Partida Rol por web

- Que extraño, esta armadura es una extraña pero excelente calidad, ademas, esta cubiertas por todas partes, y no parece dejar pasar ni al aire mismo... ¿sera posible que algún hechizo mantenga en pi a estas criaturas, y que al romper sus corazas la magia se halla disipado?

Mira como sus compañeros examinan la armadura que, de lejos, parece estar hecha de una única pieza. -Yo creo que mas bién encontraron una resistente coraza por si hay que combatir, ademas de que podría resultarnos útil para que uno de nosotros pase desapercibido por la ciudad- exclama luego de que Magner hablara.

hay que reconocerle al enemigo que, a la hora de hacer armamento, son abstante hábiles

Tiene razón. - intervengo, sin dejar de observar la armadura, y en especial yelmo, de la criatura que tenemos ante nosotros. - No sé si la magia tiene algo que ver, pero debemos aprovechar esta armadura. Como bien apunta Zalkar, nos puede ser útil en nuestra misión de internarnos sin llamar la atención.

Tras dar su opinión, acompañada de un ligero asentimiento, me arrodillo junto al Neth, y con una palpable cautela en mis movimientos, acerco mis manos al yelmo, el cual retiro para ver que es lo que realmente esconde debajo.

Si me autorizan, señores, yo la llevaré... - proclamo solícito, mirando bovinamente a Magner como superior directo - Pues aunque no parece pesada, no quisiera que el estorbo de su tamaño pudiera dificultar sus maniobras en el combate - hago una pausa, pensativo - Las suyas de ustedes, me refiero, no las del cadáver, claro... - añado satisfecho.

Talgor estuvo pensando durante un tiempo mientras escuchaba al sargento decidió intervenir.

Preferiría que la llevases tú Stred, eres el más grande de todos, sería al que mejor te quedaría. - Observó la armadura. - Sin embargo, no se como te la vamos a poner, no parece que se pueda desmontar.

-yo digo que cortemos a ese ser en partes, separando la cabeza, los brazos, las pierans y el torso, de manera que tengamos las piezas de la armadura distribuidas-

No creo que sea tan fácil, si es tan resistente como nos ha dicho el soldado puede llevarnos horas, sin contar que tal vez sea peligroso ponérsela. Tlagor desconfiaba de la armadura, pero sus pensamientos se centraban la cantidad de fieles soldados que habían muerto, los actos del enemigo clamaban venganza. Taurnil, ¿has descubierto qué se esconde bajo la armadura?

Tras un largo rato contemplando la armadura con expresión de concentración, mi rostro refleja aún más estupidez que de costumbre.

 Estar al descubierto no me da buena espina.

No se ve un alma, solo alguna columna de humo al oeste, muy lejana.

 -Señor, tal vez en aquella zona se esté llevando un combate. Ruego que me permita ir con algunos de los hombres para informarnos de la situación.

Señalo hacia la columna de humo.

Magner señala una columna de humo proveniente del oeste y muy lejana. No podrían decir la distancia, pero debería estar cercana a Kôpe.

Ante el gesto de Margner, aparto mi atención de la armadura y la dirijo hacia allí donde apunta su mano, advirtiendo, como el resto, la columna de humo en la dirección donde se haya Kope, nuestro destino.

Esperemos que no sea lo que parece. Si Kope ha sido atacada...

De vuelta con la armadura, vuelvo a enfrascarme en un duro forcejeo con el yelmo, dispuesto a desenmascarar el rostro de la criatura, y poder así responder a la pregunta de comandante lunar. En seguida lo sabremos.

Taurnil trata de arrancar el yelmo, pero su fuerza no consigue desmontarlo, es liviano y rígido. Se gira para todas direcciones, pero no se separa del cuerpo por mucho que tira.

No hay forma, Talgor, esta endemoniada criatura no se deja! - mascullo, molesto por ser incapaz de arrebatarle el yelmo a un muerto . -Maldita sea, si así ya cuesta, matar a una de estas cosas..

Vamos, que alguien me eche una mano. - agrego, lanzando una incitadora mirada a los soldados que nos acompañan, ¿Zalkar? así como al fuerte bárbaro.