Partida Rol por web

La tensa aceptación de mis condiciones por parte de Erika me dejó satisfecho. No la necesitaba, pues no le estaba pidiendo permiso. Sólo la informaba de lo que iba a pasar irremediablemente. Era un hecho. Pero resultaba mucho más adecuado hacerlo por las buenas. Llevaba ya tres años colaborando con todos ellos, siendo una manada. Maldita, pero manada al fin y al cabo. Había aprendido a confiar en ellos, y precisamente por eso no podía permitirme perder esa confianza.

Pero mi maldito instinto de auspicio me ponía alerta a la menor posible señal.

Permanecí sentado en aquella butaca, cubriendo mi látigo con el abrigo con disimulo, observando la entrada de la habitación. Nadie entraría sin estar yo alerta al primer indicio de movimiento. Tan sólo las voces en mi cabeza, cavernosas y sulfurantes como la voz del gran verde que las transmitía, me distraían de la tarea. Era una misión de protección, más adecuada para otros, pero cuando la necesidad apretaba había que hacer de todo.

En aquel instante no comprendía que la necesidad aún no estaba apretando suficiente.

Pronto lo hice, cuando mi teléfono sonó y atendí una fulgurante llamada de un número desconocido. Antes incluso de lograr responder, la llamada ya se había cortado, dejándome un regusto amargo en la garganta. Torcí el gesto, poniéndome en pie, pensativo. No tenía ni una sola pista de acerca de qué iba aquella llamada, tan sólo podía conjeturar. El lugar de la cita, el lago, podía significar que tenía que ver con nuestro pueblo, ese que nos repudiaba, o de lo contrario se la estaría jugando mucho. Eso también significaba que podía ser una trampa de los más beligerantes del clan, dispuestos a eliminar lo que consideraban una criatura manchada por el Wyrm. Pero también podían ser más cosas, desde aliados dentro de la nación que pudieran comprender por lo que habíamos pasado, hasta mil y un cosas más.

Lancé un pesaroso suspiro, sabiendo que aquella cita chocaba frontalmente con la tarea que descansaba sobre mis hombros. Guardé el látigo en su funda y me puse el abrigo, lanzando un mensaje mental a través del nexo de nuestro odioso tótem.

Necesitaba respuestas, para bien o para mal.

Mi cuerpo se tensó por completo cuando escuché la rujiente voz en mi cabeza. No sabía qué motivos tenía mi hermano para aquello, pero no me gustaba nada la idea de que la chica se quedara con Corso. Esperaba que tuviera muy buenas razones para algo así.

Ni siquiera me detuve en ponerme en contacto. Apremiaba lo que tenía ahora entre manos, y aquel hombre no sólo no me respondía, sino que había cerrado sus ojos. La respuesta de Alexis tampoco había sido la que esperaba, lo que me hizo levantar la cabeza y dirigirle una severa mirada.

- Aquí no necesitamos nada, puedes irte. – le dije más seca de lo que pretendía. - Necesitamos ese informe. - añadí suavizando mi voz.

¿Qué diablos hace ganduleando con todas las urgencias que están entrado esta noche?

Entonces me dirigí al doctor, quien esperaba que colaborara en lo que pretendía hacer. Para ello no dudé en recurrir a uno de los regalos de la madre.

- Doctor, ¿podría dejarme a solas con el herido? Necesita reposo y tranquilidad, seguramente tras unos pocos minutos podrá decirme algo. – le pedí al doctor con suma amabilidad, tratando de resultar convincente.

¿Que estoy muerto?

Piensa mientras mantiene su posición actual como occiso,  prefiriendo no dejarse llevar por ese impulso del momento  para no responder a preguntas cuyas respuestas no se encuentran en él. Comenzando a sentir ese latido de un corazón delator, agitado y angustiado que solo hace eco en su mente.

¿De verdad lo estoy?

Vuelve a meditarlo, es una locura y sabe que en este momento todo se ha vuelto confuso. Un extraño recuerdo donde apenas recuerda su nombre, pero no sabe como termino en semejantes condiciones y en este momento intentar recordar resulta ser tan doloroso como respirar o caminar. Las primeras sensaciones de un recién nacido.

¿Como fue que llegue a esto?...no, mantén tu mente enfocada

Es lo que se repite para si mismo, con la intención de mantener el control de lo poco o nada que queda.

Comienzas a fijarte en Erika, tu esencia de despertada te indicaba que no era una mujer corriente y cuando accedes a tus capacidades extrasensoriales, sales de toda duda.

Contaba con ese olor punzante y frenético que solo un hombre lobo podría tener, extraña era la imagen de un garou con dotes en medicina y más extraña aún era ver a uno en una ciudad tan grande y perteneciente a la Camarilla como Madre te había indicado hacia no más de unas pocas horas atrás.

Quizá no era la única en los derredores estrechos de lo mundano y de lo extraordinario que conformaba esa peculiar ciudad.

Y en ese momento de calma, de voces que no callaban, de ojos que no paraban de mirar, notas como una escena borrosa te viene a la mente, una punzante, una molestia.

Batas

Tecnología

Trabajo

Buzios

Nanán Baruqué

Pentex

Maximov

Ves el rostro de Maximov, ese hombre feo que sonreía descaradamente ante las situaciones más enfermizas que a cualquier hombre normal le haría vomitar como mínimo.

Estaba sentado, esperando tu bendición, no era un lugar común donde te había citado, estaba alejado de Erebo, en aquellas instalaciones petrolíferas donde notas en una de las salas algo horrido, una niña, era solo una niña, completamente calva, cuyo cráneo estaba siendo perforado con una aguja de tamaño considerable, la misma gritaba de dolor y entre llantos se hundió en un baño de sangre que brotaba de tu propia cabeza siendo abierta por un fuerte golpe.

Todo era muy confuso ciertamente, pero tenías una idea vagamente clara de lo que te había pasado en vida, habías ido como de costumbre a dar tu bendición a Maximov, pero en tu camino, lastimosamente observaste algo que no debías observar.

Algo que te condeno a ti y a toda tu familia, familia que pagaron el alto precio por simple diversión de aquel perverso ser, peor que muchos demonios conocido como Maximov Stanislav.

Estupendo, ahora lobitos. Dioses, las últimas 48 h están resultando muy extrañas. ¿Era uno de los danzantes de la espiral negra de lo que había oído hablar? ¿O era de la otra tribu? No me fiaba ni de mis propios aliados. Y estaba claro que o bien se había dado cuenta de que el muerto no era tal, o era ignorante de esa condición e iba usar algún poder.

- En ese caso me voy. Cuídate, y llama si necesitas ayuda. Me da que ese enfermo al que estás atendiendo es peliagudo.

Dado que ha visto la moneda, me hago la despistada y no la recojo, huyendo antes de que la de tiempo a decirme nada más. Desconozco demasiado de lo que está ocurriendo aquí, pero algo me dice que me he metido en la boca de los lobos. Bueno, vampiros, lobos, demonios, no muertos de otra índole ...

Que...¿que es esto?

Piensa mientras los ecos de aquellos aun vivos siguen reboloteando por aquella sala hasta ver los primeros recuerdos. Consternado al ver el aspecto decadente como grotesco de aquel hombre, cuyo nombre repasa en su mente una y otra vez al lograr identificarlo.

Esa escena...había visto esto antes..

Recordar lo grotesco de aquellos homicidios no hacen más que generar culpa en él, había trabajado como brujo en el bajo mundo y siempre buscó mantener distancia de contar con mayor información de los ilícitos que estaban implicados cada uno de los integrantes de aquel fraternal grupo.

¿Que demonios hice?

Piensa con cierta angustia que logra controlar, algo debió ver o errar para condenar su vida y la de su familia. Aun pensando que ellos deben seguir con vida.

Debo fingir que estoy muerto...debo volver con ellos

Ese es su único plan para buscar respuesta y protegerlos de sus errores.

El doctor Wood mira a Erika, quien le había hecho la petición de alejarse, a lo que el hombre solo asiente y se aleja para atender otros casos.

Alexis por su parte seguía mirando a Erika y al paciente quien parecía en un estado de trance o de profundo sueño, hasta que luego de un rato, decide salir de la sala.

El corazón del paciente seguía sin mostrar signos de actividad, así como no se detectaba respiración alguna, pero ahí estaba, con los ojos moviéndose bajo unos parpados temblorosos.

Pero ahora solo estaban tú y el.

Te diriges al Hospital, Clint ya estaba de salida cuando cruzabas los lúgubres pasillos del lugar, el con solo una seña de dedos te indica donde debías ir.

Se trataba de una sala privada, donde había una chica de origen asiático, con un estado deplorable y con signos de estar desmayada.

Sus signos vitales eran normales, aunque su tez pálida y grasosa indicaban descuido y desnutrición.

Sentiste pena por la misma así que te sentaste en una silla muy cercana a ella.

6 de enero, 2018

Luna nueva

Segunda noche del Sol de la Medianoche

00: 21hs

Te mantienes en el pasillo, tratando de escuchar todo lo que sucedía en la sala de Urgencias, sabes que aquel ser que había entrado no contaba con signos vitales, pero su esencia no parecía la de uno de la prole de Caín, así que quizá era algo más.

Afuera, el viento soplaba fuertemente, no había nieve, pero adentro la situación resultaba mas oscura y fría que varias de las noches por las que ya pasaste estando en Erebo.

Extraño, todo era extraño.

Hacia no mucho, varios magos llegaron a la ciudad…luego, llega esta chica, completamente descuartizada y atacada por algo peor que un oso, al menos, diez veces peor…y ahora esto, un hombre no muerto que no pertenecía a algo conocido siquiera…sin mencionar esos hombres que se cruzaron en el pasillo, uno de ellos salió de una sala de reposo, mientras que el otro ingreso a la misma.

Notas que el Doctor Wood sale de la sala de urgencias y al verte enseguida con un gesto te saluda.

- Que bueno que te veo Janos, las cosas se están poniendo un poco muy raras en este lugar… ¿pudiste definir la causa de muerte de la chica? Por cierto, hay otra más, en aparente estado catatónico, si quieres, podemos ir a verla -

Cuando Alexis se despidió de mi, sus palabras se me antojaron algo extrañas. Seguramente no les hubiera visto nada de particular cualquier otra noche, pero estaban sucediendo tantas cosas que ya no sabía qué pensar.

Quizás me estoy poniendo un poco paranoica.

- Gracias, Alexis. Cuídate tú también. Te mandaré un busca si necesito tu ayuda. – le dije con una sonrisa muy tenue.

Mientras la enfermera salía de la sala me di cuenta de la presencia de aquella moneda, la cual recogí y miré un segundo antes de guardarla, dispuesta a devolvérsela después a mi compañera. El Doctor accedió a dejarme a solas con el enfermo sin poner objeción alguna, dirigiéndome hacia la puerta cuando todos se habían ido para cerrar esta con llave.

Más vale prevenir…

Guardando la llave maestra en mi bolsillo me acerqué al herido, viendo cómo continuaba sin mostrar signos vitales. No estaba segura de lo que era, pero esperaba que el uso de aquella escama me ayudara a averiguarlo. Cuanto menos esperaba poder descartar algunas opciones.

Me acerqué al hombre y saqué el sello, activando este justo antes de escuchar la voz de mi hermano con aquel tenebroso acento que siempre me estremecía. Sin embargo, aquella vez la cosa fue a más.

Solté la escama mientras esta desaparecía, comenzando a dar pasos hacia atrás, asustada. Me choqué contra la pared, agarrándome los brazos mientras mi respiración aumentaba más y más.

Danzantes… Y sí…

Pánico. Aquello era todo lo que sentí en esos momentos, agarrando mis brazos con tanta fuerza que incluso me dolía. Respirando cada vez más rápido, comencé a deslizarme por la pared, hasta terminar sentada en el suelo contra esta, sin ser capaz de controlar el miedo.

Para Mavet era muy curioso cómo el hombre de la camilla parecía estar muerto y vivo a la vez. El espectáculo le fascinaba tanto que la intervención del Dr. Wood le tomó por sorpresa. Le escuchó mientras observaba a la enfermera nueva y sus evoluciones, diciéndose a si mismo que era mejor no intervenir en ese momento.

- Aún estoy en ello compañero. Sí Wood, será mejor ver a esa otra chica. Espero que ya le hayan tomado las muestras que pedí. Te sigo. -

Janos toma el mando de la situación en un momento en que destacar suponía un peligro elevado. ¿Pertenecería esa mujer al grupo de Despertados de los que habían hablado sus compañeros el otro día? Era nueva en la ciudad, así que podía ser. Acompañó a Wood sin una sola mirada atrás.
 

Te mantuviste sentado junto a ella, la observas, notas que comienza a moverse, te asustas un poco, se supone que no debía moverse aún, sus parpados tiemblan y poco a poco sus ojos se abren.

Tanta fue tu concentración hacia ella, que nunca te percataste que la puerta de la habitación se había abierto dejando a la vista a dos hombres, doctores ambos quienes te miran extrañados.

- ¿Señor, disculpe, es usted familiar de la muchacha? – dice el más joven, mientras el mas anciano te observa muy detenidamente, casi analizando a lo lejos tus costras -

Al llegar a la sala vi a la chica que tenia que proteger, me quede esperando en la habitación, hasta que vi signos vitales, pero parecia que no era el unico que se percato.

¿Familiar? solo vengo a protegerla, doctores ¿como se encuentra la muchacha? ¿que le ha pasado? - Me quedo observandoles, si intentaban hacer algo con ella antes tenia que verselas conmigo.

Tambien comprobe si sentia el wyrm cerca

Aquel hombre responde, cuando el doctor se propuso a contestarle, un súbito grito lo detuvo.

- ¡AHÍ ESTA! CORRE NORIKO, CORRE POR FAVOR, EL SEÑOR OSCURO CON DIENTES Y GARRAS ESTA DETRÁS DE TI, QUIERE DIVERTIRSE, HUYE, ¡HUYE! – la chica no paraba de repetir, rápidamente unos enfermeros ingresan a la habitación y tratan de calmarla con algunos sedantes, el doctor más joven por su parte se acerca y trata de hacer un chequeo rutinario ya cuando la chica se duerme gracias a los calmantes suministrados vía intravenosa, los enfermeros al ver que ya todo estaba en calma, proceden a salir y a dejar a los tres caballeros en la habitación -

- No está muy claro lo que dice, si me preguntan a mí, ha sufrido un severo caso de amnesia psicógena… - calla un momento el doctor joven - …una especie de escudo de protección donde la mente inventa una fantasía para escapar de la cruda realidad – levanta su mirada hacia el hombre extraño de grandes costras – me dijo que vino para protegerla, sin embargo necesito aclarar si es usted alguien cercano a esta mujer, caso contrario, tengo que pedirle que salga de la habitación, o si no tendré que llamar a la policía -

A pesar de la irrupción del hombre desfigurado que pregunta y se interesa por la chica muerta, Mavet no cree que interaccionar con él en ese momento sea algo productivo. Demasiado que preguntar y mucho que perder con tantas personas u otras cosas presentes.

Es por eso que sigue al Dr. Smith en pos de la sala donde se supone que se encuentra la chica que ha sobrevivido al ataque. No cree que pueda aportar demasiado sobre el ataque que Mavet ya vio en el aura que rodeaba el cuerpo de la fallecida, pero es posible que su relato de cómo llegó donde llegó, o quién las recogió aporte algo más al asunto. Si es necesario compartir la información con alguien más adelante mejor sería tener todos los datos.

Aún estaba enfundado en su traje para operaciones y la mascarilla puesta, sosteniendo algo parecido a un kit médico en una bolsa autosellable en una de sus manos. No había hecho ademán de hablar, más sí había escuchado con atención las palabras de la chica.

Después había escuchado al hombre cubierto de costras en las partes visibles de su cuerpo salvo su rostro. Anunciaba que había venido a proteger a la chica, pero había alegado vaguedades en cuanto a su relación con ella. No se preocupaba como un padre y tampoco había respondido afirmativamente a la pregunta de si era un familiar. Era innegable que mantenía un aura a su alrededor que inducía a confiar en él a pesar de su extraño aspecto, más dadas las circunstancias que rodeaban a la chica, el Dr. Novak no se sentía inducido a dejar a ese hombre allí sin más. Tampoco había contestado a las palabras del Dr. Smith, que le invitaban a salir de allí bajo amenaza de llamar a las autoridades.

Qué hacía ese hombre allí era algo que parecía digno de ser averiguado. Habló a través de su mascarilla, la cual amortiguaba algo su voz, más se distinguían perfectamente las palabras y la inflexión usada.

- Creo que debería decirnos su nombre y que hace aquí señor, de lo contrario debemos pedirle que abandone la sala. Aquí sólo puede entrar el personal médico y los familiares de la chica tan pronto lleguen. -

Si el hombre tenía alguna relación con el ataque quizás los dos médicos estaban en peligro y sería mejor aclarar aquella situación cuanto antes. Es posible que incluso enviar al Dr. Smith en busca de la Seguridad del Hospital no estuviera de más.

El hombre de aspecto poco agradable simplemente se reserva cualquier comentario ante la fija mirada de ambos doctores que lo examinaban con desconfianza.

- Lo comprendo, disculpen caballeros, ya no les quito su tiempo - dijo mientras se dispone a salir de la sala para desaparecer entre los pasillos.

El Dr. Wood se rasca la cabeza ante la curiosa por no decir confusa situación.

- ¿Crees que es mejor que llame a las autoridades Janos? - pregunta el doctor esperando respuesta alguna, sin embargo y sin importar lo que diga el extraño señor Janos, procede a mostrar el diagnóstico de la muchacha - al parecer es menor de edad, de unos 15 o 17 años, sufrió varias lesiones en el cuerpo y en las zonas íntimas, al parecer fue ultrajada varias veces durante varios días -

El Dr. Wood calla mientras analiza la hoja del paciente, se lleva la mano al mentón y prosigue.

- Casi podría asegurar que se trata de la amnesia psicógena, ante tantos maltratos y para colmo ser violada a tan corta edad...Dios...vaya mundo de mierda - suspira y se voltea - iré por un café Janos, te dejo con ella, quizá tu logres algo más -

Se dirige a la puerta y sale por la misma.