Partida Rol por web

Tras la rápida inspección, los dos batidores se miraron a los ojos y debieron tomar una serie de decisiones.

Dejarían la cabra con el mulo, o intentarían dejarla donde fuera que sea que sus compañeros habían dejado el caballo?

Ampliarían sus pesquizas a lo largo y ancho del claro, revisando incluso entre los árboles ó confiarían en que no había nadie, tal como parecía?

Tras unos cuantos días de cabalgata, el pequeño gnomo estaba cansado. Mientras se planteaba si había hecho bien en dejar a su madre... por cierto que bien protegida por los miembros de su familia, para encontrarse a si mismo y matar unos cuantos trasgos en el camino, los pasos de Kuznak lo acercaron a un curioso claro que parecía abandonado.

Unos lejanos recuerdos de los cuentos de su padre lo hicieron suponer que ese sería uno de los enclaves que los "Exploradores del Bosque Nudoso" habían cerrado para proteger la flora y la fauna del lugar. Mucho no recordaba, excepto que, por su ayuda a los nobles en el combate contra los monstruos que a veces vivian en los bosques, este grupo de Druidas y Exploradores exigían que se interrumpiera la tala organizada de árboles.

Mientras asentía para si mismo, orgulloso de su memoria, observó que una de las cabañas del enclave parecía habitada. Por lo menos una columna de humo salía de la chimenea.

Sin saber si sería bien recibido en un lugar que sus pares habían clausurado, observó, además un par de figuras en actitud sospechosa. Alguien de su tamaño que lleva de la cuerda una... ¿cabra? y su compañero, un poco más alto, que se dirigían a un techado en la parte posterior de la cabaña de la cual salía el humo.

La actitud era sumamente sospechosa. Ambos se movían en silencio, como buscando algo.

¡Agh! su semblante se torna furioso al ver que un trasgo estaba a pocos metros de él. Estaba a punto de darle la orden a su "amigo" (Kuznak) para que ataque, pero luego se dió cuenta de que no era un trasgo.

¿Qué es eso? ¿será uno de los mios? poco a poco se va tranquilizando, intentando no hacer mucho ruido.

Arza salió de donde se encontraba el mulo. Antes de terminar quería estar seguro de que no había nada fuera de lo normal.
Le asombraba la seriedad de Menzo en esta situación, que contrastaba con sus locas ideas incluso en las peleas que habían llevado contra los kobolds.
Aún así, y a pesar de lo seguro que parecía todo si no fuera por la destrucción del lugar, Arza estaría más tranquilo cuando todos estuvieran juntos.

Al ver la reacción de Gliadel, Dramir se asusto.
¿Pero que haces?, es solo una posada
Mira al resto del grupo.
Pero que os pasa, me estáis asustando
Despues se encamina tras Rakas hacia la posada.

Pese a la aparente tranquilidad, dejar a la "Sra.Restos" con ese mulo no le daba confianza; sería mejor dejarla atada junto a "Sobras" que al menos ya se conocen y seguro la cabra estará más tranquila junto al equino. Se puso la mano encima de los ojos para otear en la esplanada e intentar ver alrededor del lugar.

Sopesada y controlada la situación el joven no puede hacer otra cosa que intentar mantener la dignidad y empezar a descargar la tensión agarrada en su estomago con una ligera risilla -Ji,ji,ji,ji- que acaba convirtiéndose en una estrepitosa carcajada, con el clérigo retozándose y golpeando el suelo de la risa.

-Ja,ja,ja,ja,JOOOO,jO,jO,jO, ¡¡Os habéis cagado todos!!, JA,JA,JA,JA,JA Os habéis tragado la broma! JAAA,JA,JA,JA,...JOOO,jo,jo,jo...-

Rakas quedó totalmente desconcertado por la actitud del "tabernero", tan distinto de Sammson, como por las risas de Gliadel. Durante unos segundos miró a uno y otro antes de volverse, y con dos largas y enérgicas zancadas ponerse junto al clérigo que aún se retorcía de la risa.

- Valiente hijo de perra...- dijo el bárbaro mientras propinaba un puñetazo amistoso, pero fuerte en el hombro de su amigo.- ¡IMAGINATE QUE LLEGO A ENTRAR CON EL MANDOBLE Y ATaco al tabernero!, tu habrías tenido la culpa... JAjajajaJAJAJAJA...- Sin duda Rakas esperaba que estas palabras desencadenaran alguna reacción en el joven del plumero, y aunque había comenzado en todo serio no pudo, finalmente contener la risa.

Ecthelion se quedo mirando a sus compañeros, la cosa no era para tanto, relamente se estaban volviendo unos paranoicos,algunos habrían dicho que precavidos, pero donde esta el límite entre precavidos y paranoicos..., al final eligió una mesa y espero a sus compañeros

Gliadel se ríe con fuerzas renovadas ante la imagen de Rakas atacando sin mediar palabra al pobre tabernero gracias a su "inocente" intervención y ante el puñetazo que le atiza el hombretón que solo consigue acentuar lo cómico de la situación.

-Lo...Lo siento-rompiéndo a reír otra vez- JA,JA,JA!! de veras que estoy dolidisísimo JA,Ja,JA,JA,JA!!-Mientras se agarra de la boca del estómago que le empieza a doler por la intensidad de las carcajadas.

Con la esperanza de dejar a la Sra Restos en lugar seguro y volver a juntarse con vuestros compañeros, camináis lentamente, bordeando la única cabaña habitada y veis al caballo, prolijamente atado a unos troncos que parecían estar para tal fin. La puerta de la cabaña está abierta y no veis a vuestros compañeros por ningún lado, por lo que suponeis que han entrado.

Sin embargo, justo antes de entrar, por el rabillo de ojo ves una sombra bajo los arboles que os observa con curiosidad. Parece ser de tu mismo tamaño, aunque parece más alto por el hecho de estar montado en un animal del tamaño de tu cabra. No tiene cuernos, por lo que no es otra cabra, pero las sombras de los árboles no te dejan distinguir muchos detalles más.

El desconocido permanence quieto, aparentemente solo los mira.

Las dos siluetas bordean la casa y ves como se acercan al frente de la misma, siempre llevando a la cabra de la cuerda. Allí se detienen un momento mientras miran a un caballo que antes no habías visto, y que está atado justo frente a la puerta.

Su actitud, ahora que los has visto durante un rato ya no parece tan sospechosa. Solo parece que estaban investigando el lugar antes de entrar.

Las racciones de los recien llegados desconcertaron por un momento al posadero. Las carcajadas del joven clérigo y el enorme bárbaro y la indiferencia del otro humano y el elfo que se sentaron en un mesa no eran a lo que estaba acostumbrado.

Sin embargo, negocios son negocios, así que se acercó obsequioso al grupo mientras les decía - Bienvenidos a mi meson. Yo soy Valerio, y estoy para serviros. Quizás querais probar mi magnífica sopa de cebollas. No os arrepentireis, era una receta exclusiva de mi padre, que hizo famoso este mesón -

Con la vista perdida en el techo rememora - Ah! que épocas aquellas, decenas de clientes peléandose por repetir el plato especial de la casa - tras sacudir la cabeza continúa - Pero, son solo recuerdos. Decidme, que haceis por aquí? -

Como Rakas y Gliadel todabía estaban riéndose, parece que le tocaba al elfo por esta vez iniciar la conversación con el tabernero - vamos de paso, y nos apetecía un poco de buena comida. Empezaremos con esa sopa de cebollas y algo de cerveza , por cierto ¿que pasó con el campamento de ahí fuera?- , era la pregunta que todos estaban deseando hacer sin ninguna duda, así que cuanto antes mejor.- y vosotros dejar ya de reiros y sentaos a la mesa -

El humano mira al clérigo y al bárbaro con una sonrisa y se coloco junto a Ecthelion sin decir nada y esperando la respuesta del camarero.

- El campamento? - el tabernero os mira con curiosidad, sin saber si confiar en vosotros - Pues el Conde de Maraven tomo su decisión. Y yo no tengo porque quejarme - les contestó sin aclarar demasiado

- Simplemente la gente se fue y mi mesón... bueno, era el meson de mi padre tuvo cada vez menos clientes y... bueno, finalmente, cuando mi padre no pudo resistirlo quedé yo - es posible notar una lágrima que corre por el rostro de Valerio - Si pudiera convencer al Conde... ó tuviera como hacerlo lo trasladaría a otro lado, pero salvo que consiga muchas monedas... - Mostrando un gran esfuerzo de voluntad, Valerio se seca las lágrimas y trata de continuar sus labores - Entonces... sopa de cebolla y cerveza para cuatro? les pregunta tratando de cambiar de tema

Tras unos segundos más de sonoras carcajadas, el joven se apoya sonriente en el brazo de Rakas para incorporarse del suelo dejando escapar lo que el espera que sean las últimas risitas del ataque que le dió.

-Ay ay... Que bueno dios mio jejeje-

Una vez en pie se sacude el polvo de brazos y posaderas y se seca las lagrimillas de los ojos con el dedo indice para acercarse solemne y con la barbilla alta al que se había presentado como dueño de la taberna.

-Un placer maese Valerio.-Tendiendole la mano.- Mi nombre es Gliadel, y como le ha explicado mi tronchante amigo solo venimos a llenar algo nuestras panzas a vuestra taberna.-
Tras dejar una breve pausa de apenas un segundo continua.
- La zona nos pareció tan encantadora que no pudimos evitar venir. -

Contiene la risa malamente hasta llegar semicorriendo a sentarse al lado del mago y tras propinarle unos irritantes cadacictos en el costado rompe a reir de nuevo.

Tras oír la triste historia del posadero Valerio para de reírse de golpe profundamente avergonzado.

-Oh! vaya,... lo siento de veras! -Comenta con las mejillas encendidas.- No pretendía mofarme de ti, solo que nos pasó algo gracioso antes de llegar... -

Gliadel alejado de los problemas cotidianos en su monasterio jamás hubiera pensado que semejante situación pudiera existir.Hasta ahora todo el mal que conocía se reducía a corazones oscuros y criaturas malignas estudiadas en libros de texto,exceptuando a los trasgos y al osgo del cerro de los buitres,a los que pudo conocer personalmente.Pero realmente que alguien quisiera y no pudiera ganarse la vida honradamente era algo igual de terrible.

-Explícanos eso del Conde de Maraven con mas detalle- animando su tono de voz.- Quizás mis amigos y yo podamos ayudarte.

El gnomo prepara la honda y se muestra a los desconocidos, siempre al lado de Kuznak, y con el arma en mano.
¿Quién sois? al acercarse un poco nota que había un ser parecido a él, esto le pareció muy curioso, pues sabía que no era un gnomo. Intentaba estar preparado para cualquier reacción extraña. Se notaba un leve temblor en el gnomo.
¡tu eres un semielfo!-le grita a Arza-¡Ya he visto uno antes! Pero tú...-dice mirando a Menzo-¿Qué eres? No eres un gnomo... Nunca había visto a alguien como tú.