Partida Rol por web

Raquel se levanta y dedica una sonrisa a la niña del gorro. No es una sonrisa bonita, es maliciosa y roza lo perverso.

Despues cambio el gesto al de niña buena que tan buenos resultados le daba siempre.

Se levanto y siguio al policia al interior.

Miro a Raquel y dejo que se marche con una sonrisa triste. Porque la va a liar. La va a liar muy gorda. Todos lo sabemos. Saludo a Gari con una mano en cuanto aparece por la puerta.

—¿Cómo ha ido?. Conmigo no han sido malos...— pregunto mientras le echo un vistazo para ver si tiene marcas de esas.

Salgo del despacho con la mirada baja y ni siquiera me doy cuenta de que Raquel pasa a mi lado. Cuando estoy sentado tardo en darme cuenta de que alguien me habla y un momento mas en enfocar el rostro de Amanda frente a mi. Tras unos segundos tratando de recordar lo que me ha dicho me limito a decir.

Me han dado chocolate...

Miro a Gari, que parece muy triste. Es normal, él era el único que quería a Marta. Yo también la quería, pero después dejó de ser ella para convertirse en la cosa mala que casi nos mata. Pero eso él no lo sabe.

—Oh, a mi no me han dado. A lo mejor es que no les gusta lo que he dicho.... bueno, ahora ya está—

Se que no debería hacerlo, porque los niños y las niñas no hacen esas cosas, pero lo abrazo. Lo abrazo porque está tan triste y tan solo como lo estoy yo.

- Siéntante, pequeña - te dice el policía con suma amabilidad- piensa bien qué ha pasado y cuéntanoslo todo. ¿Quieres un chocolate como el chico?

La voz suena amable y mesurada, casi cómplice.

Niego con la cabeza.- El chocolate pone los dientes malitos...- digo intentando ser lo mas adorable posible pero manteniendo la cara seria, algo triste...

 Los policías te dedican sendas sonrisas agradables.

—Bueno, si en algún momento quieres algo, avísanos, que hay una máquina en el piso de arriba. Y ahora dinos, ¿qué pasó?

Tomo aire y resoplo.- Paso que mi mama se fue un dia y me dijo que vendria pero no lo hizo...en su lugar llego una asistida social y me dijo que se habia ido al cielo... entonces me trajo aqui.-Contar una historia desde el principio empezando por dar pena, una no es huerfana sin aprender algunas cosas.- El director me metio en un cuarto que estaba la niña del gorrito y un chico... era raro que nos pusieran a un chico en el cuarto... pero el directo dijo que estaba bien. Luego llego Marta y dijeron que dormiria con nosotros, era muy timida y dibujaba cosas que daban miedo, monstruos y cosas negras que querian cogerla.

Hice un alto para mirar al policia.- ¿si cuento una cosa... me meteran en la carcel? Me ha dicho que no puedo decir nada y que si lo digo me pasaran cosas muy malas... y que nadie me va a creer y me meteran en una carcel para niños...

Me tenso en el momento que me toca, recordando lo mal que estaba Marta cuando la abrace tras su golpe contra la ventana. Aun no se como estoy y el contacto con Amanda me provoca temblores incontrolables que hacen que mis dientes choquen los unos contra los otros con tremenda fuerza.

Abrazo a Gari y entonces él empieza a temblar.

«Pobre Gari. Seguro que tiene frío y ganas de llorar. Lo voy a abrazar más, y seguro que se le pasa. A mi se me pasaban los sustos cuando mamá y papá me abrazaban. Menos la última vez. Pero es que estaban fríos. Frios y muertos» pienso mientras abrazo un poco más a mi único compañero cuerdo.

—Si tienes frío, te puedo dejar mi chaqueta. Es de chica, pero abriga—murmuro.

 El director te mira casi sin poder contener un respingo.

Uno de los policías parece realmente sorprendido, el otro sólo echa una ojeada al director.

—¿Quién te ha dicho tal cosa pequeña?

—Somos la policía, niña, estamos aquí para ayudarte. Cuéntanos todo lo que pueda ser útil y no dejaremos que nadie que te amenace te haga daño.

—¿No sería, lo normal —pregunta el director— llamar a un abogado?

Bajo la vista y despues miro al policia para desviar la vista hacia el director. No haria falta ser muy listo para adivinar que no dire nada si esta el director presente. Ademas su peticion de un abogado me lo deja a huevo para que parecca que lo quiero decir le compete.

 —Tal vez le incomode hablar ante tres adultos a la vez —dice uno de los policías. El otro asiente sin nada que decir.

Después de que inviten muy amablemente al director a salir, este se sorprende.

—Pero si me voy, no conocerá a nadie y estará más nerviosa, ¿no? —pregunta con su voz calmada y agradable.

—Bueno, ya sabe, la psicología de los niños a veces es un poco rara.

—Pero eso que ha dicho... sobre que... ¿no creerán...?

—Por favor, señor, venga conmigo —dice uno de ellos mientras se lo lleva, quedándose el otro contigo.

No puedes evitar ver la cara de confusión del director ni, supones, un cierto brillo nervioso en su mirada.

Cuando se va el director sonrio mentalmente, manipular a los adultos es taaaaan facil.

Me tomo unos segundos para hablar, me gusta la espectacion que levanto. Nadie me hacia tanto caso desde...desde.. nunca y me encanta pero mantengo mi cara de niña buena, timida y asustada.

- Es que Marta... Marta tenia miedo a la oscuridad... en la oscuridad un señor se la llevaba.. pero era un secreto y no podia decirlo a nadie. Por eso dibujaba sombras que querian cogerla y hacerle.. cosas....La niña del gorrito quiso hacerse su amiga porque le daba mucha pena y el niño... el niño es bueno con todas las niñas porque piensa que somos deviles y nos tiene que proteger o algo asi...

Me paro un momento para mantener sus miradas sobre mi antes de continuar, soy consciente que cada palabra que sale de mi boca es absorvida con un interes delicioso.- Pero a mi no me caia bien Marta. Marta me conto cosas y luego se arrepintio de hacerlo porque era un secreto y nadie mas tenia que saberlo asi que, cuando nadie miraba, me tiraba del pelo o me empujaba... tenia miedo a que lo contara y le hicieran daño. Era como si hubiera dos Martas, una la que todos conocian y otra cuando nadie miraba.

Esta noche me desperte y vi que Marta mirandome fijamente, me asuste, tenia una cara muy rara. Me dijo que fuera con ella y yo baje de la litera. Pensaba que queria hablar conmigo sin despertar a los demas niños.. entonces le pregunte a donde y ella dijo que...

Vuelvo a callarme, bajo la vista.- ¿Los niños van a la carcel?.- pregunto aumentando la tension, otra vuelta de tuerca mas... me encanta.

Poco a poco voy notando que Amanda aprieta mas y me siento levemente incomodo. Al fin y al cabo se supone que las chicas son todas tontas, preocupándose por muñecas y cosas así...

Ni siquiera se porque pienso en una tontería así, pero es la primera vez desde que paso lo del cuarto que dejo de pensar en ello, y uno vez que eso sucede trato por todos los medios el no pensar mas en ello.

No,no...creo que tu chaqueta me quedaría pequeña...ademas que la necesitas tu. Luego me callo mientras miro su coronilla, pegada justo debajo de mi cabeza. Carraspeo con suavidad y algo mas que incomodo por si alguien nos ve así. Creo que ya estoy mejor...no hace falta que me abraces tan fuerte...en serio.

Le doy unas palmaditas torpes en el hombro, tratando de parecer cariñoso, aunque suele ser algo que un huérfano que no ha conocido el cariño le cuesta demostrar.

Sonrío contenta de haber ayudado a Gari y me separa un poco. Lo cierto es que es el que más pena me da... porque él no sabía que Marta ya no era Marta, si no la cosa mala que nos quería comer. Y me gustan las palmaditas en el hombre, que son como las que me daba mi papá. Yo también las daba, pero ahora ya no. Porque me da miedo de que sea raro que lo haga con una mano a la que le falta un dedo.

—Raquel está tardando mucho, ¿no?. Más que nosotros. No se que tramaba pero... — digo un poco más seria, volviendo a sentarme.

Casi suspiro aliviado cuando me suelta y regresa a su asiento a mirarme de pronto seria, hablándome de Raquel, aunque de pronto me noto el costado que ella abrazaba tremendamente frío y me doy cuenta de que se esta mas a gusto de lo que parece siendo abrazado...aunque sea una niña.

Luego caigo en que habla de Raquel, y recuerdo que ella es un poco bruta hablando. Posiblemente este hablando sin parar de lo rara que era Marta.

Al pensar en la niña muerta tengo un escalofrió repentino y me obligo a dejar de pensar en ella para no perderme de nuevo en mi interior.

Raquel....digo pensativamente. Raquel es...Raquel. Que crees que les estará contando?.

Miro a Gari con mis grandes y oscuros ojos, pensándome bien la respuesta. Miro a ambos lados del pasillo y, cuando me aseguro de que no hay nadie espiándonos, me acerco de nuevo a él para susurrarle al oido

—Ella... ella está tramando algo. No creo que les hable mal de Marta ni ninguna tontería por el estilo. La avisé antes de que entrase de que se portase bien y dijese lo mismo que yo, pero ya tenía pensado algo. No se que pasará...— susurro muy bajito, mirando con desconfianza nuestras sombras.

Pienso un poco en lo que ha dicho, aunque si Raquel dice algo malo seriamos dos contra uno...y dado el mal genio de la pequeñaja seguro que no la creerían a lo largo.

Cuéntame lo que les has dicho...yo no he podido decir nada porque no me acuerdo bien. Si algo aprendí con los frailes, es que si mientes, mejor que lo hagas bien y las versiones sean parecidas.

Sigo muy cerca de Gari. Es raro, debería ponerme roja o estar incómoda, pero me siento muy bien. A lo mejor es porque estamos asustados, o porque Gari tiene nombre de chica, i oprque me gusta un poquito. Pero sólo un poquito, y... y... porque es valiente. No es como los niños tonto que te tiran de las coletas cuando les gustas o te quitan el gorro. Gari no, Gari es un valiente.

—Pues les he dicho que no sabía que había pasado. Pero que por la noche escuché un grito y, cuando alguien encendió la luz, Marta estaba herida— susurré — pero creo que Raquel piensa en decir otras cosas—