Partida Rol por web

Bergötaj escolta a Devirius mientras salen de la habitación. Impresionante actuación la de este hombre, pero su situación lo requiere. Mantiene la mirada del médico del Duque y luego interroga su memoria intentando recordar si conoce ese nombre que dijo... "Neths"

Sí. Por supuesto respondió a Tergas mientras que eran casi echados de la estancia por el médico Será un verdadero honor para todos nosotros no solo compartir mesa con vuestro señor, sino ayudarle en lo posible en su tediosa recuperación.

- Pues sí que está mal –musitó, miró a Zupo y asintió con la cabeza repetidamente.

Aquel hombre le recordaba a un mendigo que acaba de encontrarse aquella ropa, aunque no oliera mal. Pero al escucharlo las palabras de Tergal cobraban mayor fuerza: estaba perdido en su lugar. Pero…

Cuando el Duque se desplomó y Tergal explicó que lo hacía después de soltar contradicciones, ordenes absurdas o crueles cayó comenzó a pensar en la posibilidad de un hechizo. Tal vez, cuando sucedía esas cosas la voluntad del Duque pugnaba por salir y se debilitaba.

Tergal había salido a por el médico, y los guardias habían salido por orden de su Señor. Fue entonces cuando todo comenzó a cobrar sentido: el culpable era Tergal.

- Pobre hombre –dijo sin demasiado convencimiento cuando tras regresar “la rata”, como ya había apodado en su mente a Tergal, el Duque había golpeado a Plesel en la cara. Casi sonrió por la situación, pues reconocía el valor y astucia de Mareik, además de disfrutar de aquellas palabras sobre “su amigo” el Rey Goblin. Pero no, supo mantener la compostura.

- No se lo tengas en cuenta, Plesel –se acercó lentamente- La pérdida es dolorosa, y es más… Como buen amigo suyo velaremos por ella después.

Dijo esperando que el Duque entendiera el mensaje.

No dudo en salir de la sala, aunque sintiera cierta desazón por la situación del Duque. Estaba aguantando bien la situación, aunque tampoco podía dar todo por verdad. Durante sus viajes había visto muchas situaciones, a cada cual más estrafalaria, y esa no era de las peores.

- Sí, la verdad es que nos vendría bien un agradable paseo; y no crea que soy silenciosa. Más bien sentía lástima por el Duque –suspiró levemente- ¿Puede saberse cómo feneció su hija? Debió ser algo repentino pues de lo contrario… Que dura es la vida, ¿no le parece?

De repente su expresión cambió. Parecía que se había acordado de algo realmente importante.

- ¡Vaya! No nos hemos presentado. ¿Verdad? –buscó la respuesta en el rostro de Tergal- Soy Leanan Sidhe, y éste es el intrépido Zupo.

Señaló con la palma extendida a su fiel amigo como si de un valiente y noble caballero se tratara.

- Zupo, ¡la patita! –le medio regañó ligeramente, e inmediatamente el animal se sentó en sus cuartos traseros y alzo una de las patas delanteras mientras sacaba la lengua- Aish... Jóvenes… Estamos perdiendo valores tan básicos, ¿no le parece?

Tergas salió de la estancia con los viajeros, al escuchar a la joven y presentarle a su "intrépido" can. Saudó al perro agarrándole la pata y sujetándola un instante para frotarle la cabeza con la misma mano. Una vez lo hizo respiró hondo y trató de responder a Leanan.

Pues mi joven callada. La joven hija del duque falleció hace varios meses durante un ataque de creemos, perros salvajes del gran bosque de Karentia por donde gustaba de pasear la hija del duque. No encontramos su cuerpo, pero si el testimonio de algunos sirvientes que la acompañaban, que nos relataron lo sucedido.

Hizo una breve pausa mientras llegaban a una salida del palacio de mármol, que daba a un bello paraje interior de un jardin con un laberinto preciosamente decorado con todo tipo de plantas y flores.

Al parecer perseguían a un ciervo de enorme cornamenta a la que Nigrala gustaba de dar caza para repartir sus carnes entre el pueblo llano una vez abatido. Cuando se internó en el bosque sagrado, ella desoyendo los avisos de los sirvientes, temerosos de un bosque tan maldito como el de Karentia, no tardó en caer del caballo y al parecer una jauría de perros que nunca habían visto de color amarillento se lanzaron sobre ella, rasgando sus vestidos y carnes. En cuestión de minutos fue arrastrada al interior del bsoque. Aún con el miedo que les producía el bosque, varios sirvientes entraron a socorrerla, perdiendo la vida todos ellos.

Horas después enviamos al ejército encabezado por el mismísimo duque. Lo que encontramos fue horrible. Todos los cuerpos incluídos los que supusimos de Nigrala, estaban despedazados y reducidos a huesos descarnados, huellas de lobos o perros por doquier manchado spor abundante sangre. No hemos vuelto a saber de perros salvajes o lobos en las cercanías del bosque de Karentia. Mi señor culpa a todo el que puede de la muerte de su hija, incluso se encarceló a alguno de los sirvientes y se ordenó su ejecución, que yo evité, pues no me pareció justo castigo. - Hizo un alto. - Esto no es sabido por mi señor, por lo que os rogaría discreción.

Acabó la frase con gesto de complicidad seria.

Sin embargo el estado de mi señor hace que cada día sean más a los que acusa de matar o incluso de esconder a su hija. Empiezo a pensar que ahora empieza a dudar de mí, cosa que espero, pues me mira con recelo en ocasiones. Cierto es que su estado empieza a darme que pensar. Ya debería haber pasado el duelo por la muerte de su hija, y sin embargo singue embotada su mente. Trato de averiguar que le ocurre, pero no puedo. Me gustaría que vosotros me ayudarais a descifrar lo que le ocurre. Cada vez veo mas factible un hechizo o algo peor.

Se sentó en unop de los bancos que circunvalaban el jardín, al rededor del enorme laberinto de plantas de setos más altos que un dragonut.

Pedidme lo que queráis para poder solventar este problema, aunque se que otros motivos, como lo ocurrido en Nolsania os trae más prisa lógicamente.

Una historia terrible - afirmó el capitán de Gornoran - Realemnete debió afectarle muchisimo. Haremos lo que podamos querido Tergas para ayudar a vuestro Duque. La posibilidad de un hechizo se había colado en mi menta también. ¿Sospecháis de alguien que pudiera estar detrás de ese tipo de encantamiento? - reflexionó - No creo que haya muchos brujos con el poder suficiente como para eso.

Bergötaj permanece en un papel secundario y silencioso, de pie en el jardín del palacio. Observa con detalle las variadas flores que componen el patio y se pregunta si las plantas pudieran hablar y contar algo de la verdad de lo que realmente está pasando en estas tierras. Parecen muchas cosas enrredadas todas ellas en torno a ese misterioso bosque.

Arrugó la nariz en cuanto las palabras “perros salvajes” surgieron, pero no intervino. Aquel hombre hablaba con fluidez sobre lo ocurrido, y era mejor no interrumpir y perder así pequeños detalles.

- Sí, esa es una buena pregunta –asintió ante lo dicho por Devirius- Además de saber si podemos hablar con el hombre que le debe la vida gracias a su magnimididad. Ehm… No, ¿magninumidad? Mmm… ¡Magnanimidad! –sonrió ampliamente.

Los ojos de la mujer recorrían los rincones del Palacio buscando escondrijos o nuevos lugares que descubrir. No podía negar que era un lugar bonito, pero demasiado cuidado y perfeccionado por el hombre. Prefería coger su petate y dormir al aire libre que una habitación en el Palacio.

Leanan recuerda haber leído en la biblioteca de Rétoran algunas cosas sobre los Neths, lo que recuerda es:

En los años oscuros de Sellecktesh, cuando los hombres eran sombras de civilización, unos crueles titanes del sur anduvieron por las tierras yermas del norte, captando seguidores para su lucha, los mas temibles de ellos fueron los kadvuries. Salvajes hombres de crueles costumbres. Los Neths incorpóreos a lo largo de generaciones, al llegar ciertas conjunciones espirituales del mundo aparecen en el plano carnal, tratan de lograr su fin. Conseguir aniquilar a Uslako, del que se sabe poco y tan solo unos pocos mortales le han visto.

Los neths, diablos hijos del enemigo innombrable de Uslako, tratan de matarle, atravesando el portal que lleva al submundo en el que habitan los Neths. Pero este solo se abre en ocasiones muy singulares. Sin embargo Leanan no recuerda nada de cuando se abre dicho portal.

Sobre los perros amarillentos, sabe que son una especie llamada avercanes, o peros del infierno, a los que se supone extinguidos hace generaciones, pues los hombres del norte, donde habitan le dieron caza. Nunca se les ha visto en Karenthia o en su temido bosque, ni cuando se sabía de su existencia, es bastante improbable.

Los avercanes eran unos perros que utilizaban en la guerra los salvajes del norte, también conocidos como kadvuries, sin embargo los pueblos civilizados dieron caza a cualquier pero amarilloo y condenaban con la muerte su posesión, pues estos perros de enorme inteligencia realizaban incursiones en jaurias sin necesidada de control humano para amedrentar y matar a los enemigos de los salvajes, sin que estos estuvieran presentes. Los pueblos civilizados, como el de Lunaria trataron de domesticar a estos perros, sin éxito, al parecer sólo respondían ante los salvajes por algún motivo desconocido. De ahí que se orednara su exterminio.