El barco que trajo a Narsés hasta las costas de Constantinopla era pequeño, lo ideal para pasar desapercibido, pero maloliente. Los marineros que casi vivían abordo apenas lo notaban, pero para Narsés el viaje se hizo eterno, y poco acostumbrado como estaba a la vida en el mar, debía soportar las mofas de los marineros, que le trataban como a un niño.

El puerto de Constantinopla era sobrecogedor, enorme, lleno de vida. Una vez sobrepuesto a la primera impresión, a la saturación de olores que llegaban hasta él desde el mercado próximo, recordó el motivo que le había traído hasta ese lugar.

-Farah... Te encontraré. Pero antes debo hacer algo. Ashraf... -Ese era el nombre. Pero poco más le dijo Nahum de su objetivo. Tan sólo que era un noble árabe que tenía su morada en el barrio del Gran Bazar.

Miro cada esquina de la ciudad, la verdad me sobrecoge...Pensaba que no habría nada más grande que Tripoli..Pero me equivocaba

-Te sentiras como un gato abandonado en el palacio de un califa...-Recordaba las palabras de Nahum al describírme la ciudad mientras las susurraba para mi mismo-pero parece que no sabe que los gatos somos astutos ...-  Camino salíendo del maloliente barco, sintíendo la suerte de ya estár en puerto, veo como pelean los pescadores por los precios del pescado que venderan en ese mismo instánte y como atracan los barcos procedentes de los más remotos lugares -Ashraf... Pronto te tendré cara a cara...Farah sabes que en nada volverémos a yacer juntos...- Me acerco a un anciano, él seguramente sabe donde está el Gran Bazar, tanto que mis armas y mis monedas están en lugar seguro y me acerco al primer anciano que noto que es de la ciudad.

-Disculpe ¿el Gran Bazar?
 

-Oh, por supuesto. Ven, te acompañare, un anciano como yo no tiene mucho más que hacer en todo el día que saludar a extraños en busca de una conversación interesante. -El viejo te mira sonriente y afable.- Ven, es por aquí -te hace un gesto para que le sigas mientras empieza a caminar en dirección a la ciudad.- Dime, ¿qué hace un joven fuerte y aguerrido como tú en esta grandiosa ciudad? ¿Eres marinero? No he podido evitar fijarme que bajabas del barco de Mussar. Le conozco de hace mucho tiempo, no te recomiendo que trates mucho con él, no es de fiar. -Ahora que caminas al lado del viejo te das cuenta de que su vida ha debido ser larga y difícil, su rostro parece lleno de cicatrices causadas por alguna enfermedad. En un principio te asustas pensando en la lepra, pero el hecho de que sean cicatrices y no pústulas supurantes. Es evidente que el hombre ha superado la enfermedad, aunque tu siempre habías oído que era una enfermedad mortal. -Hace calor, ¿te importa si paramos en ese banco de ahí? A mi edad me cuesta mucho caminar.

Desconfiado de alguien tan amigable sin conocerme disimuladamente agarro la empuñadura de mi daga camuflando las manos entre mis ropajes -Vine a ver la grandiosidad de Constantinopla- digo disimulando y escucho su conversación, me alejo un poco para no estar cerca de él pero le tengo totalmente observado, no quiero caer enfermo y menos ahora-¿Mussar? Mussar es mi apellido, heredado de mi padre, de mi abuelo de mi herencia persa-pienso para mi mismo mientras el hombre no para de hablar. Paro cuándo el para intentando tener todos los lados visibles, nunca nadie se puede fiar de alguien tan amable, aunque sea un anciano - No conozco a Mussar ¿quien es?- Me quedo algo alejado tanto del mar como de la entrada al barco, nunca se sabe si alguien va a intentar empujarte.

-Encantado, yo me llamo Kothar -no te tiende la mano, es evidente que se ha dado cuenta de tu repentino recelo-. No tienes por que preocuparte, yo ya no tengo la enfermedad, aunque como puedes comprobar, tampoco salí indemne de ella -se tapa con la capucha para ocultar su rostro, al hacerlo ves que sus manos huesudas están deformadas, es imposible que este hombre pueda empuñar un arma, es probable que incluso tenga problemas para comer por si sólo-. ¡Que curioso! te apellidas como el dueño del barco que te ha traído -señala con la mano al capitán del barco que te ha traído desde Trípoli-. Ese es Mussar -caes en la cuenta de que en todo el trayecto en barco no has hablado con el capitán, de hecho no sabes ni como se llama-. Éste sol es agotador, ¿no tendrás algo de agua por un azar?

No digo nada, es evidente que me ha pillado aunque es más por mi desconfianza que por la enfermedad en sí, si hablo ahora parecere aún más culpable, miro al capitan su cara me suena pero no le conozco, inténto rebuscar en mi memoria.-No tengo agua pero seguramente hay algún aguador por el puerto con el cual se puede refrescar el gaznate.-le miro a los ojos sin peder de vista ningún flanco-y ese tal Mussar ¿de donde es? ¿Porque no es de fíar?

-Tienes razón -Kothar mira alrededor y señala -ahí hay un aguador. -¿Te importa pedirle un vaso por mi? creo que eres consciente de la impresión que causo en la gente, seguro que a mi no querrá atenderme -es evidente que te está pidiendo limosna en forma de un vaso de agua, ya que no hace ademán alguno de darte dinero para que pagues al aguador-. Mussar es un pirata, por eso no es de fiar. Si le interesa más tu bolsa que lo que le vayas a pagar, te tirará al fondo del mar y te la quitará. Todo el mundo por aquí sabe eso.

Nota para los VIP: A estas alturas debéis estar preguntándoos como narices puede un Nosferatu de Sexta Generación estar paseando tan alegremente a plena luz del día. La respuesta es muy sencilla, porque no es un vampiro. En realidad es el ghoul más anciano de Kothar haciéndose pasar por él gracias a la Máscara de las mil caras (Ofuscación 3). Es una técnica que usa para desconcertar a sus enemigos, haciéndose ver de ese modo a plena luz del día. No es difícil para él imitarle, ya que Kothar buscó al leproso más parecido a él como su ghoul con esta idea. Los cambios que tiene que realizar son mínimos, e incluso sin utilizar Ofuscación podría confundir a quien no le conozca muy bien.

Llamo al aguador con un gesto para que le dé agua al hombre y se la pago con las monedas que tengo fuera de las escondídas, -así que es un pirata...Interesánte-Quizás tengo un familiar pirata sin yo saberlo pienso para mi-bueno si puede ser indíqueme donde es el Gran Bazar, muchas gracias por su información.-

-Muchas gracias, eres un buen hombre, Narsés Mussar -por un momento te quedas pensando en que no le has dicho tu nombre en ningún momento-, mejor hombre de lo que tu mismo crees. Ven, Constantinopla es una ciudad grande y peligrosa, llena de callejones que son oscuros incluso a plena luz de día -Kothar avanza despacio, pero decidido. Es evidente para ti que conoce la ciudad como la palma de la mano. En todo el trayecto no deja de hablar en ningún momento, te cuenta un montón de información banal de la ciudad al mismo tiempo que no deja de hacerte preguntas banales e inofensivas. Es evidente para ti que está feliz de poder conversar con alguien que no se aleja en cuanto le ve. No sabes cuanto tiempo llevas paseando con Kothar cuando llegáis al Gran Bazar.

El Gran Bazar es la única calle pavimentada del Barrio Latino, una aglomeración de tienduchas llena de vida. Los niños corren en grupos robando a los incautos, las prostitutas ofreciendo sus servicios y los mercaderes intentando timar a los visitantes.

-Ten cuidado -te avisa Kothar-. Este lugar es muy peligroso de noche. El Prefecto ha impuesto la hora de cierre a las siete de la tarde y las patrullas controlan la zona. Algunos locales han sobornado a las patrullas y cierran una hora más tarde -susurra de modo que nadie más que tu pueda oirle- esos locales son los mejores para hacer negocios ilegales y buscar información, ya me entiendes. ¿Tienes familia aquí? ¿Donde te vas a alojar? Si quieres puedo indicarte alguna posada limpia y de trato honesto.

Intento reaccionar normal al escuchárle decír mi nombre aunque sé que en ningún momento se lo he dicho-vaya veo que su memoria funciona a las mil maravillas y recuerda mi nombre y el legado de mi padre... Sé que Constantinopla aparte de monumental es peligrosa, pero ¿que ladrón no quiere robar una preciosa esmeralda como esta?(digo y gesticulo con una mano señalándo el edificio más bello que veo) buscaré posada por la zona, ha sido usted muy amable Kothar.-¿Como sabe mi nombre? ¿Será un enlace de Nahum? Pienso para mi -preguntaré a las prostitutas, ellas siempre suelen saber como se mueve la ciudad y sobre todo alguna me podrá decír donde está Farah...-Sigo pensándo

-Ha sido un placer conocerte, buen Narsés. Espero que la fortuna te sea propicia. Ten cuidado con las prostitutas, pues si bien es verdad que saben mucho, también es verdad que cierran la boca menos que sus piernas -Kothar se despide, avanza unos pocos metros y se sienta en un escalón hasta que alguien que pasa le increpa para que se marche. Debe ser muy dura la vida de un anciano marcado por la lepra-.

-Adios mi buen Kothar, espero verle pronto-rebusco unas monedas y se las doy-tome, muchas gracias por la información-

Camino y me situo unos metros,lo que más me extraña de ese anciano es que sabe todo lo que pienso, eso es lo que más me hace desconfiar de él, me centro en mirar a las prostitutas, las miro una a una hasta que encuentro a una que tenga unos años pero su hermosura no haya menguado, esa tendrá más clientela, esa sabrá más.

-Hola, busco un lugar donde pasar la noche a cambio de ello puedo trabajar.

La mujer a la que te diriges te ofrece sus pechos descaradamente, pero cuando le indicas que estás buscando alojamiento y trabajo se tapa y te mira con desdén, como si la estuvieras humillando.

-No te entiendo, forastero. ¿Quieres trabajar para mi? -ríe descaradamente, es evidente que pretende dejarte en evidencia ante la gente que pasea por el Gran Bazar-. Si quieres trabajo tal vez deberías hablar con ese noble de ahí -señala con el dedo a un noble que acaba de entrar en la calle principal del Gran Bazar acompañado de su guardia personal y un chambelán, al que Kothar le está pidiendo limosna en este instante-. Por lo que se, vive en un castillo fuera de la ciudad y está buscando reclutas para su milicia. Ofrece alojamiento y manutención, y creo que una buena soldada.

Sonrio mirándola, con esas sonrisas que sé que conquistan a cualquier mujer

-no era mi intención ofenderte,¿en serio crees que sería un buen militar? Vamos mirame...Exactamente no sería trabajar para ti...Sería tener segura la casa donde trabajas, eres muy hermosa y ya sabes como son las cosas a veces y aparte tíenes unos hermosos pechos, espero que no te sientas ofendída porque no haya querído otra cosa.-

la miro con la mirada más seductora que sé poner.
 

Algo llama tu atención, el noble da una importante cantidad de dinero a Kothar. No es habitual que un noble de semejantes limosnas, te fijas también en que deja caer sus guantes al suelo, que Kothar recoge y guarda -supones que los venderá más tarde por una buena cantidad-. El noble se aleja de Kothar avanzando por la calle cerca de ti y no le prestas más atención, vuelves a dirigirte a la prostituta, y notas que alguien te toca en el hombro, te giras sólo para encontrarte la incómoda mirada del noble que te mira fijamente. Luego se gira y habla con su chambelán, alejándose de ti.

Le miro fijamente, no quito mi mirada de la suya, me dá igual que él sea noble.

-¿Quien es ese hombre? -Le digo a la prostituta-¿y Kothar es más que un viejo mendigo?

La miro buscándo respuestas y le ofrezco dinero por su información

-Pagaré tu tiempo si me das información verdadera

-A Kothar lo conoce todo el mundo, dicen que es el mendigo más viejo de la ciudad. Las malas lenguas aseguran que dirige una red de mendigos leprosos o algo así. A mi personalmente no me hacen gracia ni los mendigos, ni los leprosos -te dice la prostituta-. Sobre ese noble, poco se de él. Sólo que se llama Asenoc y que tiene su castillo a medio día a caballo de Constantinopla. Por lo que he oído, recluta soldados para la milicia. De vez en cuando acude al Gran Bazar a comprar cosas que necesita. Cambiando de tema... Las posadas que yo conozco ahora mismo no necesitan a nadie. Si en serio necesitas trabajo, en vez de aquí, deberías probar suerte en el puerto. Allí siempre necesitan mano de obra para descargar y cargar los barcos.

-Verás quiero vivír por aqui....- Digo en tono algo insistente-podemos ayudárnos mutuamente.- La miro y sonrio

La prostituta te mira intrigada, está claro que tanta insistencia ha llamado su atención.

-Ya veo... Mira, a lo mejor deberías quedarte en el Bazar hasta el anochecer. La verdadera diversión empieza entonces, ya me entiendes. Ve al Dragón Rojo y ofrece tus servicios al dueño -y levantando la voz a un tono normal continúa-, tal vez allí tengas suerte, igual necesita a alguien para limpiar las mesas -te guiña un ojo indicando que es consciente de que no quieres limpiar mesas-, ya me lo agradecerás otro día, ¡Ahora vete! que me espantas a los clientes.