Partida Rol por web

- Nada de rodeos- Dijo negando con su cabeza.- Yo me encargo de esa chatarra.

-Tú, sostenme esto.- Exclamó mientras le arrojaba el maletín al sujeto de traje negro. Luego dió media vuelta y se dirigío con tranquilidad de nuevo hacía el problemático vehículo. Una vez frente a la puerta del conductor tomó el volante con su mano derecha asomándose por la ventana y con la izquierda se sujetó de un marco.

Y de esa manera, girando la dirección y empujando en un par maniobras, enderezó el Renault lo suficiente para que se pudiera volver a transitar por esa ruta.

Una vez hecho eso regresó junto a los demás para subir nuevamente a su motocicleta. Pero antes de hacerlo se cargó nuevamente el cadaver al hombro y se dirigió a la parte trasera del Ford de Lauren.

- Abran la cajuela. Este viene con nosotros...

Asintió a Erik que la miraba desde el interior del vehiculo. - Abre el maletero. - ordenó mirando al cielo.

Tras traer el auto y que se desarrollasen los echos, Erik lo acomodó y abrió el maletero. Al menos el auto ya estaba lejos de ser un obstáculo en el camino. William Danton se acerca y lo deposita allí, con algo de tosquedad, aunque es poco probable que le importe al sujeto, después de todo... está muerto. Erik cierra el maletero con un rostro confundido, como preguntándose "¿que está pasando aquí?" pero continúa en silencio.

No quedan más rastros, Lauren con el Maletín deportivo entre sus manos, Danton sacudiéndose las manos, trabajo hecho, Jorge Kahn con el rostro de un idiota de clase que no soporta el exceso de violencia, y Edward L'strange no cabía de su asombro y perplejidad. A cada instante sabía menos lo que estaba sucediendo.

-: Y bien... ¿A casa Lauren?- preguntó finalmente Erik rompiendo el silencio. Justo a tiempo, ya que las luces paralelas de un auto, en dirección contraria y dispuesto a cruzar el puente, llamó la atención de todos. Unos instantes más y la escena habría sido más que comprometedora.

Asintió ante la pregunta de Anders sin mediar palabra, esperando que este subiese al coche y arrancase. Debería usar a sus contactos para hacer desaparecer ese cuerpo sin que les costase una buena por parte del Principado. Pero a lo que más daba vueltas en su cabeza era al posible sujeto que les estaba tendiendo tamaña emboscada.

Luego de depositar el cuerpo en el Ford, Danton se apresuró a subir a su moticleta y se preparó nuevamente para seguir de cerca a las personas que irían en el automóvil.

Comprendo la situacion y me preparo a marcharme mientras subo al auto de nuestra anfitriona.

Al lado de ustedes pasó un auto familiar más compacto, de un color oscuro. Solo había una pareja al volante, una mujer rubia de edad madura y un hombre de bigote, ambos los observaron a los cuatro con algo de curiosidad. Después de todo, un auto abandonado, un carro mucho más elegante cerca, donde un hombre conducía y miraba con algo de inquietud a sus compañeros, luego él de la cazadora con sombrero, L'strange, el elegante Bernard Jones, la sofisticada Lauren y William. El Disonante. Pasaron sin mirar más. Luego todos subieron a sus respectivos vehículos, el auto de la estirada Ventrue empezó a andar y muy cerca tu rugiente Harley te permitió seguirles.

Las calles eran tranquilas, en general Filadelfia parecía ser una ciudad verdaderamente pacífica y quizás algo aburrida... o solo era una de esas noches en donde algún ocasional evento de más, acabaría con la escasa seguridad que se cernía sobre los cuatro vástagos. Se podría decir que era una carrera contra el tiempo, la amenaza de Kingsley estaba en el aire... pero incierto era el momento en que estallaría todo aquel bombo y llenaría de mierda las no-vidas de estas cuatro criaturas de la noche, unidas por la adversidad y por el deseo de sobrevivir...

Al lado de ustedes pasó un auto familiar más compacto, de un color oscuro. Solo había una pareja al volante, una mujer rubia de edad madura y un hombre de bigote, ambos los observaron a los cuatro con algo de curiosidad. Después de todo, un auto abandonado, un carro mucho más elegante cerca, donde un hombre conducía y miraba con algo de inquietud a sus compañeros, luego él de la cazadora con sombrero, L'strange, el elegante Bernard Jones, la sofisticada Lauren y William. El Disonante. Pasaron sin mirar más. Luego todos subieron a sus respectivos vehículos, el auto de la estirada Ventrue empezó a andar, Erik al volante, los dirigía a la mansión de su señora.

El viaje fue demasiado silencioso. Cada uno trataba de reflexionar sobre lo que recién había sucedido, dos asesinatos, y una de las víctimas descansaba en el baúl del auto. Erik estaba demasiado silencioso, observaba de reojo a Lauren por el retrovisor y luego su vista se perdía. Allá afuera, el motor de la Harley de William Danton les informaba que el corpulento vástago los seguía de cerca. Los cuatro, al final de cuentas, estaban allí por las circunstancias, actuando como una enorme familia feliz... llena de preguntas sobre el destino de cada uno y lo que les esperaría si aquel asunto se empezaba a oscurecer.

Pero como parecía suceder aquella noche, las cosas no marchaban demasiado bien. Erik se detuvo frente a la casa de Lauren. -Nos estaban siguiendo Lauren- informó -Aunque se desviaron en el último giro- dijo volteándose para mirarte. -Meteré el auto a la cochera- avisó.

Hora desconocida, Residencia de Lauren Rienne.

La residencia de Lauren Rienne es bastante amplia, grande, tres pisos, y elegante, un jardín bien cuidado, pulcro y una oscuridad y tranquilidad propia de un vástago quien seguramente disfruta de pensar y regocijarse de sí misma. El auto de ella se detuvo y detrás William Danton y luego, continuó para entrar en la cochera. Amplia y ordenada, el carro se quedó allí y Erik con agilidad, se bajó para abrir la puerta y permitir que la cainita bajara del vehículo.

Aquel barrio suburbial era silencioso y demasiado tranquilo. Una vez los tres vástagos se bajaron, y que William Danton hubiese acomodado su motocicleta con exceso de cariño cerca a la cochera, se observaron de nuevo. Cinco figuras oscuras en la oscuridad y una era un humano, que tenía un gesto tan serio y crítico como el de los demás. Era cuestión de tiempo antes de que alguno interrumpiera el mutismo que los sobrecogía.

Era una noche algo fría, el viento que había soplado más temprano, había desaparecido y solo quedaba una sensación algo incómoda, los murmullos audibles a los vástagos se perdían con el latido del corazón de Erik. Era el único que respiraba, y que no tenía que lidiar aparentemente con una bestia en su interior.

Las cosas no tenían un buen aspecto después de todo...

- Por aquí, por favor... - señaló tras sonreir con amabilidad a Erik cuando le abrió la puerta para que saliese del vehiculo - Tras acomodarles, tendré que ausentarme unos minutos, para realizar unas llamadas e intentar averiguar que es lo que ocurre... - les explicó al resto de cainitas mientras encabezaba la marcha hacia el salón principal de la casa.

- ¿Estamos jodidos, no? - Espetó Ed ante las palabras de Lauren. - Estamos más que jodidos o simplemente es que tienes el aire acondicionado muy fuerte, por que tengo un escalofrío que me está recorriendo la espalda de una manera un tanto peculiar. - Continuó el vástago al ver en lo que se habían metido.

Tenemos un cuerpo muerto, un coche que nos seguía, y el maldito escalofrío. ¿Cómo puede ser que sientas esto estando muerto? Pues la verdad no lo sé. Es algo así como un extraño presentimiento. También tengo el presentimiento que si no salimos bien parados de esta estaremos estacados al amanecer mirando nuestro último amanecer. Y sinceramente, no es algo que me apetezca en estos momentos.

- Bah, Todavía no han visto nada. Ustedes tienen poca calle.- Se burló toscamente al ver la actitud de sus nuevos compañeros de techo. Para él la problemática pasaba por otro lado, una instancia más personal y superior a los problemas que pudieran acontecer de ahí en adelante.Y esa era la razón de tanta inmutabilidad.

Si no le molesta, me gustaria poder hacer una llamada por mi parte. Mis socios esperan mi llegada en otro lugar y ya se deben estar empezando a preocupar, quiero informarles del pequeño altercado que tuvimos hoy - Digo dirigiendome a la dueña de casa mientras inspecciono la casa.

- Por supuesto, - asintió al elegante vástago - siganme, - continuó caminando hasta llegar al salón principal - tomen asiento, el telefono está ahí. - señaló una mesa lateral entre dos sofas - Tranquilicese, señor L'Strange, esto ha sido todo un malentendido, ahora hablaré con mis amigos y todo se resolverá de manera "privada". - señaló con una sonrisa tranquilizadora - Al menos eso espero... - terminó pensando mientras esperaba que apareciese el mayordomo.

Una vez entráis lo primero que notan es el piso, una alfombra cubre el suelo, y un aroma plácido y elegante inunda la estancia, es apenas una parte de la casa, Lauren los guía hasta una sala, mucho más amplia, de estilo espartano y muebles de un aire Victoriano, reproducciones u originales fieles, le daban un aire de delicadeza a esta habitación de la mansión, Erik se quedó parado junto a la puerta, observando a la Ventrue. Parecía que quisiera decir algo, más se mantuvo meditabundo.

En una mesita de madera, estaba un teléfono inalámbrico, tal y como lo había dicho la anfitriona. Un par de cuadros completaban la escena. De repente, un hombre vestido con una camisa blanca y pantalón oscuro, de edad algo avanzada. -Señorita Rienne- dijo mientras observaba la escena de los otros tres vástagos. -... Parece que tiene invitados, quiere que prepare la cena para cuatro?- preguntó con su habitual formalidad.

- No será necesario, gracias. - negó con la cabeza ante el mayordomo - Lo que si necesitaré será que acomodes a mis invitados, con las pertinentes precauciones que ya conoces... - ordenó con tono amable al hombre - Disfruten de su estancia, yo he de ausentarme unos minutos. - señaló caminando hacia la escalera haciendo un gesto a Erik para que la siguiese.