Partida Rol por web

Ante la información del mago tenían, por lo menos, un dato. La rata había visto una suerte de capullos con cuerpos adentro. Claro que cuanto podía ser de específica una rata? Era ese el mejor lugar para investigar? o sería más seguro investigar el pasillo que, aparentemente "doblaba" y seguía hacia el interior del lugar?

Para Arianne, probablemente por sus experiencias, los capullos eran la prioridad, pero hasta ahora habían tomado las decisiones de común acuerdo. Es cierto que no había puerta, pero ya habían aprendido que, por más que parecía que el cuerpo se acostumbraba a las luces azules danzantes cuanto entraban a un lugar, los sentidos perdían por un momento el sentido de la dirección... seguramente pasaría lo mismo allí. Y eso podía ser peligroso.

Rakas observó ambos caminos sin decidirse por cual tomar, aquella sala no le gustaba, aunque realmente no le gustaba ninguna de las salas que hasta el momento habían recorrido, resumiendo aquel lugar le resultaba desagradable y con cada paso esa sensación era mayor. Por un lado tenían la sala que describiera Ecthelion, al otro el pasillo giraba impidiéndoles poder ver que seguía a continuación y por encima de todos el silencio roto únicamente por el tintinear de alguna de sus armas o el susurro de sus amigos hablando.

- Debemos ver que hay tras esa esquina, quizás estén esperando a que entremos en la sala para atacarnos por la espalda, de manera que asegurarse no está de más.

Quería confirmar que no había nadie tras el giro, si el pasillo continuaba podrían centrarse en la sala, pero antes de entrar en cualquiera de esos lugares y arriesgarse a quedar azulados y a merced de cualquier enemigo, mejor revisar los pasillos.

-Gliadel, Arza vigilad que nadie salga de la sala, el resto acompañadme, veamos que nos espera en el pasillo.

Con paso decidido el bárbaro continuó hacia la derecha, acercándose al muro antes de que esté torciera desviando el pasillo, se agazapó ligeramente y asomó, apenas unos minutos que habían dejado atrás a Menzo y ya comenzaba a echarle en falta.

Al acercarse a la curva del pasillo todos contuvieropn el aliento. Tendría razón el bárbaro en sus suposiciones. No, no la tenía. No parecía haber nadie. El pasillo seguía unos cuantos pies más hasta morir en un puerta de madera que aparentaba estar cerrada.

Solo había dos opciones. Ir por los "capullos" o abrir la puerta y averiguar si Thazar Rho, o alguno de sus secuaces estaba allí... O separarse, pero eso nadie tenía claro si sería una buena idea.

Siguió al bárbaro por el pasillo hasta que todos se detubieron en la esquina, asomó un poco la cabeza tras la esquina para ver una puerta -hasta aquí todo libre, detrás de la puerta ya es otra historia-, avanzó un poco mas hasta la puerta y acerco su oreja puntiaguda a la madera para intentar escuchar algo al otro lado, con la caraapoyada en la puerta miraba de reojo a sus compañeros que esperaban en la esquina las noticias del mago, aunque cuando este abrió la boca lo único que pudieron escuchar eran leves chillidos de rata, Galic subió a su hombro y respondíó al mago.

Gliadel permanece atento a la habitación que debe vigilar, y cautelosmente se arrima a una de las paredes del pasillo para obtener un mejor ángulo de visión del interior. Achina los ojos intentando vislumbrar alguno de los capullos con extraños seres que viera la mascota del mago. ¿Serán malignos? Piensa con incertidumbre Se hace dificil imaginar algo en este sitio que no lo sea... Motivada por estos inquietantes pensamientos, la mente de Gliadel, olvidándose de todo lo que le rodea, aprovecha el tiempo que le han dado sus compañeros mientras exploran el resto del pasillo para transportarse, casi sin quererlo, hacia el mundo del bien y del mal, donde el mal se hace brillante y fácilmente reconocible.

El contenido de la habitación tras la puerta resultaba totalmente contradictorio. Los sentidos del elfo y los de su familiar se mezclaron entre si llevando al mago a dudar de lo que estaba sintiendo. "Olas", como en una costa? si eso es lo que parecía escucharse tras la puerta, el sonido del agua moviéndose, subiendo y bajando al igual que en una orilla.

Sin embargo, el mensaje de Galic no parecía tener sentido... "Sangre". Si el mensaje era claro, la pequeña rata olía sangre.

Mientras algunos intentaban descubrir que podía haber tras la puerta cerrada, el clérigo lo intentaba respecto a la puerta abierta. Si, acercarse fue suficiente. Allí estaban los "capullos" que había nombrado el mago. Que serían? Había de diversos tamaños, algunos tan pequeños como un puño, otros mayores a un ser humano. Simplemente eran "bolas" de una extraña substancia blanquecina que no ocultaban qye había algo en su interior.

Claro que, desde la puerta, resultaba difícil saber que era lo que contenían.

Parecía que podían centrarse primero en la sala abierta, la puerta cerrada podría esperar unos minutos antes de que el grupo tratara de traspasarla y descubrir qué o quién se encontraba tras ella.

- Veamos que son esos huevos y que sorpresas nos esperan.

Sin embargo contra lo que pudieran pensar el resto, Rakas se detuvo en la puerta, sin internarse en la sala...

Arza escuchó a Rakas y no pudo por menos que hacer una observación.
Teniendo en cuenta la última vez que vimos algo parecido, eran unas arañas demasiado crecidas.
No comentó más, y sujetó con determinación el arco mientras iba detrás de Rakas, preparado para disparar en el momento en que viera peligro.

Se alejó de la puerta sin apartar la vista de esta y con un gesto de preocupación en la cara -¿seguro?- le preguntó a su amiga, luego siguió a los demás a la entrada a la sala de los capullos. -sabeis, al otro lado de la puerta e podido oir algo parecido al sonido del mar rompiendo en la orilla de una playa, y todos sabemos que aquí abajo no hay un mar, pero lo mas preocupante- hizo una pequeña pausa pensando si su pequeña amiga se abría equivocado, pero el olor que ella había dicho era bastante peculiar -es que Galic dice que ahí dentro huele a sangre-

Había seguido al bárbaro primero hacia el pasillo que torcía hacia un lado y que habían descubierto que ocultaba una puerta, para después acabar retrocediendo lo andado y casi toparse con él cuando éste se frenó de sopetón justamente al encarar la sala de los capullos. ¡Caray!... Murmuró entre dientes con la sorpresa reflejada en cada uno de los consiguientes gestos de su rostro, incapaz de ocultar su desconcierto ante la visión obtenida.

Entonces escuchó a Arza y añadió: ¡Y qué lo digas! ¡Doy fe! La verdad es que todo esto no me trae recuerdos muy gratos, ¿tendrán estos también "comida" dentro?... Esperaba que no hubiera "víctimas" en su interior. Revisó aquellos brotes con el ceño fruncido, no teniendo muy claro que se parecieran a aquel en el que ella había yacido. Unos eran pequeños y otros eran bien grandes y de pronto preguntó en un susurro: ¿Serán plantas?... Que era una forma sutil de plantearse la posibilidad de que estuvieran vivos. De ser así, espero que no sean carnívoras... se dijo, ya que aquello en tal caso se asemejaría en exceso a una plantación. Eran eso, o bien una despensa de algo o alguien con un paladar muy curioso, aunque lo realmente importante era otra cuestión, la de que cada vez le gustaba menos aquel sitio. ¿Y si los quemamos?... Tampoco ella entró y aún matizó una cuestión más allá: ¿No será un nido?...

¡Y por si fuera poco iba Ecthelion y les anunciaba ni mas ni menos que detrás de la otra puerta había escuchado... el mar! ¿Detrás de una puerta? ¿Y sangre? ¿Un mar de sangre? ¡Glups!... Tragó saliva. No, no podía ser. ¡Qué va!... Era imposible. La sangre seguro que debía pertenecer a alguien, era del todo improbable que hubiera allí sangre en cantidades tan excelsas. ¡Para nada!... Y por alguna razón del todo incomprensible aquel último pensamiento la reconfortó. Una cosa era que alguien hubiera derramado sangre allí y otra cosa bien distinta era dejar volar la imaginación y generar imágenes ficticias. Recuperó así en cierta forma la compostura.

De manera que allí abajo no solo había bosques de espinas que no veían el sol con fuentes de agua y torreones que los adornaban, sino toda una despensa o plantación de ¡vaya usted a saber qué! e incluso una playa. Se encogió de hombros atónita, este Thazar Rho no se privaba de nada.

La cosa está bastante clara para Gliadel, aunque el contenido de los capullos sigue siendo un misterio para todos: en su interior puede haber desde larvas gigantes en distintas fases de desarrollo, animales o personas esperando a ser deglutidos, incluso tesoros o trastos mágicos. Pero lo único que le hace falta a Gliadel es saber que no hay nada maligno en ellos. Luego escucha con desasosiego las desconcertantes palabras del mago. ¿De verdad la rata ha podido escuchar todo eso?... Pelor nos asista Al contrario que la espadachina, la imaginación del joven es de carácter volátil e impresionable, y por tanto es capaz de imaginarse lo peor… Pero ahora estaba con otra cosa, no mucho más tranquilizadora que un mar de sangre, por cierto. - Tengo que averiguar que hay ahí dentro… Podrían ser más inocentes en peligro, como Arianne que la encontramos en uno parecido. - Aferrado a sus útiles de guerra, entra con determinación en la habitación sin dejarse avasallar por las luces azules, y camina lentamente hasta uno de los capullos más cercanos, esperando que en cualquier momento, una araña enorme y peluda se abalance sobre él aplastándolo contra el suelo. Ay… arañas gigantes… Menos mal que Menzo no ha visto esto.

El clerigo ingresa con seguridad a la sala y se aproxima a uno de los capullos. Como todos, se ha dado cuenta que hay algo, o alguien dentro de ellos pero no es capaz de darse cuenta que, hasta que se detiene frente al primero de ellos y mira asombrado.

Sin decir nada se aproxima a un segundo capullo, este bastante más pequeño y luego...

Que se suponía que era eso... un orco? como los que habían visto en las primeras salas del templo? Quizás, aunque la cicatrices no estaban tan marcadas. Al mirar con atención Gliadel creyó detectar un dejo de vida en el cuerpo que permanecía, con los ojos cerrados en la extraña substancia blanca.

Sin entender demaiado, se acercó al siguiente. En este caso era una araña, si, pero encerrada en un capullo que ella no había tejido. Al igual que en el orco las cicatrices con la forma de los tres dedos estaban solo esbozadas... que sería eso?

Y más allá... eso era un derro?