Partida Rol por web

1 de Septiembre de 2.000

El Perceptrón Lineal se aplica sólo cuando las clases de patrones se sabe que son separables por límites de decisión lineales. En contra, el perceptrón no lineal ofrece un dominio mucho mayor de aplicaciones...

Qué-coñazo-de-libro. ¿Es posible que un profesor su fama esté planteando temas tan sencillos a lectores que en teoría deberían haber superado esto hace tiempo? ¿No se acabará nunca la mediocridad? Para más desespero, probablemente sólo el 10% de los que están ahora mismo sentados en la biblioteca de la Facultad de Ciencias serían capaces de seguir la explicación sin necesidad de arriesgarse a un derrame. Absurdo. Miras tu reloj una y otra vez. Dejas el libro a un lado, indeciso acerca de intentarlo con otro o marcharte ya a casa. Has sufrido uno de tus atascos en la tesis. No son frecuentes, pero este parece de los difíciles. Probablemente sólo lo resuelva una casualidad.

Probablemente sólo lo resuelva una casualidad...

Estos pensamientos resuenan en mi mente como si rebotasen en las paredes de un frontón. Miro a mi alrededor, ojeando la biblioteca, como si buscase una salida, como si fuese a aparecer una pequeña puerta por la que poder continuar... Pero sólo veo las mismas paredes de siempre, los estantes, esa gente sumergida en libros y apuntes, la mayoría caras familiares, pero desconocidas.

...sólo lo resuelva una casualidad.

¡¡PLAFF!! El grueso volumen resuena en el recinto al cerrarlo de golpe, atrayendo momentáneamente algunas miradas próximas. Sin molestarme en evitar el ruido de la silla al correrse, me levanto y recojo mis cosas de la misma forma insolente y despreocupada. Total, tampoco creo que estén haciendo nada tan importante como para que les moleste... Con el maletín colgando, engrosado a base de manuscritos y fotocopias, me dirijo hacia la salida todo lo rápido que mis pies dan de sí, entre sofocado y frustrado.

...una casualidad...

El campus es amplio, verde, soleado, ineficazmente construido sin sentido de la proporción. Los pocos estudiantes que se dejan ver por aquí o como tú van a las bibliotecas o son deportistas o niñatos aprovechando antes del cierre de las piscinas al aire libre.

¿Qué es ese revuelo? Cinco estudiantes mariposéan alrededor de un cartel en el panel de anuncios del Rectorado. Seguramente una nueva y suculenta beca de investigación. Muy suculenta, a raiz del revuelo.

-Eh, Pitrelli. Pitrelli-el-Tercero.- te dice una voz lacónica y triste. Te pilla demasiado por sorpresa y demasiado cerca para evitar volverte por acto reflejo. Tina, Tina Abaldon. Traje negro. Pintalabios negro. Carpeta negra. Botas negras. Guantes de rejilla (con este calor, por dios) negros. Uñas negras. Todo ello tan caro que debe llevar encima casi 1.000 dólares en ropa y accesorios. Gótica o no, niña rica de la laca a las suelas. -¿Qué haces?-

Quizá no debsite devolverle el saludo aquella vez en la cafetería. Pero coño aquel había sido un día especialmente aburrido.

Albert pasea su mirada de arriba abajo por la estampa de Tina, con cara de pocos amigos, y un gesto de sofoco en el semblante, probablemente al imaginarse metido en semejante atuendo. A su memoria vuelven algunos recuerdos del curso pasado, aquel día de la cafetería se parecía mucho a este. ¿Por qué habría llamado la atención de la pija esta? ¿Acaso tenían algo que ver? Desde luego, no tenía mucho sentido, al final Al llegó a la conclusión de que simplemente buscaba a algún idiota del que sacar partido. Pero bueno, a fin de cuentas, su relación no había sido más que puramente comercial; un toma y daca, por así decirlo...

-¿Qué quieres, Abaldon? Estoy ocupado, ¿vale? Estaba en la biblioteca consultando documentación para mi tesis, aunque creo que voy a dejarlo por hoy. Estamos a primeros de mes y creo que debo irme organizando. ¿No tienes que estudiar? -Mientras responde al llamamiento de la muchacha, su mirada se desvía, movida en parte por la curiosidad, en parte por evitar la conversación de Tina, hacia el tablón de anuncios.

-Nah. Para dos que he suspendido, no merece la pena ni esforzarse. Las aprobaré este año y me licenciaré. No hay prisa.- Tina señala el sitio donde están los chicos mirando y tomando nota de lo que dice el papel. -En realidad he venido a trabajar. Mi viejo cree que es bueno para el espíritu y todas esas mierdas. Pero sólo e una forma de callar su conciencia, de hacerse creer a sí mismo que me gano el dinero que me da. Tampoco es que me importe.- se encoge de hombros mientras entrecierra los ojos para protegerlos del sol. -Cuando deje esta jaula de libros me ganaré la vida escribiendo.-

-¿En serio? Vaya no sabía que ya terminaras, qué interesante, la verdad... -No parece importarme demasiado que mi tono de voz vaya cargado de ironía y desgana, al decir esta última frase. Mientras, mi cabeza se va girando paulatinamente hacia el tablón, a la vez que intento acercarme y asomar mi cabeza entre tantos hombros.

-Sí...- empieza a responder Tina, pero tu giro hacia el panel la hace callar. Sin embargo, puedes notar cómo te sigue mientras te acercas a leer.

Mis ojos recorren el cartel de arriba abajo, con curiosidad. A medida que voy leyendo y el anuncio capta mi interés, voy frunciendo el ceño.

-Vaaaaya, suena interesante... podría complementarlo con el trabajo en la librería. Pero... si ese puesto hasta parece llevar mi nombre. -Me digo a mi mismo en voz alta.

...sólo lo resuelva una casualidad...

Rápidamente busco un bolígrafo y un papel en el maletín, y tomo nota del teléfono. Al hacerlo, me doy cuenta de repente del nombre de la conexión:

-¿Abaldon... Foundation? -Miro a la muchacha con los ojos abiertos como platos, por la sorpresa. -¿A qué se dedica tu padre, si puede saberse? No pensarás... solicitar este trabajo, ¿no?

-¡Jajajaja!- ríe Tina satisfecha con la atención conseguida. Está claro que preveía o al menos intentaba sorprenderte.

-No, ni loca. ¿Querrías trabajar tú para tu familia? El Abaldon realmente rico es mi tío Mike. Él es el presidente de Abaldon Industries y de la Fundación. Mi padre tiene un puesto allí, pero no tan relevante. En el fondo es un mierdecilla. No, el palillo con el que se limpia mi tío la mierdecilla del zapato. Y yo, la chica de los recados que le pega a su padre unos carteles en el campus. Vaya, en el fondo, sí que trabajo para mi familia, ¿verdad?- y vuelve a reirse, dando un paso hacia delante y rompiendo así tu amplísima "zona personal". Parece mucho más relajada que antes y hasta francamente dispuesta a entablar una complicidad.

-¡Ha! Ya me parecía. Por un momento pensé que nos veríamos en la prueba de selección aunque, francamente, no creo que fueses rival para mí, por muy sobrina que seas de ese Michael Abaldon. ¿Qué ibas a saber tú de mapas auto-organizados? -Respondo de esta forma a los comentarios de Tina, mientras intento dar un paso hacia atrás para librarme de su proximidad, que empieza a incomodarme. Sin embargo, mi espalda topa con alguno de los estudiantes que están apiñados en torno al tablón.

En ese momento, al escuchar mis propias palabras, es cuando soy consciente de la realidad que se presenta ante mis ojos. Es entonces cuando dejo que mis músculos se relajen y cambio mi actitud hacia Tina.

...una casualidad...

Un vago recuerdo de esta mañana viene a mi memoria. Vuelvo a visualizar el simulador astronómico sobre la pantalla del ordenador. Medio dormido, apenas presté atención, pero ahora la imagen vuelve a mi memoria con viveza. No recordaba haberlo dejado así la noche anterior, pero el programa mostraba entonces la imagen centrada de Marte entrando en Piscis, mi ascendente. al vez por la falta de cafeína, o quizá por el mal humor que me producía pensar en el atolladero en el que me veía inmerso, apenas me di cuenta de lo que esto significaba. Ahora, al verlo desde otro punto de vista, es cuando me doy cuenta. Se avecina una posible temporada de cambios. Debo estar preparado y utilizar todas las armas a mi disposición para que el devenir de los acontecimientos se ponga de mi parte. Y ciertamente, parece que las cosas podrían volver a su cauce. ¿Quién sabe? Puede que incluso mejorar.

El caso es que la oportunidad la pintan calva, y no voy a desaprovechar este momento.

Con media sonrisa en los labios, comento con aparente desinterés:

-¿Sabes una cosa? Podríamos habernos llevado bastante mejor, si no te hubieses llevado... -tomándola del brazo, me alejo con ella de la indiscreta presencia de los potenciales solicitantes para el trabajo -si no te hubieses llevado esa hierba de mi apartamento. ¿Es que no te llega con el dinero que te da tu papá? -La sonrisa ahora se abre mucho más, mostrando una mezcla de burla y complicidad. -Anda, vamos a por un café. -Empiezo a tirar de ella hacia la cafetería más próxima.

Tina te mira de reojo y sonríe, balanceándose un poco, como si considerase los pros y los contras de seguir adelante con esta charla. -Me parece bien- responde -siempre que des así por saldada la deuda. Tampoco fue tanta cantidad, sólo para una emergencia.-

Ella propone la cafetería que hay en la azotéa del rectorado, desde la que hay una buena vista de Washington Square y los bellos tejados del Village. Pide té, como no podía ser menos en una amante de los Smith. Con las manos juntas sobre la mesa, te dice -¿Qué tal te ha ido el verano?-

Al disfruta del familiar aroma del café por unos instantes. Parece que quisiera demorar la respuesta intencionadamente, para darle expectación. Sin embargo, ésta es decepcionantemente mundana:

-Poca cosa, la verdad. He tenido que trabajar bastante, estoy en la recta final de mi tesis, por así decirlo, así que no me he movido mucho.

Tras un pequeño sorbo de café, cambia su expresión de desinterés por otra mucho más seria, como si dijese "dejémonos de preámbulos".

-Bueno, ¿qué es lo que quieres de mi esta vez? Desde luego, toda esta charla no es una mera distracción, ¿verdad? -sus ojos penetran a la chica, como si quisieran arrancarle una respuesta de las entrañas.

Tina se envara, mirándote seria y algo ofendida. -¿Por qué tenéis los tíos que buscar siempre dobles intenciones? Luego decís que las retorcidas somos nosotras. Buscaba un poco de conversación. Guárdate tu hierba y guárdate la polla.-

A pesar de sus palabras, no levanta la voz ni se muestra enfadada, más bien parece una salida descarada con intención de... ¿se qué?

Albert parece de piedra; observa a Tina sin inmutarse lo más mínimo ante su aparente arranque. No quiere más que hacerse de rogar, vamos, a jugar un poco a su juego. Otro sorbo de café, esta vez más largo, demorando más aún una respuesta.

-Como quieras. Pensé que tal vez podríamos llegar a algún tipo de acuerdo, pero si es así... de todas formas, no creo que necesite de tu ayuda, ¿sabes? ¿Te has fijado en esos pimpollos que estaban en torno al tablón como buitres? No pueden suponer una seria competencia para mí, de eso estoy seguro. Casi tengo la sensación de que cualquier cosa que pudiese hacer por ti sería más de lo que tú podrías hacer por mí.

Una mirada altiva, orgullosa, que parece decir que se siente triunfante, y otro trago al café, más con intención de restar importancia a la conversación que de saborear verdaderamente el aroma.

-Así que está todo bien. Tomemos el café y disfrutemos tranquilamente de este momento de relax. No son muchos los momentos que tengo para disfrutar de una hermosa vista como esta, ¿sabes? La tesis me tiene bastante absorbido. -Intentando restar importancia al asunto, Albert sigue la conversación por otros derroteros con aparente naturalidad.

-Ah, ya veo.- responde Tina, para a continuación dejarte hablar un rato sobre cualquier tema sencillo. Sin embargo, en un momento dado levanta la cabeza y te mira directamente a los ojos, frunciendo el ceño. -Oye, ¿quieres que te recomiende para el puesto? Quizá no te haga falta, pero... quizá piensen que estás incluso DEMASIADO preparado.-

El comentario de Tina hace cambiar la cara de Al. Por lo visto le ha pillado desprevenido esa última frase. Dejando el café caliente en la mesa, en contraste con el frío de su rostro, responde dubitativo:

-¿Qué... qué quieres decir con "demasiado preparado"? Venga ya, buscan un técnico de laboratorio, no van a contratar a cualquiera... -Entonces cambia su expresión, de una mirada incrédula de ceño fruncido a otra de suspicacia. Una sonrisa se pinta en su rostro. -Heh! ¿Pretendes quedarte conmigo? En el anuncio decía bien claro "experiencia previa", no van a contratar a cualquier novato, necesitan a alguien que tenga dominio del instrumental. ¿Qué pasa, quieres quedarte conmigo? Si quieres algo de mí es mejor que me lo digas ya. No estoy bromeando. -Al acabar esta última frase, aprieta los labios en ademásn severo.

Tina se apoya sobre el respaldo de la silla, sin dejar de mirarte fijamente, intrigada. -En serio, no estaba buscando nada. Bueno, quizá hacer un poco de amistad, ya sabes. Ni tú ni yo tenemos mucha gente con la que hablar aquí, ¿verdad? Quizá a tí no te haga falta, no sé...- se muerde el labio inferior por tan sólo un instante.

-Mira, si quieres puedo hablar con mi padre y supongo que les da un poco igual y te cogerán. Supongo que no sé muy bien lo que quería decir.- la camarera os interrumpe en ese instante para preguntaros si queréis más café y Tina se hace servir de nuevo. -Perdona si te he molestado.-

Albert, ahora ligeramente turbado, que no nervioso, centra la taza de café en su campo visual, evitando la mirada de la chica que está enfrente suyo. Da un trago a la bebida caliente, con un gesto de dolor, aunque no por el café. Pero en seguida recupera su máscara de sobriedad emocional.

-Mira yo... vaya, no esperaba que me dijeras eso. -Responde, demasiado orgulloso para insinuar siquiera una disculpa. -La verdad es que estoy bastante ocupado y... bueno, un poco de compañía nunca viene mal. -Dice con la sonrisa dibujada en los labios, a la vez que saca un billete de cinco dólares de su cartera y se lo pone en la mano a la camarera. -No tienes por qué hacer eso por mí, es decir, si no quieres... es sólo que... bueno, querría saber... qué es lo que más les interesa del candidato, ni siquiera pensaba pedirte que me recomendaras... Bueno, te estaría agradecido, pero tampoco hace falta... -Sin saber muy bien cómo hacerlo, dirige una franca mirada de agradecimiento a la chica.