Tras declinar la oferta de Roland, el se despide cortesmente con la esperanza de que os volváis a encontrar a la noche siguiente para poder dialogar de nuevo y compartir posiciones.

Fuera de las salas del Principe Narsés la noche es cerrada y apenas se ve un alma por las calles. Unos pocos borrachos ruidosos, alguna meretriz despistada y trasnochada ofreciendo sus servicios y algún delincuente ocasional. Nadie se fija en la presencia de dos hombres y una dama que caminan solos por las calles de Venecia en dirección a sus respectivos alojamientos.

Venecia a estas horas resulta una ciudad muy oscura, apenas unas pocas lámparas de aceite iluminan las calles principales, y el resto permanece a oscuras.

Al pasar por encima de un túnel en una zona bastante solitaria, Asenoc se queda mirando algo debajo del túnel. Algo que a los demás os había pasado completamente desapercibido, algo que ningún mortal habría podido ver.

Cuatro Nosferatu se encuentran dialogando animadamente, compartiendo información al tiempo que se aprestan a subir a una pequeña embarcación de remos. Al darse cuenta de que les observáis, se callan y os hacen una leve inclinación de cabeza a modo de saludo mientras siguen a lo suyo.

Paolo se asoma a mirar a los cuatro, poco a poco sus ojos van adquiriendo un color rojo sobrenatural y curioso, comienza a fijarse en lo que están haciendo y si portan algo extraño.

-¿Deberíamos acercarnos o les dejamos a lo suyo? –Susurra sus acompañantes.

Les devuelvo el saludo con amabilidad. Voy a hacer una tentativa por si están interesados en conversar. Quizás puedan tener información que nos resulte valiosa.

Saludos caballeros. Una bonita noche para pasear y tomar algo ¿verdad?

Miro a mi esposo y a Paolo. No me siento en el grado de participar mucho en una conversación con Nosferatu. Mis conocimientos de los mismos no era muy extenso: criaturas de aspecto desagradable y buenos informadores.

Aunque si optan a hablar con nosotros, quizás podamos preguntarles por las flores... ¿Quién querría marcarnos nada más llegar? Alguien que no estaría en la reunión esta noche...

Ante vuestro saludo, uno de los Nosferatu se gira y os sonríe. Una sonrisa que intenta ser agradable, pero que os hiela la sangre en las venas.

-Buenass nochess. Ibamoss a retirarnoss a nuesstra morada, pero ssiempre ess agradable charlar con cultoss cainitass venidoss de tierrass lejanass. -El aire escapa entre sus colmillos produciendo un curioso siseo que os recuerda al de una serpiente antes de atacar a un ratón desprevenido. -¿Han venido usstedess a participar en loss debatess ssobre la Cruzada?

A eso hemos venido compañero. Es un asunto bastante importante al que no podíamos faltar. Pero en las altas esferas se habla poco y con mucho cuidado. La verdad, habitualmente, se encuentra en los lugares mas oscuros.

Y casualmente aquí nos encontramos. Quizás querais darnos vuestra opinión sobre este asunto...

Paolo se coloca un paso detrás de Asenoc, con los brazos cruzados y analizando a su interlocutor y sus compinches por si pudieran ser agresivos con sus ojos rojos, completamente inyectados en sangre.

-Jeje –Finalmente suelta una risilla y una media sonrisa aparece en sus labios –También nosotros íbamos a retirarnos, pues ya es temprano, pero podríamos intercambiar unas palabras, ya que faltan algunas horas para que se nos eche el día encima –Se le nota más confiado y tranquilo en la calle que dentro del palacio.

-Ssiempre ess un placer intercambiar conocimientoss e impressiones. Mi nombre ess Nicolo. -El Nosferatu realiza una pomposa reverencia a modo de presentación. Los demás Nosferatu permanecen un poco apartados. -Dissculpen a miss hermanoss, elloss no gusstan de charlar con dessconocidoss. A nossotross lass Cruzadass no noss interessan en extremo, pero la gran cantidad de gente en Venecia, y el ir y venir de loss hombress trae y lleva también interessantess noticiass. -Llegados a este punto, una enorme y sarnosa rata trepa por los ropajes de Nicolo hasta parar en su hombro como si fuera el loro de un pirata. No sabéis bien si por costumbre, para desagradaros o sólo para poneros a prueba, Nicolo le da un beso en el hocico y la rata se os queda mirando con unos ojos de un rojo inquietante.

-Nossotross no noss hemoss formado una opinión al resspecto, pero ssi que noss parece extraño la cantidad de Assamitass en la ciudad. Khadijah no ha pressentado a todoss ssuss hermanoss. Creemoss que algo trama.

-Vosotros sabéis todo lo que pasa por la ciudad... Se sabía nuestra llegada, de Constantinopla- le explico al Nosferatu, tratando de pasar por alto sus arrumacos con la alimaña.- ¿Quién estaría interesado en, por ejemplo... marcarnos? ¿Quién querría hacer denotar nuestra presencia en la ciudad? ¿Hay alguna facción escondida en este debate?

Tantos asesinos rondando la ciudad no es bueno, deben haberles prometido un buen pago para reunir a tantos. ¿Estarán pensado hacer una toma de poder? Asenoc y yo debemos discutir esto en cuanto lleguemos a casa... Debemos saber a qué atenernos...

-No, vuesstra llegada no sse conocía. Con el motivo de lass cruzadass entran y ssalen muchoss cainitass de la ciudad. Creo máss bien que ha ssido una cuesstión de cassualidad. De esstar en el ssitio equivocado en el momento equivocado. Aunque aún dessconocemoss el porqué de essass extrañass floress. Lucciano vio a la muchacha de lass floress y la ssiguió un rato, pero le perdió el rasstro. -Nicolo señala a uno de los Nosferatu que os miran desde la barca. -No, faccioness ocultass no hay. Debe sser un movimiento de alguna de lass faccioness involucradass, pero no tiene demassiado ssentido para nossotross. Vossotross no ssoiss una amenaza para nadie.

Nicolo se queda mirando a Paolo pensativo y al cabo de un rato se dirige a él.

-No te había reconocido, tu eress Paolo Di Fasso. Conozco a tu ssire, un buen hombre. ¿Hass regressado a Venecia para quedarte? La ciudad ya no ess lo que era con tanto cruzado.

-Por ahora estoy aquí para las negociaciones, después quien sabe, aunque si conoces a mi sire, ya sabrás que somos tipos de culo inquieto, siempre navegando de un lado para otro, en busca de nuevas e inhóspitas tierras –Su mente divaga en sus recuerdos de sus viajes pasados y las exóticas tierras que visito -Y bueno, para eso estamos aquí también, para enviar a esos cruzados a morir a tierra infiel y que la Serenísima vuelva a ser tan tranquila como antaño.

-Ssi, conozco a tu ssire. Rara vez permanece en Venecia mass de una ssemana, a pessar de que ssabemoss que la ama con locura. Oss ayudaremoss, ssi desscubrimoss algo nuevo oss informaremoss. -Nicolo imita el sonido de una paloma y casi al instante la paloma más grande y con el aspecto más desaliñado y repugnante que podéis imaginar se posa en su brazo del mismo modo que haría un halcón. Acto seguido se la ofrece a Paolo. -Essta ess una de miss palomass menssajerass. Ssi necessitaiss poneross en contacto conmigo podéiss atarle una nota a la pata y me la hará llegar. Ssi podemos ayudaross en lo que ssea para que los cruzadoss abandonen la ciudad cuanto antess, avissadnoss. Tanto guerrero fiel noss incomoda en extremo. Prefeririamoss que la ciudad fuera lo que antaño era.

Paolo agarra a la paloma con cuidado, pero con firmeza.

-Sea. Cualquier información sobre las actividades de los Assamitas y sus simpatizantes será bienvenida. Así mismo si se conoce cualquier acto para desacreditar a los fieles a Brexiano o si disponen de algún espia entre las gentes de nuestros aliados sería una información muy útil para que la cruzada acabe en un destino que nos plazca a los tuyos y a los mios.

-Tenéis nuestra gratitud, Nicolo. Tened por seguro que queremos finiquitar el problema de la Cruzada tanto como vosotros- asiento ante las palabras de Paolo.- Será de gran ayuda estar todos informados, por el bien común.

-¿Tommasso Brexsiano? -Nicolo parece sorprendido. -Que curiosso... Pensé que era uno de vuesstross oponentess dialécticoss. Por lo que ssabemoss, Brexsiano -Esa forma de arrastrar la "s" desde la "x" de Brexiano da al nombre un tinte casi cómico. -pretende que la cruzada ataque Palesstina. Y penssabamos que loss cainitass Bizantinoss queríaiss alejar la cruzada de Consstantinopla y de Bizancio.

Asenoc está satisfecho con el rumbo de la conversación. Paolo está resultando ser un aliado muy inteligente y valioso.

Vuestro objetivo es sacar de Venecia a los cruzados. El nuestro, que no pasen por Constantinopla. Tened por seguro que si miráis por nuestros intereses, nosotros lo haremos por los vuestros.

De hecho, como muestra de nuestra buena intención hacia Venecia, hemos ofrecido recursos monetarios y parte de nuestra flota de barcos a la Cruzada. No veo porque tendrían que demorar más su marcha. Veamos si podemos terminar el debate sobre la dirección de la misma lo antes posible.

Os despedís de Nícolo y los Nosferatu, contentos de haber encontrado un repentino aliado. Paolo se retira a su refugio y Carienn y Asenoc al suyo, citándoos al anochecer siguiente en los salones de Narsés para continuar con las negociaciones sobre la cruzada.

Cuando Paolo comienza a alejarse hacia su refugio, saca un pedazo de tela, manchada y ajada, y con ella tapa la cabeza de la paloma. Una vez en su morada, la guarda en una jaula, en un lugar oscuro y sin vistas al exterior.

Tras descansar unas cuantas horas, me visto y preparo para dar una vuelta por los mercados de la ciudad. Deseaba disfrutar de una ciudad tan hermosa de día, pero sobre todo, quería saber qué decían las gentes de la zona. Me visto de forma modesta, pero acorde a mi estatus. Sin ostentar ninguna joya o tela más de lo que debiera, no quiero tampoco llamar demasiado la atención. Junto a la ayuda de algún guardia que me salvaguarde en mi paseo, camino por la ciudad, por los puestos. Afino el oído para ello, gracias a mis cualidades sobrenaturales.