Partida Rol por web

Tina sacude la cabeza y se encoge de hombros. -No, no te preocupes. No me importa. Puedo decirle que eres mi amigo. Te servirá si de todas formas les gustas. Digamos que en igualdad de condiciones, mi voto te ayudaría.-

A continuación, Tina te cuenta un poco cómo es su padre y la gente que trabaja para él en el laboratorio. Aprecian la discrección, que la gente no se meta en los asuntos o las motivaciones de la Fundación (después de todo está financiada por una empresa privada, Abaldon Industries). Buscan a gente con motivaciones variadas también, porque en el laboratorio se investigan varias cosas distintas. Sanidad. Tecnología. Aplicaciones militares.

Con gran interés en lo que comenta Tina, Albert sigue la conversación asintiendo de vez en cuando con la cabeza. -Hmm, suena interesante... además, creo que ya debería irme planteando el buscar un trabajo más apropiado a mis conocimientos y formación. Aunque he de reconocer que me gusta la librería, lo cierto es que me veo metido en la universidad de una u otra forma en un futuro. Y dime, ¿a qué sector se dedica Abaldon Industries principalmente? Y, ¿por qué crear una fundación? Supongo que será una buena excusa para desgravar impuestos mediante donativos y de paso cobrar subvenciones, ¿no?

Tina revuelve su café con cierto aire aburrido mientras continúa sus explicaciones. -Se dedican a vender nuevas tecnologías a hospitales, al ejército, a la NASA... creo que sobre todo trabajan con cibernética, pero a través de la Fundación investigan en todo tipo de cosas. Supongo que además de evadir impuestos es buena imagen corporativa y les permite acceder a fondos públicos y presentarse a subvenciones y adjudicación de proyectos que les estarían vedados como industria.-

Con una sonrisa de complicidad, Al comenta, siguiendo el hilo:

-Sí, desde luego que es un buen truco empresarial eso de las fundaciones.

Tras esperar a recibir el cambio de la camarera, hace ademán de levantarse de la silla.

-Bueno, oye... tengo que ir a la librería, creo que los pedidos de principio de curso estarán a punto de llegar y puede que me necesiten... de paso a ver si a provecho para llamar a ese Groves. -Cuando ya casi se está dando la vuelta, sin apenas esperar a que Tina apure el té, parece como si se percatase de algo y se queda congelado. Volviéndose, deja caer en tono indeciso: -Oye eeeeh, ¿quieres que quedemos para comer dentro de un rato? No sé... si no tienes nada que hacer, vamos.

-Cenar. Mejor cenar. Estoy liada hasta las seis.- sonríe brevemente y deja su parte de propina en el plato, como si quisiera dejar constancia de algo. Como si tuviera miedo de que salgas corriendo, sin mirarte a la cara saca un papel de su bolso y empieza aescribirte un teléfono -¿Puedo proponerte un sitio?- y te entrega el papel, que resulta ser el folleto de un local: "Acme Underground". -Se puede cenar. Y hay música en directo todas las noches. No te lo tomes como nada formal, porque el sitio no lo es. ¿A las ocho?-

Mirando hacia arriba, con expresión dubitativa, Albert ladea ligeramente la cabeza, y al final responde:

-¿Música en directo? No sé, ¿no es un poco tarde a las ocho?... bueno, está bien, cenemos, de todas formas, mañana es sábado, ¿no? -Con una sonrisa, se despide de su "nueva amiga". -Hasta luego, entonces. -Y acto seguido pone sus pies en dirección a la librería, dejando a Tina en la mesa de la terraza.

El resto del día no lo recordarás por mucho tiempo. Anodino y envuelto en tareas tan necesarias como rutinarias, tan sólo sirve para preparate mejor para continuar con tu tesis. El trabajo resultará mucho más ligero gracias a ellos, pero nada más.

Al salir a la calle algo antes de las ocho, con tiempo para llegar apenas cinco minutos tarde, ni siquiera eso, el sol se está poniendo. El Acme Grill ya ha encendido las luces y Tina te espera en la barra del interior. Ha llegado pronto ¿está ansiosa? Sin embargo parece relajada y charla con el camarero con aire relajado. Está claro que le conoce.

Te saluda rápida e informalmente; está claro que domina la situación y se siente cómoda. Os han reservado una buena mesa donde estáis rodeados pero no invadidos del olor de la carne cajún.

-¿Estás listo para una comilona?- comenta Tina -Pero no te pases, que luego tendrás que botar un poco.-

Con aire despistado y paso inseguro, Albert entra en el local, observando la decoración todo a su alrededor. Despacio y prudente, se acerca a Tina, intentando atraer su atención de forma poco exagerada.

-¿Comilona? No, no te preocupes, acostumbro a no comer demasiado, y menos cenar. -El siguiente comentario sí que le descoloca completamente. -¿Botar...? ¿De qué narices hablas? No pensarás que voy a ponerme a pegar saltitos con un poco de música estúpida, ¿verdad? Anda sentémonos...

-Luego hay un concierto abajo. Yo tengo que estar, pero si tienes que irte pronto...-

De repente, Tina baja la mirada y te acompaña a la mesa en silencio. Emite tensión. Supones que ha sido tu propio comentario el que la ha turbado, porque no encuentras otro motivo. No es la primera demostración de sus altibajos que hace, pero esta vez la situación es algo más personal. Cuando os sentáis, os presentan una carta sencilla e informal de platos que peor cocinados no pasarían de fast-food. Tina pide una ensalada y carne a la plancha, mientras sigue en silencio. Te sonríe educadamente, pero su entusiasmo ha desaparecido.

-¿Has probado ya a llamar para el puesto? Creo que era un poco urgente...-

-¿Que tienes que estar? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Es que tocas tú o qué? No me importa bajar, pero vamos, ten por seguro que no me voy a poner a bailar esa música. -Ajustándose las gruesas gafas, Albert observa detenidamente a Tina. Esos extraños cambios de humor le resultan algo intrigantes. Al poco baja la mirada, al darse cuenta de su indiscreción.

Tras pedir verduras asadas y pollo a la plancha, continúa con la conversación de Tina, de forma desinteresada. Su pregunta le pilla de sorpresa.

-Oh, ¡maldita sea! Tuve que revisar los pedidos y se me pasó. ¿Cómo pude haber sido tan estúpido? Ahora tendré que esperar hasta el lunes... -Al pega un pequeño golpe en la mesa, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar su evidente frustración.

Cita:

Mierda. Has tocado ese sitio. Tina de inmediato vuelve a su mutismo y se limita a asentir levemente, mirando por encima de su hombro para limitar el impacto de tus palabras. -Era una forma de hablar.- dice, resolviendo así la situación y que podáis pasar a los platos.

Tu puñetazo en la mesa parece sacarle de su ensimismamiento momentáneo para ofrecer su ayuda. -Puedo decirle a mi padre que te incluya y el lunes harías la entrevista. Creo que hoy han tenido problemas y no han elegido a nadie aún.-

El extraño cambio de humor de Tina es percibido claramente por Albert, que sigue dándole vueltas un rato en la cabeza...

-Bueno, ya sabes que te lo agradezco, pero... en serio no te preocupes por eso. No quisiera abusar de tu favor. Llamaré el lunes, ¿de acuerdo? Después háblale a tu padre de mi, si te parece bien. -Después de coger un muslo de pollo, remojarlo en salsa barbacoa y masticarlo un poco, pone un tono de voz desinteresado y comenta, mirando hacia otro lado: -No sabía que también te dedicabas a la música, ¿qué instrumento tocas? Será divertido verte actuar. -Esbozando una sonrisa, dirige una disimulada sonrisa a la joven para distinguir la reacción que le producen sus palabras.

-Canto y toco la guitarra. Ni qué decir tiene que a mi padre no le hace puñetera gracia, pero da igual. Las esperanzas de toda mi familia están puestas en mi primo Holden, lo cual es una ventaja para mí.-

El segundo plato y el postre llegan mientras habláis un poco de vuestras impresiones sobre la universidad y los personajes que pululan por ella. Encontráis divertidas las coincidencias en vuestras filias y fobias hacia según qué gente, pero tenéis vuestras discrepancias. Casi te salta una vena al escucharla alabar a determinado decano que para tí es un ejemplo práctico de oligrofrenia.

Al no haber conseguido provocar a su compañera de cena como esperaba, Albert tuerce la boca ligeramente, volviendo a recomponerse inmediatamente para intentar no mostrar signos de la ligera frustración. Viendo que no consigue sacar esa información a la muchacha, se proponer averiguar algo más de todo el asunto que le ha puesto en esa situación.

-Bueno, supongo que aunque tu padre no tenga esperanzas en tí, siempre tendrás algún puesto asegurado en la empresa de tu tío, aunque sea administrativo. -Sin intención de ofender, Al no se da cuenta de que parece estar mostrando cierto menosprecio al considerar un trabajo administrativo como algo inferior y suponiendo a Tina "relegada" a esa categoría. Despreocupado, continúa con el tema. -¿Y a qué dices que se dedica tu padre en la empresa del "gran Abaldon"? Imagino que tiene algo que ver con el laboratorio, visto lo que me cuentas. ¿Tu primo Holden? ¿Quién es, el hijo de tu tío? -Tras esta ronda de preguntas, se mete un buen bocado de verduras en la boca, acompañándolas de un mordisco de muslo, y mastica mientras escucha interesado las respuestas de Tina.

-Coño, pues no. Me da igual si tienen un puesto de administrativo para mí, porque no lo voy a coger.- dice Tina, en un tono un poco más alto, tras lo cual se dedica a comer con obstinación de su plato, sin mirarte, con el ceño fruncido, mientras sigues con tus preguntas. Tarda un poco en contestarlas.

-Mi padre lleva Recursos Humanos, incluidos los de la Fundación y su laboratorio. Y Holden...- hace un gesto al camarero para detenerle cuando pasa a vuestro lado. Pide un postre empalagoso, deja que pidas tú el tuyo o el café y continúa -Holden es un gilipollas. Y no porque sea el heredero del imperio, sino porque lo es. Un niño de papá, más interesado en las putas que en los negocios. Con un montónd e amigos sacados de gimnasios de boxeadores y timbas de ex-policías.-

Tras pedir un café cargado, Al continúa con la distendida charla con Tina, que por momentos se le hace agradable:

-Bueno, parece que algo tenemos en común. -Dice sonriendo, esta vez con franca sinceridad. -Yo tampoco soporto a esos niñatos que se meten en la universidad sólo para fardar y seguir chupando del bote a sus papás durante más tiempo. ¡Maldita gentuza! No me explico qué demonios hace esa escoria en la universidad. ¿Cómo narices les dejan entrar? -Un poco alterado por sus propios comentarios, se apura el café de un trago; tras esperar a que Tina termine su postre, dice con un ademán que podría significar una invitación: -Bueno, ¿bajamos a ese concierto?

-Claro, claro...- afirma Tina con la duda en el rostro, mientras valora si pretendías incluirla en el grupo de "niños de papá" o no. Al ver tu gesto abierto y dispuesto para bajar al concierto aparca las dudas y te acompaña.

La sala inferior no es muy grande y ya está casi abarrotada. Tine te apoya su mano en el brazo. -Tengo que ir al camerino con las demás. Disfruta.- Se aleja de allí no sin antes hacerle gestos al de la barra y señalarte. El tipo, un joven nervudo de luenga perilla y ojos llorosos de tortuga, de inmediato te pide que te acerques y te pregunta qué vas a tomar. No te deja pagar y sin darte explicación ninguna sigue sirviendo a otros.

Pasan unos cuantos minutos aburridos durante los cuales haces gala de tu patentado ostracismo. Pero por fin, comienza el espectáculo. Entre silbidos y aplausos indecisos, Tina y otras tres chicas salen al escenario. Su aspecto mezcla el hardcore con el gótico y como si fuesen un grupo de punk, se lanzan a tocar sin más, después de un vocero ¡Buenas noches! de Tina.

El concierto dura poco más de una hora, con un público no del todo entregado pero mucha energía por parte del grupo de Tina, llamado "Halo". Cuando terminan, las chicas se van al backstage y el camarero te invita a otra bebida hasta que Tina sale, saluda a algunos amigos que la felicitan y luego se acerca a tí, sonriente. Sin duda espera algún comentario por tu parte y ciertamente no parece tener toda la confianza del mundo, ahora que te conoce.