Partida Rol por web

El kadvurí se rehace y trata de levantarse rápidamente, para atacar a alguno de los lunares que ahora están en el suelo. Se decide por Magner, que al estar indefenso por el desmayo, será un blanco más facil. Sin embargo al levantarse su pierna falla y tan solo logra ponerse en pie para combatir.

Trato de levantarme haciendo una pirueta y, al no conseguirlo, me apoyo en el brazo izquierdo para ponerme por fin en pie con un movimiento algo renqueante.

Lanzo la espada hacia el kadvurí, pero apenas he recuperado el equilibrio y no hago más que espantar a las moscas que revolotean alrededor, que parecen estar oliendo mi sangre.

El salvaje al estar atrapado, ya que la única salida es la puerta a excepción de una ventana de pequeñas dimensiones, trata de avalanzarse sobre Stred para ganar el pasillo, con una carga, lanza en mano. Sin embargo su empuje se ve bloquado por la puerta y no logra ver hueco, chocando con Stred que ahora tiene a su merced al salvaje.

Ante la torpe maniobra del salvaje, mi espada encuentra por fin su blanco, clavándose y cortando su muslo derecho.

Tras un momento de confusion, y con el maldito dolor de cabeza me levanto para ver lo bien que Stred se "entiende" con el salvaje, sin embargo, y para cerciorarme arrojo mi capa a la cara del salvaje para poder apresarlo sin muchos problemas.

Bien hecho Stred ahora me toca ami.

Mas los freneticos movimientos del salvaje y la sangre chorreando por mi cara me confunden y al aventarme a inmovilizar al salvaje tratabillo acrecentando mas el dolor de cabeza y mis heridas.

Maldicion, si esto nos ocurre asi como estara kaa.

El salvaje queda desorientado cuando la capa le tapa la cabeza y retrocede quitándose la tela del rostro, en actitud defensiva. Justo cuando se la quita ve como Magner al tratar de agarrarle se aferra a la capa volviendosela a quitar de encima.

No podrás escapar, estás herido... - digo dirigiéndome al salvaje, señalando con la mirada el feo corte de su pierna - y no tienes por qué morir aquí. Ríndete, tira esa lanza - añado, preparando la espada para asestar un nuevo ataque si el kadvurí hace algún movimiento agresivo - No te haremos daño.

Apesar de la confusion y el dolor me coloco en cunclillas al escuchar a Stred, sin embargo preparo mi pierna y la daga por si el katdvurie intenta algo peligroso

El salvaje una vez desenvuelto de la capa os mira mientras coloca su laza frete a él en posición vertical.

¡Caçina talank hera! - Extrañado la repite con más ímpetu. - ¡Caçina talank hera!

Mira a su alrededor asustado, a juzgar por su mirada y comienza a retroceder hacia la pequeña ventana.

El salvaje ha dicho algo que dudáis sea kadvuri. Parece que se prepara para lanzar alguna especie de conjuro, mientras se acerca a la ventana, que de momento es su única salida libre.

Maldicion, por que nunca se rinden pasificamente

La costumbre de la batalla han refinado mis instintos, eso no es rerndicion, es un hechizo. y presto envio mi daga contra sucuerpo y me lanzo contr sus piernas a derribarlo.

No sera hoy el dia en que deje a un enemigo huir teniendo a mi esposa y a mi señor en peligro

Sea..., si no vas a rendirte caerás aquí... - dando un rápido paso hacia delante, lanzo un golpe con la espada tratando de alcanzarle para incapacitarle. El puño de mi arma impacta con fuerza en su pecho, y retrocedo con habilidad haciendo una finta para esquivar el probable contraataque de mi enemigo.

La daga de Magner se clava en el brazo izquierdo del salvaje que suelta con esa mano la lanza, lanzando un sordo gruñido de sufrimiento.

Por su parte Stred ataca con la espada, considerando cual es el lado menos afilado, como buen conocedor de su arma, sin embargo es igualmente dañina, alcanzando en el pecho desnudo del salvaje, provocandole un serio corte de profundo trazo.

En ese momento el capitán se lanza a sus pies para tratar de derribarle, sin embargo el ágil salvaje norteño con un acto de fuerza evita ser derribado, aunque no librarse de la presa de Magner.

El salvaje grita desesperado con su voz rota las mismas palabras anteriores.

¡Caçina talank hera! - Pero nada ocurre y su semblante se ve ahora sobrecogido por el terror.

Amordazalo!!! Grito, mientras me tiro con todo y el kadvurie, procurando caer encima de el.

Me abalanzo sobre el salvaje tratando de inmovilizarle y evitar que siga gritando.

El hombre en taparrabos ofrece algo de resistencia, pero parece sucumbir ante lo inevitable. Cuando Stred le agarra con fuerza por los brazos éste deja caer su lanza al suelo, vencido.

Es entonces cuando la lanza golpea el suelo cuando el cuerpo del salvaje se ilumina con un fogozazo, que calienta hasta producir dolor las manos y cuerpos de los lunares. El cuerpo del salvaje comienza a arder consumiendo su cuerpo en segundos. Desapareciendo en cenizas, no sin antes prender fuego a las ropas de sus atacantes.