Partida Rol por web

Nieve Carmesí VIII

La Mansión

Cargando editor
26/03/2009, 20:32
Nikolai

Nikolai observaba asustado todo lo que estaba ocurriendo. La mansión ya provocaba bastante terror de por si sola sin unirle la ráfaga de viento, el frío y el peligro de una nueva salva de próyéctiles que podía volver a caer en cualquier momento.

Mientras se mantenía en silencio, asustado y luchando consigo mismo para no mearse en los pantalones nikolai tuvo una regresión a otro tiempo. Cuando era pequeño, un simple muchacho, y se encontraba con su abuelo en el campo cazando lobos para proteger su ganado. Se encontraba terriblemente asustado, posiblemente igual que ahora o más, pero su abuelo le ayudo a superar el miedo y a encontrar valor dentro de si mismo. Sus palabras volvieron a su me memoria tan claras como si eso hubiera ocurrido hace unos días y no hace unos años.

Pequeño nikolai, deja que el miedo entre dentro de ti, no es malo tener miedo. Incluso tu abuelo lo tiene. Pero solo permitele que se apoderé de tu cuerpo unos instantes después lo echarás porque sino estarías perdido. Debes vivr con él pero no permitirle que te controle.

Tras recordar estas palabras nikolai volvió a recobrar el brillo de su mirada que tuvo antaño, antes de que los malditos alemanes lo detuvieran. Ahora sabía que debía luchar para sobrevivir y tal vez la misteriosa mansión pudiera jugar a su favor...

Cargando editor
27/03/2009, 02:51
Hans

Ante el grito de Dieter, Hans se dió la vuelta, confundido. Era imposible que alguien sobreviviese a eso. El Teniente estaba destrozado, pero, aún así, parecía que seguía con vida. Era increíble. Aquello, que hubiese matado en el acto a cualquier otro ser humano, no había acabado con el Teniente. Inverosímil.

Hans, ante aquel hecho sorprendente, no pudo hacer otra cosa que quedarse ahí, donde estaba, ahora de espaldas a la puerta, con la boca abierta, similar a la mansión. Aquel hecho había dejado bloqueado al artillero. Tras unos momentos de incredulidad, Hans decidió acercarse al Teniete. Sabía de sobra que aquel hombre no sobreviviría, pero, si en sus manos estaba, quizás pudiese cumplir su última voluntad.

Cuando llego junto al teniente, busco su mirada, para encontrarse con unos ojos vidriosos, casi carentes de vida. Era obvio que aquel hombre no dudaría mucho. Quizás lo más humano sería rematarle, aunque, Hans no se creía capaz de hacer algo así. Lo suyo no era matar, aunque estuviese en la guerra. Él estaba aquí por otro motivo diferente al homicidio, y era el cuidado de su hermano Pieter. Era lo único que realmente le importaba. Aunque sentía pena y lástima por el Teniente, no podía hacer nada por él, y tampoco es que sintiese ningún tipo de aprecio especial por él.

Así pues, cuando Hans encontró la mirada del Teniente, le dijo- Teniente, ¿me oye? ¿puede responder mi Teniente?

Mientras esperaba la respuesta del Teniente Diederick, Hans pensó en lo irónica que era la vida. El Teniente había ido a la guerra, y curiosamente, no murió de ninguna de las maneras que él pensaba que sería posible que muriese. Murió empalado por una verja, la cual cerró el viento de forma repentina. La vida a veces es mucho más inesperada de lo que pensamos....

Cargando editor
27/03/2009, 18:01
Teniente Diederick

El oficial, con un esfuerzo que bordeaba lo increible, consiguió agarrar un pequeño objeto con su mano izquierda y lo tendió al soldado Hans con un movimiento tembloroso.

-Hágaselo... llegar... a... mi mujer. Dígale.. dígale... que la qui... - entre toses provocadas por la sangre que le cubría la garganta el teniente bajó la cabeza y dejó la frase sin acabar. Su brazo cayó inerte a un lado.

El soldado Hans se encontró sosteniendo un pequeño diario ensangrentado, un cuaderno de cuero con una cinta roja marcando una de sus páginas.

Cargando editor
28/03/2009, 07:44
Pieter

Con la macabra visión del teniente muerto rondando en su mente Pieter subía las escalinatas de la mansión ayudando a un casi inconsciente Gruber cuando una poderosa ráfaga de viento abrió ante ellos las puertas de la casa de par en par casi tirándolo al suelo. Por un instante tuvo la sensación de que se iban a adentrar en un antro maligno y tenebroso. Las palabras de Dieter hicieron que se girara sorprendido…¿El teniente aún está vivo?... Lo vio moverse,  incrédulo, sabiendo instintivamente que no había forma de que sobreviviera a aquellas heridas. Era cruel dejarlo sufrir empalado en las picas de la verja…Apuntó con su fusil pero en su línea de tiro apareció su hermano que se acercaba al hombre moribundo. Pieter bajó el arma y observó como el teniente en un último esfuerzo entregaba algo Hans. Después quedó inmóvil. El tiempo pareció detenerse mientras todos miraban la escena. Todo ha acabado- pensó.

Se giró y miró las puertas abiertas que parecían invitarlos a entrar el la oscuridad. Un escalofrío que sabía no era provocado por le intenso frío lo recorrió. Había algo inquietante y extraño en todo aquello…No , sólo estamos cansados y muertos de frío, y nuestra imaginación nos juega malas pasadas

- Entremos – dijo a los demás, pero se quedó allí parado mirando hacia el interior de la casa. Pasados unos instantes, sacudió la cabeza como para ahuyentar sus miedos y se giró hacia su hermano que aún permanecía cerca de la verja - ¡HANS, VUELVE, VAMOS ! – le gritó y se quedó esperándolo antes de entrar.

Cargando editor
30/03/2009, 18:04
Alexeva

Alexeva sabía que no podía seguir allí. Tarde o temprano algo pasaría, (una bomba, un trozo de tejado, algún alemán con el gatillo fácil....).

No podía permitirse seguir así, esperando a que alguien hiciera algo. A que alguno de los alemanes tuviera la idea de matarlos, o de violarla, o de lo que fuera. Cierto: la mansión era aterradora. Pero ahora mismo era mucho mejor opción que estar afuera. Todos los soldados estaban mirando hacia el teniente, y nadie les prestaba la menor atención.

Así que la rusa tomó una decisión. Aprovechando la confusión reinante, y que nadie le prestaba la menor atención, entró a la mansión, con el propósito de, una vez en su interior, ocultarse en la misma. Eso le daría muchas mas ocasiones de sobrevivir que las que tenía fuera. Estaba convencida de eso.

Lo que viene a demostrar cuanto nos equivocamos en nuestros más íntimos convencimientos.

 

 

 

Cargando editor
30/03/2009, 18:18
Nikolai

Nikolai avanzo detrás de Alexeva, ya estaba harto de pasar frío y lo que quería ahora era poder descansar sin tener que ponerse a tiritar de frío. Además de que el miedo que le inspiraba la mansión había sido mitigado, bueno al menos una parte.

Cargando editor
30/03/2009, 19:14
Octavius

Octavius entró de nuevo en la mansión. Miró con descaro y odio al prisionero y respiro hondo, ahorrándose sus inconmensurables ganas de escupirle.

Ese frío va a matarnos a todos si no nos escondemos en este caserón. Estoy seguro de que habrá algo arriba que nos sirva de utilidad y podamos dormir a gusto... dijo mientras caminaba en circulos con una pos con aires de superioridad. Sino será cuestión de taparnos con los trapos que visten a estos don nadies añadió al final, apuntando a ambos rusos.

Cargando editor
30/03/2009, 20:33
Director

Desde el jardín las escaleras llevaban hasta un rellano ancho, con la puerta principal, de madera noble, con cuarterones repujados y una gran aldaba doble en forma de cabezas de león. A un lado se hallaba un tirador de hierro forjado que debía accionar una campana en el interior, lo que hacía ver que las aldabas eran puramente ornamentales. Sobre la puerta el escudo de la familia, en piedra, sobre el muro. Pero tan desgastado que no se acertaba a ver qué representaba.

Dentro, una gran cristalera abombada hacia fuera, en la pared izquierda del recibidor, dejaba pasar una luz tamizada por el polvo acumulado. Con cristales emplomados, formando un arabesco, de suelo a techo, pero sin colorear. Apenas se distinguía la silueta de los sauces, y algunos cipreses a través de las maderas que la bloqueaban desde el exterior.

A la derecha un gran arco en la misma pared, sin puertas, permitía ver un distribuidor en toda su impactante grandiosidad. También podían verse dos puertas más, una a la derecha, después de la arcada, entreabierta, que comunicaba con la Biblioteca. Y otra mucho más grande enfrente de la entrada, doble, de cristales emplomados en la misma línea que la cristalera.

El ambiente resultaba opresivo, el aire era gélido, aunque nada comparado con el del exterior. Los sonidos de la tormenta y el bombardeo quedaron automáticamente amortiguados nada más entrar en la mansión, como si se encontrasen a kilómetros de distancia de aquel lugar y no tan sólo a unos pocos metros.

De momento la luz que se colaba por rendijas en las ventanas era más que suficiente para ver donde se encontraban, pero en cuanto cayese la noche...

Cargando editor
31/03/2009, 04:03
Hans

Tras guardar el pequeño diario que el difunto teniente le había entregado, Hans pasó a la mansión el último, como el resto del grupo. La visión, sin lugar a dudas, no tenía nada que envidiar a la que la casa daba por fuera. Lúgubre y tenebrosa, la imagen del interior de aquel caserón desagradaba tanto o más al artillero que la visión exterior, aunque aquí, al menos, hacía menos frío, y los ruidos de la guerra parecían lejanos, cosa que, al menos, tranquilizaba en parte.

Cuando hubo escrutado el lugar en el que se encontraban, Hans cayó en la cuenta de que sin el teniente, estaban desorientados. A partir de ahora, debían buscarse la vida ellos mismos, no había ninguna orden de un superior. Las opiniones de uno contaban igual que la del resto del pelotón, por lo que esperaba que no hubiese muchos problemas a la hora de decidir hacer una cosa u otra.

Teniendo presente el hecho de que los demás podían ignorar completamente sus palabras, Hans dijo- Bien, ya estamos dentro. Ahora debemos buscar un sitio resguardado del frío, y ver como podemos atender a los heridos. Creo que deberíamos mirar si hay algún tipo de sótano o algo así. Nos servirá de refugio, además de que nos protegerá de si hay alguna explosión cercana mucho más que una habitación cualquiera de la casa. -Dicho esto, tragó saliva y volvió a hablar- Bueno, ¿por dónde sugerís que empecemos a buscar?

Casi de forma inconsciente, Hans hechó mano al pequeño diario que el tenite le había entregado. Aunque estuvo tentado de leerlo, no era el momento ni el lugar, además, sería una falta de respeto al Teniente Diederick. ¿Qué pensamientos tendría el Teniente? ¿De verdad sería una persona tan fría como aparentaba, o solo era una fachada para protegerse y parecer más duro ante sus tropas?.

Rápidamente, Hans borró de su mente la idea de ojear el diario. Sacó la mano del bolsillo interior que tenía en su chaqueta, y se aseguró de que el diario estaba bien guardado. No debía mirar el diario. ¿O tal vez sí?...

 

Notas de juego

Siento el retraso, entre el fin de semana, y unas cosas y otras se me está poniendo un poco dificil esto de postear... Lo que me jode es que entorpezco a los demás con mi ausencia... Ains.

Cargando editor
31/03/2009, 07:27
Pieter

 

Pieter entró en la casa. Miró a su alrededor, exhausto. Por fin habían alcanzado un refugio, por tenebrosa que pareciera la casa al menos los protegería de los elementos desatados. Tuvo la tentación de sentarse ahí mismo en el suelo, cerrar los ojos y descansar. Miró al grupo que formaban: tres soldados más o menos indemnes, dos compañeros heridos y tres prisioneros que arrastraban con ellos sin saber muy bien por qué. Y con el teniente muerto, ya no tenían de quien recibir órdenes. Aunque tampoco importaba demasiado, al fin y al cabo habían abandonado el campo de batalla desobedeciendo las órdenes de sus superiores así que técnicamente eran desertores. Se sorprendió ante aquel pensamiento y sacudió la cabeza para alejarlo de su mente.

Reaccionó al fin al escuchar a su hermano.

- Sí, deberíamos encontrar un sitio seguro y hacer fuego para calentarnos. Aunque tal y como están Dieter y Gruber, no creo que sean de mucha ayuda para explorar la casa – dijo. Quizás lo más conveniente sea encontrar cuanto antes una habitación segura – añadió y avanzó fusil en mano hacia la puerta entreabierta – Veamos que hay ahí.

Se situó a un lado de la puerta y la abrió despacio empujándola despacio con el pie mientras apuntaba con su arma dispuesto a responder a cualquier amenaza.

 

Cargando editor
31/03/2009, 16:20
Nikolai

Nikolai se dejo caer en el suelo una vez hubieron entrado en la casa. Se encontraba terriblemente cansado y necesitaba descansar urgentemente pues sus tiempos mozos para andar corriendo por el campo hacía ya mucho tiempo que se habían quedado atrás.
Mientras el resto de componentes del extraño grupo que formaban entraba en la mansión se limito a examinar el lugar, sobretodo el mobiliario para hacerse una idea de cuanto tiempo llevaba cerrado el lugar si es que realmente estaba abandonado.

Notas de juego

Nikolai se sienta en el suelo apoyando la espalda contra una pared y observa el lugar intentando hacerse una idea de donde se ha metido.

Cargando editor
31/03/2009, 16:31
Nikolai
Sólo para el director

Notas de juego

Nikolai se sienta en el suelo pero CERCA de la entrada de la casa. Por si puede escapar de sus captores o por si hay que salir precipitadamente de aquí.

Cargando editor
31/03/2009, 16:46
Octavius

Al escuchar las posiciones de sus compañeros, Octavius decide tomar iniciativa en cuanto a explorar se refiere. Sin bajar su arma clavó la planta de su bota militar en cada una de las puertas que se presentaban a lado y lado del pasillo.

Pues, sin perder tiempo, echemos estas jodidas puertas abajo... dijo en un ahogado grito tras la primera patada. Ni os imagináis el peligro que se corre ahí fuera mientras el enemigo puede descubrir nuestra posición.

Dicho esto, miró en el interior de la puerta que quedaba a su derecha, la cual acababa de patalear.

Cargando editor
31/03/2009, 18:38
Director

La Guerra es el Infierno.

Lo decían los que regresaban del frente, escupiendo sangre, con los pies gangrenados, con los nervios quebrados por las semanas de bombardeos constantes. Lo decían los que transportaban las municiones a través de kilómetros y kilómetros de trincheras atestadas de ratas, de cuerpos, de soldados con ojos vacíos que no sabían si estaban vivos o muertos. Lo decían los que llegaban a retaguardia con la piel escaldada y los ojos licuados, escupiendo sangre por el gas mostaza.

La Guerra es el Infierno.

Pero incluso en el Infierno hay lugares terribles.

La tormenta. La niebla. El bosque. La confusión de no saber dónde estaban, a dónde ir, qué hacer. El peso del arma en sus manos ese lastre, segundo a segundo, haciendo que les dolieran los músculos, entumeciéndoles los dedos.

La tormenta y los obuses. Las explosiones.

No puede haber un lugar peor.
No puede existir nada peor.

La guerra es el Infierno.

En ese momento, todos pensaron lo mismo… o quizás no. Un repentino escalofrío navegó por su columna vertebral cuando escucharon el golpe seco y sordo que provocaron las puertas al cerrarse. El eco del impacto se extendió por salas vacías y pasillos abandonados, al mismo tiempo que un reloj comenzó a sonar en la mansión...

Una... dos... tres... hasta diez campanadas, marcaron las diez de la noche.

El sonido de la última de ellas quedó cortado de repente con la explosión de un obús en las cercanías de la casa.

Notas de juego

Necesito aclaración por parte de Octavius de a qué puertas se refiere. Según la descripción hay un arco, una puerta abierta y unas puertas dobles de cristal cerradas al fondo.

Cita:

A la derecha un gran arco en la misma pared, sin puertas, permitía ver un distribuidor en toda su impactante grandiosidad. También podían verse dos puertas más, una a la derecha, después de la arcada, entreabierta, que comunicaba con la Biblioteca. Y otra mucho más grande enfrente de la entrada, doble, de cristales
emplomados en la misma línea que la cristalera.

¿Qué puerta de la derecha es la que patea? No hay ninguna ahí.

Cargando editor
31/03/2009, 23:34
Alexeva

Alexeva se sintió defraudada. Su movimiento de acercarse a la casa parecía haber provocado la atención de los alemanes y, en esas circunstancias, querer huir era sencillamente una locura. Así que reprimiendo una maldición se quedó callada, y quieta, dejando que los tipos de las armas dieran las órdenes.

O aparentar que las daban. Era obvio que tras la muerte del teniente no tenían muy claro como reaccionar aunque claro, antes tampoco es que fueran tan disciplinados como otros soldados alemanes que la rusa había visto. Fuera como fuese uno preguntaba, el otro se acercaba a una puerta entreabierta y el tercero hablaba de echar unas puertas abajo.

Mientras Nikolai se había sentado en el suelo y Alexeva le imitó. Más para fortalecer su propia determinación que para tranquilizar a su compañero le susurró en ruso

- Tranquilo. Seguro que todo saldrá bien

Y como para contradecirle en ese momento las puertas por las que acababan de entrar se cerraron y un reloj dio diez campanadas ominosamente. Alexeva reprimió un grito y se apretó contra la pared, sintiendo repentinamente un escalofrío 

Cargando editor
01/04/2009, 03:06
Nikolai

Si, seguro que saldrá bien... - pensaba nikolai que rápidamente se puso en pie y apoyo la espalda contra la pared. Su primer impulso era dirigirse hacía la puerta pero no quería darle la espalda a las puertas que habían abierto los alemanes aunque no pudiera hacer frente a nada que les pudiera atacar al estar desarmado pero en estos momentos se encontraba bastante asustado y bastante tenía con no haberse orinado encima de los pantalones. Algo bueno iba a tener el no haber podido alimentarse decentemente estos últimos días.

No, dios mío, aún no ha llegado mi momento de morir. Permiteme despedirme de mi mujer y mis hijas, ¡Te lo suplico! - rezaba nikolai en silencio intentando hacer el menor ruido posible.

Cargando editor
01/04/2009, 03:57
Hans

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Hans cuando la puerta se cerró de golpe. Pero eso no fue todo. Antes de que pudiese reaccionar, el sonido del obús que impactó cerca de la casa lo dejó aturdido unos segundos. ¿De verdad era aquel un buen refugio?. Debían encontrar el sótano, si es que aquella mansión tenía, cuanto antes. O quizás lo último que oyesen fuese como caía otro obús.

Mientras Pieter y Octavius registraban la casa, Hans se acercó a los heridos. Era un hecho sabido por todos que esas heridas tenían una pinta muy fea, y que probablemente, sus portadores no sobrevivirían mucho tiempo. La temperatura no ayudaba mucho a los heridos, por lo que el artillero, en un gesto de humanidad y lástima a partes iguales, les dijo- Eh... ¿Cómo lo lleváis? Siento no poder ayudaros, y una pena que nos hayamos quedado sin médico, pero tranquilos, seguro que saldréis de esta. Ya veréis. ¿Necesitáis alguna cosa que pueda proporcionaros?.

Una vez dicho esto, Hans miró por un momento a los presos rusos. Pobres, desde luego, a mi no me gustaría que la guerra llegase a mi país, y unos extranjeros armados me obligases a acompañarles por la fuerza, dejando atrás a familia y amigos. Debe ser muy duro. Que injusta es la guerra...

El artillero intentaba ponerse en la piel de los rusos, aunque lo cierto es que le costaba bastante. Solo imaginar lo que debían estar pasando por la guerra, hacía que los pelos se le pusiesen de punta. No obstante, se recordó a si mismo que estaba aquí para combatirlos, y, principalmente, para cuidar de su hermano. Si apreciaba la vida de ambos, sabía de sobra que no podía hacer nada para ayudar a los rusos. Al menos, si no quería sufrir su mismo y cruel destino...

Cargando editor
01/04/2009, 07:40
Pieter

 

Pieter estaba abriendo la puerta  cuando el ruido seco lo sobresaltó. Por puro reflejo se giró como un rayo hacia la  entrada dispuesto a disparar, hasta que entendió que el ruido provenía de la puerta de entrada cerrada de golpe. Otra maldita ráfaga de viento. Aún apuntaba hacia la puerta cuando las campanadas de un reloj empezaron a sonar y el eco de una explosión llegó hasta ellos. Otra más. Sintió un escalofrío. Miró a los demás :

- Octavius – dijo – ve con más cuidado. Si hay un reloj funcionando es que alguien le dio cuerda. Puede que la casa no esté tan abandonada como lo parece…o al menos no está deshabitada desde hace mucho.

Se volvió hacia la puerta entreabierta  y terminó de abrirla preparado para disparar a cualquier amenaza que pudiera surgir.

 

Notas de juego

¿La puerta de la biblioteca da al recibidor de la entrada o da al distribuidor después de pasar el arco? Es que yo entendí que en el recibidor y con la puerta de entrada a nuestra espalda había:

- en la misma pared que la entrada y a su izquiera la cristalera que da a la fachada

- en la pared de la derecha el arco que da al distribuidor y más allá (en la misma pared) la puerta entreabierta de la biblioteca

- en la pared del fondo, enfrentada a la puerta de entrada y a la cristalera, la puerta doble de cristal

- en la pared de la izquierda...nada

Si no es así explícanos la distribución exacta, ¿con un planito quizás?

Cargando editor
01/04/2009, 08:15
Alexeva
Sólo para el director

Notas de juego

Me vendría bien saber cual es la situación exacta de los alemanes, a efectos de valorar si intento algo o no. Cómo están los heridos, donde están, y demás. Y sus armas y condición. Lo comento porque, si no me equivoco, Octavius y Pieter ahora mismo no están junto a nosotros, Hans está hablando con los heridos... y por tanto los tres presos rusos estamos bastante dejados de lado. Porque los otros cuatro son el teniente (muerto), Grüber (muerto o moribundo, y no me queda muy claro si lo han entrado en la mansión o no), Dieter (herido en dos ocasiones y cuyo estado actual de salud no me queda muy claro) y Karl... que no ha dicho ni hecho nada desde antes de llegar a la mansión

Observo a todos tratando de valorar las posibilidades reales de hacerme con un arma y huir

 

Cargando editor
01/04/2009, 10:11
Director

Notas de juego

La distribución de la estancia es tal y como la ha descrito Pieter.

Rectangular, alargada hacia el frente. Detrás de vosotros la puerta de entrada. Inmediatamente a la derecha una gran arcada que conduce a un inmenso distribuidor. Un poco más allá, en la misma pared, una puerta abierta que da a la biblioteca. Y al fondo dos puertas dobles de crital cerradas.

La pared de la izquierda es una cristalera que da al jardín.

No hay más.