Partida Rol por web

—Yo tampoco creo que los adultos puedan ayudarnos, Jess — di una última ojeada a las puertas antes de mirar a Jess y a Ander con una sonrisa, y finalmente al resto también, tratando de olvidar lo que acaba de decir y animarles en la medida de lo posible —. Por mí no hay más que hablar. ¡Subamos!

Aun faltaba ver si alguno del resto daba su opinión y decía algo a favor de pasar por alguna de las puertas, pero lo dudaba. Lo primero era encontrar a Zaina, Kolda, y Anette, en eso estaba seguro que estábamos todos de acuerdo... y, además, aquellas puertas tampoco es que dieran muy buena espina, la verdad.

—Aunque subamos con cuidado, porque más arriba seguramente esté el "perro" — añadí finalmente, algo más pensativo —. Dudo que sepa abrir puertas, así que sólo habrá podido subir...

Siobhan tenía claro que no se separaría del grupo, pero había algo en lo que no habían pensado. Con la nariz tapada, miró al resto y carraspeó.

—Oíd... ¿y si intentamos hacer como en el archivo y que Melhi se comunique con Kolda? —propuso—. Así por lo menos sabremos dónde están y si están bien...

-¡Buena idea! ¿Cómo no se nos ha ocurrido antes? ¡Qué tontos! -no pude evitar golpearme la frente con la mano, en señal de desesperación.

Lo más fácil se nos pasaba prestando atención a las cosas mayores. Eso no podía ser. El abuelo decía mucho que "el demonio está en los detalles"*. Tenemos que fijarnos más.

-Melhi, ¿puedes hacerlo? ¡Habla con Kolda! ¡Pregúntales si están bien y dónde están!

Melhi escuchó a Siobhan y Jess. Trató de parecer segura.

—Puedo intentarlo otra vez... pero tendréis que echarme una mano —dijo.

Era una buenísima idea. ¿Cómo es que no se nos había ocurrido antes?

—Cuenta conmigo, Melhi — le dije, acercándome a ella.

Estaba convencido de que Melhi podría hacerlo. Confiaba plenamente.

Lo único que ella tiene claro en esos momentos, es que, sea lo que sea que haya ahí fuera o dentro, está jugando con ellos. Y se nota porque cada uno percibe una cosa diferente de lo que hay detrás de las puertas. Pero es que lo de avanzar por las escaleras tampoco le parece tan buena idea. ¿Y si, en realidad, la salida es esa, pero por miedo deciden seguir subiendo? Dejarían atrás la salida para adentrarse en la boca del lobo, la escalera de caracol maldita y todas esas cosas.

Por el momento, el plan de comunicarse con Kolda parece el mejor.

-Sí, deberíamos intentar comunicarnos con ellas.

Se acerca a los demás para concentrarse en ayudar a Melhi.

Melhi asintió con toda la convicción de que fue capaz, y voló hasta la barandilla de metal para sentarse y poder comunicarse mejor. Robert fue junto a ella para ayudarla, concentrándose en ayudar al Hada y repitiéndose a sí mismo que aquello funcionaría. Tenía que tener fe en que iba a salir bien.

Pasaron unos largos segundos, durante los cuales Mlehi cerró con fuerza los ojos y movió la cabeza a un lado y a otro, como si buscara algo... Y entonces, los abrió de golpe.

—¡Ya está! —anunció—. ¡Creo que la tengo otra vez!

-¿Qué hay? ¿Qué dicen? ¿Están bien?-me podía el ansia. Necesitaba saber que estaban bien, aunque no averiguásemos aún donde. Si estaban bien, el resto era cuestión de tiempo.

Ojalá podamos estar todos juntos pronto. Zaina, Kolda... ¡quiero encontraros!

Ya habíamos perdido a bastante gente en este tiempo. No más. ¡No nosotros!

—¿La tienes? ¡Ja! ¡Lo sabía! ¡Choca esos cinco!

Ehm... luego caí que su manita era tan pequeña que chocar con la mía podría ser algo extraño. Casi que mejor dejársela puesta y que ella fuera la que chocara.

—Diles que estamos bien, y que estamos en unas escaleras que suben bastantes pisos — le dije finalmente, algo más serio —. Pregúntales qué ven ellas, y si están en peligro...

Estaba emocionado por el hecho de que hubiéramos contactado con ellas de nuevo. Por un momento, temí que sería casi imposible que volviéramos a reencontrarnos, pero ahora lo veía todo un poco más sencillo.

¡Ojalá estén cerca!

Parece que el plan de comunicarse con ellas ha funcionado y Melhi lo ha conseguido. Ahora solo queda saber cómo están y si podrán volver a encontrarse. Aunque también es importante poder salir de ahí. Si no sale, no podrán encontrarse, ¿no? Quedarse encerrados en esa cosa que cambia de forma según le apetece... pues no, no es que le guste mucho. Pero es que todo parece ser igual. Todo cambia según quieran esas hadas, ¿no?

Al menos, eso es lo que parece desde que llegaron a las alcantarillas. Antes de eso, todo el pueblo parecía igual y la única diferencia es que los adultos no estaban. ¿Qué ha cambiado? Tiene que haber algo... algo que sea diferente a antes. Pero no sabe qué es.

Melhi había cerrado los ojos muy fuerte y torcía la boca hacia un lado, mientras se concentraba con intensidad.

—Me... me pregunta algo —dijo—. ¿De qué animal es el peluche que estaba en el armario?

Hizo un gesto de extrañeza.

—Creo que no se fían de que realmente seamos nosotros. Parece que quieren asegurarse... ¿Qué habrá pasado?

Justo cuando Melhi acabó de decir aquello, Ander notó un pequeño temblor bajo sus pies. ¿Otro terremoto...?

Justo cuando Melhi acabó de decir aquello, Kate notó un pequeño temblor bajo sus pies. ¿Otro terremoto...?

Justo cuando Melhi acabó de decir aquello, Jess notó un pequeño temblor bajo sus pies. ¿Otro terremoto...?

Ander miraba hacia abajo--

- ¿O... otra vez? 

Y después dijo corriendo.

- ¡El ascensor! ¿Estarán volviendo?

-Melhi, dile que era una gran serpien.... te -¿pero qué demonios...?

Algo sentí bajo mis pies mientras hablaba, un temblor extraño que me hizo titubear.

-¿También lo sentís? ¡Hay un temblor! ¿Será el ascensor del que hablas, Ander?

Melhi repitió la respuesta de la serpiente, como Jess le indicaba. Luego, mientras el temblor iba en aumento, se llevó las manos a las sienes, como intentando concentrarse más.

—Dice... algo sobre... Anette —apretó los ojos—. Que Anette es... ¿qué? ¿Kolda? Que Anette es un... ¡No puedo escucharla bien!

Con gesto de desesperación, Melhi giraba la cabeza como una antena, tratando de entender lo que Kolda trataba de transmitirle desde donde fuera que estuviese. Pero por sus gestos, quedaba muy claro que no le estaba resultando nada fácil...

Sin preocuparse demasiado, Ander llevó la mano a su pistola, mientras se alejaba unos pasos de la chica. Aunque no hubiera acabado la frase, Ander no quería que le pillara por sorpresa. Y era mejor ser precavido. No obstante, no llegó a desenfundarla, sólo se preparó para ello.