Partida Rol por web

Abandonáis la ciudad con la luna brillando creciente en el firmamento. La única luz con la que apenas podéis ver algo del camino, que pasa junto al río y las tierras de cultivo, sale de vuestro guía. Los sonidos son habituales en las horas nocturnas y a ellos se suma los cascos del caballo.

Poco a poco la monje se iba acostumbrando al movimiento de la carreta, aunque seguía sintiéndose un poco incómoda de no poder avanzar por su propio pie, y que el caballo que tiraba de ella no fuera natural. Aún cuando sabía de la magia y los avances tecnológicos logrados a través de ella, toda su vida la había pasado en la tranquilidad del templo, rodeada de naturaleza. Ahora de pronto se encontraba metida en un objeto mecanizado que le hacía sentir incluso claustrofóbica, mezclado con el intenso olor a metal.

El silencio en aquellas circunstancias era aceptable, pero no podía meditar como le hubiera gustado en un ambiente tan extraño. Por tanto llegó un momento en que decidió romper con aquel silencio. -Señor... ¿Dax, cierto?- Dijo. -¿Sabe cuantos días nos tomará llegar al sitio señalado? Debo suponer que se nos han entregado provisiones para comer y pasar la noche; sino deberíamos detenernos para intentar cazar y localizar un punto donde dormir.- Dijo, lo suficientemente alto como para que su compañero que se había sentado como cochero le escuchara también.

Alejandro se paso toda su vida en alta mar, casi no había viajado por carreta. Pero aun así no le molesto el ruido. Ya estaba acostumbrado al ruido fuerte y sin descanso, pero aun así considera el viaje de la carreta menos ruidoso y cansado. 

Se sentía algo solo pero por lo menos podía ver la luna que brillaba, mientras escuchaba el ruido de los arboles y las rocas a ser golpeadas. 

Pero tenia frío  y hambre. 

La primera hora de viaje transcurre con normalidad. Seguís un camino que usan los animales avanzando a una velocidad elevada.
Os percatáis de que los sonidos propios de la noche han cesado y como la calma que precede a la tempestad, el silencio precede al estruendo que hace un tronco al caer unos metros por delante de vosotros, cortando el camino.
La luz que os guía no se detiene pues el obstáculo no le impide alejarse flotando. El caballo trata de detenerse, ya que aunque puede saltar el tronco sabe que el carruaje se estrellará si lo hace.
El equino de seis patas consigue detenerse con un movimiento brusco y el carruaje gira de forma brusca y se para al chocar lateralmente contra un árbol.
Estáis ilesos aunque algo magullados, y Alejandro Apolo ha conseguido agarrarse a tiempo para no salir disparado.

Entre la espesura del bosque podéis ver luces que avanzan hacia vosotros.

Aaaaaahh es claro que tenemos Compañia. Alejandro noto que es claro que fue una emboscada, la caida del árbol y que aparezcan luces, tal ves buscan lo que tenemos o eran bandidos. 

Como los Piratas del Mediterráneo, que ponían barcos en medio para estorbar los marineros e hacer ataques, mientras no tenián posibilidades de escapar. 

¡¡¡¡Tomen sus armas y prepararse ante la emboscada!!

Tomo mi espada y el escudo me lo pongo en la espalda para no recibir ataques sorpresas. me quedo en mi puesto. 

Vuestro acompañante sale del carromato y mira a la gente que os tendido la emboscada.
- Quienes sois y que queréis.

El repentino sacudón hizo que la monje se aferrara a los lados de la caleza con preocupación. Por suerte no se llevó un mal golpe, pero parecían que no se había tratado de un simple accidente de la vía a pesar de haber escuchado como un cuerpo pesado caía más adelante.

Bajó del carruaje de inmediato, sintiéndose más segura al sentir el suelo bajo sus pies. Prestó atención a los sonidos que la rodeaban, al aire en busca de algún olor extraño, a cualquier cosa que pudiese percibir además de las voces que daban sus dos compañeros de viaje. Su mano se aferró a su bastón y mantuvo el rostro bajo, hacia el suelo, esperando...

Te concentras. Te resulta fácil ubicar a tus enemigos. Su llegada ha dejado en silencio la noche y oyes sus pasos y su respiración.

De entre los asaltantes se adelanta un hombre.

- Tenéis algo que no es para vosotros. Si nos lo entregáis, os dejaremos con vida.

- Esta mintiendo- susurra el cazador de brujos.

Ahora que podía sentir la ubicación de sus enemigos, la confianza regresó a la joven, quien levantó su rostro de ojos ciegos en la dirección en que se encontraban los recién llegados. Una media sonrisa se le dibujó en los labios al escuchar el susurro del señor Dax. -¿En lo de que no piensan matarnos?- Respondió también en voz muy baja. Le causaba curiosidad saber si realmente aquellos hombres sabían lo que buscaban, sus palabras habían sido muy específicas, pero también podían tratarse de ladrones asumiendo cosas de más. ¿Verían ellos también la luz guía?

-¿Intentan asaltar a una mujer, a un anciano, y su cochero sólo por algo que pudieran o no llevar encima?- Preguntó en voz alta. -¿No les parece que es mucho lío, con tan poco que ganar, y mucho que perder?- Sostuvo con fuerza el bastón tras su espalda, y esperó en una posición más bien de defensa, la espalda recta y la mano libre a nivel del pecho.

tomo a Theodora y la subo a carruaje. 

Quedarse junto al carruaje sirve para no ser atacados por las espaldas. 

Hey cara culo, le seguro están buscando esta preciosa. el mago no menciono este tipo de peligros. 

Suerte con ello

Hey si tenemos lo que buscan, tomó una manta y al mismo tiempo el artefacto, se les lanzo lejos del carro con toda mi fuerza. 

Tomo el carruaje y rodeo el árbol caído para intentar escapar de esas cosas fea. 

No se vayan a bajar.

¡¡Theodora, toma mi Escudo mientras uimos!!!

Lo que realmente hago es tomar mi escudo pequeño (que creo que tiene el mismo tamaño) lo envuelvo con la manta, Lo arrojo lejos, esperando creer que soy un cobarde y avente el Artefacto que nos dio el mago. pero real mente avente el Escudo. 

Y le doy a thedora mi supuesto "escudo", para que vea mis verdaderas intenciones.

La repentina acción de su compañero de aventura la dejó totalmente helada, viendo como lanzaba el objeto que les habían confiado a los atacantes. ¿Así actuaba a la primera señal de peligro? ¿Qué pasaba en ese momento por su mente?

-¿Estás demente?- Dijo la joven, y soltándose del brazo de Apolo saltó fuera de la carroza para tomar el objeto antes que los hombres lo tomaran. Estaba enojada, pero no iba a abandonar la misión que le habían encomendado. Su maestro había confiado en ella.

Tomo de mano, y intento que muera por saltar en un carruaje en movimiento. 

¡¡¡¡Quieres morir!!! 

me acerco a su oído,  para decirle. 

_{lo que lance fue otra cosa. descuida} 

Alejandro lanza el escudo envuelto para despistar a los ladrones y evita que Theodora intente recuperarlo. Vuestras miradas se cruzan durante un segundo con la de Viridius y este alza las manos mientras pronuncia unas palabras cargadas de poder en la lengua secreta de los magos.
Un pared de energía se forma entre vosotros y el escudo, evitando que nadie pueda acercarse.

Uno de los ladrones lanza un rayo de energía que se estrella contra la barrera y se deshace en una lluvia de chispas mientras subís al carro.