Partida Rol por web

¡Uaaa, magnífiko eskupitajo, enano! alabó el Senescal ante la falta de higiene personal y educación de su acompañante barbudo Kasi mereces ke te konsidere un goblin! Si ya sabía yo ke no podíais ser tan malos los enanos, no komo esos askerosos elfos ke huelen ¡komo si fueran niñas pekeñas humanas!

Ale, ale, sigamos marcha, ke ya tengo ganas de posar mis lindos pies sobre tu komuna...

Sea lo ke sea eso...

Dejando atrás al grupo de guardias goblins, el grupo siguiendo al enano avistó en apenas tres días el macizo de Grûm, siguiendo un sendero llegaron a apenas 200 pasos de un vigía enano.

¿Quién va y que intenciones traen un enano, un humano y tres sucios trasgos?

Hombre, gracias por notarlo, maese barbaslargas respondió divertido el goblin Nos vendría de perlas un baño de barro kalentito, o unas aguas termales, pero no tenemos tiempo. agradeció al enano el intentar proporcionarles la comodidad de un buen baño.

Soy el Seneskal Tuldar, de Akich se presentó y estos son mis guardias dijo abarcando con la mano tanto a los dos guardias goblins supervivientes como al anciano Yarr y al enano Gimshrek, seguramente sin querer. Venimos a... esto... ¿komo era, buen Gimshrek?

Haciendo oidos sordos de las palabras del senescal bufa y adelanta su pony unos trancos... Buen día Vigía, permitidnos el paso por el Uno enano, venimos a consultar a los ancianos de la comuna... los trasgos y el humano vienen conmigo, son secuaces de Uña Sucia rey de Akich...

Tras esto giró el pony hasta encarar de nuevo al goblin Tuldar, aqui no sois un senescal, esto es una comunidad enana, se te juzgará por los patrones enanos, así que usa la cabeza antes que nada...

Bueno, pero digo yo ke seguiré siendo Seneskal de Akich, aunke aki no sea Akich... refunfuñó el goblin haciendo un extraño juego de palabras Bah, tanto da, estamos en tu kasa... aceptó, al menos de cara al exterior.

El enano pareció dudar un instante.

De acuerdo, por el Uno enano, que pase el humano y el apestoso con delirios de grandeza contigo. Que los otros dos permanezcan donde estáis ahora. - El vigía pareció hacer una seña tras de si en el risco. - Pasad, seréis presentados ante Merin, ya que nuestro embajador Oklayu está de viaje.

Los tres subieron por el escarpado, pero bien cuidado camino hasta la entrada de la cueva, allí dos guardias bien pertrechados, esperaban su llegada, dejan al vigía en una roca a su derecha. Cuando llegaron a la entrada antes de ser detenidos observaron como varios enanos se afanaban en descargar dos tartanas de víveres, que bien podrían ser de algún hobbit. Los enanos que lo descargaban parecían muy nerviosos y cuchicheaban entre ellos. Pero no parecía que fueran los viajeros el motivo.

¿Delirios de grandeza? ¿Delirios de grandeza? se quejaba Tuldar mientras seguía a los enanos ¡Soy un alto dignatario! ¿Veis? ¡Lo pone akí, bordado en mi bonita kasaka de piel de konejo! señaló apuntando a unas letras toscamente hiladas en las que, efectivamente se podía tanto leer A.D. como cualquier otra letra. Oye, por cierrto... ¿ke les pasa a esos? preguntó señalando a los nerviosos enanos que descargaban los víveres. ¡Parece ke hubieran visto el fantasma de un elfo bebiéndose sus cervezas!

Los enanos parecieron no tomar demasiado en serio al goblin, cuando leyeron las siglas preguntaron en tono guasón.

¿Que significa A.D.? ¿Algo digno? - Rieron. Ante la pregunta se pusieron serios. - No es asunto tuyo, están simplemente ocurriendo cosas extrañas en todo Sellecktesh.

Los que trabajaban en el cuidado de la mercancia descargada, pidieron a Yarr que dejara su carro en la entrada. No era una sugerencia así que lo dejó.

Les condujeron a las entrañas de la montaña, un montón de grabados en las paredes escavadas en la roca viva recordaban a Tuldra un poco su hogar de Akich. Para ser la primera vez que Gimshrek entraba en Östelaar se sentía extrañamente cómodo  en el interior de la montaña. Los grabados representaban luchas de enanos con otros enemigos, goblins, elfos y humanos, incluso algún orco. Al internarse más adentro los bajorrelieves iban cambiando. Ahora representaban a unos seres de cuatro brazos con armaduras extrañas.

Al llegar a una intersección en forma de "Y" los dos enanos que les dirigían se fijaron en una joven hobbit que parecía espiar en uno de los túneles.

¿Qué haces ahí jovencita? Tú tío estará reunido con Merin.

Dos enanos tocaron en el hombro de Delenia mientras espiaba confiada tras la esquina.

¿Qué haces ahí jovencita? Tú tío estará reunido con Merin.

Tras ellos un goblin que asustó a la joven, un hombre anciano con aspecto de sabio despistado y otro enano que no vestía como los de la comuna la miraban extrañados.

Mientras Perino empujaba cortésmente a Lord Devirius, para que se encaminara a la sala de Merin.

De la sala tras la intersección salía un enano de gran tamaño "acompañando" a un hombre de gran porte, al que Tuldar reconoció. Era Lord Devirius. Otros tres enanos seguían al capitán de la guardia de Górnoran con las hachas en ristre.

¿Y este quién es? - Preguntó el enano que escoltaba a los tres viajeros ante Merin. - Parece que tenemos una mina de lo más famosa y concurrida.

Típico humor incomprensible enano.

Miro al resto con una mezcla de desconfianza y timidez. Aún no se quienes son todos, ni que hacen aquí, pero al parecer las visitas de gentes de fuera son mas comunes de lo que pensaba. En todo caso parece que mi aventura se acabó, me han descubierto cuando espiaba la llegada del humano, y me mandan de vuelta con mi tio. Al menos quizás escucharé una buena historia.

¿pero que podía esperar realmente? soy una simple aldeana, nací en un pueblo diminuto y posiblemente allí tenga mi futuro. ¿de qué me hacía ilusiones? ¿de que un caballero enano me llevara a combatir espectros y demonios? ¿de vivir aventuras sin par con un apuesto guerrero humano?

Luego pienso el aspecto ridículo que debo tener, manchada de carbón y sujetando una bolsa de especias con ambas manos, como si fuera el mayor tesoro de este mundo...
Tierra, trágame....

El senescal goblin observaba erguido cuanto podía la situación de la joven hobbit y los guardias enanos, intentando mantener una apariencia de dignidad a pesar de ser el más bajito de la reunión. A excepción, quizá, de la propia hobbit. Fue entonces cuando llegaron más enanos y un rostro conocido para él.

Vaya, vaya, vaya sonrió Tuldar ante la aparición del humano  ¡Pero si es el viejo Divertidius! ¿El bueno de Uñasucia también te ha mandado a dar paseos por todo el kontinente? Ke Naa Taa tenga por siempre en su seno a nuestro amado rey... añadió en el último momento. Extrañamente, aquella era una fórmula mortuoria, aunque ya se sabía de el extraño sentido del humor del senescal de Akich.

Yo tambien estoy sorprendido ante este encuentro, comenta Lord Devirius dirigiéndose a Tuldar, es más que extraño encontrarte fuera de la ciudad...cuanto menos al otro lado de un portal mágico.muestra una media sonrisa y continúa,¿Tambien creen que eres un espectro?

Los enanos al ver como se comportan los "visitantes" dudan un instante. Finalmente Perino parece hacerse cuenta de lo que ocurre, sin tener ni la más lejana idea.

O sois un ejército invasor. - Las lanzas silbaron en el aire poniéndose en guardia. - Obien tenéis una larga historia que contar. Que Merin decida.

Cuando se dirigía hacia el túnel de la sala del jefe de la comuna reparó en la hobbit. Su tosco leguaje se aplacó.

¿No te he dicho que te vayas con tu tío? - Pareció sonreír un instante. - Vamos te acompañaré yo.

Al llegar por la galería ante unas puertas de buena y labrada piedra, estas se abrieron y una sala con una mesa larga, con tres comensales y cuatro servicios se abrió ante los visitantes. Merin pareció alterado, era reconocible, pues era el que mejores ropas llevaba y su comensales era dos hobbits, un varon y una hembra adultos, que al ver las caras que pusieron al ver a la hobbit, parecieron enfadar sus rostros.

¿Qué significa esto? - Rugió la voz del enano. - ¿Quiénes son esos forasteros?

Perino no habló simplemente hizo un gesto a los visitantes para que hablaran.

El mago parecía ausente, ensimismado en sus pensamientos de personalidad. Por lo que eran los demás los que debían hablar.