Partida Rol por web

La cara del joven clérigo seguía igual, mirando a todos los presentes. La recompensa no ha traído más que problemas...-dice con voz un poco más baja de lo normal. No le gustaba discutir, y mucho menos por oro.
No vale la pena seguir discutiendo... Ya no quiero nada de oro...-lo poco que la discusión había tardado había sido suficiente para cansar a Gliadel.

Tampoco estoy de animos para beber...-cada comentario parecía un suspiro.
Yo iré a vender los huevos, o mejor dicho, que mis amigos y Me..-recapacita sobre lo que iba a decir, y comienza otra vez. Que mis amigos los vendan. Pero eso lo veremos mañana.
Asi que.. Si me permitís, voy a dormir de una vez. y esta vez se da vuelta de forma definitiva y se retira.

Al escuchar al enano Rakas se detuvo pensando lo que había dicho, el mismo se sentía incomodo por la discusión. Vió como Gliadel se perdía escaleras arriba y negó con la cabeza.

-Sammson tienes razón y me avergüenzo por la discusión que hemos tenido. El problema es que no veo como solucionar este embrollo de repartir las cosas.- El bárbaro dio unos pasos nuevamente hacia la mesa, más calmado sin duda.- Amigos cuando le entregué la maza a Gliadel no sabía el valor en piezas de oro, sabía que era un arma muy buena simplemente y que él utilizaba una similar, pudiendo aprovechar esta mejor. ¿qué estaría ocurriendo si yo hubiese decidido quedarme con la lanza?, se manejarlas y aquella era sensacional. Según vosotros os debería más de 3000 piezas de oro, pues logicamente no tendría para pagar, ni con el resot del botín.- Negando con la cabeza se sento y dió un trago.- No sé como solucionar esto, pero tampoco creo que sea justo.- Dijo mirando hacia las escaleras por donde su amigo se había ido.

Arza meneaba la cabeza.
Él ya había vivido cosas parecidas, pero cuando había un jefe que ponía fin a las disputas tampoco era grave.
Vamos a dejarlo para mañana. Estamos todos cansados. Interrumpió la voz del semielfo.No hace falta que nadie renuncie a nada; y si no, la próxima vez podemos aplicar la norma de "quien lo encuentra se lo queda". De esa manera, quien mate más, tendrá una mayor parte.
Después se giró y al llegar a la escalera dió una última vuelta:
Mañana lo decidiremos, mientras yo me voy a descansar. Buenas noches señores.
Con esa última frase el semielfo se fue a su habitación.

La discusión estaba incomodando al joven hechicero, tras mirar al semielfo y al clérigo acabo de comerse su plato .
Bueno amigos, en esta discusión no tengo nada que ver, asi que si me disculpan iré a dormir, el camino ha sido agotador, hasta mañana y espero que lo solucionen de la mejor forma posible y que luego no repercuta en su amistad
Tras sus palabras se dirige camino de su habitación.

Finalmente, poco a poco todos subieron a sus habitaciones. La noche que tan agradablemente había empezado no terminó como deseaban, pero en su fuero interno todos esperaban que solo hubiera sido un malentendido que se arreglara durante la mañana.

Tras unas cuantas vueltas en sus lechos consiguieron dormir y tras unas horas, despertaron cuando el sol comenzó a molestarles. Una serie de ruidos en los bajos de la posada, los hicieron decidirse a bajar. Parecía que alguien movía algo metálico y los tintineos eran claramente audibles por toda la posada.

Una noche en un lecho cómodo fue toda una novedad después de varias noches durmiendo al raso. Y así lo disfrutaron. Sin embargo había que comenzar el nuevo día y decidir que harían con su agradablemente ganada fortuna.

Al asomarse a la sala común, vieron que el enano ya estaba en pie. Lo primero que les llamó la atención es que el monton de armas y armaduras que habían acomodado en un rincón ya no estaba. En cambio vieron a dos humanos tomando una cerveza y conversando con Sammson.

En una mesa, a sus espaldas, unas cuantas armaduras y armas estaban prolijamente acomodadas, mientras un chicuelo acercaba, a la pequeña "exposición", algunos objetos adicionales.

En la cara de Menzo se denotaba que no había dormido demasiado bien; la discusión de la noche anterior le había producido un malestar que fue el causante de que diera vueltas y vueltas en el lecho intentando conciliar el sueño, pero no fue posible. -Maldito Rakas, por su culpa no he podido pegar ojo, con sus argumentos hizo que pareciera un maldito avaricioso ¡y lo único que quiero es que se aclaren las cosas de la manera más justa posible! Si no aclaramos ahora cómo repartimos los botines tendremos más enfretamientos de este tipo seguro en el futuro- Va pensando Menzo urgandose una legaña y sin hacer mucho caso a todo lo de su alrededor, engancha una hogaza de pan y un tarro de miel y comienza a comer con verdadera ansia.

Rakas tras pedir disculpas había bebido algo junto con Sammson ya que el resto habían decidido ir a dormir, sin embargo no tardó en seguirlos y acostarse. Hacia tiempo que había descubierto la importancia de aprovechar cada momento de sueño que se le ofrecía, de manera que olvidando lo sucedido dejó que un plácido sueño le atrapara.
Tras levantarse y ponerse los pantalones, el bárbaro bajó las escaleras con mucho mejor ánimo del que había demostrado al irse a dormir. Salió de su habitación y bajó las escaleras mientras se rascaba su incipiente barba.

-Buenos dias a todos, Sammson necesito una cuchilla o algo para quitarme esta molesta barba.- En ese instante Rakas cayó en la cuenta de los acompañantes del enano, tras echar un vistazo pudo observar el diverso equipo que había en el interior de la taberna y sonrió.- Bueno esperemos que tras descasar estemos todos de mejor ánimo y lleguemos a un acuerdo. Mientras el resto se levanta te agradecería la cuchilla.

Mientras el mediano engullía su desayuno en un de las mesas que Sammson había preparado, este escuchó al bárbaro y le contestó con una sonrisa. - Cuchillas? Tengo aquí a las personas indicadas. El Sr. ArmaFirme, aqui presente, es un armero reconocido en la zona y os podrá ayudar. De hecho, él y el Sr. ForjaCaliente - aclaró mientras señalaba al otro humano - ya han comprado el equipo que me habeis dejado. Aquí teneis vuestras monedas - aclaró mientras le daba una bolsa con 230 monedas.

- A mi requerimiento han traido una pequeña muestra de sus artesanías, mirad que calidad que tienen. Si necesitais algo más solo lo debeis pedir. Sus negocios estan aquí cerca. Generalmente no abren tan temprano, pero han accedido a hacerme el favor de traer sus cosas cuando les comenté de vuestras hazañas y que queríais partir temprano -

Arza baja, todavía bostezando. Siempre le había gustado dormir la mañana y se le daba mejor estar despierto durante la noche. Tampoco era grave, y había que ponerse en marcha cuanto antes.
Cuando llega a la taberna se encuentra con todo lo que armó Sammson; el tabernero había cumplido su palabra y había todo lo que pudieran necesitar.
Buenos días a todos. Y tras este breve saludo, Arza se puso a mirar la mercancia que podía necesitar.
Lo primero eran las cuerdas; había utilizado la mayor parte en atar al kobold, así que quiso comprar otra. Después una buena cantidad de virotes para la ballesta; no quería encontrarse con estar contando de nuevo por si se quedaba sin ellas.
Después cogió otra bolsa para guardar las monedas y las piedras preciosas que iba a comprar. Ya tenía una, pero había aprendido desde pequeño a no guardar todos los tesoros juntos.
Por último, transformó casi todo el oro que le quedaba en piedras preciosas; comprando un par de amatistas, y luego sobre todo Ónice y obsidianas.
Una vez que terminó, repartió su oro y las piedras que había comprado entre las dos bolsas. Poniendo las dos en contacto con su cuerpo, una en cada lado sería muy dificil que le robarán, y casi imposible que se quedara sin nada.
Después se fue hacia Sammson.
Increible a qué velocidad has conseguido que vinieran todos. Te lo agradezco. Por cierto, ¿tienes por ahí algo para desayunar? Me muero de hambre.

Gliadel despierta anteúlitmo, despeinado y lleno de lagañas. Había dormido demasiado bien, aunque la noche anterior haya habido una discusión.

Al bajar se encuentra con que sus compañeros estaban comprando objetos.
Buenos días-les dice a todos, incluido Menzo.
Instantáneamente se pone a mirar la mercadería. Había una gran variedad de cosas.
Estaba muy hambriento, pero prefería primero mirar qué podía serle útil para el viaje.

Menzo preparó unas rebanadas de pan con rica miel para todos sus compañeros antes de dirigirse al improvisado mercado. -Bueno, aqui os dejo algo de comer, espero que la miel dulcifique el amargor que la noche de ayer dejó en nuestras bocas.Dirigiendose a Sammson y mirand de soslayo a los nuevos personajes le comenta: ¡Estupendo Sammson, muy buen trabajo! Esto me recuerda una historia de un tal Papa Noel, cuentos de fantasía para niños en los que el tal señor Noel dejaba regalos por la noche ante la sorpresa de los infantes al despertar...claro que...esto no son precisamente regalos ¿verdad? -le dice golpeandole con el dedo en la tripa. Acto seguido comienza a hacer su inventario de cosas -A ver a ver...

Dramir se levanta poco despues que sus compañeros, se viste y se dirige hacia el comedor.
Buenos días amigos, espero que hayan dormido bien
Dice con una sonrisa.
Valla Sammson, parece que tus desayunos tienen tan buena pinta como la cena, seguro que estará buenísima
Se dirige hacia la mesa y comienza a desayunar, al terminar se acerca a los comerciantes. valla valla si que tiene buenas mercancias
Coge una daga Valla esta es preciosa, creo que me la llevare, puede serme útil

Rakas recordó el puñal que guardaba en su cuarto y tras despedirse de Sammson y sus acompañantes subió a afeitarse. Realmente podría haber esperado pero quería algo de tiempo para pensar como zanjar el tema de anoche definitivamente. Quizás había sido demasiado tajante, como sabía el mediano tenía algo de razón. Algo se le había ocurrido cuando terminó con su rojiza barba. Se puso unos simples pantalones y sus pertenencias a la espalda, con las cuentas que había realizado podría cambiar de armadura por algo más serio y revender la suya, aunque no sin cierta pena.

Al llegar a la mesa donde estaba el tabernero, se encontró con Menzo, Gliadel, Arza y Dramir hablando y revisando las mercancias. Sin haber hablado aún del reparto aquello no tranquilizaba a Rakas ni un apice.- Sammson agradezco que hayas traido y preparado todo tan rápido, veo muy buenas mercancias de tus amigos...- Estaba convencido de que le habían dicho los nombres, pero no estaba seguro, esperaba no equivocarse.-Señores Armafirme y ForjaCaliente, en cuanto hable con mis amigos estaré encantado de que me muestren sus mercancias.

-Tras estas palabras amables el bárbaro se giró hacia Menzo y Gliadel.- ¿habeis llegado a algún acuerdo cuando no estaba presente?, la verdad es que he pensado en la discusión de anoche, aunque no demasiado. Creo que debemos fijar como repartir los botines antes de continuar.- Fijando sus ojos en el mediano continuó hablando.- Creo que tenias cierta razón, podemos repartir siempre el valor monetario, pero cuando haya un objeto mágico, algo de gran valor que necesitemos o que alguno de nosotros quiera quedarse, se lo descontaremos del total. Si este sobrepasa lo que tocamos a repartir, simplemente lo perdonamos. Así nos quedarían las monedas de la lanza y lo que hoy vendió Sammson para todos, para Gliadel serían las 80 de Randamis.

Instintivamente tras terminar de hablar miró a Gliadel esperando alguna reacción en su rostro, cosa que no sucedió, en lo poco o mucho que conocía al joven clérigo, este había dado algunas muestras de cierto ímpetu en algunas de sus acciones, pero siempre había sido muy comedido y esperaba que entendiera aquello.- Gliadel, creo que es lo más justo, más aun cuando gran parte del grupo asi lo piensa. Espero que me puedas ayudar con las cuentas pues sabes que no son lo mio..- con una abierta sonrisa miró a Arza y Menzo.- Y temo que estos bribones se aprovechen de mi ignorancia.- Rakas dió por zanjado el tema con una estruendosa carcajada y abrazando entre sus brazos tanto a Gliadel como a Menzo.

Devolviendo el abrazo a sus dos amigos añadió: Gliadel, quiero que sepas que no ha cambiado nada mi opinión sobre ti; sigo pensando que eres un ejemplo de nobleza para todos. Te confié las hierbas de Randamis en su momento y te confiaría mi vida sin dudarlo. Lo mismo te digo a ti Rakas. -Se podía percibir cierta emoción en sus ojos, pues el abrazo caluroso del bárbaro le había confortado mucho.-Creo que todos hablamos bruscamente anoche, seguramente la inexperiencia nos jugó una mala pasada, pero también pienso una cosa, que los amigos que no se dicen las cosas a la cara, no son verdaderos amigos. Después se acercó aparte a Gliadel: No soy un mediano muy religioso que digamos, pero ayer algo malvado ensombreció mi corazón al ver el brillante oro de las monedas...espero que me des consejo o me enseñes oración para evitar que me pase otra vez.-y esto último lo dice apagando su voy como la vela que se consume al amanecer, pues hay mucho arrepentimiento en su corazón.

Contento por que el problema haya acabado aciente Me alegro de que el problema haya acabado. Estoy seguro de que lo que sucedió anoche no fue agradable para nadie.

No necesitó meditar las palabras del bárbaro para dar una respuesta: Fue mi culpa. Anoche tenía mucho sueño y... Estaba histérico. Entiendo lo de las monedas. Disculpad. luego el mediano habla ("ayer algo malvado ensombreció..")
el clérigo no pensaba eso.
No creo que tu corazón se haya ensombrecido, simplemente querías que sea justo para todos.

El corazón de Gliadel se había sacado un peso de encima y su rostro notaba tranquilidad.
Cuando escucha la broma del bárbaro rie levemente y le dice: Mmmh.. ¿Cuentas? piensa durante un momento y luego mira a Rakas Es simple, 1200 para cada uno de vosotros y... 80 para mi.

Al ver entrar a uno de los ayudantes con el animal, a Menzo se le ilumina la cara -¡Mi cabra! ¡Qué bonita es! -El mediano corre directa a ella y la observa detenidamente. Es una cabra moteada con grandes manchas negras y blancas-A ver a ver...-dice el mediano mirandole las encías cual caballo de carreras se tratara-¡Estupendo! Joven y sana; buenas ubres, nos dará leche cuando la necesitemos ¡Maravilloso ejemplar! dice mientras estrecha la mano a los dos comerciantes. -Ahora tendre que ponerte nombre...

Fue un desayuno extraño. O quizás una mañana de compras extraña. Nunca habían vivido algo igual, por un lado comer algo de pan, con miel y frutas y unos huevos revueltos y por otro revisar la mercadería que los amigos de Sammson habían traido.

Poco a poco fueron rearmando su equipo. Era agradable poder gastar sin tantas preocupaciones por el costo de los artículos y ocuparon un buen rato en esa actividad. Hablar de lo que había pasado la noche anterior fue, pese a todo, agradable. Habían formado lo que parecía un buen grupo y todos coincidían en que no tenía sentido pelearse por el valor de algun artículo