Partida Rol por web

El director parece algo tonto, cuando pregunta sobre Marta le contesto sin mostrar ninguna emocion.- Me parece que Marta se a muerto.

Se supone que deberia sentir algo pero en realidad no. Esa niña era mala, era un monstruo que queria hacernos daño. No la veo como una persona y no siento mas piedad por ella que la se pudiera sentir al ver una culebra inmovil.

Miro a Raquel un poco escandalizada. No puede decir eso, nos harán más preguntas.

-Yo creo que debería llamar a un médico con una ambulancia. Así se ocuparán de ella, es un agujero en la cabeza, la gente se cura de esas cosa. Como con puntos- digo intentando parecer convencida.

Gari parece muy ausente, Raquel es poco cuidadosa... como piensen que hemos tenido algo que ver, nos mandarán a una cárcel para niños. Seguro que es un sitio aún peor que el orfanato.

Miro mal a la niña del gorrito. ¿De verdad quiere que se salve esa niña mala que queria hacernos daño?

Me voy a sentar en una de las camas.- Vamos Gol.- Susurro llamando a mi perro, al que pienso darle una buena galleta imaginaria para agradecerle la ayuda.

Miro mal a Raquel cuando me mira mal. ¿Acaso no se da cuenta de que como sepan que la hemos matado nosotros, no va a caer una buena?. Nadie quiere ir a una cárcel para niños.

Me siento con cara triste en la cama, jugueteando imaginariamente con la imaginaria cola de Gol.

Miro a Amanda ¿Ahora quiere ser mi amiga? ¿Ahora quiere jugar conmigo?... Sonrio de medio lado pensando "ojala hubiera muerto antes esa maldita niña tonta". Parece que Amanda tiene miedo o esta asustada.

- No pasa nada Amanda, Marta a ido al cielo con nuestros papas, alli hay muchos papas que cuidaran de ella... supongo que en el infierno tambien habra muchos... asi que no tienes que estar triste, seguro que este donde este esta mejor que nosotros, con mas gente que la quiere que nosotros.

 El hombre os mira con rostro prácticamente traumatizado, como si le costase dar crédito a las palabras de Raquel. Niega un momento con la cabeza y, con voz calmada, afirma:

—Deberíais descansar. Claramente... el shock y eso os está afectando un poco.

Por el pasillo corretean todavía las voces, algunas se dirigen a la habitación y entran dos tipos vestidos de naranja y amarillo, con un chaleco fosforito.

—Nos han avisado de que... —empiezan, pero el director los corta muy rápidamente y les señala a Marta. O a lo que antes era Marta y ahora vuelve a serlo.

Los hombres empiezan a hacerle pruebas, le examinan la herida, le toman el pulso, buscan signos vitales. Le intentan hacer reanimación pero todo es inútil. Marta está absoluta y definitivamente muerta. Fuera suenan otras sirenas.

Y al poco entran dos policías uniformados que contemplan la situación con sorpresa y evidente incomodidad. Uno de ellos da un silbido en señal de impresión.

—¿Qué ha pasado?

El director contesta:

—Estaba todo el mundo durmiendo, oímos unos gritos y vine a ver. No... no lo sé.

—Vosotros estabais en la misma habitación que ella, ¿no, niños? —pregunta el policía.

Miro al señor policía con ojos tristes.

- No sabemos que pasó. Nos despertamos porque había gritos y... y... bueno, Marta tenía una herida en la cabeza y Gari intentaba ayudarla- digo con lágrimas en los ojos.

Tenemos que salir de esta como sea. No quiero ir a una cárcel para niños. Además, yo no he hecho nada, sólo ataqué al señor malvado, el de la arena. Y los mayores no van a entender que había un señor malo, uno que robaba dedos y padres.

Escucho a la niña del gorrito, siempre sera una cobarde pero hasta yo comprendo que tiene miedo a que la metan en la carcel. Su historia no es muy creible, los mayores querran oir mas, haran muchas preguntas y si nos pillan en que mentimos todos tendremos problemas... puede que nos castigen en encerrados en este cuarto durante semanas o siglos....

Mi mente piensa de una forma muy despejada, nunca me senti mas lista. La muerte de esa niña tonta a sido como un jarro de agua que despertara mi cabeza de un sueño largo.

- Señor don policia.- susurro con mi mejor carita de niña buena, la que siempre funcionaba cuando pedia galletas entre horas.- Marta no era una niña buena... a mi no me caia bien y discutia con ella... era muy tonta ¿Sabe? pero la niña del gorrito feo y el niño siempre la defendian cuando discutiamos. Esta noche me desperte y ella estaba aqui... queria morderme, no se porque... parecia como si no fuera ella... como si soñara o algo asi... Yo me defendi y le di un puñetazo fuerte en el ojo.

Negarlo seria una tonteria ya que el golpe era visible y preguntarian sobre el.- Entonces ella grito mucho... yo no queria hacerle mucho daño, solo que no me mordiera... todos se despertaron pero estaba oscuro y no se veia nada. Cuando di la luz Marta estaba en el suelo, rota... creo que se cayo para atras o algo... el niño intentaba ayudarla o eso me parecio... pero no pasa nada porque este muerta. En el cielo estan muchos papas como los mios que seguro que la adoptan rapido, porque los papas del cielo son buenos... no son como los que adoptan a los niños aqui, que les pegan y les hacen cosas malas.

Raquel se ha vuelto loca. Abro la boca para contradecirla, pero se que no puedo. No puedo hacerlo. Sería sentenciarnos a Gari y a mi. Y con una encarcelada ya basta.

-A lo mejor Gari tenía razón y Raquel está loca. Por eso nos miraba raro cuando hablábamos de ir a mi casa. Ahora se la llevarán a la cárcel de niños y tardará mucho en salir. Tanto, tanto... que será mayor cuando salga-

Miro hacia el suelo con gesto triste. Parece que todo está sentenciado, no hay nada más que decir.

 La pareja de policías atiende a vuestras explicaciones y ambos muestran un gesto de incómoda sorpresa ante las palabras de Raquel. Atienden además al silencioso niño, aunque atribuyen que está en shock por la situación.

—Vamos a llevarnos a los niños —dice uno de ellos—, vamos a hacerles unas preguntas y por la tarde estarán todos de vuelta, ¿de acuerdo?

El director asiente tras unos instantes de vacilación, claramente nervioso.

—Yo... sí... claro, en lo que pueda ayudar. Puedo... puedo acompañarlos si...

—No será necesario...

—Pero... no tienen a nadie más —responde el director con voz apagada.

—No será necesario —zanja el otro policía—. Sólo son unas preguntas y luego los volveremos a traer. No se preocupe.

—Pero... el abogado y eso... —el director está cada vez más pálido y no sabe muy bien qué decir.

—Se les dará uno de oficio.

Todos se quedan en silencio un instane.

—Vamos chicos —dice uno de los policías invitándoos a salir.

Bendita television, recuerdo mientras rememoro las noches en las que me escabuia para ver la television y los programas de mayores.

Me paro en seco, con mi tono habitual y mi aparente estado de gelida calma.- Disculpe don policia pero... Los niños menores de edad tienen que ser acompañados de una mama un papa o alguien de susto (Esa ultima parte no la habia entendido demasiado bien, un tutur... ¿Es alguien que da sustos... no?) Si no la policia no puede preguntarles nada.

Miro desafiante al agente, creo que esto es el comienzo de una preciosa sicopatia... matar es... divertido, casi tanto como desafiar la autoridad de los mayores y ganarles en su propio juego.-Lo dice la tele.- Le explico como si eso fuera una panacea universal.- Ademas ya le he dicho todo lo que se y es de noche, los niños tenemos que dormir de noche porque sino nos quedamos canijos.

Me quedo sentada en la cama, ni hago el menor gesto de moverme, de hecho planeo un precioso pataleo acompañado de llanto si intentan sacarme de aqui... ¡Me encanta ser pequeña y estoy disfrutando esto! Aun asi intento que mi cara no lo refleje, tengo que seguir pareciendo buena....

No quiero irme sola con esos señores, sin adultos. Esta vez Raquel no sólo tiene toda la razón, si no que lo he dicho genial.

-Bien hecho- pienso mientras veo la reacción de los adultos.

-Raquel tiene razón. La señora de la seguridad social que se ocupa de los Niños Perdidos como nosotros dijo que en el orfanato tendríamos un tutor. Un tutor es el que firma el permiso para las excursiones cuando no hay papás, y él que te acompaña para que no te metan en una cárcel para niños- digo muy seria.

 El policía que está más cerca sonríe. Se miran ambos

—Bueno, en ese caso venga —le dice al director—, lo ofrecíamos para que estuviesen menos tensos; pero no tenemos ningún problema en que esté presente mientras les hacemos las preguntas. Usted o alguien en quien delegue, por supuesto.

El director asiente, dice que no habrá ningún problema.

—¿Puede seguirnos usted en su coche? De hecho, si los chicos se sienten más seguros con usted, pueden ir en el suyo.

 Las calles de la ciudad parecen un poco tétricas a estas últimas horas de la noche. El Sol empieza a despuntar tímidamente entre las calles, bañándolo todo con el pálido y débil reflejo anaranjado. Las calles prácticamente vacías, cubiertas del ligero rocío de la helada noche parecen otro lugar; un lugar lejano de película de fantasmas. Los dos coches se cuelan en el entramado de callejuelas vacías, sólo alterada su fantasmagoría por algún vehículo de reparto ocasional.

Se detienen ante un edificio que reza en grande Policía Nacional y os invitan a bajar. El director parece un poco tenso, pero os dice que no va a pasar nada. Que sólo van a ser unas preguntas. No puede evitar mirar con cierto nerviosismo a Raquel, tras sus incómodas afirmaciones sobre lo sucedido.

Los policías os hacen pasar y os dicen que esperéis en una sala cuadrada llena de mullidas sillas.

—Hablaremos con vosotros de uno en uno, ¿de acuerdo? Puede pasar el primero —dice enarcando una ceja a Amanda.

Entro con cara asustada en la sala. No quiero entrar sin mis compañeros. El policía podría ser de mentira, como Marta. Y con las cosas de mentiras ya se sabe como terminan las cosas: con muertos y sangre.

Me siento en la silla y empiezo a hablar.

-Ya le dije a su compañero que no se que pasó. Me desperté por la noche porque habái gritos y... encendí mi linterna... y Gari estaba en el suelo agarrando a Marta que estaba rota. No se nada más...- digo con cara de pena.

-Si, claro que se más, pero no quiero que me lleven a una cárcel para niños. Seguro que allí es donde vive el Comededos- pienso con sincera cara de tristeza y preocupación.

Todo pasa como si no fuera a mi a quien le ocurre. Siento que me quitan de los brazos el cuerpo de Marta y que hay gritos y carreras a mi alrededor. Las voces parecen crispadas, como cuando hacia alguna trastada y el padre Esteban me llamaba la atención o clamaba a los cielos pidiendo paciencia...pero esto no era como aquello. Esto era peor y estaba claro que iría al infierno.

Para cuando quiero darme cuenta estamos fuera del colegio y nos llevan a alguna parte. No se bien a donde ni para que . Solo puedo mirar la sangre que mancha mis manos y mi ropa.

 —¿Había algún problema entre ellos? ¿Alguno de tus compañeros tenía problemas con Marta? ¿Una discusión, tal vez, envidia o celos? Todo lo que nos puedas decir puede sernos útil —te dice uno de los policías con una sonrisa amable.

El director te mira con cierto nerviosismo pero asiente, invitándote a responder.

—¿De quién eran los gritos? ¿Eran sólo de Marta o escuchaste tal vez el forcejeo, los ruidos resoplantes de alguno de tus compañeros?

—¡Por favor! —exclama el director—. La niña estaba dormida en ese momento, no le obliguéis a acusar a alguien basándose en una percepción atenuada...

El policía asiente como dándole la razón.

—Recuerda, Amanda, todo lo que nos puedas decir, puede ser útil. Dinos lo que creas conveniente.

Niro con cara confusa al policía y al director. Prefiero que piensen que soy más tonta de lo que soy en realidad.

-Creo que a Raquel no le acababa de gustar Marta porque le gustaba Gari. Y me desperté porque escuché un ruído como de alguien que se caía, y entonces vi a Marta. Marta estaba rota. Marta estaba muerta- digo mirando hacia el suelo con cara triste.

-Espero que sean buenos con Raquel en la cárcel de niños...- pienso preocupada.