tened prente donde esta cada uno de vosotros a la hora de seleccionar los destinatarios
Biblioteca
- Pieter
Recibidor
- Hans
- Nikolai
- Alexeva
Distribuidor Central
- Octavius
Nadie hacía nada. Como si el miedo, el estupor o la sombra hubieran caido sobre todos y cada uno de sus compañeros y captores. Decidida a saber al menos lo que ocurría, y tal vez a intentar cambiar el hado que se cernía, como una sábana asfixiante, sobre ellos, Alexeva se decidió a ir a la biblioteca, e intentar saber lo que estaba pasando.
Octavius, ante la extraña situación, decidió buscar a sus compañeros con paso acelerado y no sin pronunciar sus nombres por el camino para ahorrarse tiempo en encontrarlos.
Camaradas... ¿Por dónde andáis?... su voz no sonaba demasiado tranquila, pero con la guerra había aprendido a controlar sus nervios.
La voz de Octavius se dejo oir desde la otra habitación...
Camaradas... ¿Por dónde andáis?... su voz no sonaba demasiado tranquila, pero con la guerra había aprendido a controlar sus nervios.
Alexeba se dirigió hasta la biblioteca y ahi vio la cara aterrada de Pieter, uno de los soldados, el cual estaba recargando el arma.
Nikolai estaba en el suelo al lado de Alexeva, y estaba contemplando atonito la escena que tenía delante
Biblioteca
- Pieter
- Nikolai
-Alexeva
Recibidor
- Hans
Distribuidor Central
- Octavius
Biblioteca
- Pieter
- Nikolai
-Alexeva
Recibidor
- Hans
Distribuidor Central
- Octavius
Pieter, la mirada fija en el pequeño apenas era consciente de que alguien más había entrado en la bibliotecaca, ni hizo caso a la voz de Octavius que parecía provenir de otra habitación.
- Te sigo, amiguito, te sigo ¿dónde quieres guiarme? – dijo
Ahora todos podían ver la imagen de un niño de unos nueve años. Una imagen sin color, sin sustancia, la pequeña figura empezo a andar, flotaba despacio, pero sin pausa, a medio metro del suelo, una corriente de aire parecía cruzar su cuerpo. La pequeña figura empezo a salir de la biblioteca al tiempo que le hacía una señal para que lo siguiese a Pieter
Ahora todos podían ver la imagen de un niño de unos nueve años. Una imagen sin color, sin sustancia, la pequeña figura empezo a andar, flotaba despacio, pero sin pausa, a medio metro del suelo, una corriente de aire parecía cruzar su cuerpo. La pequeña figura empezo a salir de la biblioteca al tiempo que le hacía una señal para que lo siguiese a alguien que había dentro de la Biblioteca
Octavius llego donde estaban el resto para contemplar una escena que hizo que sus mas profundos miedos le inundasen y amenazasen con llevarselo. NIkolai tumbado en el suelo y Alexeva e pié junto a la puerta de la Biblioteca contemplaban atónitos la imagen de un niño de unos nueve años. Una imagen sin color, sin sustancia, la pequeña figura empezo a andar, flotaba despacio, pero sin pausa, a medio metro del suelo, una corriente de aire parecía cruzar su cuerpo. La pequeña figura empezo a salir de la biblioteca al tiempo que le hacía una señal para que lo siguiese a alguien que había dentro de la Biblioteca.
- Te sigo, amiguito, te sigo ¿dónde quieres guiarme?.- Dijo la voz inconfundible de Pieter desde el interior de la biblioteca
Octavius entró en la biblioteca exaltado por lo visto. Suspiraba mientras oía la voz de su camarada Pieter.
¿Qué coño pasa?¿Qué coño dices, Pieter? dijo a la vez que veía como seguía al extraño ente.
Rápidamente miró al resto de los personajes de la sala. Echó una mirada de odio a Alexava con asco y se dirigió a atrapar el hombro de su demente compañero.
Pieter sintió la mano de Octavius sobre su hombro que intentaba detenerlo.
- Quítame la mano de encima, Octavius – dijo en tono amenazante – voy a descubrir quién está detrás de todo esto y acabar con él. Si queréis seguirme y ver dónde nos lleva este…niño, bien; si no quitaos de en medio.
Y se dirigió hacia la puerta siguiendo la figura fantasmagórica del niño.
Supongo que el fantasma ha salido por la puerta de la derecha ¿no?
Ha salido por la misma puerta por la que has entrado, la misma en la que está Octavius, Alexeva y Nikolai
Nikolai se sobresalto al contemplar al pequeño ente traslúcido que se había materializado delante de ellos. No estaba seguro de si seguirlo sería buena idea así que se quedo en el suelo observando a los soldados mientras con el rabillo del ojo observaba la entrada. Tal vez fuera mejor salir de aquí y morir de frío que no acabar como ese pobre niño.
Nikolai no dice nada no vaya a ser que encima le peguen los acusicas esos.
Octavius frunció el ceño al escuchar las ingratas palabras de su compañero.
¿Qué dices? ¿Es que ahora ya no sabes lo que es actuar de forma fría y racional? preguntó con los dientes bien apretados ¿Desde cuando sigues a niños por casas abandonadas? ¿Qué quieres acabar? No hay nada que acabar, solo pasar la noche aquí.
Dicho esto, su mano siguió en su hombro, aguantando la compostura.
- Te he dicho que me quites la mano de encima – dijo Peter fríamente a Octavius con voz amenazante- Alguien está jugando con nosotros y dudo que nos deje pasar tranquilamente la noche aquí. Así que voy a encontrar a quién esté detrás de todo esto. Y si no quieres acompañarme, quédate tú aquí a descansar – siguió con cierto sarcasmo – si puedes, pero no me estorbes.
Con un movimiento brusco quitó la mano de Octavius de su hombro y se dirigió a la puerta siguiendo al fantasma.
Todos pudieron comprobar como la figura del niño cruzó el recibidor para luego entrar en el Distribuidor central
¿ quienes siguen a Pieter y al niño y quiene se quedan ?
Tras la extraña actitud de su compañero bajó la cabeza suspirante y decidió hacer caso a sus palabras.
Dejando salir a su estúpido compatriota y dejando también su arma a un lado, se sienta retumbándose en la pared sin dejar de mirar la escena.
Si te pasa algo no quiero que por tu locura caigamos todos... No sé de que hablas pero espero que vuelvas de una pieza. dijo con tono relajado.
Pieter dejó atrás a Octavius y sin preocuparse de si lo seguían o no continuó en pos de la translúcida figura hasta el distribuidor.
Solo en la habitación se paró a observar a su alrededor, alerta y con su fusil preparado. Ya ni siquiera intentaba encontrar una explicación a la figura fantasmal que lo guiaba de habitación en habitación. Se aferró con fuerza a su obsesiva búsqueda como único medio para no perder la cordura. En algún sitio en esa inmensa casa estaba escondida la explicación de todo lo sucedido y con ella el maestro de ceremonias que estaba orquestando todo aquello. Lo encontraría, aunque fuera lo último que hiciera, lo encontraría.
- ¿Y ahora qué? - dijo - ¿Para dónde vamos ahora, amiguito?