creencias locales, las cuales no se pueden poner en el informe. - No iba a repetir que si ellos que conocían esas tierras no habían dado con ella, malo sería, porque con una vez bastaba o eso esperaba al menos. Miré a la joven detective, esperaba que al menos ella si estuviese dispuesta a hablar de algo, porque las tres horas se iban a hacer eternas.

- Será la primera vez que eche de menos a mi mujer y a mi hijo... ¿y estropear este silencio? Naaaaaaaaa. - Pensé para mí sin dejar de mirar a la mujer. - ¿Y usted que opina, querida? - Ya que los demás parecían reacios a hablar, quizás ella si lo hiciese, aunque claro, pedirle a una mujer que hablase seguramente sería tenerla durante todo el viaje acaparando la conversación.

- Siempre quise preguntarle algo, señorita Williams. Si no es indiscrección por mi parte y quiere responder, claro... ¿Por qué eligió la carrera de detective? Sin duda hay muchas otras profesiones más afines para una dama y con su belleza, seguramente hubiese podido y podría aún desposar a un hombre adinerado sin mayores dificultades. - Y mientras esperaba alguna respuesta, o si alguien optaba por sacar algún otro tema de interés, saqué de mi chaqueta el periódico de Boston de aquel mismo día.

- Que sigo pensando que antes de ir a la granja, deberíamos presentarnos a las autoridades competentes para que sepan que estamos allí, Dexter. Luego ir a la casa y el rastreo es todo suyo... en ese campo no puedo meterme. Con perderme una vez en el bosque ya fue suficiente y tuve la suerte de que lo conocías y diste conmigo. Allí no conocemos nada y se ve que los lugareños tampoco se defienden muy bien en su terreno, así que no me apetece acabar como la jovencita. Aún tengo pacientes que dependen de mí y mucho que investigar. - Y curiosamente no mencioné ni a mi mujer ni a mi hijo en todo aquello y volví mi vista al periódico al tiempo que mis oídos prestaban atención a lo que decían los demás, por si debía intervenir.

- Por cierto, ¿tenemos una cuerda? Si no es así sería interesante y útil hacerse con una. - Añadí al final sin dar el motivo de su uso.

Mientras el grupo partía hacía su destino, entre las pequeñas charlas y los pensamientos que cada uno de ellos iban teniendo respecto al caso que tenían entre manos pronto comenzaron a pasar de un ambiente concurrido, con gente pasando por doquier haciendo sus tareas diarías a uno en el cual solo miraban paisaje y poco mas. Mientras el tiempo pasaba y de acuerdo al mapa pronto no tardarón mucho en encontrarse por la mitad del camino, el día poco a poco se iba desvaneciendo delante de ustedes, dandole paso al atardecer que llegaba mas rápido gracias al reciente cambió de estación. Podían ver si miraban por la ventana como la vegetación que adornaba la carretera estaba también dandole la bienvenida al otoño, las hojas comenzaban su cambio de color y era cuestión de tiempo para que comenzaran a caer todas estas hojas de los árboles que les daban morada.

Aunque todo podría parecer bastante tranquilo y para algunas personas esas vistan podrían ser hermosas, ustedes podían sentir un claro y extraño sentimiento de soledad, la carretera por la que estaban pasando para llegar a Craftsbury parecía como si ese camino no hubiera sido usado por mucho tiempo, seguramente el lugar era lo que muchos llamaban: un lugar alejado de la mano de dios. Aunque esto también levantaba mucho mas alertas respecto a la situación que tenían entre manos ¿Deberían darse mas prisa por llegar a su destino? Como había dicho Green el tiempo era esencial, por suerte el hecho de que la carretera pareciera como un cementerio también les daba mayor oportunidad de acampar a sus anchas.

Dejando de lado aquel sentimiento extraño que todos sintieron, lo único que les quedaba era seguir avanzando, los padres de aquella niña debían estar esperandoles y aunque aun habían muchas preguntas que debían responder seguro todo estaría mucho mas claro tan pronto llegaran a aquella granja. Asi mismo, el grupo entero podía experimentar como del atardecer comenzaba a alzarse la noche, causando que el panorama de por si depresivo, comenzara a parecer lo suficientemente lúgubre como para que sintieran un mal sentimiento creciendo dentró de ustedes, como si mientras mas se acercaran a su destino, mayor oscuridad los envolviera ¿Sería un mal augurío? Si es que creían en el por supuesto, podría ser un sentimiento simplemente derivado del caso que tenían entre manos, por supuesto las palabras y anecdotas del Doctor Palmer también daban su respectivo añadido a toda aquella atmosfera, sin embargo no les quedaba mas que seguir avanzando pues ante todo tenían trabajo que hacer y las esperanzas de ayudar a la familia Learmonth no se debían perder en ningún momento. 

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que Cornelius ni siquiera se dio cuenta de que el doctor Palmer había dejado de hablar para enfrascarse en la lectura del diario. El inspector miraba casi sin ver el paisaje que estaban atravesando y que, poco a poco, iba cambiando de aspecto. El continuo bullicio de la ciudad daba paso a la soledad más aterradora. Una soledad que Cornelius también compartía.

Pero fue el paso de la luz a la oscuridad en tan poco tiempo lo que hizo que una nube de preocupación se posara sobre los pensamientos del inspector. Quizás todo se debiera a su estado de ánimo; un estado que no había abandonado durante los últimos meses y que le hacía mirar a su alrededor con pesimismo. Aunque esperaba que solo se tratase de una noche habitual en un pueblo perdido del conocimiento de casi todo el mundo, no en vano las luces de la ciudad habían logrado que la mayoría se olvidaran de cómo era la vida en mitad de la naturaleza.... En mitad de la nada.

—Espero que no sea demasiado tarde para ir a hablar con los Learmonth —dijo, preocupado porque la noche que ya tenían encima les fuera a retrasar en su cometido—. No creo que podamos investigar el lugar del suceso con esta oscuridad. Pero el tiempo apremia... Dexter ¿podrías descubrir algo sin luz?

— Siempre llevo una cuerda, incluso cuando voy al escusado, nunca se sabe — asintió a la pregunta del Doctor mientras con una fugaz mirada lo vio ojear el periódico. — Yo iré directo a casa de la familia Learmonth — contestó a la propuesta de su amigo de ver primero a las autoridades. — Quiero observar la zona en busca de un posible rastro, y una vez allí ustedes, si lo ven necesario, pueden coger el vehículo y presentarse a las autoridades pertinentes. Pero imagino que el señor Green ya informó que nos personaríamos directamente en la granja.

Y pisando un poco más el acelerador, Dexter plantó la vista en la carretera. Hacia ya rato que no se cruzaban con otro vehículo o vestigio del ser humano, solo estaban ellos y los arboles que adornaban los limites del camino por el cual circulaban. Los tonos de las hojas, junto a las sombras alargadas que se comenzaban a proyectar a causa del atardecer estremecieron algo el interior de Dexter. A su mente llegaron innumerables recuerdos de los arboles que rodeaban su hogar familiar y que ahora, por suerte o por desgracia, se mantenían bien lejos. 

Pero eso no era lo que realmente preocupaba y generaba aquel sentimiento a Dexter. En su mente se comenzaron a trazar varias hipótesis y desenlaces de lo sucedido a la niña, y en la mayoría, el final era nefasto. Con un movimiento de cabeza intentó disipar las ideas de encontrar el cuerpo de la niña inerte sumergido en barro, y lanzando una fugaz mirada al señor Fernsby, contestó a su pregunta.

— Por supuesto, el señor Green guardó todo mi equipo y en él tengo un farol de mano. Es cierto que no podré alejarme lo que querría si no lo veo realmente claro, pero me servirá para realizar una primera toma de contacto antes de que amanezca. No hace falta que lo mencione, pero lo tienen a su disposición si lo necesitan para otra tarea.
 

La soledad lo envolvió como si fuera un niño pequeño que necesitaba ser arropado, ya conocía el sentimiento demasiado bien y todo aquel entorno lúgubre, solitario, sólo le recordó aquellas noches en su despacho mientras intentaba descifrar algún que otro misterio mismo de la mente. Eran horas leyendo, horas pensando y sin hallar un camino que en la inmensidad del pensamiento le arroje un poco de luz. Por esto es que no le costó nada en verdad el hecho de estar callado, introspectivo y para quienes lo conocían un poco sabrían que nunca dejaba de atar cabos, de ir hilando los posibles eventos como si fuera una verdad expuesta, reveladora. 

No obstante mientras la oscuridad comenzó a obrar desde un escenario más perturbador si se precia, George desvió la mirada hacia Cornelius y Dexter con tal de analizar lo que expresan o sugieren. Esto lo llevó a evocar un gesto de los suyos y decidió abandonar su silencio para decir algo más. 

—Siempre podemos dividirnos, Dex conoce muy bien cualquier terreno por más que esté en penumbras y confío en sus capacidades para intentar al menos sacar alguna que otra conclusión. Al margen de que todo esto es mejor siempre de día—opinó y siguió hablando—. No tengo inconveniente alguno de ser uno de los que contenga a la familia y de paso escuchar su versión, imagino que deben estar desesperados, así que cualquier detalles es meramente importante. 

Podía sin dudar comprobar la estabilidad de aquellas personas, entenderlas y ver que tan real era su versión. Aquello le fascinaba, ese aporte de datos, ese avance perfecto lleno de detalles que si o si se debían unir para encontrar respuestas. 

Suspiró cuando Green les indicó que aunque en el pueblo parecían suceder ese tipo de desapariciones todo el tiempo, nunca pedían ayuda y que debían tomar el caso como algo aislado. Solo aumentó su curiosidad ante esto pues se le hacía muy raro que en esta ocasión si avisaran. Asintió para si misma en resolución de tomar el caso más seriamente y miró de reojo a sus compañeros de trabajo mientras se encaminaban ahora sí, al vehículo para observar sus reacciones, todos debían tener pensamientos similares.

Un rato después de iniciado el viaje, estos comenzaron a expresarse y de hecho, el Doctor Palmer llamó su atención cuando se dirigió directamente a ella, con una tenue mueca, le contestó.

—Tal como dice el señor Collins, los humanos son más peligrosos que cualquier fantasma. Cuando los lugareños comienzan a ver las cosas como tabúes algo más sucede y siempre hay alguien detrás, no meros accidentes. ¿No le parece extraño que, en este caso en particular pudieran ayuda? ¿Puesto que normalmente no lo hacen?

Eso la tenía extremadamente alerta con cualquier información que pudieran recopilar.

—Aunque los padres nos repitan lo que dice el informe, podremos ver sus expresiones y sus actitudes, con eso sacaremos más que con su información — la gente podía decir mucho con su lenguaje corporal.

Mientras seguían el camino, escuchó la siguiente pregunta del doctor sopesando que decir.

—Siempre he sido una mujer independiente y me he tenido que encargar de mi familia desde joven. Siempre fui buena con los misterios y una vez me enteré de la posibilidad de poder seguir ésta carrera lo preferí antes de engancharme de un hombre rico y ser un pequeño trofeo. Hago más bien al país de esta manera y mi libertad sigue en pie. — era todo lo que tenía que decir al respecto, no era la primera vez que le preguntaban aquello. Además, no descartaba alguna vez tener una relación, pero no era algo que fuera importante en su mente.

Cuando decidieron separarse, supuso que era buena idea para recorrer más terreno, aunque no le daba buena augurio —Siempre que decidamos un punto dónde reunirnos al finalizar las investigaciones es que seguiría la idea de separarnos, aunque no estoy muy animada a ello porque en nada va a oscurecer y fácilmente perderemos el tiempo al no poder ver nada, incluso perdernos. Sin embargo, si siguen la idea, prefiero ir con Russel a ver a la familia, quiero escuchar en persona lo que tienen que decir sobre el asunto.

Al menos quedaba claro que nadie creía en aquellas historias de fantasmas. Eso era bueno, porque solo tendríamos que enfrentarnos a las historias de los lugareños.

- Sí, me sorprende. - Respondí a la mujer. Al menos parecía que a ella no le había comido la lengua un gato y tenía sus dudas e inquietudes y quería compartirla con los demás. - Y mucho. Pero quizás es que unos hayan dado a sus familiares por perdidos en esas, cuanto menos fanganosas tierrar y esta familia quiera llegar al final... O puede que encontrasen sus cuerpos y eso se les olvidase contarlo. - Quien sabía. A fin de cuentas los pueblos eran así y yo aún tenía mucho que aprender de la sociedad americana.

Como esa parte de ir de noche a casa de alguien, practicamente sin avisar y sin ir primero a las autoridades locales. Se me hacía verdaderamente extraño. Quizás la educación europea y más concretamente la inglesa si estuviese por encima de la suya, a pesar de que fuesen todos descendientes nuestros pero un tanto más... asalvajados.

Pero la mujer demostraba inteligencia. Algo que le faltaba a mi esposa y eso me gustaba de ella. Además, tuvo la gentileza de responder a mis preguntas y no dejarme de lado, como parecía que los demás si habían optado por hacer. Dexter conducía y entendía que prefiriese estar pendiente de la carretera a un charla, pero los demás... dejé mi periódico de lado cuando la detective respondió a mis dudas, prestándole toda la atención que requería.

- Muchas gracias por su respuesta, señorita Williams. Ha sido muy amable dándome la explicación y ahora comprendo los detalles. Sin duda es usted una mujer, no solamente inteligente, sino valiente y capaz. Y no lo digo por cumplir. - Sonreí a Blanche levemente. - Su respuesta me ha dejado claro porqué di con una mujer como la mía y no una como usted. - Me atreví a bromear sobre el tema, dejando claro que Blanche superaba en todo a Martha. - Y sí, le doy la razón en eso, el matrimonio es la esclavitud de estos tiempos.

Y como los demás continuaron en silencio, opté por volver a mi periódico, hasta que la luz me obligó a dejarlo por su escasez. Preferí no hablar más, salvo que Blanche quisiera seguir manteniendo una tranquila charla, pues era la única que parecía estar dispuesta a decir algo en aquel lugar. Una  lástima pues con mentes tan brillantes juntas, quizás el plan hubiese llegado trazado y listo mucho antes de llegar al destino, no que a última hora empezaban a moverse los detalles.

- Por mi parte, me quedaré en la casa. Si me perdí de día en el bosque, de noche no seré más que una molestia y quizás la familia necesite otro tipo de atenciones médicas. - Suspiré pensando en donde nos alojaríamos en aquel lugar. La granja estaba alejada de la parte más civilizada de aquel lugar y la compañía de las autoridades locales nos hubiese venido bien precisamente para solvertar esos pequeños problemas. De hecho me sorprendía que mi querido señor Fernsby no hubiese optado por ir primero a avisar a los suyos de su llegada, más que nada por protocolo y hacerles saber que ya nos hacíamos cargo del caso.

Y es que una cosa era que supieran que estábamos en camino y otra que hubiésemos llegado.

Estaba claro, aún debía aprender mucho de la cultura de los americanos.

El grupo continuó su camino mientras fuera del vehiculo, el exterior le daba la bienvenida a la noche. No tardarón mucho mas en toparse por fin con un rastro del ser humano, el cartel de bienvenida al pueblo estaba justo delante de todos y junto a este, podían observar una casa en un estado deplorable, indicando el poco (Por no decir nulo) mantenimiento que aquel lugar le daba a sus alrededores, sin emabargo esto no era no era lo que mas llamaba su atención, pues entre la naturaleza que rodeaba esa zona, un poco mas adelante podían comenzar a ver el inicio de Craftsbury, el pueblo tan solo añadía mas soledad y depresión al ambiente que ya de por si todos habían sentido, tenues velas adornaban las calles que podían ver a la distancia, y pese a que realmente no era demasiado tarde podían notar la ausencia de personas, como si de un pueblo olvidado se tratara. Sin embargo lo que realmente les alertó fue que justo como Green les había comentado, entre los árboles que habían cerca del pueblo, podían observar distintos señalamientos de ”Desaparecido” Los cuales bajo la situación que estaban, daba un panorama mucho mas sombrío de igual manera. Si bien Green había dicho que debían tomar esa misión de rescate como algo aislado, podían darse cuenta que posiblemente todos esos señalamientos, combinados con lo pobre que se miraba el lugar eran la razón por la cual su jefe de turno estaba teniendo tanta presión por encontrar a la pequeña con vida y mandar al menos a un equipo mucho mas veterano al terreno para hacer la busqueda, todo encajaba bastante bien de esta manera, aunque no era importante en esos momentos.

Asi mismo y pese a que el pueblo se veían bastante triste, ninguno pudo evitar mirar la enorme estructura que tenían como iglesía, la misma se podía ver a la distancia sin problema alguno y sin duda esto levantaba mas alertas al respecto, posiblemente el pueblo tuviera algún tipo de autoritarismo religioso y por lo mismo es que existían tantos tabúes como ya también les había comentado Green. Sea como fuera, en esos momentos tenían una misión que cumplir y aunque diera pena ver tantas personas que seguramente no pudieron ver a su familia de nuevo, todavía podían tener esperanzas de encontrar al menos a esta niña y regresarla con sus padres. Las palabras que su jefe les dijo antes de que partieran eran exactas y bastante acertadas, no podían perder el tiempo en lo mas mínimo pues estaban en una busqueda y rescate, tanto la policia local como otros asuntos debían quedar para después. Por lo que tal como Dexter tenía en mente, en vez de seguir por el camino que daba hacía el centro del pueblo, el grupo siguió por una carretera lateral, la cual rodeaba la mayor parte del lugar y salía hacía las afueras de la civilización de nuevo, dando hacía un camino viejo y desamparado que terminaba en su objetivo; La granja de los Learmonth.

El lugar era enorme, suficientes hectareas para poder tener una producción sin dudas bastante importante ¿Tal vez era por esto que se habían alejado del pueblo? Sin embargo la realidad parecía ser otra, la granja estaba en un estado simplemente penoso, no podían ver ningún tipo de cosecha por ningún lado, las paredes de la casa principal parecían a punto de ceder e incluso podían afirmar que este era el peor lugar de Craftsbury. Sin embargo era muy pronto para juzgar la situación de aquella familia y antes de empezar el rescate, todavía quedaba por escuchar lo que los padres de la niña tenían por decir, era importante poder saber cual era el último lugar en el que la vieron para poder comenzar a adentrarse en aquella zona pantanosa que se encontraba justo detrás de la propiedad, la cual solo tenía una barda de madera igual de desastroza para delimitar su area segura. Para el grupo entero era mas que obvio que tenían que actuar cuanto antes si querían lograr un milagro, aunque una vez mas y de manera extraña para todos, el ambiente volvió a ser pesado, esta vez no era deprimente como antes sino mas bien asfixiante, como si aquella zona causara una cierta ansiedad en todos los presentes, la cual caía sobre sus hombros sin poder evitarlo ¿Sería de nuevo por el caso que tenían entre manos?. 

El vehiculo en el que iban tuvo que detenerse algunos metros mas atrás, justo en donde el camino terminaba. Mientras el grupo se acomodaba para bajar, lograron ver una silueta parada justo delante de ustedes, era un chico bastante joven y que a juzgar por la situación, podían deducir que se trataba de algún policia local que estaba esperando a que llegaran, se miraba bastante cansado y en cierta forma desesperado, pues en cuanto les vio llegar fue directo hacía ustedes.