Partida Rol por web

Algunos de los soldados corren hacia la puerta que ha librado Ashanne, mientras los clientes de la taberna huyen por ella.
Otros tratan de entrar por la ventana, peor el mal paso de Rufnus se lo impide, por lo que quedan atorados en le marco.

El salvaje de la ventana al ver como su pierna queda atrapada y el inminente ataque de Rufnus trata de escapar de la presa que le hace la mesa.Lo logra y huye unos pasos justo delante del dolorido Zalkar que ahora ve como la sangre fluye de su brazo izquierdo.

El hombre envuelto en llamas que se han propagado por su cuerpo desde su brazo es incapaz de eludir el directo golpe del cayado de Yarr, por lo que con un golpe seco en su cabeza, sus gritos cesaron, estaba muerto.

El hombre de la barra al ver al enano enfadado por el fallo anterior abre los ojos mientras una inyección de adrenalina fluye por sus venas. Sin embargo desde su posición es imposible evitar el golpe del hacha del enano en su abdomen, con lo que muere irremediablemente.

Por último mientras Ashanne abre la puerta para dejar paso a los soldados, Rufnus hace el ataque de su vida. Al lanzarse sobre el primitivo la desconocida espada para él le juega una mala pasada, clavándose en el hombro de uno de los soldados que grita de dolor, ante el profundo corte y el estupor de sus compañeros.

El propio Rufnus cayendo desarmado sobre la mesa desplazad dándose en los dientes con ella. En el impacto pierde uno de sus dientes y sangra abundantemente por el labio cortado por el impacto.

La sangre brota del brazo y zalkar apenas mira la herida unos segundos, antes de arremeter violentamente con el hacha ante su enemigo, que ya no podria escapar bajo ninguna circunstancia por mucho que lo desease, seria dificl escapar si su cabeza se separa de los hombros, tal y como Zalkar deseaba dejar a su contringante ahora mismo.

Tras dejar pasar a los soldados me giro hacia el interior de la taberna. Diviso a dos de los salvajes que yacen en el suelo malheridos o muertos, no lo sé, pero uno queda en pie, junto al hombre enorme del hacha. Me dispongo a sacar mi arco del carcaj, ya que era lo más cómodo para transportarlo, y extrayendo una flecha del mismo apunto hacia el salvaje. En cuanto tengo la certeza de que le tengo a tiro, disparo.

El enano  sonrie al ver cómo sucumbe su primer oponente o, el calentamiento como piensa para sus adentros, cae como un pelele bajo sus pies. Henchido de moral pasa sobre el cuerpo inerte y de un brinco se sube a la barra.

Mira al hombre que forcejea con el guerrero y le grita:

MEJOR SERÁ QUE SUELTES LAS ARMAS O NO SALDRÁS DE AQUÍ CON VIDA. 

Hace un ademán señalando a los presentes en la sala para que vea que está rodeado. 

El hombre que lanzara la bola de fuego se alza erguido ante el oponente de Zalkar.

Mientras el hombre que está bajo la mesa atrapado es atacado por Zalkar trata de defenderse. Sin embargo no tarda por la fortuna detiene el hachazo con su espada, pero partiendose la hoja al hacerlo. El trozo de acero golpea el suelo con sonoridad, mientras los soldados de Górnoran entran en la taberna por la ventana.

Al escuchar las voces del enano enfurecido con su hacha aún manchada de sangre de su compañero, parece reaccionar y suelta su espada. Rindiéndose.

Los soldados entran a prisa en la taberna y agarran al malherido hombre.

No te muevas, desgraciado. - Le grita uno dándole una patada en el estómago mientras otro le escupe. - ¡Has matado a Keref!

Le levantan a empujones, meintras otros soldados miran a su alrededor, algo extrañado sde veros en actitud de combate.

Fuen entonces cuando uno de los hombres que estaban en la puerta apunto de escapar, se giró a los soldados y señaló a Yarr.

¡HA UTILIZADO MAGIA! Lanzó bolas de fuego.

Los guardias parecen confundidos. Miran a Yarr y al cuerpo del primitivo quemandose en el suelo.

No te matamos porque nos has ayudado, pero te vienes con nosotros. ¡Andando! - Le gritan al chamán mientras sacan al primitivo de la taberna por la puerta. - No te resistas tal vez podamos echarte una mano ante el rey, por tu ayuda.

Dos de los soldados agarran a Yarr por el brazo.

En ese momento una veintena de soldados llega a la taberna, seguramente eran los refuerzos que habrían avisado para capturar a los salvajes sus compañeros.

Miedda... me he doto un jodido diedte. mascullo mientras urgo con mi dedo en el agujero que antes fué uno de mis incisivos.

Edto od pedtenece digo, alargando la espada asida por el filo hacia uno de los guardias.

El viejo zolo adiudaba. No zeré yo quién... SPUT (escupo un coágulo de sangre al sacarme el dedo de la boca) joder... quien se interponga ante la guardia del Rey, pero no creo que este hombre deba ser arrestado.

Zalkar se dirige con la mano tapando la herida del brazo contrario. A todos ojos se le ve indignado, ademas de dolorido.

-¡¿Como podeis llevaros asi a un hombre que está claro que ha hecho lo correcto?!- grita zalkar a los soldados.

Quiero acompañarle para atestiguar su buena fé.

Zalkar se mantenia todo lo firme que le permitia estar la herida en su brazo, en la posada hablando a los guardias que pudieran prestarle atención, sin preocuparse lo mas minimo por los cadaveres o como pudiesen estar los demas clientes, parecia absorvido por una escena que le parecía injusta.