Partida Rol por web

Uno de los humanos se acercó al bárbaro y observo con atención su equipamiento. -Quizás os interese un arma de buena calidad ? - preguntó interesado mientras le mostraba un mandoble - No dudo que sabreis darle buen uso -

- O quizás una armadura. Entre nosotros... Este camisote es mágico, me lo vendió un viejo caballero necesitado de fondos. Ya sabeis, deudas... - interrumpió el otro. Ambos veían en el bárbaro un posible comprador que no se terminaba de decidir.

Mientras el elfo mira los arcos expuestos. Todos de gran calidad, el humano se acerca a él y con voz "de vendedor" le aclara - Veo que teneis buenos músculos. Quizás os interese este arco compuesto... No cualquiera lo puede usar, pero si quereis probarlo vereis que el alcance es muy bueno... y estas flechas os serviran mejor que las que teneis - completa mostrandole al elfo unas flechas sensíblemente más largas que las que tiene en su aljaba.

EL mago coge el arco y lo tensa fijando la mirada en el infinito, luego le echa un vistazo a todo el arco, sin prisa, - Me gusta, me lo quedo, y las flechas tambien -, coge su viejo arco y se lo muestra - Que podriais darme por este otro -

Sin lugar a dudas había muy buen material para comprar, desgraciadamente, aunque tenían grandes fondos (más de los que nunca había poseido) no eran suficientes para comprar un arma y una armadura. El bárbaro de momento prefería centrarse en su armadura.

Dices que este camisote de mallas es mágico, sin duda el caballero tuvo que caer en desgracia para deshacerse de él. Si me permitís.- Rakas sopeso el camisote entre sus manos y observó si daría talla suficiente para su altura.- Creo que me lo quedare si el precio es asequible y es de mi talla, en esos casos yo estaré interesado en vender esta armadura.- El hombretón sacó su anterior armadura de cero reforzado, le había dado buen uso, pero era de calidad y aun tenía mucho que ofrecer, esperaba sacar una rebaja interesante con ello.- Si no vacias mi bolsa, quizás esté interesado en ese mandoble, pero primero veamos como me queda.

Mirando al elfo, el armero le contestó - Teneis buen ojo... si señor - mientras sacude la cabeza arriba y abajo el hombre hecha un rápido vistazo a las armas del elfo y le comenta. - Puedo dejaroslo en...eh... - tras mirar al enano termina - unas 450 mo y daros unas... eh... 15 monedas por vuestras armas. A ver, os agrego unas flechas. Si me pagais unas 438 monedas os lo podeis quedar -

Mientras el armero conversaba con el elfo, el "armadurero" le prestaba especial atención al bárbaro - Si, fue una desgracia, pero os aseguro que la armadura vale su peso en oro... y quizás incluso un poco más. Pero probarosla, verés que cómoda que es. Como os podeis mover sin inconvenientes. Y ni que hablar de la protección que os dará. Es realmente una obra de arte -

- Que os puedo cobrar? - Cuando el homnre estaba a punto de nombrar una cifra ridícula una severa mirida del enano lo calmó - Os la dejaré muy barata porque el amigo Sammson me dice que sois unos héroes. Os cobraré... eh... a ver vuestra armadura... uhm.. buena calidad. Digamos que por 1038 monedas. Que opinais? -

¡Jaja! contener la risa era algo inevitable al ver a la cabra del mediano. Si solo podía ser su idea.. parecía que casi había olvidado del todo la discusión de anoche.

El clérigo se acerca a uno de los mercaderes, y mira sus productos.
Yo me llevaré todos estos virotes, y... no podía decidirse con facilidad. A pesar de tener solo 80 monedas podía comprar varias cosas.

Ecthelión da un par de vueltas a la cabra de Menzo con la misma alegría que sus compañeros -Menzo, si no te llega para un caballo, yo puedo dejarte algo de oro-, mientras mueve la cabeza de un lado a otro con un toque de reprobación - me pregunto si Randamis nos habría tomado por aventureros si hubiesemos llegado a su casa con una cabra- ,se quedo pensando durante un segundo y solto una gran carcajada -aunque pensandolo bien no hay gran diferencia entre el animal y el dueño-y continuó riendo durante un rato, cosa rara en él, bastante rara.

Dramir sorprendido se acerca a la cabra y a su feliz propietario.
Valla Menzo, parece que sois tal para cual jaja

Realmente era una armadura excelente, no mucho más pesada que su anterior protección, pero con más resistencia sin duda. Además, parecía echa a su talla, quizás escasamente más corta de lo normal, pero nada que la hiciera inútil. Con una sonrisa triunfal le tendió la mano al mercader.

-Creo que ya no me la quitare, trato hecho, sin duda cuando necesite algo trataré de buscaros.- Cogiendo el saco de monedas sacó unas cuantas y le tendió la bolsa al herrero.- Será más fácil que me quede con las vueltas.- Luego se giró mirando el espadón que reposaba sobre una de las paredes, sin duda su manufactura era excelente, aunque no poseyera ninguna aptitud mágica, estaba convencido que su equilibrió era perfecto, que el acero aunaba la resistencia y ductibilidad necesarias para resistir durante años con un buen cuidado. Sin embargo miró seriamente lo que quedaba en sus manos y comprendió que no llegaría para pagar, ni siquiera vendiendo su viejo mandoble.

-Menzo...- Rakas quedó sorprendido al ver a la cabra que tenía cerca el explorador, había estado tan centrado en su nueva armadura que si quiera había caido en la cuenta del animal de compañía que parecía haber adquirido el mediano.- ¿Qué demonios piensas hacer con esa cabra?, no pretenderás llevarla con nostros de aventuras...- Claramente sería así, de manera que trato de no discutir y pensar que siempre que el mediano estuviese con ellos se llevarían sorpresas de lo más singulares, de modo que rió amistosamente mientras despeinaba a su amigo.- No te preocupes no quiero saberlo, confio en ti, espero que sepas cuidar de ese animal. Por cierto...- El bárbaro se agachó ahasta estar a la altura del oido de Menzo y bajo el tono de voz.- ... no te habran sobrado algunas monedas, necesito cerca de 100 piezas de oro. Si me las dejas te las devolveré lo antes posible...

Finalmente las monedas cambiaron de manos y los compañeros consiguieron armas, armaduras y artículos varios. Incluso una cabra.

Su primer misión les había dado bastante rédito y soñaban, como todo buen aventurero con conseguir más y mejor equipamiento para poder hacer frente a más y mejores adversarios. Serían más difíciles de vencer, pero, probablemente, les permitirían conseguir mayores tesoros. El círculo virtuoso de todo aventurero. Pero lo primero era lo primero. Debían conseguir vender los huevos antes de que los buitresuchos nacieran.

Con la guia de Dramir comenzaron la busqueda del entrenador que, con suerte, compraría los dos huevos que llevaban, en el caballo, bien protegidos entre las mantas.

Caminaron varios días. Para ser más exactos, tres. Por suerte durante el viaje no hubo novedades. Dormir, hacer guardias, caminar, cazar, comer y volver a dormir. Y, mientras tanto, ver como el mediano intentaba que la cabra obedeciera sus ordenes. Fue el lapsus cómico que les permitió avanzar por los caminos sin aburrirse.

La cabra, atada a el caballo por una larga cuerda, al principio no parecía muy convencida de las atenciones de Menzo. Sin embargo, poco a poco se dejaba acariciar y, lo más importante les proveía de leche para matizar el agua que iban conseguiendo en los arroyos.

Las millas pasaron y según el hechicero estaban cada vez más cerca. Ya les hablaba de "solo un par de dias más" cuando, el tercer día, mientras buscaban un lugar para establecer el campamento y volver a realizar la rutina de las guardias vieron, a la vera del camino, un enorme cartel con el dibujo de un hacha y una marmita y unas enormes letras negras

Al Campamento Maderero y el Meson del Tronco

La flecha que señalaba a un sendero que se perdía en el bosque era un claro indicio de la dirección del este lugar.

Era una tentación. Después de tres días de comer raciones y la carne apenas cocida que pudieron ir cazando durante el camino, la idea de un plato más elaborado y, quizás, una cama mullida no era para despreciar.

Los huevos parecían estar calientes y bien protegidos y, dentro de lo poco que sabían sobre el mantenimiento de los mismos no parecía haber demasiado apuro en llegar.

Menzo acompañó en las risas de Ecthelion con cara de "no entiendo el chiste", después, cuando los negocios parecían haber llegado a su fin, vió como entre las mercancías asomaba una tira de cuero. Con cuidado tiró de ella y vió lo que se esperaba: ¡Una honda! Al asirla pronto noto su textura y su olor: el cuero había sido tratado con mucho mimo entre grasas y aceites; su color era un tanto rojizo, quizás conseguido con algún tratamiento en tites y sobretodo su acabado era perfecto, sus costuras no tenían un solo fallo y su peso era como coger una pluma. Estaba claro que esa honda tenía que ser suya. Miró su antigua honda y posando una mano calurosa sobre ella -tranquila, tranquila, tú seguirás conmigo mucho tiempo aún..
Después de esto, notó la voz susurrante de Rakas en su espalda ¿Te lo has gastado todooooo? JAJAJJJAJAJJA, no hay problema y cediendole toda su bolsa de dinero le dice -Toma todo cuanto necesites- de repente se dió cuenta de que Dramir miraba y miraba las transacciones de sus nuevos amigos -¡Dramir! Si necesitas comprar algo o mejorar en algo lo que llevas, te podemos ayudar; dinos qué necesitas.

Ecthelión se paró frente al cartel y luego miró al camino que indicaba, luego se dirigió al hechicero - ¿sabes algo de este mesón? ¿nos desviaría mucho de nuestra ruta?- finalmente se dirigió al grupo - yo no se vosotros, no es que esté cansado pero no me importaría comer un buen guiso caliente -, una sonrisa asomó en su boca, - ¿y que opina la cabra de Menzo?, digo la de cuatro patas -

Terminamos una aventura y comenzamos otra. El buen descanso es escazo, pero la prioridad ahora es llevar los huevos al destinatario antes de que sea demasiado tarde...-los pensamientos de Gliadel fueron como éste al principio, pero luego se acostumbró a la rutina de un aventurero. Dolor en los pies, despertarse temprano, dormir a la interperie. Incluso llegó a agradarle. La cabra de Menzo trajo consigo algo que no tenían los compañeros durante las caminatas: diversión. Resultaba tán cómico ver a un mediano intentando domar a una cabra, que nadie intentaba disimular las carcajadas.

Mientras caminaban, el clérigo estaba sumido en sus pensamientos, cuando de súbito, todos pararon.
¿sabes algo de este mesón? ¿nos desviaría mucho de nuestra ruta?-escuchó decir a Ecthelion.
Dramir. Tú que conoces la zona, ¿tienes idea de a donde lleva esa dirección o si es peligroso? solo por curiosidad.