Partida Rol por web

El pisito que te habían proporcionado no estaba nada mal. Era grande y espacioso e incluso tenías el armario lleno de ropa y la nevera con comida. Se habían tomado muchas molestias para que estuvieras agusto, aunque después de haberte " jugado el culo " por el mundo, tampoco ibas a protestar por todo aquello.

En un mueble que había a la entrada te habían dejado un plano de aquella ciudad, unos teléfonos a los que llamar para cualquier problema, una tarjeta de crédico para que tuvieras dinero y sobre todo, te habían dejado la dirección en la que se alojaba tu madre, que ya te había dejado un mensaje en el contestador incluso antes de que llegaras para que al día siguiente te reunieras a comer con ella.

No tardaste en darte una buena ducha y meterte en la cama. El silencio te rodeaba incluso a tu mente, como si las casas estuvieran protegidas ante los pensamientos de los demás, quizás, las paredes fueran de plomo lo que te parecía una grandísima idea, ya que hacía tiempo que no disfrutabas de un silencio así. Tardaste menos de diez segundos en caer dormido y cuando te despertaste ya era bien entrada la mañana, habías dormido casi doce horas y eso era algo que tu cuerpo y sobretodo tu mente había agradecido increíblemente.

Me desperte muy relajado, me quede tumbado un rato en la cama mirando al techo" hay que joderse, que tenga que llegar el fin del mundo para poder tener un dia libre"- sonrei tras el pensamiento y vi la tarjeta de credito encima de la mesilla de la cama  "veamos Lucas, parece que el mundo se va a acabar, tienes ropa nueva, una tarjeta de credito, y algo de tiempo" coji la tarjeta de credito, mi movil, me puse una camisa negra y un pantalon y americana blancos- veamos que podemos hacer por aqui.-pensé en voz alta, luego sali del apartamento dispuesto a buscar algun sitio donde poder divertirme algo.

Por las escaleras te cruzaste con un hombre joven, quien te saludó con la cabeza, pero no te prestó la más mínima atención, como solía pasar cuando veías a alguien en la escalera, aunque no te pareció ni sospechoso ni nada raro así que continuaste tu camino hacia la calle. El día no parecía día, no estabas acostumbrado a que no hubiera cielo sobre tu cabeza y a no ver ni nubes ni sol, pero la verdad es que incluso podías sentir aire rozando tu cara.

Por la calle había gente haciendo su vida normal, madres paseando a niños, gente haciendo footing, otra paseando a sus perros, lo que verías normalmente en caso de estar en cualquier ciudad de la superficie. Todo parecía transcurrir con total normalidad.

A tus lados había tiendas, cafeterías.. y esto fue exactamente lo que más llamó tu atención. Una pastelería enorme en la que había varias personas tomando café y comiendo algunos dulces. No te fijaste en ella por nada en especial, sino porque no recordabas la última vez que te habías tomado un desayuno así de tranquilamente.

Me acerque a la pastelería, entre y comencé a ver la variedad de pasteles que había, acostumbrado a desayunar un café rápido en el taxi, ver tanto pastel  junto me abrió mucho el apetito. me senté en una de las mesas y espere a que una de las camareras se acercase a tomar el pedido.

- Quisiera un café con leche y un pastel de cada clase de los que tenéis por favor- sabia que no me acabaría todos, pero pensaba comer el máximo que pudiera, y los que no fuese capaz de comer me los llevaría para dárselos a mi madre después.

La dependienta te miró con cara de que debías de estar de broma, aunque al ver tu expresión que parecía estar convencida de lo que decías se echó a reir.

- Tú no debes de ser de por aquí.. - La mujer, que debía tener sobre los 45 años se reía de una forma que creías que en cualquier momento la iba a dar algo. - ¿ De verdad quieres más de 300 pasteles?

-Vaya, deberia haberlos contado antes ¿verdad?- conteste con una sonrisa en la cara - es que todos tienen tan buena pinta que no he podido elegir, si no  te importa agradeceria que entonces me trajeras los 5 pasteles que mas te gusten a ti.- La gente nos miraba a mi y a la camarera, pero no me avergonzaba, la verdad es que era normal que la camarera se riera, y a mi la situacion tambien se me hizo graciosa.

La mujer no tardó en venir con cinco pasteles, todos con una pinta suculenta, que adornaban una bandeja como si fuera un árbol de navidad, ya que se veían sólo colores y colores. Eso sí, todos y cada uno de los pasteles, tenían una pinta suculenta. También te preparó ese café que habías pedido y te sentaste en una mesa a comer.

La gente siguió a lo suyo tras levantar la vista para miraros y todo volvió a la normalidad. Sobre una mesa cercana había un periódico que no tardaste en coger para ojear mientras desayunabas y en la portaba había una noticia curiosa, muy curiosa.

Tanto Tenerife como Islandia estaban a puntos de ser engullidas por el mar, debido a que sus volcanes, que hasta ahora permanecieron dormidos, habían entrado en erupción. Tenerife había sido evacuada sin problemas y no habría pérdidas humanas, pero con Islandia, la cosa sería otro cantar ya que no resultaba tan sencillo como parecía.

Había un par de hipótesis científicas, aunque claro, no había quien entendiera demasiado a parte de que ambas islas estaban en el Atlántico y que la dorsal había sufrido un seismo.. o algo parecido.

" parece que la cosa empeora por momentos, y que como predijo Elara el mundo se va a poner patas ariba, supongo que no tardaran mucho en llamarnos, asi que mejo que me de prisa"  -disculpa, llamo a la camarera, si no es mucha molestia y conoce alguno, podria decirme donde hay algun sitio para relajarse? Spa, masagista, o gimnasio donde den masages?, Es mi primer dia de vacaciones en mucho tiempo, y como has adivinado, soy nuevo aqui, a por cierto, los pasteles estaban deliciosos, ¿podrias prepararme 10 pasteles mas para llevar? - Cuando hablo lo hago siempre sonriendo y de buen humor, no estoy dispuesto a que las noticias me amargen el dia, ya se lo mal que va a estar el mundo pronto, y quiero tener un buen dia, asi que decido mirar mas las noticias.

- Claro, si según sales por la puerta tiras a mano derecha y andas unos metros, no tardarás en encontrar un gimnasio, es un sitio un poco caro, pero hablan muy bien de él.. Eso sí, yo no he entrado nunca en él, así que no puedo darte mi opinión al respecto. - La mujer se encogió de hombros como si esa fuera toda la información que podía darte.

No tardó nada en prepararte los desliciosos pastelitos, que te metio en una bonita caja de esas de cartón que se aseguró de cerrar bien para que no se te cayeran y no tuviste ningún problema para pagarlo todo con la tarjeta de crédito que te habían proporcionado. El D.C.M. pagaría tu desayuno..

Seguiste las secillas indicaciones de la mujer y no tardaste en encontrarte delante de una cristalera, que tenía unas mancuernas dibujadas en relieve en un cristal que no debajaba ver el interior. Al abrir la puerta, notaste un pequeño soplo de aire, seguramente debido al aire acondicionado y a mano derecha, había una recepción, en la que había una muchacha que te miró cuando accediste al interior.

Me acerco a la recepción sonriente y salido a la chica que hay en ella – hola buena, soy nuevo en la zona y hoy es mi día de descanso- pongo los pasteles encima del mostrador- quería preguntar si dan masajes relajantes, ayer tuve un día muy tenso, y si los dan me gustaría coger que me dieran uno si fuera posible ahora.

Todavía no estaba seguro de que fuera buena idea entrar a un gimnasio, aunque no siempre, en muchas ocasiones la gente que va a los gimnasios asiduamente, tienen mentes simples y demasiado facilites de leer, lo cual podría ser un problema

La chica de recepción te recibió con una sonrisa y sí, no te costaba leer su mente, aunque tan sólo estaba pensando que aún le quedaba media mañana que trabajar para poder irse a su casa.

- Espere un momento que voy a ver si Sylvia está libre..

Cogió el teléfono y tras cruzar un par de palabras por él volvió la vista hacia ti.

- Siga ese pasillo y la segunda puerta a la izquierda. Ha tenido suerte y la cita que había no se ha presentado, así que..

- estupendo- contesto de buen humor,luego cojo los pasteles del mostrador- muchas gracias por todo, hasta luego.- me despido y sigo sus indicaciones. Cuando llego a la puerta que me ha indicado, toco a la puerta, luego abro un par de centimetros la puerta y pregunto- buenas ¿Sylvia?- por si acaso no abro mas la puerta y me quedo a la espera

- Pasa pasa.. - escuchas una voz de mujer que resulta bastante enérgica desde el interior de aquella sala.

Al entrar puedes ver una habitación con una camilla, muchos frascos por armarios y sobre todo con una gran mezcla de olores, desde aceite, lavanda hasta cera de velas..

Detrás de un escritorio y con los pies sobre él, que era lo que menos esperabas ver hay una mujer que da un poco de miedo. No porque sea fea, casi al contrario, sino más bien por su apariencia, ya que va totalmente vestida de negro y con bastantes piercing encima.

Al verte se pone de pie y sonríe señalándote a la camilla.

- Bueno, ¿ qué es lo que te apetece? ¿ Tienes algún problemas muscular o sólo necesitas relajación?

Entro por la puerta mirando un poco a todos lados de la estancia- hola buenas, me llamo Lucas- digo mientras dejo la caja de los pasteles en un lado de la habitación,luego miro sonriente a la chica y le contesto - Pues es mi primer día de vacaciones en mucho tiempo, así que, relajarme todo lo que puedas, que no se cuando voy a tener otro- me acerco a la camilla y me siento- ah, y la verdad es que también me duelen un poco los brazos.- concluyo frotándomelos un poco y espero a las indicaciones de la extraña masajista.

Sylvia asintió con la cabeza, dejando claro que había comprendido lo que necesitabas, lo bueno, es que al menos a ella no le escuchabas los pensamientos, así que te podrías relajar completamente.

Te señaló una puerta que no habías visto según entraste y luego te habló con ese tono de voz que habías escuchado cuando te dijo que podías pasar y que parecía que era el habitual.

- Puedes pasar ahí para quitarte la ropa, tienes toallas dentro para cubrirte.. - Dijo mientras se volvía a sentar, esperando a que estuvieras listo.

La verdad es que me estaba preguntando donde me tendría que quitar la ropa, porque no había visto vestuario, supongo que el curioso aspecto de la masajista había influido en ello - muy bien-conteste y entre al vestuario, me quite toda la ropa y deje todo bien colocado y doblado, luego cogí una toalla y me la puse en la cintura a modo de falda para taparme, luego salí del vestuario ansioso por tumbarme y que me dieran el masaje lo cual seguramente se noto en mi tono de voz cuando dije- estoy listo.- me acerque a la camilla y con cuidado de que no se viera nada me tumbe boca abajo, que era lo que suponía tenia que hacer. 

La muchacha volvió a sonreir cuando saliste, era una sonrisa amable, de esas que te pondrían en cualquier parte que haya una persona trabajando de cara al público, sólo que quizás algo más divertida.

La camilla en la que te tumbaste era más blandita de lo que esperabas, haciendo que estar tumbado boca abajo resultara hasta cómodo. Pronto notaste un líquido que caía en tu espalda, no estaba frío, sino más bien templado tirando a caliente y tenía un aroma que te recordaba a la frescura de la lavanda pero no era eso.. no estabas seguro de qué podía ser.

La manos de Sylvia se posaron en tu cuello y antes de comenzar y sin mirar nada más dijo.

- Has estado muy tendo últimamente, así que esto seguramente te va a doler un poco, pero prometo que vas a salir de aquí muy relajado.. - Dijo con un tono más suave esta vez.

Apretó tu cuello desde los hombros, clavando sus dedos en él y haciendo que apretaras los dientes cuando una especie de " clack " sonó llenando la habitación, pero el dolor pasó en seguida y sus manos se volvieron suaves mientras las movía formando pequeños círculos sobre tus cervicales. Continuó el proceso, en algunos momentos te parecía imposible que aquella mujer pudiera ser tan brusca, pero luego pasaba a ser como si te hubieras tomado un bote de somníferos y notabas como todo te pesaba, incluso tuviste que contener un bostezo. Terminó con tu cuello y tu espalda, después de hacer que todas y cada una de tus vértebras hubieran sonado, pero por alguna razón, notabas esa sensación de tranquilidad y sueño, mucho sueño..

Sus manos pasaron a tus pies, cogiéndolos firmemente y apretando tan sólo en la parte de delante de la planta, lo que no sabes por qué también huzo crugir tu espalda y que tu mente comenzara a relajarse. A relajarse como si nunca hubieras podido leer una mente, como si no tuvieras que estar siempre alerta para no entrometerte en los asuntos de los demás.. Eso sí que era paz.

Sus manos continuaron el masaje, subiendo suavemente por tus piernas, parándose en el bicepst y llegandoa tus muslos, donde presionó tus cádriceps y tus abductores de forma suave. Agarró tus caderas con firmeza, aunque sobre la toalla, y pudiste notar como apretaba suavemente el hueso, hasta volver a escuchar el pequeño sonido que hacía tu hueso, aunque esa vez no fue doloroso.

Por ultimo, sus manos volvieron a subir por su espalda, hasta posarse en tus sienes, no sin olvidarse de tus brazos por el camino. Sus manos en tu cabeza ya fueron demasiado. No pudiste soportar más el sueño y el hormigueo que te hacía sentir aquella mujer. Caiste dormido.

Cuando abriste los ojos la mujer seguía con las manos en tu espalda, así que suponías que tan sólo te habrías dado una cabezadita como de 10 minutos, pero estabas nuevo, totalmente nuevo.

- Creo que ahora ya no tienes ni un sólo músculo agarrotado.. - dijo la muchacha de nuevo de forma suave. - Te has quedado dormido, eso es buena señal..

Aunque al principio fue un poco doloroso, pronto empece a disfrutar del masaje, no podía moverme, aunque tampoco es que lo intentara, las manos de Sylvia recorrían mi cuerpo de una forma que no podía describir, y me dormí. Al despertá estaba muy muy agusto, muy relajado, tanto que mi poder telepático el cual controlaba en todo momento para no inmiscuirme en la mente de los demás, ahora fluía libremente y de forma natural, y sin darme cuenta transmití algunos de mis pensamientos a Sylvia, mensajes que significaban lo bien que me encontraba, y lo relajado que me estaba dejando – Casate conmigo – un ligero sopor comenzó a adueñarse otra vez de mi – Te quiero, donde has estado toda mi vida, no pares, si, justo ahí- volvía a estar a punto de dormirme.

Las manos de la joven se pararon unos instantes sobre tu cuello y así, casi de repente, estalló en carcajadas que llenaron toda la habitación. Escuchando ese ataque de risa que la había dado, abriste un ojo y viste como incluso se estaba llevando la mano al ojo para secarse unos enormes lagrimones que incluso estaban haciendo que se le corriese ese maquillaje negro que llevaba en los ojos.

- Creo que aún no nos conocemos lo suficiente para que halla una boda.. - Consiguió decir para luego volver a echarse a reir con todas sus ganas..

Pasaron unos instantes hasta que pudo dejar de reir y luego volvió a hablar.

- Aunque si quieres me puedes invitar a comer.. - Se encogió de hombros y notaste como tus músculos comenzaban a ser masajeados de nuevo, sólo que esta vez no notaste encima la mano de nadie.

Al escuchar las palabras y la risa de Sylvia, fue cuando me di cuenta de lo que me había pasado, y aunque era una persona extrovertida y abierta, no pude evitar sonrojarme mientras ella se reía, Luego ella volvió a masajearme pero sin usar las manos, y comprendí que ella también tenia poderes. A medida que volvía a sentirme mas cómodo con la situación el color de mi cara fue tomando su color habitual. entonces dije- De verdad que eres buena en tu trabajo, has conseguido que hasta me olvide de mis poderes- hablaba con tono suave y relajado, y aunque Sylvia no se veía incomoda añadí- Espero que no te haya resultado incomodo, a mi un poco.- sonreí ligeramente, pues me costaba moverme y ni con lo sucedido había dejado de estar relajado, y le dije-  pero si no tienes inconveniente, si estaría encantado de invitarte a comer, o ya que hoy me es imposible quedar para comer, y esta claro que no puedo relajarme mas de lo que estoy  ahora, que te parece si para resarcirme, acabamos ya con el masaje y nos vamos a tomar algo? y ademas ,que no todos los días te dice una chica guapa que la puedes invitar a comer.- yo seguía tumbado y relajado y el tono de mi voz era bajo.