Partida Rol por web

Una vez conseguido el libro y regresado a la ciudadela de la que habías partido, fuistes llevados a la misma ciudad a la que habían sido llevados vuestros allegados, a la espera de que el resto de grupos regresaran.

Os llevaron a una ciudad construida en el interior de una montaña, que tenía todas las comodidades que podría tener una en la superficie, quizás incluso más, ya que os habían proporcionado a cada uno un piso bastante amplío y lujoso, y acceso gratuito a todas las instalaciones que había allí. Si lo deseabais, se os trasladaría con vuestras respectivas familias. Os dejaron un teléfono para que pudierais llamar en caso de haber algún problema con lo que os proporcionaban.

El piso incluía una tarjeta de crédito para que tuvierais dinero en lo que tuvierais  que permanecer allí, para que tuvierais la posibilidad de hacer una vida " normal " allí abajo.

Se os dijo, que sólo se os mantendría ahí, por vuestra seguridad, hasta que regresaran todos y que luego, volveríais a reuniros.

Lo bueno, es que al menos estabáis en ubicados en el mismo edificio.

Marta ya estaba un poco aburrida de llamar a puertas y que no la abriera nadie, sin creerse que de tanto mutante que había con la dichosa marca ninguno estuviera en el piso..

Por fin, una puerta se abrió y al otro lado estaba la mujer alada, que abrió la puerta con una sonrisa y cara de haber descansado muy bien aquella noche. No había asomo en su rostro de la preocupación que mostraba en otras ocasiones, se la veía serena, casi angelical..

Martina se sorprendió de ver a la joven Marta. La sorpresa se mezclaba entre el recuerdo de lo ocurrido enmedio del frío antártico.
-Hola, pequeña.- Le dijo sonriendo amáblemente. -Pasa, por favor. Acabamos de hacernos unas infusiones.- Le comenta mientras le invita a entrar con un ademán.
-Deja que te presente a Esther. Ella es una amiga especial.- Dijo presentándo a su querida Esther.
-Marta es una chiquilla con unos poderes muy peculiares...- Se giró hacia Esther esta vez a modo de presentación de la joven mutante. -...compañera de aventuras.- Terminó de presentar demostrando de nuevo su cortesía.
-¿Como te encuentras pequeña?- Le pregunta mientras le invita a tomar asiento.

Sonrio al ver salir a la mujer alada, aunque me sorprendo al ver que tiene una compañia que no esperaba.

Hola Esther, encantada de conocerte. La saludo de forma cordial. Entro y empiezo a ver como esta decorada la habitación. Mis poderes tampoco son para tanto Digo dando una vuelta sobre mi misma y dando un par de pasos hacia atras.  como quien dice solo os facilite el camino de ida y de vuelta... Digo encogiendome de hombros, para mi ir de un sitio a otro nunca habia sido un problema y no le daba mayor importancia. Venía a preguntarte si querías ir a preguntar por los libros pero si tienes compañia casí mejor vuelvo en otro momento... gracias por la invitación pero nunca me gustaron las infusiones. Digo con una cara de cierto desagrado.

Esther se acercó sonriendo a Marta de esa forma en la que sonríen algunas personas que hacen que parezca que las conoces de toda la vida, dándote una especie de confianza que fluye a través de ellas.

- Un placer conocerte Marta.. - Dijo acercándose a darla dos besos.

Al ver cómo parecíais tener cosas de que hablar, hizo un gesto a Marta, como diciéndola que no hacía falta que se fuera.

- No os preocupéis, os dejo solas.. Tengo que ir a recoger unas cuantas cosas y vuelvo luego.. - Esta vez mostró otra sonrisa, aunque mirando a Martina, quien ya debía saber a qué se refería.

Martina asintió levemente ante la sonrisa de su querida amiga.
-Tomate un respiro, pequeña.- Le dijo cuando Esther ya se fué. -Me ha costado quitarme el frío del cuerpo.- Comenta con una sonrisa.
Acto seguido dejó que la chica observara a su alrededor. Había poca cosa por ver. La estancia contenía los muebles justos y no disponía de una decoración muy especial. Simplemente se trataba de un departamente común.
-Esos libros...- Comentó pensativa. -...si...- Era como si acabara de recordar ese tema. -Será mejor ir a ver que hay de ellos.-

La decoración un tanto monotona, supongo que tendra que ver con que sea una monja.

Tu amiga es simpática. digo sin pararme quieta. No se como la monja puede estar tan tranquila, yo llevo toda la mañana de los nervios, tan solo fui a visitar a mis padres para ver que estuvieran bien pero no me saco de la cabeza nuestra misión, aun recuerdo a Josh y lo confiada que estaba antes de partir... incluso le dijera que todo iba a salir bien en que coño estaba pensando... Pues venga vamos, ya tomaremos algo despues.  ¿Sabes donde pueden estar esos precognitivos de los que hablo Kate? Digo saliendo ya por la puerta incapaz de estarme quieta, tratando de sonreir y no mostrar mi preocupación.

Salís por la puerta del piso casi detrás de Esther, así que tenéis que esperar unos segundos al ascensor. La escalera, sigue tan desierta como lo había estado hasta aquel momento, como si no hubiera viviendo nadie en el resto de pisos.

La ciudad era como cualquier otra ciudad. Edificios altos, tráfico, gente yendo de un lado para otro.. Exactamente igual que en el resto de ciudades de la superficie. Frente al edificio había una bonita cafetería, una parada de autobús y un par de tiendas, una de ellas de esas de 24 horas.

¿Tu sabes a donde tenemos que ir?  Le pregunto al no tener ni idea de a donde nos dirigimos realmente, solo tenemos una información bastante escasa de quien podria tener las respuestas. yo no tengo ni idea de por donde empezar a preguntar... quizá desde más arriba podamos localizar algun edificio que nos llame la atención. Le sugiero con una sonrisa inocente a Martina, volar siempre fue una cosa que me llamo la atención y si puede valer para encontrar lo que buscamos ¿por que no?

Martina le devolvió la sonrisa con complicidad a Marta.

-Porsupuesto.- Dijo. -Buena idea.- Entonces la mujer alada abrazó a Marta y, batiendo sus blancas alas, elevó el vuelo con maestría. -No te sueltes, pequeña.- Le susurró suavemente. -No te preocupes, todo irá bién. Vamos a ver que podemos divisar más al sur.-

Siguieron volando en busca de algun punto de referéncia. Algo que les pudiese dar alguna pista.

Cuando Dan giró la cabeza hacia la acera de detrás, vio que en ella estaba Matt, el chico al que Alex y él tuvieron que sacar de la discoteca la noche anterior, al parecer por haber tenido una de esas visiones tan extrañas. Junto a él, venía la muchacha pelirroja que os dijo que tenía que encontrar y sí, era la misma que ya habíais visto en la ciudadela.

- Vaya, parece que encontraste lo que buscabas.. - Dijo Dan a Matt con una sonrisa. - Mira alex, y parecía tonto el chico, no se ha buscado a la más fea del pueblo no... - El hombre se echó a reir tras su comentario.

El muchacho, Matt, hizo una mueca ante las palabras de Dan, pero luego, presentó a su acompañante sin decir nada más al respecto.

- Dan, Alex.. esta es Elara..

Presentó formalmente ya que la noche anterior ninguno de los dos fue capaz de decirle su nombre.

La verdad es que en una ciudad así había bastantes edificios altos y con formas curiosas que llamaban vuestra atención, pero fue uno el que más os la llamó. Había un edificio que brillaba de colores, como si fuera una piedra preciosa formando una especie de castillo. No estaba construido igual que los demás, sino que parecía la obra de algún joyero, que había hecho que los minerales encajaran, puliéndolos después de forma que el edifio se iluminara solo con la luz artificial.

Reconozco a la guapa muchacha rubia y me alegro de saber y ver que está perfectamente.
- Hola Alex, hola Dan. Un placer veros sanos y salvos. - respondo amablemente antes de recordar en qué grupo iba la mujercita para preguntarle qué tal la experiencia. Me quedo mirándola antes de dirijirme a ella con alegría: - Tú fuiste a la selva del Amazonas, ¿verdad? ¿Qué tal os fue la excursión? ¿Demasiados bichos?

Y mientras esperaba su respuesta me coloqué junto a Matt inconscientemente. Quizá fuese ya la manía después de esa mañana pero prefería sentirle lo más cerca posible de mí.

Alex estaba contemplando el edificio con la boca abierta cuando Dan le habló... parpadeando, lo miró y luego vio a Matt y después a la pelirroja... aunque habría sido más obvio ver primero a la pelirroja, por su cabello. No le gustaba, le daba mal rollo, le recordaba a una de estas muñecas de cabello rojo y grandes ojos que parecen diabólicas.

Buenas. - pero sonrió como siempre, no iba a hacer que se notara su "mal rollo", no era plan - ¿Ya estás bien del todo? - le preguntó a Matt, esbozando solo un segundo una sonrisa divertida, al recordar algo que él había dicho la noche anterior.

Luego miró a Elara... y dejó de sonreír por un momento - Sí, bueno, tuvimos que pelear con unas momias apestosas, pero terminamos rápido con ellas... creo que fuimos el primer grupo en regresar. - no obstante, no añadió nada más, aunque su sonrisa se volvió algo más amarga. - ¿Vosotros que tal?

La muer alada me abraza y me eleva por los aires, el viento en la cara y el suelo bajo mis pies.... muy abajo, me hace sonreir y olvidarme parcialmente de nuestros problemas.

Es fantastico Digo admirando el paisaje Tranquila, si me caigo puedo llegar al suelo yo sola.... pero volar es maravilloso, creo que si fuera como tu me podría pasar días enteros volando... Digo fáscinada. Mira allí, ese edificio parece importante, puede ser un centro de mando o similar vayamos a verlo más de cerca... Digo esperando a que cambie de dirección a pesaar de que al tenerlo al alcance de la viste podría llegar de un "salto"

Martina ríe sinceramente ante el comentário de Marta. Sentía la alegría de aquella muchacha y aquello le reconfortaba.
-Volaremos juntas tantas veces como quieras.- Dijo amablemente y con una dulce sonrisa. Entonces vió aquella estructura tan peculiar.
-Vamos a ver que hay...- Y dirigió el vuelo hacia aquel edificio.

Mantengo la sonrisa mientras la muchacha habla y, especialmente cuando se dirije a mí escucho con atención lo que me cuenta sobre su grupo y el viajecito a la selva... Tiene que haber sido toda una aventura... pienso para mis adentros antes de que me responda.

- Vaya, así que unas momias... ¿eh? Nosotros en el Tibet nos tuvimos que meter en una cueva muy extraña con puertas que se abrían gracias a nuestras marcas en las manos... Y... y luego de un charco de sangre seca comenzaron a salir unos esqueletos... pero enseguida pudimos con ellos y luego fue como si nada hubiera pasado... - comienzo a narrar la aventura deprisilla sin pararme mucho en cada punto y seguido.- Finalmente llegamos al libro y pudimos hacernos con él y el regreso fue rápido y sin sobresaltos. Creo que nosotros llegamos los segundos, si no recuerdo mal por algún comentario a nuestra llegada aquí.
¿Pudisteis dar con el libro que ibais a buscar allí en el Amazonas?

Me quedo esperando su respuesta y miro de reojo a Matt intuyendo que habrá estado atento a mi narración y, por supuesto, se habrá dado cuenta de mi acelerado atropellamiento de frases.

Dan asintió a las palabras de Alex, ya que él también había sido partícipe de esa " excursión " y aunque su expresión se puso un poco más seria, no dijo nada, no quería interrumpir a las dos mujeres y miró a Matt durante unos instantes, quien os estaba mirando casi con la boca abierta, ya que parecía no haberse enterado de demasiado de lo que había sucedido mientras estabais buscando los libros.

Al cabo de unos instantes en el que se hizo un silencio, Matt pareció ser el primero en reaccionar.

- ¿ Sabeis? Si no fuera porque sois bonitas no me acercaría ni de coña a vosotras después de haberos escuchado hablar..

Dan se echó a reir con ganas al escucharlo y le dio un golpecito en un hombro a modo de broma.

- Para tí esa.. - Dijo señalando a Elara claramente metiéndose con Matt. - Lo siento pero Alex ha caído irremediablemente rendida ante mis múltiples encantos..

Dan sabía que decir eso le iba a causar alguna reacción quizás no demasiado buena por parte de su compañera, pero había sido superior a sus fuerzas el no hacer un chiste similar.