Partida Rol por web

Esto era inevitable al ser una victoria demasiado sencilla

Piensa mientras observa hacia esa pared que descuadra de las comodidades que presenta la habitación, llena de papeles y en el centro un mapa del pueblo con extensión a los alrededores en un total de 400 kilómetros  a la redonda. Fotos de los puntos importantes además de pequeños papeles con anotaciones de detalles a considerar, comenzando a hablar hacia un objeto inerte desfasado para los tiempos actuales. Una grabadora conseguida en una radioshack que aun se resiste a morir a la modernidad, cuya cinta terminaría por destruirse en cualquier momento, susurrando algo para si mismo manteniendo esa mirada alerta y al finalizar la grabación decide comenzar a vestirse.

Fueron unos minutos tras arreglarse, un traje de etiqueta color negro desde la camisa hasta los zapatos de vestir, tomando su cabello en una cola de caballo tras peinarse para atrás de manera lustrosa. Siendo un ejercicio mental interesante que permite hacer presente su memoria corporal, un otro que es una criada quien ha debido preocuparse de arreglarlo y ante el mínimo error reclamar su derecho a tortura. Siendo esto más diversión que algo necesario, exceptuando por su hermana que reclamaba el derecho a tal placer íntimo. Placer que ya no existe.

Tras arreglarse y enfundar su beretta en el cinturón de torso desciende hasta la biblioteca, encontrándose rápidamente con  Lawrence y Selene. Posando sus ojos en ella durante medio minuto tras apoyar su cuerpo en el lado izquierdo del marco de la puerta, sumergido en sus pensamientos respecto a su carácter y recordando que escucho el saludo de Lawrence hace un momento hacia esta última.

-El día solo podrás verlo en los sueños, señor Lawrence-.

Dice ahora mirando de manera general el lugar, tomando nota que deberá hablar con cada integrante en privado dado que a su juicio dar bastante libertad terminó por convertir todo en un desastre. Obligado a tomar la decisión de operar en una manera anticuada, observando el destello de luz que aparece desde la ventana.

-Parece que ha regresado a tiempo con las visitas-.

Comenta mientras da media vuelta, y se prepara para encaminarse directo a la puerta principal del refugio para dar el recibimiento correspondiente.

A Aurora se le escapa un pequeño tic de ojo cuando ve que aparte de equipaje hay criados o ghouls pero no dice nada al respecto.

Una vez bajada del coche se queda unos segundos en silencio mientras el resto también desmonta., pero finalmente comenta con tono mas formal y menos cercana a Stein. -LLegados.  No contábamos con que fuesen mas de dos así pero supongo que si han venido hasta aquí ya no importa.  Pueden pasar si quieren y el equipaje también. Ya abordaremos el tema mas adelante.

Tambien pueden quedarse en el coche con la calefacción puesta o dar una vuelta por el bosque -Deja las llaves dentro del coche.  -Pero recomiendo no alejarse mucho, podrían perderse para siempre incluso con perros rastreadores.

Dejó que el ventrue decidiese y luego comenzó a caminar al interior del refugio.

Aurora fue la primera en entrar al colorido salón. -Ya estamos aquí. -Dijo a modo de saludo. Dejó que entrasen todos los que fuesen a entrar y cerró con suavidad la puerta tras ellos.

-Os presento nuestros refuerzos, al Padre Stein del Clan Ventrue y a Joe Pander de los... -Dejo la frase inconclusa con una sonrisa de diversión.  Luego comenzó a señalar con la palma de la mano abierta. -El Ductus Leonid del clan Lasombra, Victor del clan gangrel, Lawrence del Clan tremere y por último la señorita de Selene. -Terminó la frase con una muy sutil sequedad en este caso.

Hecho eso su función habia terminado por el momento asi que buscó un hueco libre en los sofás y allí se dejó caer.

Empecé a proyectar las órdenes por vía telepática a cada uno de mis sirvientes con estricta exactitud.

Hermes: 

A mi derecha, mantente a mi lado en todo momento. Atento y cabeza alta.

Cuando entre en la casa, saldréis con Apolo a estirar las patas. Rastread la zona. Dad unas cuantas vueltas y volved a la puerta.

 Apolo:

A mi izquierda, mantente a mi lado en todo momento. Atento y cabeza alta.

Cuando entre en la casa, saldréis con Hermes a estirar las patas. Rastread la zona. Dad unas cuantas vueltas y volved a la puerta. 

 Alexis Clark:

Suelta a los perros y quédate detrás mío. De momento te quedarás aquí hasta nueva orden. Ve buscando un vehículo adecuado a éste lugar mientras tanto.

Los dos dobermans se posicionan a ambos flancos del pequeño sacerdote, con su pelo brillando sobre la nieve y la cabeza en alto como dos autómatas hábilmente programados.

El criado no recibe ninguna palabra en respuesta, sin embargo parece entender el comportamiento de su domitor, pues se queda ligeramente detrás suyo y baja la cabeza asintiendo.

Cuando las botas de Stain empiezan a dar pasos sobre el hielo, su gruesa gabardina negra se contonea como una imponente capa señorial y los perros comienzan a moverse al ritmo.

El hombre de baja estatura, con la espalda recta y una expresión severa en el rostro se planta frente la puerta del edificio con los brazos cruzados detrás de la espalda a la espera del recibimiento de su nueva manada.

Joe sonrió a las bromas respecto a su apellido. Lo había hecho porque su apellido de mortal era una mierda, y había escuchado la historia de "Joseph Pander" así que no le parecio tan mala idea. Por ahora no se arrepentía. Tenía una cierta tentación de "tomar el auto para dar una vuelta" pero se reprimió. No quería caer mal tan pronto. Joe se quedó de pie, al menos hasta que lo presentaron, luego se sentó en un sofa proximo a Aurora, esperando a ver que decía el resto. Levantó la mano, como saludando. Dejaría que Padre Stain haga que todos lo odien como parecía ser el resultado hasta ahora.

Tras llegar al salón principal observa que Aurora acaba de realizar las presentaciones correspondientes de los dos nuevos integrantes que han de reemplazar las dos perdidas sufridas en la cofradía, una despedida con promesa de retorno y otra una partida que ha de lamentar hasta el punto de volverse una acción vacía. 

El Guardián presenta vestimenta de etiqueta color negro pulcro además de llevar el cabello color blanco peinado hacia atrás cuyo largo llega hasta la cintura. A pesar de su aspecto gracil se puede observar en esos ojos azul miel una expresión fría y siniestra más allá de esas extrañas marcas de color vino en sus párpados, como si su mirada transmitiera una oscuridad netamente amenazadora. Esa característica aura de un depredador entregado a su monstruosidad, que busca atraer todo cuanto toca hacia ese abismo.

-Es un honor para nosotros su incorporación a la Cofradía Tenebrae y espero que dentro de su viaje no se hayan presentado percance alguno-.

Su acento es una mezcla entre italiano y ruso, bastante exótico mientras analiza con la mirada a ambos integrantes.

-Antes de entrar a tratar los asuntos correspondientes a la Cofradía, los guiaré a sus habitaciones correspondientes-.

Dice mientras observa de manera atenta la respuesta que han de presentar Joe y Padre Stein.

El humano de afiladas facciones sigue a Stain hasta el interior del chalet, siempre un par de pasos detrás suyo. En cuanto su amo pone un pie en la casa, los dos perros salen disparados a la carrera hacia el bosque como si hubieran estado esperando con ansias el momento de estirar las patas y correr en libertad.

El sacerdote mira a todos los presentes con calma ante cada una de las presentaciones de Aurora y luego asiente a las palabras de Leonid.

- La prosperidad de la cofradía es mi principal prioridad. 

Y poniéndose al lado del ductus. 

- Conversemos mientras nos enseñais las estancias.

Le propongo al líder de la manda invitándole con un gesto a ponernos en movimiento. 

- ¿Disponéis de una capilla o algún espacio dedicado a la oración y los ritae? La celebración de un ritus de aceptación junto con la correspondiente vaulderie serían indicados dadas las circunstancias.

Víctor había estado muy inquieto durante todo ese tiempo. Dando largas caminatas por el bosque y vigilando los alrededores con ahínco. Incluso estuvo en el techo de la cabaña hasta que logró ver las luces de su mentora y bajo de un salto para recibir a los invitados. Llevaba un abrigo grande y nada limpio, que le hacía parecer un enorme oso… un oso con gafas negras y que solía fumar asquerosos puros.

Cuando fue presentado sonrió, ladeando la cabeza un poco, sin dejar de examinar a esos dos. No sabía que esperar de ellos dos, pues no parecían la gran cosa. Los ojos del gangrel se detuvieron en el tal Pander, de quien apenas sabían el nombre. Harían como hicieron con Lawrence: lo arrojarían a luchar contra algo y ver que hacía. Luego se lo comentaría a Aurora.

Bla bla bla bla. Estabamos en el momento del "bla bla bla". Aunque empezaba a comprender al viejo que le tocaba acompañar y seguir, lo suyo era "bla bla bla" ritos "bla bla bla" ritos. Si fuera mortal mataría por un cigarrillo o algo con lo que distraerse, pero bueno, se levantó y observó el lugar, siguiendo al que debía ser el líder para ver donde tendría su lugar para quedarse. Miró atrás a Aurora y al que parecía mirarlo. Pero no dijo nada y siguió a Leonid. No estaba a gusto con gente con nombres largos y que se daban aires de importantes. Varios en la "Cofradía" parecían ser así. Al menos no todos en el grupo eran así, por lo que vio al menos. 

Algo hizo que la tremere cambiase su postura relajada en el sofá para sentarse más correctamente pero inclinada hacia adelante con los brazos cruzados y gesto serio. -No disponemos de ningún sitio destinado exclusivamente a oraciones y ritaes. -Dijo con tono neutro.
-El salón sería la mejor opción en éste caso.
Ductus, aún están disponibles las habitaciones 3 y 4. Queda ver si van a dormir juntos o separados. Y cuando termines, antes de celebrar ningún ritae quiero hablar contigo en privado.

-Buenos días, Lawrence – saludó con una sonrisa al novato. Con el tiempo se había acostumbrado a su discreta presencia. Siempre había disfrutado de leer en compañía, sobre todo cuando la persona que la acompañaba sabía mantener la boca cerrada y no rompía su concentración.

Poco después, empezó a sentir una penetrante mirada sobre ella. Sabía quién era el dueño de la misma. No cortó su atención hacia el libro hasta el último momento, levantando la vistacuando Leonid comenzó a hablar. Sonrió tanto ante el comentario, como al encontrárselo apoyado en la puerta con aquella actitud suya, siempre desprendiendo oleadas de sensualidad.

No se levantó para recibir la visita, sino que se quedó sentada, cerró el libro y le susurró a Lawrence en un acto de intimidad: - A ver qué sorpresitas nos trae, ahora que todo estaba tan calmado… - sonrió, divertida.

Aurora no tardó en entrar en la estancia. La miró con frialdad. Sentía una sensación de peligro en el ambiente, como si en algún lugar hubiese una bomba oculta a punto de estallar. Las consecuencias por haber reventado la alianza con el Nosferatu aún no habían llegado. Eso la mantenía en constante alerta, por lo menos en presencia de la Tremere.

Posó sus ojos sobre los recién llegados y les saludó con la cabeza, sonriendo ligeramente, cuando Aurora la nombró. Sintió la sequedad con la que pronunciaba su nombre. La miró fijamente, desafiante. Solo apartó la mirada cuando Leonid se dirigió a los nuevos integrantes de la manada. El nuevo Sacerdote parecía tomarse muy en serio su posición.

Su interés osciló de vuelta a su lectura. Acarició la cubierta del libro que tenía en el regazo, lo abrió y comenzó a leer de nuevo.

Por la reacción del ductus es evidente que no le ha gustado que le diga “Buenos días” a Selene, y creo que la molestia principal es que la haya saludado. Mientras Selene no me indique que le molesta que lo haga seguiré haciéndolo. Me da la impresión de que nuestro ductus podría pasar por un clásico ventrue de la Camarilla. Si no hacen mas que describirte Sabbat con libertad, pero después todo es dar ordenes esperando obediencia y su misión.

Permanezco sentado en silencio con el libro y si quería incidir más en el tema la llegada de Aurora con los nuevos se lo impide. No puedo dejar de sonreír ante la broma de Selene.

Comienzan a entrar y mientras les saludo de forma lacónica observo sorprendido a los perros lanzando Auspex para ver si han sido alterados con vitae.

Uno de ellos parece también ansioso de galones ya que antes de ni presentarse ya expone sus demandas. Ya se apañarán los que ostentan cargos, sin desean conservarlos o dimitir en él. No, no es cosa mía.

-Como ha señalado nuestra Prior, aun no disponemos de una capilla pero esta presente su construcción dado que hemos debido enfocarnos en la seguridad del refugio para afianzar nuestra posición-.

Comenta para apoyar la explicación de Aurora, tomando nota que las habitaciones tres y cuatro se encuentran disponibles. Observando que el nuevo sacerdote rápidamente se posiciona a su costado, siendo esto a su parecer una actitud favorable de compromiso con la Cofradía

-De acuerdo Prior, me encargaré de guiarlos a sus aposentos mientras tanto. En quince minutos más llevaremos a cabo la reunión en el living del refugio-.

Termina por señalar al resto de los integrantes de la Cofradía para que tengan libertad de retomar sus actividades o de encaminarse al lugar donde se llevará a cabo la reunión.

-Por aquí señores-.

Dice mientras va guiando al Padre Stein y a Joe directo a sus habitaciones.

Joe avanzó detrás de todos, como al Padre Stein se imaginaba que le gustaba. Le parecía todo bastante raro y diferente. Entendía que era Alaska, pero sentía que estaban en el medio de la nada, en un lugar de madera facilmente incendiable, y hablaba de seguridad? Todo bastante raro. Seguiría la corriente Joe, no tenía mucho sentido cuestionar todo, mejor dejar que la corriente lo vaya llevando. Luego vería.

Asiento hacia Aurora. Cuando terminara de hablar con Leonid tendríamos la reunión privada que la tremere solicitaba.

- Puedo hacer que se ocupen de la capilla si es menester.

Digo girándome hacia mi criado Alexis. Él sería el responsable de cerrar los contratos de obra y supervisar la construcción si se me hacía responsable de la tarea.

Sin más preámbulos, acompaño al ductus hacia las habitaciones mientras el ghoul se queda en la entrada, saca el teléfono y empieza a hacer gestiones.

Cuando nos apartamos del resto del grupo, sigo con la conversación

- Hay algo más.

Le comento al ductus ahora que no están los demás presentes.

- Como sabréis, no somos los únicos miembros que la Espada de Caín ha mandado a Erebo.

Asumo que el ductus conoce esas noticias para no ponerlo en evidencia, aunque vista la reacción que tubo Aurora ante la misma mención, lo más probable es que el líder de la manada tampoco disponga de dicha información.

- Hay varias manadas más de camino, si no se han instalado ya en la ciudad. Debemos determinar con claridad las líneas de actuación de la secta antes de que me reuna con ellos para dirigir la política cainita local.

Joe se rascó la nariz de forma no demasiado agradable, pero como se mantenía un paso detrás del Padre Stein suponía que nadie lo estaría viendo. Luego se rascó la barbilla mientras pasaban y veía como el ghoul se ponía a trabajar. Que suerte que no soy yo. Dijo como el muerto que se alegra de no ser el degollado. Una cosa que había aprendido este tiempo en el Sabbat era que aunque hablaban de libertad y toda la mierda, lo principal en la secta era aguantar. Aguantar. Pero aguantar como acumulando, como quien respira hondo para luego explotar completamente. Esa era su política. No era la mejor, o probablemente era la peor. Pero le venía dando algún resultado y había vivido más que otros Pander que conocía.

La tremere negó con la cabeza. -¿Es que todos los inquisidores tienen una estaca metida por el culo o que?

Se levantó del sofá como un resorte y fue hacia la recién montada biblioteca pero no tardó mucho en volver. Trajo consigo un libro que no era desconocido para ninguno de los tenebrae. 

Volvió a sentarse en su sitio y puso el libro con cuidado sobre la mesa para comenzar a ojearlo, primero una pasada rápida de todas las hojas buscando el separador que indicaba por donde lo habia dejado la ultima vez 

-Tengo el latín algo oxidado, no lo uso desde mil... desde hace mucho, este libro se me resiste. -Murmuró distraída

Siguió en silencio leyendo el libro con frustrado interés, Aurora llevaba desde finales de febrero rara cuando llegó al refugio muy débil aunque sin ninguna herida visible. Ahora no tenia es cambios tan temperamentales y habia dedicado el tiempo justo a la enseñanza o entrenamiento de Lawrence y Victor. Estaba como apagada o fria y concentraba la mayor parte de su tiempo a los libros una vez hubo terminado construcción de la biblioteca y el campo de entrenamiento.

Víctor sonrió ampliamente, reprimiendo una carcajada, al pensar que el último ritual fue realizado en una hedionda cloaca con la mierda de toda la ciudad fluyendo por ahí. Lo cierto es que era poco importante el lugar, al menos para él mientras luego el grupo funcione como debiera… que lo único que le interesaba era “hacer algo”. Esas reuniones le aburrían muchísimo.

Cuando fueron a mostrarles las habitaciones, Víctor se fue al Living a fumar algo mientras esperaba, dedicándole una mirada Aurora pero sin decirle nada. No era su confidente o amigo, era su aliado y pupilo, si tenía algún problema, solo esperaba que le pidiera ayuda cuando fuera necesario. Luego estaba Selene y Lawrence, ambos en la biblioteca, leyendo. No entendía esa manía de meter la nariz en un oloroso libro, sobre todo cuando había tanto que hacer y disfrutar. En fin, continuó su camino dedicándoles un saludo de cabeza, con la llegada de los nuevos no tuvo tiempo de hacerlo antes.

Victor. Está prohibido fumar dentro de la casa. -Comentó sin dejar de mirar el libro hasta que pasó de página.

-Te noto nervioso,¿Algo que quieras comentar,amigo? -Luego mira a Lawrence. ¿De qué hablaban antes de que volviesmos?