Partida Rol por web

Jamás pensé que Poog se atrevería a montar el lechon, la verdad que me sorprendió y más aún me sorprendió como logro aguantar igual que Reta la guerrera. Me sentía humillado y ahora no podía negar mi turno en semejante competición.
Di un lameton a mis manos y me limpie la cara con mi propia baba. Eso no me quitaría la parte de pánico que sentía, pero me gustaba lucir como un héroe y mostrar mis fustulas como signo de valor.
Monte a Nord y aguante el tiempo necesario sin caerme. Baje lleno de orgullo.
-Yo también héroe ser! Me sentí tan lleno de orgullo que aceptaría cualquier reto en ese momento.
Entonces llegaron otros apestosos Goblin con la bolsa llena de babosa de toro. No solo acepte comerlos si no que me decidí a no escupirlos pasará lo que pasará.
Al tercer bocado me empeze a encontrar mal. Mi orgullo me había traicionado.

Seguía bailando entre la muchedumbre goblin, brazos en alto, arrojando trozos de hierba y pequeñas rocas. El resto de elegidos había conseguido montar a Nord mientras él estaba de juerga, así que, decidido, fue hasta el corral para intentarlo. 

Probablemente fuese el exceso de vueltas, o justicia por lo de Gungo, que nada más poner una pierna sobre el gorrino resbaló, chocando tan fuerte contra el suelo que dejó impresa su cara en el lodazal. Quizá no fuera digno de ser un héroe.

Pero tenía otra oportunidad. Chuffy rezumaba espuma como si tuviese la rabia debido a las babosas toro que era necesario comer para pasar la siguiente prueba. Se acercó hacia la bolsa retirándose el barro de las mejillas y decidió tomar una. 

¡No estaban nada mal! De un golpe se metió otras cuatro en la boca  y, pese a que una casi se le atraganta, consiguió pasar la prueba sin enterarse. Con lagrimas en los ojos y tornándose morado:

-¡No os acerquéis! Tosió. ¡Son todas para Mogburch!

Le temblequeaban las piernas. 

una ts mas pero con -1 de bonificador

Tanto le gustaron las babosas, que aún con la boca llena, se atrevió con una más.

-Son... para... Mogburch.... Murmuraba, casi con los ojos en blanco.

La sacó de la bolsa mientras un escalofrío recorría su espalda y con dificultad se la introdujo en la boca con la ayuda de su dedo índice, calloso, y con una uña tan larga como la digestión que tendría que hacer tras comerse los moluscos. Resopló.

Comienzo a comer las babosas tras ver a mis compañeros hacerlo, están peor de lo que recordaba, sus fluidos se pegan en la garganta cada vez que pasan por ella y al morderlas sueltan unos líquidos que se drenan entre mis dientes y los hacen más verdes todavía.

A cada una que me comía se me hacía más difícil no vomitarlas, era como si mi estómago se negase a recibir otra más de esas babosas...

Tomo una jarra y me la bebo de golpe para mantener a esas criaturas viscosas dentro de mí, me niego a que salgan.

una mas para la que no te consigues trgar hay que comerse 5

Me como la última babosa y grito con fuerza:
-Jajaja, estas babosas no ser nada para Reta

Odiaba esas babosas, sabian mal y podian sentarte peor que una patada... Me hice el loco charlando con unos y con otros mientras me felicitaban por mi hazaña con el lechón, hasta que al fin los otros goblins se comieron todas las babosas. Me dediqué a animar a los otros goblins coreando su nombre para que se distrayesen de mi y no me obligasen a comerse las malditas babosas. Suspiré de alivio cuando Reta se comió la ultima. 

- Zarognel estar contento por los compañeros que tener! - Grité a todos los goblins de alla. - Hurra por Reta! Hurra por Chuffy! Hurra por Mogburch!

Los goblins se muestran felices viendoos vomitar y jurar en todas las lenguas conocidas finalmente deciden adjudicar a Reta la rajaperros del jefe.

Rapidamente avanza la noche y os proponen el siguiente desafio, Esconderse o ser apaleado: esta es la versión goblin del escondite. El desafiado se adentra rápidamente en la marisma sin ningún arma, e intenta encontrar un buen escondite (lleva a cabo una prueba de Sigilo para determinar si tiene éxito al esconderse). Los demás goblin tratan de encontrarle y, si lo hacen, al que lo consigue se le permite golpear con una clava al que estaba escondido. 

Estube un montón de tiempo vomitando las malditas babosas. Ni si quiera me enteré que mis compañeros Reta y Mogburch se las habían acabado todas. Pero cuando me incorpore ví como los demás Goblin les aplaudían y felicitaban, incluso ví como recibía el honor de empuñar la espada rajaperros del jefe. Empezaba a sentir envidia por cómo Reta se llevaba todos los honores mientras yo solo era un ladroncillo mediocre.

Entonces fue cuando escuché sobre la tercera prueba "Esconderse o ser apaleado". Algo que no era solo una prueba para mí si no uno de mis juegos favoritos y esconderse era una de las cosas que mejor se me daban.

-Yo primero esconder Dije levantando una mano mientras me limpiaba los restos de vómito de mi boca con la otra.

Salí corriendo hacia las marismas antes de escuchar respuesta. Era un lugar difícil en el que jugar a este juego, pero yo sabía lo que me hacía. Primero me metí entre el barro y me cubri bien. Arrastrandome fui hacia los juncos. 3 pasos hacia adelante y dos pasos a mí izquierda y allí estaba mi escondite secreto. Una grieta tapada con ramas donde me metí hasta que me encontrarán y apalearan. Pero eso sabía que no pasaría.

Chuffy se esconde tan bien que el resto del poblado se aburre y se largan a beber, al rato chuffy aparece y gana el préstamo del misterioso Anillo que te permite trepar muy bien (un anillo de escalada) ya por ultimo os proponen el ultimo desafio, El Muerdeorejas oxidado:  el infame Muerdeorejas oxidado es una espiral hueca de alambres oxidados, aros de barriles, espadas dobladas, y ramas y enredaderas espinosas, que se guarda tras la Casa de reuniones cuando no se usa. Llamado así por el hecho de que en el pasado ya se ha cobrado varias orejas de goblin. Rapidamente se ponen a desenrollarlo a ver quien es el primer valiente.

Pese a que las babosas le habían parecido deliciosas, yacía en el suelo con ambas manos sobre el estómago, eructando y meciéndose. Cuando le llegaron las noticias de que había sido Reta la que había ganado la prueba no le importó demasiado: no sabría utilizar aquel cacharro que le habían dado como premio ni aunque se pasara toda la tarde mirándolo, como hacía con todas la cosas. 

Al cabo de un tiempo anunciaron el nuevo reto: Esconderse o ser apaleado. Teniendo en cuenta la peste que desprendía debido a sus experimentos no sería difícil dar con él, así que decidió que era mejor que lo hiciese otro de los elegidos. Bastantes goblin del poblado no le apreciaban demasiado, y esta prueba era la excusa perfecta para, en caso de encontrarle, pagar con creces los años de "remedios" a medio terminar. 

Chuffy, que se había ofrecido como campeón esta vez, los hizo extremadamente bien. Tanto que, cuando desistieron en su búsqueda, pasaron horas hasta que apareció en el poblado. 

Como último desafío quedaba escalar El Muerdeorejas oxidado, aquella montaña de hojalata oculta a simple vista. ¿Podría ser ésta la oportunidad de demostrar su valía?

Recibo con honor el Rajaperros del Jefe, una preciosa arma oxidada que cualquier goblin con un mínimo de decencia desearía, no podía apenas esperar para ver como atravesaba a esos sucios canidos con su hoja.

Poco después veo como Chuffy sale por la puerta a gran velocidad para jugar a Esconderse o ser apaleado, me gusta ser el que apalea normalmente ya que fisgonear entre los arbustos siempre da la posibilidad de encontrar alguna criaturilla a la que someter , no obstante estoy llena de Babosas oro, prefiero no removerme mucho para evitar vomitarlas, de modo que me quedo sentada por un rato más mientras veo que se anuncia el desafío del Muerdeorejas Oxidado.

Me encantaba esconderme. El tiempo parecía pasar más rápido. No me habían encontrado y posiblemente se hubieran cansado de buscarme. Salí de mi escondite y corrí de nuevo a la fiesta, seguro que recibiria una recompensa por ser tan bueno escondiéndome.
Cuando llegue estaban abriendo el Muerdeorejas. La velada festiva se había convertido en un monton de competiciones para demostrar si éramos dignos de la búsqueda de los fuegos artificiales de cara garabateada. Cuando me acerque me felicitaron y aplaudieron por mi actuación en la prueba del escondite. Recibí orgulloso el anillo del jefe, lo observé detenidamente y me lo puse inmediatamente en el dedo anular. Me quedaba algo holgado, pues yo no tenía los dedos chorizeros del jefe, así que me lo cambie al dedo pulgar e inmediatamente me sentí con ganas de trepar. Me sentía más hábil y fuerte portando ese anillo.
Mire hacia el Muerdeorejas y una vez más mi ego actuó por mi.

-Yo querer probar. Yo querer acabar ya con pruebas. Yo querer fiesta. Yo querer mañana camino de fuego artificial

Me acerque al Muerdeorejas, cuanto más me acercaba más miedo me daba enfrentarme a ese reto. Empeze subiendo por las espadas rotas. Mala elección, estaban oxidadas y algunas incluso agrietadas. Al primer paso que di tuve la mala suerte de caer encima de los filos de un montón de alambres oxidadas que me hicieron pequeños cortés. Volví a mirar al Muerdeorejas, miré hacia el banquete, la gente se reía de mí y me negué a volver a intentarlo. Era una fiesta y yo ya tenía mi preciado premio. Mejor seguir disfrutándo de la comida y la bebida gratis. Cogi una cerveza y un ojo de lagarto y observé a mis compañeros desde la retaguardia.

Chuffy se queda enratado en los alambres y se clava un pincho en la nariz que le hace mucha pupa.

El siguiente juego era la especialidad de Chuffy, y lo demostró tan bien que nos aburrimos todos de buscarlo. 

Al final sacaron el Muerdeorejas Oxidado. Estaba seguro de que Zarognel en persona le dijo como hacerlo al inventor. Era una horrible y fascinante maquina preparada para divertir y torturar a los goblins a la vez. Estaba seguro de que era algo divino. No estaba seguro si intentarlo. Parecia mas alla de mis habilidades. Pero otra vez Chuffy se lanzó dentro, acabando atrapado y clavandose la nariz al aparato. 

Solte una malvada carcajada por lo divertido que era aquello. Aun asi no deje de animar a Chuffy. - Tu poder Chuffy! Si tu conseguir, yo curar después!