Partida Rol por web

- Hertet - dijo quedamete Sellesh, atento a las palabras del soldado malherido- Para los kadvuríes esa es la ciudad sagrada, y estos seres es evidente que tienen relación con ellos

Neths, neths. - Suspiró el hombre mientras se desvanecía en un sopor cuasimortífero, aliviado por las curas.

¡Neths! - Exclamó el emperador. - Esos son los seres que se suponene apareccerán desde el sur y a los que los kadvuries rinden pleitesía.

Mi señor, sugiero que enviemos un emisario al rey Drerick para advertirle sobre la situación. Si gusta, yo y mi "sobrino" -miro a Stred y le guiño un ojo- podemos adelantarnos, mientras alguno, o algunos de sus hombres siguen el rastro de donde vino este valiente soldado; tal vez ellos puedan encontrar alguna pista o indicio que nos pueda ser útil.

No mi fiel Magner, Drerick ha partido hacia Akich, no queda un alma en Prwnk. - El emperador pensó un instante. - No van hacia allá, nos hubiéramos topado con ellos. Sigamos el plan previsto.

 En ese caso me adelantare un tiro de ojo, por si llego a toparme con algún otro "mercader"...

Me parece bien, Magner.

Talgor volvió a montar. Miró al soldado de Górnoran herido.

Sellesh, ¿podrías llevar a ese hombre hasta el siguiente poblado en tu grupa?

- Por supuesto señor. - dijo mientras ayudo al soldado herido a subir al caballo, y lo aseguro en el mismo- ¿Vas bien ahi? - le pregunto

El hombre está inconsciente, por lo que no responde, entre Zalkar y Magner lo atan con fuerza a tu silla.

La comitiva parte hacia el oeste, al llegar a la frontera lunar, a pocos metros, tras una colina que surca el riachuelo que permite el paso entre las vegetación, encontráis el puesto, en peores condiciones que el anterior, sin duda aquí las tropas enemigas no tuvieron que marchar a prisa en otra dirección, los cuerpos mutilados y quemados por doquier se esparcen como piezas de un macabro puzzle.

Del puesto de guardia solo quedan rescoldos, pero la valentía de los lunares fue extremada, pues varios kadvuries llacen muertos con sus lanzas quebradas, sin duda por espadas lunares.

Junto al riachuelo, un surco con la mitad soldados de los casi 50 con los que cuentan los puestos fronterizos yacen muertos pero no mutilados, siguiendo el rastro una pila de cadáveres con cuchilladas por la espalda se amontonan sobre una extraña figura.

No hay humo, el fuego fue apagado al poco de terminar el combate a juzgar por las manchas de barro mezclado con ceniza.

Ante las conclusiones a las que llegamos gracias a las palabras del soldado, guardo silencio, advirtiendo de su importancia y a la misma vez de nuestra imposibilidad de hacer nada al respecto, y al igual que Talgor, vuelvo a montar en mi caballo una vez Zalkar y Magner suben al ciego soldado sobre la grupa de su montura.

Quizás deberíamos acelerar nuestro avance, Talgor. - digo al fin, con tono preocupado y la vista perdida en el camino que tenemos por delante, sin duda mucho más largo de lo que deseamos, y más dada la situación del reino. - Esos kadvuries... bueno, de momento todos los indicios son poco prometedores, así que cuando antes alcancemos Hertet mejor. Puede que allí obtengamos esperanza, y sinceramente, creo que será necesaria para ganar esta guerra.

La aparición de los restos del puesto fronterizo, y la carnicería presente, aparecen poco después, quizás como aseveración de mis últimas palabras, y la macabra escena no logra más que arrancarme una tensa mueca de pesar y rabia, pero como en otras ocasiones, me esfuerzo por mantener la compostura mientras mi mirada recorre el campo de batalla, quizás en busca de algún superviviente que sin duda sé que no existe. Al fin, mis ojos se detienen en la extraña figura sobre la cual se amontonan los cadáveres, y tenso, guío mi caballo hacia ella.

¿Que diablos es eso? - inquiero, acercándome a la susodicha figura con cautela.

Ves una armadura negra y robusta. O son dos, pues te parece haber visto 3 brazos partiendo de ella.

Cuidado! - exclamo adelantándome, desenvainando la espada y sujetando la brida de mi caballo con la mano del escudo, que dispongo como si esperara un ataque en cualquier momento - Es muy extraño. Han sido atacados por la espalda, todos... ¿cómo es posible?

 -No podemos asegurarlo, pero las cuchilladas por la espalda sugieren a algún traidor entre el puesto. O tal vez que alguien se infiltro de alguna forma y aprovecho la sorpresa...

Sin embargo, no veo su cadáver.

Al parecer el enemigo intentaba cubrir su posición apagando las llamas y sigue avanzando con cierta ventaja táctica. Esto no me gusta...

Un tanto ajeno a las palabras de los dos soldados que se hacen pasar por mercaderes, mi mirada sigue prendida el cúmulo de cadáveres apuñalados y lo que se advierte entre ellos.

Ahí hay una armadura, negra, ¿la veis? - pregunto, señalando con mi mano extendida hacia el lugar donde está. - Y juraría que... - continuo, desmontando con agilidad del caballo para acto seguido empuñar mi espada, desenfundada y con el filo apuntando los cadáveres.

Lentamente, y sin llegar a terminar mi ultima frase, me acerco a los cadáveres, y decidido, me dispongo a corroborar lo que creo que he visto, por lo que ayudándome de mi espada, y sin bajar en ningún momento la guardia, aparto los cuerpos para dejar a la vista la armadura negra y lo que sea que la viste...

Taurnil aparta los cuerpos de tres soldados, estos heridos por el costado y pecho, que les causó la muerte sin duda. Bajo ellos una armadura negra y reluciente, con cuatro brazos en sus costados y un grotesco gesto metálico en el yelmo, os presentan por primera vez ante lo que se describe como un Neth, y parece abatido, a juzgar por su postura antinatural.

 Me acerco a Taurnil para ayudarlo a mover el cuerpo e intento buscar algún símbolo o algo

Un sin fin de rozaduras marcan la armadura del res de cuatro brazos, parece inerte a la vez que muy liviano, la armadura de extrema dureza está fabricada en unmaterial no conocido por cada uno de los presentes. Negra sin brillo y dura como la roca, a la vez que liviana. Las uniones entre las diferentes placas están unidas por el mismo material, de manera flexible, lo que le permite movimientos y a la vez permanecer hermética.

En una de las rozaduras se puede ver una ligera grieta, del tamaño de la punta de un puñal de caza. Es la única abertura que distinguís.