Partida Rol por web

Hay alguna forma de usar telepatia con el? Asi podria absorver lo que el vivio sin tocarlo.

Pasamos por las escaleras , particulares para mi... siendo alguien de venir la acropolis de atenas, esto no era nada normal... tal vez Atlantis tenga algo similar pero no igual... Tras eso nos alcanza nuestros perseguidor. Me sentí mal por la persona que tanto sufría, me estaba pidiendo que acabara con su vida  y  así que para que no siguiera sufriendo, tomo mi espalda lo levante, lo mire a los ojos y le hable..

Espero darte una muerte rápida...

Y con un movimiento rápido corto rápido su cabeza, para no sufra mas, pero cerré los ojos al último momento, por lastima.

Que los dioses te acompañen... tras eso limpio mi espada y la guardo. Volteo a mis compañeros Debemos seguir avanzando y sigo caminando en ese pasillo tan extraño y único que podía haber conocido.

Tienes la sensación de que el nodo de poder - al estar descontrolado - está atacando a cada uno de los que han llegado antes de vosotros.

Por un leve atisbo de la mente del sujeto, antes de su muerte, llegas a comprender que el nodo - antes de consumir sus cuerpos - quiebra sus mentes con algún tipo de miedo de cada uno o retorciendo algún recuerdo.

La espada de Apolo cae sobre el desdichado, decapitándolo de un solo golpe. El que fue vuestro enemigo cae de rodillas y se desploma hacia un lado.

El suelo tiembla unos segundos y la sangre de la herida comienza flotar hasta el techo. Una vez allí desaparece.

Viridius casi logra detener un poco a Apolo, pues estaba usando su magia, pero ya era tarde y la cabeza rodo del cuerpo muerto. Tenia buenos instintos, ese muchacho apolo, bajo la Guia de Wulfgar seria un compañero destacable, solo habia que pulir sus partes mas filosas.

- Tienes razon, tengan cuidado, el Nodo mas adelante esta desequilibrado e intentara jugar con sus miedos. Sea lo que sea, necesitare que ganen tiempo para hacer lo que debo hacer -

Theodora no presencio la escena, pero escuchó las voces y olfateó la sangre subiendo en vez de formar una charca en el suelo, como debería ser. Aquello la hizo fruncir el ceño. Pero escuchó las palabras de el señor Dax, y asintió.

-¿Qué es lo que pretende que hagamos para ganar tiempo?- Preguntó interesada en conocer las opciones que ofreciera el hombre. No sabía contra qué se enfrentaban, y esa sensación de irrealidad que la rodeaba no le gustaba, nada era como deberia ser.

Viridius fruncio el entrecejo, respondiendole un poco cortante a la muchacha.
- Yo te diré que tienes que hacer tu, si tu me dices que tengo que hacer yo. Esto es tan inexplorado para ti, como lo es para mi. Lo único que se, es que necesitare poder concentrarme y no podre hacer eso con ocupándome de problemas a mi alrededor, pequeña. -

La luz del lugar se hace más tenue, hasta el punto en que parece apagarse por unos instantes.
De la oscuridad del final del pasillo se ve un rostro que surge unos instantes y sonríe.

-Viriiiiiidius -canturrea burlonamente antes de desparecer dejando tras de sí unas sonoras carcajadas.

Mentiría si dijera que no estaba ligeramente asustado, pero lo que realmente estaba era molesto, enfadado. Estúpido Prisionero. Se obligo a recordar como Wulfgar le había pateado el trasero, y decidió avanzar hacia lo que fuera que lo esperaba alli, paso decidido pero apoyándose en su bastón.

Una voz que te resulta claramente familiar suena desde lo alto de la escalera.

-¡Ayúdame! -grita tu maestro.
>> ¡AYÚDAMEEEEEEEEE!

Theodora se tensó de inmediato, girando su cabeza en la dirección que había escuchado una voz familiar, escaleras arriba. Dio primero un paso, luego otro... Se detuvo. -No, no puede estar aquí.- Murmuró, confundida. ¿La engañaban sus sentidos? Se cubrió los oídos con las manos un momento, intentando concentrarse, intentando hallar el camino correcto.

-¡Samael, esta es tu cruzada, no la nuestra! ¡Muéstranos el camino!- Gritó, esperando alguna señal, que le dijera qué era real y que no.

Sientes una corriente de aire a tu derecha. Una sección de la pared se desliza a un lado, sin hacer ruido. Bajo la débil luz de una antorcha que se apaga puedes ver a un hombre que te observa. Está armado y porta un escudo.

- Eres un cobarde - te dice con tu propia voz - no serás capaz de salir de aquí.

Limpio la espada y la guardo. Al parecer no la iba usar de nuevo muy pronto... creo.

Las cosas no parecían ir bien, ala parecer todo estaba algo confundido, en estos pasillos que parecen no tener un fin. Escucho a criatura de piel palida, hablar a Viridius al parecer lo conoce.  ¿Viridius... te es familiar? veo como Theodora va un lugar sin salida y se enoja... pero también escucho algo... que vienen de las paredes, Esas voces, parece que quieren guiarme a un lugar.... era claro que me quieren confundir y llevarme a un trampa, 

Saco la espada con furia y inicio a dar golpes a la pared. Formando una X

¡¡No sigan las voces o las luces, es una trampa!!

Seguirme. Con movimientos marciales con la espada, hago X por donde voy pasando, para poder ir eliminado posibles callejones sin salida incluso voy al sentido contrario de donde vienen las voces, si vienen al a izquierda, voy a la derecha

La oscuridad lo envuelve todo. No podríais ver ni siquiera vuestra propia mano, aunque la tuvieseis delante de vuestra cara.

Un zumbido hace vibrar el aire de tal forma que os desorientáis.

Poco a poco una leve luminiscencia os deja ver. Aunque no demasiado.

Avanzas blandiendo tu espada, marcando las paredes y esquivando las voces.

Te detienes cuando el zumbido te aturde unos segundos y la oscuridad te envuelve.

Cuando eres capaz de ver de nuevo y recuperar el control, estás en el centro de una sala cuyas paredes están repletas de espejos. Algunos reflejan tu imagen tal como es y otros la deforman.

Miras a tu alrededor y te parece ver una sombra, una figura que se mueve entre los cristales. Algo que salta de un espejo a otro con rapidez.

Cuando termina el zumbido y vuelves a recuperar el control tienes una sensación extraña.

Comienzas a girar en redondo, con lentitud y alerta, y sientes los pasos de alguien que se acerca, pero no su respiración. El sonido de sus pasos te resulta familiar.

También eres consciente de que tus compañeros no están contigo.

- Me has abandonado y he muerto por tu culpa.

La voz del maestro está cargado de odio y suena como si surgiese desde el interior de la tierra.

Cuando la leve luminiscencia anula la oscuridad y termina el zumbido recuperas el control.

Miras hacia atrás por encima del hombro y a los lados, te percatas de que tus compañeros no están.

Ves a Caliban que está frente a ti, a varios metros, que te mira con una sonrisa cruel.

- Así es como deben ser las cosas, tu y yo solos. Mano a mano. Sin nadie que se entrometa.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la monje, y comenzó a sentir una fuerte opresión en el pecho. Intentaba pensar que era una ilusión, pero podía sentir su presencia de forma muy real. Todo era demasiado real... Aunque ni recordaba haber escuchado a su maestro hablar con tanto odio.

-No lo abandoné. Me fui porque usted me lo pidió, porque así le fue iluminado lo que debía hacer.- La joven se mantenía atenta a su alrededor, tratando de discernir si había alguien mas, pero tal parecía que sólo aquel que se movía como su maestro estaba allí. -Sabe que me hubiera quedado hasta el fin de mis dias, maestro. Es un padre y una madre para mi, no encontraba más paz que en el templo donde crecí. Ahora estoy tan lejos y temo no poder volver.- De los ojos ciegos brotaron dos lágrimas. Llevó su mano a su cuello, donde colgaban las cuentas que le había entregado, y se aferró a ellas, haciendo una plegaria. "Aparta de mi lo que no es real, ayudame a ver el camino correcto. Permíteme volver."