Partida Rol por web

Nieve Carmesí VII

La Mansión

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03/04/2009, 09:32
Franz Grüber

Grüber escuchó las voces de sus compañeros - No puedo creer que todavía sigan discutiendo, esto se está descontrolando por momentos - Pensó con la mirada hacía la puerta.

Vió por el rabillo del ojo como Alexeva se estiraba ligeramente para ver a través de donde se habían ido los demás - No puedo culparla - Se dijo - Si yo estoy cercano a la histeria, su situación es mucho peor. Si todo va bien, todos nosotros podremos volver sanos y salvos a nuestras respectivas casas.

Suponiendo que sus compañeros tenían la situación controlada, Franz aprovechó para inspeccionar con la mirada la habitación en la que se encontraban. Lo primero que le llamó la atención fueron los cuadros pero apenas había tenido tiempo de ver con detenimiento los detalles del lugar.

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03/04/2009, 09:46
Karl Ziegler

El sargento dio un par de vuelta más por la habitación hasta cerciorarse de que no habí aningún peligro en ella. Atento a cada detalle del lugar en el que se encontraban, el sargento no reparó en que buena parte del grupo comenzaba a unirse a ellos y en que, a sus espaldas y de forma más personal, las discusiones seguían teniendo lugar.

- No parece haber peligro en esta habitación pero tiene demasiadas puertas... demasiados frenteas a cubrir.... y esas velas.... no sé que pensar de ellas. Es evidente que no pueden llevar encendidas tanto años como cuenta la campesina.... y... ¿espíritus capaces de encender velas, abrir puertas y tocar piezas musicales...?.... mmmm... -

Dieter parecía saber bien lo que hacía, lo cual tranquilizaba a Karl. - Menos mal que cuento con un soldado de verdad. No es que no me fie de los demás, son mis hombres y han demostrado de sobra su fidelidad. Pero en situaciones como esta es donde se puede distinguir a un autentico soldado de aquellos que tuvieron que alistarse por otros motivos en la guerra.... ¿en qué lado estaré yo?... realmente esta es una dura prueba para todos.... -

Tras haber inspeccionado el lugar a conciencia y sintiéndose relativamente seguro por la buena actuación de sus compañeros, el sargento tomó su fusil con una sola mano y comenzó ha comprobar que todas las puertas del reciento estaban cerradas mientras hablaban con voz queda para el resto. - Parece que aquí no peligro. Pero este lugar tiene demasiados accesos y la casa parece tener unas dimensiones mayores incluso de lo que parecía desde el exterior. No podemos cubrirlo todo. La biblioteca es, de momento, el mejor lugar para resguardarnos. - Al continuar con las puertas de la siguiente pared fue cuando Karl reaparó en la cantidad de efectivos que habían pasado a la nueva sala y quedó por un segundo quieto, sorprendido y pensativo. - En fin... no se les puede culpar... - Tras una corta reflexión continuó con sus comprobaciones, poco a poco, hasta llegar finalmente a la puerta por la que entraba una escalofriante corriente de aire helado, cerca de la que se encontraban varios soldados. Les miró a la cara para adivinar si habían descubierto algún peligro al otro lado y, por la expresión relativamente tranquila de sus rostros, pudo comprender que o no había nada tras aquella puerta o no se había mostrdo, por lo que procedió a cerrarla despacio y firmemente mirando a los demás miemebros del grupo por si algún gesto suyo le indicase algún peligro o situación sospechosa.

- Regresemos a la biblioteca. -

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06/04/2009, 09:20
Director

Karl fué comprobando las puertas por orden. Salvo aquella que permanecía entreabierta, meciéndose con el viento, todas estaban cerradas, aunque sin llave. Al abrir la primera de ellas, la más próxima a la biblioteca, una bocanada de polvo se le metió por la nariz. Karl cerró la puerta enseguida, intentando contener un ataque de tos.

A través de la puerta entreabierta, podían ver que se trataba de una estancia no muy grande Con un gran ventanal haciendo esquina. Varios de los cristales estaban rotos, lo cual sin duda alguna, provocaba las corrientes de viento que habían sentido anteriormente. Al fondo, en la esquina de la habitación, se veía una rueca. Sobre el suelo húmedo, podían ver algunas hojas amarillentas y mojadas. Y nada más pudieron ver de la habitación desde donde estaban. Finalmente, Karl cerró la puerta.

-"Regresemos a la biblioteca"- concluyó el sargento.

Notas de juego

Retomamos el martes, a la vuelta de semana santa.

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14/04/2009, 12:11
Franz Grüber

El sonido de la puerta cerrándose atrajo de nuevo la atención de Grüber hacia donde se habían ido sus compañeros. El oir la voz del sargento ordenando volver a la biblioteca hizo que se sintiese más tranquilo.

¿cual debe ser nuestro siguiente paso? - Pensó - No tenemos muchas opciones y no estoy seguro que permanecer aqui sea una buena idea, sobretodo si no nos aseguramos que no hay nadie más.

 

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14/04/2009, 12:22
Hans Müller

El artillero se limitó a un encogimiento de hombros cuando escuchó la orden del sargento. Estaba asqueado de aquel juego, de aquel falso oficial incapaz, de aquellos falsos soldados que solo sabían hacer lo que se les ordenaba sin protestar.

Hans Müller dio media vuelta y manteniéndose pegado a la pared, regresó sobre sus pasos en silencio y volvió a la biblioteca. Allí estaban los campesinos, carne de cañón, en el mejor de los casos, si podían servirles de algo o a un paso del tiro en la nuca si se revelaban inútiles. Al menos, desde la perspectiva más que clara del resto del grupo. Se acercó a ellos y les tendió su cantimplora de agua para que bebieran.

- ¿Cómo os llamáis? - preguntó.

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14/04/2009, 12:43
Octavius Dietrich

Una vez al lado de Hans, Octavius le dirigió una rápida mirada, quizás en busca de alguna señal o gesto que le diera a conocer si su presencia le era o no molesta, pero tampoco perdió mucho tiempo en dicha búsqueda, pues le interesaba más saber que es lo que se escondía tras aquella puerta que la opinión del artillero, pues sin duda esta ya era bastante clara y concisa tras la pequeña discusión.

Primeramente clavó su mirada en el ventanal y los daños que se mostraban en él, y posteriormente, se centró en la instrumento de hilar que había al fondo, en la esquina. Pero apenas había detenido su mirada allí, cuando el sargento se acercó a él y clavo su mirada en su rostro. El soldado Dietrich le devolvió un semblante serio pero más o menos calmado, y sin pronunciar palabra, observó como este cerraba la puerta de la pequeña sala antes de ordenar la vuelta a la biblioteca.

De acuerdo, señor. - murmuró, en respuesta a la orden, antes de encaminar sus pasos hacia la biblioteca, justo por detrás del soldado Müller.

Eso ha sido una buena idea. Puede que esa orden haya sido la mejor que ha dado en los últimos minutos. - pensó, aferrado aún al mal presentimiento que intuía en esa sala.

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14/04/2009, 20:40
Alexeva

La campesina rusa miró con interés a los soldados que regresaban a la biblioteca. Sorprendentemente, el artillero Müller fue directamente a donde estaban los prisioneros. Alexeva se envaró, alerta a lo que pudiera suceder, pero Müller simplemente les ofreció agua y les hizo una pregunta.

Cita Hans Müller:

- ¿Cómo os llamáis?

- Spasibo, herr Comandante. Alexeva aceptó la cantimplora y dió un par de tragos, pasándola entonces a Grigori. - El mío nombre es Alexeva. Soy sólo una campesina que buscaba qué comer para sus hermanitos y sus ancianos padres.

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14/04/2009, 22:51
Hans Müller

Hans Müller no pudo evitar una gran carcajada ante la salida de la campesina, la primera en mucho tiempo.

- Es usted muy divertida, frau Alexeva. De modo que buscaba comida para sus hermanitos y sus ancianos padres. Muy interesante, sin duda. Tal vez debería ser más cuidadosa con lo que dice, al menos si pretende que la crean. Juntar en una misma frase hermanitos y ancianos padres no da buen resultado salvo si hablamos de un cuento infantil - señaló divertido -. Y ello dejando al margen que la capturaron en medio del bosque y bajo una tormenta, el lugar y el momento idóneo para salir a buscar con qué alimentar a su famélica familia, formada solo por niños y viejos. Casi me dan ganas de intentar averiguar qué es lo que usted hacía realmente, pero ni me importa ni creo que usted fuera a decírmelo porque sí. Ah, y una cosa más. No soy Comandante. Y él, ¿cómo se llama? - preguntó señalándo al otro prisionero con un ligero gesto de cabeza.

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15/04/2009, 00:19
Karl Ziegler

Una vez de vuelta a la biblioteca, el grupo se separó ligeramente, mientras unos satisfacían sus curiosidades personales otros esperaban a que el sargento diese a conocer el siguiente paso.

Karl cerró tras de sí la puerta que daba al gran distribuidor en el que acababan de estar y, con cuidado, colocó una silla delante de la puerta para asegurarla. Miró a su alrededor pensativo, sin fijarse en nada en concreto. - Por ahí no tenemos ninguna posibilidad... demasiados frentes a cubrir. Creo que será mejor olvidarse de ese camino, al menos de momento. Aquí estamos seguros y debemos calcular bien nuestros movimientos para no perder esa ventaja... aunque en un sitio así no es nada fácil. ¡Bien!... a ver que tenemos aquí... - El sargento se dirigió a la otra puerta, la que estaba al final de la biblioteca tras los instrumentos y que Grüber se había encargado de asegurar momentos antes. Apartó la silla que la bloqueaba y pegó su espalda a la pared, sacando su fusil y respirando profundamente. - Dieter, Pieter - Hizo una seña con la cabeza a los mencionado para repetir la acción anterior con la nueva puerta.

Por primera vez, y de forma algo inconsciente, el sargento había llamado a un soldado por su nombre.  En seguida se dio cuenta y la conciencia le remordió ligeramente por haber mostrado tal falta de respeto, o quizás porque pudiera haber parecido que tenía algún trato de favor, pero el sargento no corrigió sus palabras ya que pensó que, al menos, así no habría malentendidos con su hermano como el protagonizada hace unos instantes. Inconscientemente también miró a Hans que parecía hacer buena migas con los campesinos - Así está bien... -

Karl esperó a que sus hombres estuviesen listos para abrir la última puerta de la sala en la que se encontraban y descubrir que nueva sorpresa les tenía guardada aquella gran mansión.

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15/04/2009, 03:02
Pieter Müller

Pieter no oyó con agrado la orden de su sargento. No estaba de acuerdo con él, no creía que permanecer en la biblioteca fuera la mejor idea. Pieter manifestó su desaprobación con la orden de su sargento:

-Mi sargento, no me gusta contradecirlo, pero creo que permanecer en la biblioteca no es la mejor idea. Primero que nada, dudo que haya alguien en esta casa aparte de nosotros, si no nos arriesgamos, estaríamos perdiendo el tiempo. Y si hay alguien, estaríamos admitiendo nuestra derrota. Si no nos movemos para encontrar comida y calor, pereceremos lentamente de inanición y frío. No podemos permanecer pasivos, mi sargento, lo mejor es avanzar. Yo sé que usted ha obtenido su alto rango debido a que la toma de sus decisiones le ha favorecido, pero a mi parecer no hay mejor soldado que el que no se arriesga. Esa es mi opinión mi sargento, mas si insiste, lo seguiré.

Pieter manifestó su opinión, intentando parecer lo menos insolente posible, la empatía también era útil en el campo de batalla.

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15/04/2009, 08:47
Director

Poco más pudo ver Octavius en aquella habitación antes de que el sargento cerrada la puerta. Pequeños trozos de cristal, sin duda provenientes del gran ventanal se disperdigaban por todo el suelo de la habitación. El suelo estaba mojado, así como varias de las hojas de papel que se podían ver sobre él. Octavius no sabía mucho de música, pero sí lo suficiente como para reconocer en alguno de esas hojas una partitura. Las notas musicales estaban emborronadas por efecto del agua.

La rueca, estaba cubierta de telarañas, ahora húmedas. Pequeñas perlas de agua descansaban sobre ellas. Sin duda hacía mucho tiempo que no se usaba.

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15/04/2009, 09:06
Director

Una vez reunidos todos en aquella lúgubre biblioteca, se hizo la calma. El penetrante olor a polvo acumulado y a libros viejos era omnipresente en cada rincón de la habitación.  Las dos puertas que habían cruzado estaban ahora cerradas y aseguradas y más allá de ellas, tan solo se oía el leve murmullo del viento.

Karl miró hacia la puerta que les quedaba por investigar, que estaba cerrada con llave. Era una puerta sencilla, de una sola hoja.

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15/04/2009, 11:43
Grigori

Cita:

Y él, ¿cómo se llama? - preguntó señalándo al otro prisionero con un ligero gesto de cabeza.

Grigori levantó la cabeza y miró hacia el soldado. No le gustaba cómo le había hablado a Alexeva. De las pocas palabras que había captado del alemán, junto con la risa y el tono, no era lo que Grigori esperaba de un soldado. Mas les valdrían sacarlos de allí con vida, pues había otros asuntos más apremiantes a los que atender antes que estar de cháchara.

El campesino asió la cantimplora que le dió Alexeva, y se llenó la boca un par de veces para humedecerse la lengua y el paladar, dando buena cuenta del agua que no sabía cuánto tardaría en volver a beber. Cerró el taón y se la tendió al soldado, respondiendo en un tosco alemán.

-Danke.-

Se llevó la palma de su mano derecha al pecho para presentarse. Y miró fijamente a los ojos del alemán intentando demostrar tranquilidad y sosiego.

-Grigori. ¿Tú?-

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15/04/2009, 12:41
Franz Grüber

Grüber se quedó de piedra al oir a Pieter contradecir las órdenes del sargento - Esto no es normal, si empezamos a dar nuestra opinión todos hasta los rusos querrán participar. Somos soldados maldita sea - La idea de una democracia en la situación en la que se encontraban le pareció peligrosa.

Müller - Dijo el médico mirando a Pieter - Al estar dentro de la casa ya estamos a salvo de morir congelados y viendo el aspecto de aqui dudo mucho que haya comida en buen estado. Tal vez, si nos mantenemos en esta habitación, podremos aguantar hasta que amanezca y escampe la tormenta.

Creo que nuestro objetivo debe ser asegurar este lugar y sobrevivir hasta mañana - Se giró hacia Ziegler - Como ha ordenado el sargento.

 

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15/04/2009, 12:55
Octavius Dietrich

De nuevo en la biblioteca, Octavius observó a sus compañeros mientras se encaminaba al piano, y aunque no le interesaba especialmente, atendió a la pequeña conversación que mantenía Hans con ambos prisioneros. También escuchó las dos únicas palabras pronunciadas por el sargento, el nombre de dos de los soldados, y alerta, desvió la mirada hacia la puerta que Karl parecía querer abrir mientras Pieter, ofrecía, en voz alta, una buena dosis de sus ideas así como una buena muestra del poco agrado que parecía tener por el sargento y su toma de decisiones.

Octavius tan solo cerró los ojos por unos instantes, renuente a volver a hablar, y poco de acuerdo en lo dicho por el soldado Pieter Müller agradeció que fuera el médico el que diera el toque de atención al soldado mientras él se concentraba en el piano. Con cautela, alargó su mano hacia la partitura que reposaba sobre el asiento y, tras asirla entre sus dedos, la ojeó ligeramente, pues apenas sabia de música y no creía que fuera a ser capaz de sacar nada en claro de ella, antes de volver a depositarla, en esta ocasión sobre el piano. A continuación tomó asiento en el banco, y aunque estaba demasiado alta para él, no hizo ademán de intentar modificar su altura, si no que centró su atención en la teclas, todas ellas cubiertas de aquella gran cantidad de partículas que demostraban el paso del tiempo. Lentamente, y con suma cautela, posó uno de sus dedos sobre una de las teclas, aunque se contuvo en no apretar lo suficiente como para que esta se hundiera y por lo tanto produjera la nota que le correspondía. Con suavidad, limpió el polvo que cubría el blanco de aquella pieza y después retiró la mano al sentir como un escalofrío nacía en la yema de su dedo y se expandía por su brazo y el resto de su cuerpo.

Será mejor que lo dejes, Octavius. - se dijo a si mismo, inquieto, antes de desviar su mirada hacia el arpa, situada muy cerca del piano. Deshechando la idea que nacía en su mente, y con el temor aún arreciando en su interior, volvió su mirada hacia Ziegler y esperó, pacientemente, a que el sargento abriera la puerta o le diera una orden.

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15/04/2009, 16:56
Hans Müller

- Así que Grigori. Mi nombre es Hans Müller. Si quieren más agua, no tiene más que pedirla - respondió el artillero a la pregunta del campesino, recogiendo su cantimplora.

En ese momento la voz de su hermano le llegó alta y clara. Hans volvió su rostro hacia él. Los primeros síntomas de desgaste se empezaban a hacer sentir y la autoridad del oficial empezaba a resquebrajarse. Uno de los machos beta se había revuelto contra el macho alfa. Nada grave, nada peligroso, pero sí sintomático el que pusiera en entredicho sus órdenes. Fue entonces cuando observó a Octavius Dietrich y sus movimientos en torno al piano así como sus ojos clavados en el arpa. Después su mirada se paseó sobre los inmensos cuadros.

- Decis que esta casa perteneció a los Yusareff - afirmó Hans Müller sin apartar la vista de aquellas pinturas -. Además de esas historias para asustar a niños, ¿podéis contar algo más? No sé, ¿cuándo vivieron en esta casa, por qué fue abandonada o si queda algún Yusareff vivo?

 

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15/04/2009, 23:58
Karl Ziegler

Pieter :

Mi sargento, no me gusta contradecirlo, pero...

Karl se detuvo y miró atrás un poco impresionado por las palabras que escuchaba y, sobre todo, de quien las escuchaba. - Bueno... parece que hoy todo el mundo sabe mejor lo que hay que hacer... - Karl escuchó lo que Pieter tenía que decir, al fin y al cabo, él mismo le había dado pie a sentirse libre de opinar tras su desliz al nombrarlo.

Pieter :

...creo que permanecer en la biblioteca no es la mejor idea. Primero que nada, dudo que haya alguien en esta casa aparte de nosotros, si no nos arriesgamos, estaríamos perdiendo el tiempo. Y si hay alguien, estaríamos admitiendo nuestra derrota. Si no nos movemos para encontrar comida y calor, pereceremos lentamente de inanición y frío. No podemos permanecer pasivos, mi sargento, lo mejor es avanzar. Yo sé que usted ha obtenido su alto rango debido a que la toma de sus decisiones le ha favorecido, pero a mi parecer no hay mejor soldado que el que no se arriesga. Esa es mi opinión mi sargento, mas si insiste, lo seguiré.

Karl dedicó una extrañada mirada a Pieter pues no le veía mucho sentido a lo que decía el soldado. Abrió ligeramente la boca para responder a Pieter, pero ningún sonido pudo salir de su garganta pues Grüber intervino primero.

Grüber :

Müller, al estar dentro de la casa ya estamos a salvo de morir congelados y viendo el aspecto de aqui dudo mucho que haya comida en buen estado. Tal vez, si nos mantenemos en esta habitación, podremos aguantar hasta que amanezca y escampe la tormenta. Creo que nuestro objetivo debe ser asegurar este lugar y sobrevivir hasta mañana. Como ha ordenado el sargento.

Karl miró al médico mientras hablaba, pero apartó la vista justo cuando este le miró al decir la última frase. - Bueno, me alegro que todavía piense con un poco de lucidez... pero se podía haber ahorrado el final... me ha puesto en una tesitura. - Karl seguía empeñado en dar una imagen de seriedad y tranquilidad  sin decantarse en especial por ninguno de sus hombres para no crear división el grupo, pues era consciente de que tenían que ser una piña de moral alta para sobrevivir a aquella dura prueba, pero cada vez le costaba más conseguirlo.

Finalmente el sargento se dirigió a Pieter. - Nadie a muerto por ayunar un día o dos soldado. Estoy seguro de que esos campesinos rusos han pasado más tiempo seguido sin comer - Dijo señalando a los rusos, con los que parecía que Hans empezaba a hacer buenas migas - ¿es usted más débil que ellos?... Respecto a lo de que no hay nadie en la casa, bueno, de momento hemos visto más indicios de que sí que hay que de que no. En cualquier caso... avanzar es lo que hacemos. Estará de acuerdo en que tanto la entrada como el distribuidor que acabamos de ver son lugares mucho más difíciles de proteger que esta sala. Veamos qué encontramos tras esa puerta - dijo señalando a la que quedaba sin abrir - y después decidiremos cual es el camino más seguro y que más posibilidades nos proporcionará de encontrar algo útil.

Karl palmeó el hombro de Pieter tratando de imprimirle confianza.  Entendía que la situación podía resultar muy estresante y que aquellos hombres habían vivido muchas atrocidades en los últimos meses, por lo que era comprensible algún comportamiento desafiante que, en el fondo, sabía solo estaba encaminado a la autoprotección, algo muy instintivo de cualquier ser vivo. Tan pronto como lo vio oportuno se dirigieron a la puerta, aprovechando el movimiento de giro para dedicarle una mirada oculta a Grüber junto con una leveoscilación vertical de cabeza para hacerle ver que aprobaba su palabras pero que en el futuro tuviera un poco más de delicadeza.

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16/04/2009, 01:50
Pieter Müller

Pieter escuchó atentamente a lo que le decía su sargento. A medida que su sargento se explayaba en su explicación, Pieter comenzó a convencerse más de la decisión tomada por el sargento.

-De acuerdo mi sargento, me ha convencido. Pero eso de que hay gente aquí, lo más probable es que la haya, pero no debe ser más que una familia, dudo que si los enemigos nos preparan una emboscada en esta casa, habrían niños y se dedicaran a tocar el piano, debe de ser una familia indefensa.- Dijo Pieter. Luego se dirigió hacia su hermano-Hans, o quien sea que porte el agua, tengo mucha sed, denme la botella para beber un poco-.

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16/04/2009, 12:04
Octavius Dietrich

Octavius escuchó como el sargento Ziegler alzaba la voz para rebatir las palabras del soldado Pieter Müller, logrando que este aceptara el razonamiento que le había llevado a tomar la ultima decisión. Y asintió, casi imperceptiblemente, pues aquello era bueno, mientras aquel hombre lograse mantenerlos unidos, o al menos juntos, tendrían muchas más posibilidades de salir vida, y, de momento, parecía capaz.

Dietrich no deseaba ni tenia intención de alejar su atención del sargento o la puerta que estaba dispuesto a abrir, pero sus oídos había percibido las preguntas del soldado Hans, y atraído por ellas y sus posibles respuestas, seguramente de una valía mucho importante de lo que pudieran pensar el resto, su mirada se desvió hacia los campesinos, esperando poder escuchar alguna cosa más acerca de los Yusareff así como cualquier otro dato acerca de la mansión y las historias que se contaban sobre ella. Quisieran o no, lo creyesen o no, su vida podía depender de lo que supieran aquellos prisioneros.

Vamos, contadnos algo que pueda ayudarnos, tiene que haber algo, lo que sea...

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16/04/2009, 12:58
Franz Grüber

Después de pasar un rato tranquilo, Grüber empezó a abstraerse de la realidad, se imaginó a si mismo en un salón en el que estaban, pero en vez de abandonado y con soldados estaría con su amada y muchos hijos - Ojalá salga con vida de aquí y pueda hacer el sueño realidad.

Cuando vió que sus compañeros se disponía a abrir la puerta que momentos antes estaba vigilando volvió a concentrarse en la situación y a agarrar su arma con fuerza.

Brevemente dirigió su mirada a la conversación de Hans con los rusos - Espero que con su amabilidad les saque más información que nosotros - Pensó.