Partida Rol por web

El piso que te habían proporcionado era bastante amplio y espacioso, ni comparación con el piso en el que vivías hasta ahora. Al lado del teléfono te habían dejado una pequeña pila de papeles, desde planos de la ciudad, hasta la dirección en la que habían alojado a tus padres y tus hermanos, ya que como os habían dicho, vuestras familias fueron trasladadas a esta ciudad por motivos de seguridad, no fueran a correr algún peligro.

En aquel momento estabas muy cansada, así que quizás era mejor dejar para el día siguiente lo de ir a verles, ya que incluso pensar en ir a la ducha te hacía tener una pereza increíble. Al final, casi en " modo zombi " conseguiste llegar a la ducha y quitarte la tierra que aún tenías por el cuerpo, incluso había pidrecitas nepalíes en el interior de tus botas.

En los armarios del piso había ropa de tu talla, hasta en eso se habían molestado así que no tardaste en ponerte el pijama y caer dormida como hacía mucho tiempo que no dormías. Aquella noche, fue increiblemente tranquila después de las noches que llevabas, no hubo sueños ni precogniciones ni pesadillas, tan sólo descanso, uno muy merecido.

Por la mañana incluso eras una persona nueva, ya que hacía tiempo que no se producía esa " conjunción astral " de que durmieras más de diez horas seguidas y eso, te hizo levantarte como una rosa. Tenías cosas en la nevera así que te preparaste el desayuno, aunque justo al terminarlo, alguien llamaba a tu puerta, interrumpiendo tu tranquilidad.

Me atuso el pelo con ambas manos y voy mordisqueando una tostada que acababa de prepararme con mantequilla y mermelada de fresa mientras me acerco a la puerta.
Como no me siento muy confiada por mucho que este piso sea más espacioso y lujoso que el mío propio pregunto en alto ¿Quién es? antes de dignarme a abrir la puerta. La verdad es que seguramente sean mamá o Ahriel que ya saben que estoy aquí... pienso alegre de saber que podré verlas. Apenas ha pasado tiempo desde que las ví la última vez pero tras la aventura en el Tibet, es como si hubieran pasado meses entre un día y otro. Será la falta de costumbre...

- Mi nombre es Matthew Connel y trabajo para el D.C.M. aunque no vengo por temas laborales..

La voz sonaba a la de un hombre joven y al mirar por la mirilla viste que era tal que así:

Joooder qué muchacho, pensé al ver por la mirilla a un apuesto jovencito que me anunciaba ser de la D.C.M. ¿Y no viene por temas laborales? ¿Y qué quiere? Ufff... empecé a notar unos calores como hacía tiempo que no notaba.
Segundos más tarde, abrí la puerta con una sonrisa de oreja a oreja tras mirarme en el espejo de la entrada y darme a mí misma el O.K:
- Buenos días, ehhh, Mathew... yo soy Elara, no nos habían presentado antes. - saludo a la vez que me acerco para darle los dos besos de rigor más despacio de lo habitual en las mejillas.- ¿A qué se debe entonces su visita¿ Puede pasar, si lo desea, aún no me había puesto a desayunar...
Y abro la puerta del todo por si su respuesta es afirmativa, aunque seguramente vendrá a decirme algo y marchará a la habitación de alguno de los demás compañeros. Madre mía qué bombón, pienso al mirarle fijamente a los ojos y examinar su rostro, y noto que mis mejillas se calientan, lo que seguramente esté haciendo también que me ruborice, algo raro en mí.

El muchacho sonrió y asintió ante tu invitación. Pasó a tu piso y se quedó unos instantes de pie, como esperando a que le inddicaras hacia dónde ir, aunque tardaras algo en reaccionar.

- Bueno, no es fácil de explicar.. - Te dijo mientras se sentaba en el comedor. - La cosa es que mi labor en la D.C.M. es.. como decirlo.. prevenir de posibles cosas futuras y ayer te vi en un sueño. Bueno en realidad no estaba dormido, pero digamos que te vi..

Por sus palabras tan sólo podías deducir que lo suyo era ser precognitivo, como era tu caso.

- Oh, siéntate en el comedor. Ahora te traigo algo para comer, si quieres. - le digo al muchacho cuando este entra y cierro la puerta tras él pensando en qué suerte la mía. Me doy cuenta después de que he empezado a llamarle de tú, seguramente porque tendrá mi edad y es algo que inevitablemente sale natural con quienes son jóvenes.
El chico tras sentarse me comenta que tiene el mismo poder que yo... y que me ha visto en una de sus visiones. La curiosidad me carcome por dentro, no tardo ni medio segundo en correr a sentarme a su lado y preguntarle:
- ¿Y qué es lo que has visto? ¿Qué hacía yo en tu visión exactamente para que hayas venido a contármelo personalmente? Supongo que ya lo sabrás pero la precognición también es uno de mis fuertes... Me alegra conocer a alguien que disfruta del mismo poder.

Desde luego Matt sonrío al ver como hablabas ya que lo hacías todo seguido, incluso sin pararte a respirar y acabó casi riéndose, aunque para responderte se puso algo más serio, ya que la situación le parecía que lo requería.

- Bueno verás.. te vi intentando leer un libro, pero algo salía mal y todo estallaba a vuestro alrededor, con enormes llamas y la lava lo cubría todo.. Escuché la solución en boca de algo que no pude ver, pero decía que " el recipiente debía dar su conformidad antes de que el poder le fuera otorgado ".

No sabía de qué te estaba hablando, pero prácticamente te había dicho que venía a prevenirte contra una muerte segura y que creía saber la solución, aunque para él no tenía demasiado sentido.

- La visión me jodió una divertida noche de discoteca.. por suerte estaba Dan y otra chica que tiene esa marca.. Alex y bueno, al menos me sacaron de allí..

Lo que quería decir que si Alex ya estaba aquí, los que habían ido al Amazonas también habían regresado.

- Uffff... co.. ¿¡Cómo!? Pues vaya, no entiendo muy bien qué significa todo eso pero muchas gracias por el aviso... - respondo tras asimilar lo que el apuesto jóven me acaba de decir.- No comprendo lo del recipiente que dices... pero tendré que avisar a alguien que pueda saber qué significa exactamente eso... si es que alguien lo sabe.
Me levanto de la silla y en la cocina busco algo que ofrecerle de comer a Matthew, solo encuentro unas galletitas con chocolate, pero menos es nada. Vuelvo a la mesa y le ofrezco las galletas antes de volver a hablar:
- Así que inconscientemente te fastidié la noche de fiesta... ya lo siento, si puedo arreglarlo de alguna manera. Bueno, ya te invitaré a un par de copas, si me dejas, alguna otra noche. ¿Hay discoteca aquí? No tengo ni idea de cómo de grande será esto, no he salido de la habitación desde anoche, las visiones me dan unos dolores de cabeza más agudos cada vez... ¿también te sucede a ti? - comento intentando apartar de mi mente la inevitable conclusión de que voy a ser la causante de la muerte de mcuha gente... al parecer. Luego caigo en la cuenta de que Alex iba en el grupo que se fue al Amazonas.
- Alex... entonces... ¿el grupo que marchó al Amazonas también ha vuelto?

Me senté tras no parar de hablar. Pobre chico, creo que le estoy aturullando con tanto parloteo... pienso dándome cuenta de mis rápidas palabras.

- Por lo que tengo entendido están acabando de sacar toda la información posible antes de llamaros, pero antes de un par de días estoy seguro de que os avisarán, aunque no puedo darte más datos, ya que los desconozco.. - Dijo ya que posiblemente lo siguiente que preguntarías sería que qué era lo siguiente que tendríais que hacer.

- Estás en una ciudad.. necesitarás más de un día para poder verlo todo, aunque si quieres puedo acompañarte a verla, de todas formas, yo sólo tengo trabajo cuando veo alguna novedad y desde anoche estoy libre y eso mismo, sin dolor de cabeza.

Parecía ser una invitación o un ofrecimiento a servirte de guía.

- Sí, ya han regresado todos los grupos todos, aunque en dos de ellos por lo que sé ha habido alguna baja.. - Al decir esto ya no sonreía.

Eso sí, como hablabas tan rápido el hombre comenzaba a sentirse como en un interrogatorio, ya que casi tenía que memorizar tus preguntas para luego responderlas todas seguidas.

- Yo... Bueno, la verdad es que me encantaría que me enseñases todo esto porque ando bastante perdida, como comprenderás. - me apresuré a decir cuando Matthew terminó de hablar intentando hablar más despacio, más calmada, total... ya había conseguido una especie de invitación por su parte. Era un buen comienzo.

Me levanté tras terminarme una galleta de las que había cogido para él:
- La verdad es que, si me disculpas, en 15 minutillos podría estar lista para ir a dar ese paseo turística por esta ciudad... emmm... subterránea. Y así podemos charlar más tranquilos, no sé si quiero saber quiénes no han vuelto de los otros grupos. Apenas les conocí más que una media hora pero nunca es algo agradable saber que... - me quedo mirando al techo como ida, entonces me doy cuenta de que espera que continúe y sigo.- Bueno, ya sabes. ¿Me esperas aquí entonces?

Parezco una maldita cría, ¿tanto hace que no intento ligarme a un tío? Oh, por Dios... quién me ha visto y quién me ve... pienso mientras le miro fijamente esperando su respuesta y recordando mi actitud desde que ha entrado por la puerta. Yo que siempre me las arreglaba para tener a todo el que quería... estoy perdiendo facultades. - sonrío al pensar eso último.

El muchacho que incluso tenía las manos en los bolsillos asintió con una sonrisa..

- Claro que te espero. Siempre es un placer poder enseñarle la ciudad a una mujer.. - seguramente iba a seguir la frase con algún halago hacia tu persona, pero no la acabó por miedo a que pensaras cualquier cosa de él.. - Aquí te espero.. - Se apresuró a decir rápidamente con una sonrisa.

- Perfecto. Pues muchas gracias, la mañana ha dado un grito de 180 grados y así sabré un poco dónde estoy exactamente, porque esto de conocer una ciudad entera subterránea aún me suena rarísimo... Bueno, vuelvo enseguida. - respondo alegrándome sobremanera ante la aceptación del muchacho a servirme de guía y me apresuro a ir al armario del dormitorio y buscar algo decente para la ocasión. Bueno, nada de vestido provocativo pero unos pantalones negros y un jersey rojo con escote que encuentro me sientan divinamente y además casi parecen míos de lo bien que me veo con ello puesto. Muy de mi estilo...

Me maquillo un poco los ojos, encuentro un pintalabios rojizo y vuelvo a la sala tras unos 10 minutos.
Carraspeo para que Matthew mire hacia donde estoy pues no se percata de mi vuelta:
- ¿Qué tal estoy? - digo risueña girando sobre un mismo eje enseñçandole el modelito, luego me confieso: - He de confesar que la ropa que hay en el armario es muy de mi estilo... Me gusta.

El muchacho te miró y rápidamente se puso de pie con una de esas sonrisas que podría iluminar una noche.

- Me parece que te quedaría bien cualquier cosa, pero estás guapísima.. - Respondió a tu pregunta.

Salisteis del edificio en el que ahora residías, para ver una ciudad como otra cualquiera, sólo que esta en vez de tener cielo sobre cuestras cabezas tenía un techo de piedra pulida y lleno de canalizaciones, aunque muy muy arriba. Soplaba algo de aire, claramente artificial, al menos, no se veía ningún lugar por el que podría entrar, así que era lo primero que se suponía.

No era demasiado tarde aún, así que pudiste ver lo típico de cualquier ciudad: furgonestas descargando mercancías en comercios y restaurantes, gente paseando al perro o haciendo footing, incluso niños montando algo de alboroto con las mochilas a la espalda de camino al colegio.

- ¿ Te apetece ver algo en especial? - Pregunto Matt mientras caminabais tranquilamente por la acera.

Hacía tiempo que nadie me hacía un cumplido... pienso al escuchar las palabras de Matthew y mostrar una gran sonrisa.
- Ummm... - dejé escapar pensativa mientras me rascaba la cabeza de forma medio cómica.- ¿Qué tal algún buen café que conozcas o algún museo? Si es que lo hay... No sé muy bien qué puede haber aquí abajo.
Tras decir eso me quedé mirando al empedrado cielo, era tan irreal... y ver a niños allá fuera, viviendo allí, me sorprendió. Una ciudad en toda regla, con sus trabajadores todos para la misma empresa pero haciendo sus vidas allá abajo.
- ¿Tú llevas mucho tiempo viviendo aquí bajo tierra? - pregunté un poco después como para iniciar conversación.

¿ Un museo? - El muchacho se echó a reir haciendo un gesto de negación con las manos. - Si no te importa creo que prefiero la idea del café.. además que conozco un sitio perfecto.

Comenzasteis a caminar hacia el lugar bajo sus indicaciones.

- Llevo como dos años aquí abajo, y bueno, es lo mismo que estar en cualquier otra parte, sólo que con menos índice de criminalidad.. - Te explica, aunque lo de que no había muchos crímenes ya te lo habías supuesto.

La cefetería a la que te llevó era un lugar bastante amplio, de esos decorados de forma que parecía que estabas en mitad de una selva y con las mesas bastante espaciadas, de forma que podíais hablar tranquilamene, a pesar de que en ella había bastante gente.

- El capuccino está increiblemente bueno aquí, además te lo ponen con nata y canela..

Cita:

Oh, bien, como tú prefieras, la verdad es que lo mismo me da y es por conocer un poco todo esto y no perderme para volver al piso... - respondo sonriente ante su propuesta.

Seguimos caminando por las calles mientras observo todo a mi alrededor como una curiosa niña pequeña haría en un mundo nuevo. Finalmente llegamos a un café-bar decorado como si de una jungla se tratara. Había que reconocer que se habían esforzado al máximo por conseguir esa sensación de salvajidad, de árboles y ramas cayendo haciéndote sombra sin remedio...
Las mesas estaban apartadas unas de otras así que enseguida comprobé que era un buen lugar para hablar y gozar de una intimidad que se echa de menos en la mayoría de cafés que conozco.

Cita:

Al escuchar la última palabra se me ilumina el rostro y noto como Matthew se ha dado cuenta de ello así que le explico el porqué de mi reacción:
- ¡Me encanta la canela! Hace muchísimo que no disfruto de un buen capuccino...

Tras unos minutos con nuestras tazas en la mesa intento saber más del muchacho, sobre todo qué tal lleva su poder... o poderes, porque no sé si tendrá solamente uno:
- Y bien... así que tú también gozas del "increíble" poder de la precognición, ¿no? - le digo sonriente acentuando la palabra "increíble" pues ya me ha demostrado que a él también le causa dolores de cabeza.- ¿Y sabes hacer algo más especial aparte de lograr que una desconocida se sienta como en casa a tu lado?

El hombre puso cara de sorpresa ante tu pregunta, ya que no sabía cómo responder a ella, pero al final optó por decir lo que le había pasado por la cabeza, cosa que no pudo evitar.

- Depende de lo que la desconocida quiera descubrir.. - Dijo devolviéndote las palabras que seguramente dejaban cosas entre líneas.

Se mantuvo unos instantes mirando a tus ojos, pero luego sonrió.

- Supongo que estabas preguntando por mis habilidades.. y sí, puedo moverme a una mayor velocidad que el resto de la gente.. - Terminó diciendo para luego dar un trago al capuccino que humeaba frente a él.

- Vaya, eso es... bueno, fantástico. ¡Así nunca llegarás tarde a los sitios! - respondo riéndome de mi propio chiste malo.
Doy otro sorbo al capuccino, realmente puede que sea el mejor que he probado en la vida; tampoco es que sea ninguna experta pues por mi incansable energía no suelo abusar del café pero he de reconocer que está delicioso, me bebería 4 o 5, pero luego sé que no habría quién aguantara mi ritmo.
- Vaya, pues la desconocida en cuestión no sabe qué quiere descubrir pero le encantaría que te dejases conocer... más. - digo con voz seductora marcada a propósito después de limpiarme la espuma que se me había quedado en los labios y acercándome a él con picardía. Luego añado-: No se debe vivir mal aquí abajo...

Desde luego Matt no se esperaba esa respuesta de nuevo y pareció sorprenderse por la aceptación de sus palabras y lo que parecía una invitación a más, así que tampoco iba a dejar escapar la oportunidad.

- ¿ Entonces te parece que comamos juntos o tienes cosas que hacer? Yo hoy tengo libre todo el día y no me importaría gozar de tu compañía el tiempo que pueda..

El muchacho ahora te miraba a los ojos, con una seductora sonrisa de esas que tienes que mirar obligatoriamente.

Uy uy uy... el ambiente parece que empieza a caldearse, quizá no haya perdido mis innatas facultades... pienso mientras una sonrisa pícara aparece en mi rostro y deja a la vista mis colmillos más largos de lo habitual.
- Pues... bueno, aún queda algo de mañana po delante pero no tendré inconveniente alguno en que vayamos a comer juntos y así me podrás seguir enseñando esto otro rato más. Así que tu día libre, ¿eh? Vaya, pensé que quizá sólo debías acudir al lugar de trabajo cuando vieras algo... ya sabes, alguna visión importante para las investigaciones o lo que sea... Pero yo pienso muchas cosas aún cuando no sé nada, ya ves... - termino riéndome de mí misma.

Luego me acomodo en la silla, termino el capuccino de un trago y me acerco sensualmente sin apartar la vista a él:
¿Qué propone el caballero entonces? - le pregunto seductora, ya que él es quien conoce el lugar en el que estamos y el que ha propuesto lo de comer juntos.