Partida Rol por web

Es curioso, no se suelen quemar matojos en esta época..., - comento, con aire despistado, señalando el negro humo que asciende hacia el cielo en el horizonte - Además, el color del humo de la hierba quemada suele ser blanco...

En realidad, la limpieza de matojos es una costumbre ancestral que, aunque algunos consideran perjudicial, sanea considerablemente el terreno, y permite plantar todo tipo de cultivo... - me lanzo entusiasmado, aunque las miradas de reprobación de mis superiores hacen que corte en seco mi discurso.

Cortando la perorata de Stred comento recordando uno de los motivos que nos condujo a este viaje.

-¿Recuerdan ustedes el principal motivo por el cual vinimos? Probablemente sean los restos del incendio de Nolsania... No creo que ver esto sea un buen presagio, pero al menos sabemos que los rumores que llegaron a nuestros oídos eran ciertos. Cuando lleguemos a la Corte el rey Drerick nos explicará lo sucedido. Prosigamos.

Al cabo de unas horas llegaron a una pequeña aldea de no más de 12 casas, donde aún se percibía la columna de humo, algunos aldeanos hablaban con voz acongojada mirando hacia el sur, mirando el humo.

[...]Dos columnas en una semana es muy extraño. [...] El rey debería hacer algo. [...] Kalmon dijo que en Loreder le dijeron que los piratas atacaron Nolsania, pero a saber...

En los años que llevaba gobernando el Imperio Lunar había aprendido a tomar en consideración los rumores. Nunca creerlos por completo, pero sí saber entresacar la información valiosa que pueden contener.

Oteando el horionte, en busca del siguiente asentamiento en nuestra ruta hacia la capital del reino me percato de la hora. Mis subalternos, demostrando su gran firmeza de carácter, no habían comentado nada sobre el almuerzo, y ya pasaban 2 horas de la hora habitual a la que comían en Selón.

Haciendo un gesto con la mano, para ordenarles parar, espero a que se encuentren a mi altura para hablar con ellos.

-Pararemos a comer en esta aldea. Stred, encárguese de que nos sirvan algo de comer en alguna de las casas de la aldea. Mientras tanto... Sellesh, vaya a ver qué puede averiguar en cuanto a esos rumores. Preferiría no mencionaran mi nombre a no ser que sea absolutamente esencial; me temo que soy demasiado conocido...

Asiento a las palabras de mi emperador y, mientras el resto se encargan de buscar un lugar para comer, me acerco a alguno de los campesinos que charlan sobre el humo

- Saludos, buenas gentes. No he podido evitar escuchar sus palabras. Precisamente nos dirigimos en esa dirección, y hemos visto las columnas de humo, y la verdad, nos hemos preocupado. ¿Se sabe algo de qué son o de a qué se deben?

Asintiendo a las palabras de Talgor con un gesto de cabeza, adelanto mi caballo y me detengo ante una mujer de mediana edad que se encuentra sentada a la entrada de una de las casas.

Saludos, buena mujer. A mis amigos y a mi nos gustaría comer, ¿creéis que alguien de la localidad podría prepararnos algo de alimento?. Pagaremos, naturalmente...

Uno de los caminantes tras sopesar el aspecto de Sellesh accede a compartir información.

Al parecer los piratas han atacado la flota mercante de Lagsol y Sidhe, en Nolsania. Y éste es el segundo ataque. El ejército ha sido llamado a Prwnk, solo dejan pequeñas guarniciones.

Sí, por supuesto. - Respondió la mujer sentada. - Al final del camino que cruza la aldea está la casa del dragonut. Cocina bastante mal, pero os dará de comer. Se llama Duragtar

Sellesh agradece con un gesto amable la información a los hombres y regresa con su señor para informarle de lo que ha averiguado.

Al parecer, un draconut podría darnos comida, aunque no parece que vaya a ser un manjar. Pero servirá para llenarnos el buche... - comento al grupo con entusiasmo ante la idea de comer algo caliente - Se llama Durtar, o algo así... - añado vagamente - Es por ahí...

Recibo con gesto preocupado la información que me trae Sellesh. Miro la columna de humo, pensativo mientras observo cómo se arremolina debido a la brisa. Me contagio de la apatía y congoja que empapa a los habitantes de la aldea.

Los consideran meros piratas, pero probablemente se trate de esos terroríficos servidores de los Neths. ¿Qué se traerán entre manos con Nolsania?

La interrupción de Stred me rescata de ese mundo, y una muestro una leve sonrisa cuando nos da la información. Es la viva imagen de que se puede vivir sin apenas preocupaciones, más que llenar el estómago.

-¿Un draconut? Tengo entendido que no son los mejores cocineros de la región, pero seguro que lo que nos prepare nos sabrá delicioso. Vayamos hacia su casa entonces.

En la dirección correcta en la que la mujer explicara a Stred la ubicación de la posada se encontraba un enorme dragonut ridículamente ataviado con un mandil.

Buenos días señores, ¿en que les puedo servir? - Su voz aparentaba ser cordial aunque no se sabía ya que los dragonuts no podían sonreír y eso no le daba credebilidad. - Hoy tenemos guiso de liebre y riquísimas legumbres de mi propio huerto...

Al decir sus últimas palabras el dragonut dejó fija su mirada en Talgor. Tras unos instantes de indecisión se dirigió a él.

¿No nos hemos visto antes caballero?

Reprimiendo una sonrisa debido a lo ridículo del atuendo de nuestro "chef" me centro en volver a ocultar mi presencia. Levanto las cejas y encojo los hombros, fingiendo indiferencia.

-Es posible... El Emperador Lunar suele enviarme como emisario ante el rey Drerick, por lo que es posible que hayamos coincidido en algún viaje anterior.- Inspirando los olores que salen de la cocina, y haciendo más caso a mi estómago que a la pituitaria doy un paso más hacia la puerta -Buen guiso el de hoy... ¿Podemos?

Dejo la pregunta en el aire, dando a entender que tenemos hambre.

Dejemos las preguntas y dediquémonos a ese guiso, señor... - digo al draconut con algo de aspereza, consciente en parte de que desviar la atención hacia otra conversación podría ser una buena idea - dice usted que cultiva las legumbres en su propio huerto. ¿Utiliza algún tipo de cultivo rotativo?. Las legumbres suelen agradecer la renovación de la tierra, créame, sé de lo que hablo... - añado mientras hago un gesto con la mano a los demás para que pasen hacia el interior.

Tal vez, sea eso. - La voz del hombre dragón no suena muy convencida, pero no retoma el tema. - Roto el cultivo, por supuesto, divido el terreno en tres partes. Siempre dejo una en barbecho.

Girándose sobre simismo indica la entrada.

Pónganse cómodos. En seguida les sirvo.

No tarda en estar servida la mesa. Con una comida buena, sin dmasiadas mejoras. Comible al fin y al cabo.

¿Saben algo de lo ocurrido al sur de aquí? Esas columnas de humo hacen que haya mil y un rumores, pero nada en claro. - Miró a Talgor de nuevo inquisitivamente. - ¿De veras que no nos conocemos? Llevo solo un año aquí y sin embargo le he visto. ¿HA estado algunavez en Sitti o en Rooj?

La insistencia del dragonut me preocupa. Si el emperador es tan conocido tal vez sería mejor dejar esta especie de burla de pasar desapercibido y decir claramente quien es. Pero... debo distraer la atención.

- Pues realmente no tenemos ni idea de qué son esas columnas de humo. Y nos preocupa porque somos recien llegados y están en nuestra dirección. Tal vez pudiera contarnos esos rumores.

¿Van al sur? - Se extraña el dragonut. - Esos rumores son eso rumores. Ataques de piratas, guerra contra los traficantes del sur. Tonterías. Será un incendio forestal o algo parecido. Casi siempre son cosas simples.

Esto está realmente bueno - digo sin demasiada convicción - tal vez podría prepararnos algo para llevar, si es que tiene de sobra. Hemos de continuar el camino..., si nos dice qué le debemos podremos avanzar todavía un poco hoy...

Lástima no poder descansar por aquí, pero si le ha reconocido no podremos quedarnos..., maldita sea la popularidad, tenía que ocurrir. Tanto darse bombo y tanta propaganda, baños de multitudes y demás... - pienso con disgusto mirando de reojo al emperador.

La rapidez de mis oficiales para desviar la atención, cambiando el curso de la conversación, no hacen necesaria mi intervención, por lo que me limito a encogerme de hombros cuando vuelve a dirigirse a mi. Cuando Stred menciona el camino que nos queda por recorrer cruzo la mirada con el dragonut, captando su atención.

-Sí, creo que será lo mejor. Hemos tenido ya nuestro frugal descanso; y las noticias que porto son urgentes. ¿Sigue siendo suficientemente seguro el camino de aquí a Prwnk?

El dragonut parece extrañado de la pregunta de Argos, que le saca de su enchimiento tras el camelo de Stred hacia su comida.

Pues, sí, como siempre, estará vigilado por soldados de Górnoran como es habitual, es una importante ruta de suministros y es importante mantenerla despejada de malhechores.

Entorna sus ojos reptilianos y los abre de par en par.

Ya te recuerdo, eres Argos, el capitán lunar. Combatí junto a tí en la defensa de Rooj. ¡QUE GRAN BATALLA COMPAÑERO! - Parece contento en su voz de recordar. - Creí que habías muerto en Rétoran. Cuéntame, ¿fue tan extraordinaria la aventura de La Aldea Maldita?