Partida Rol por web

Obsesión Carmesí

Acto III, Escena V: Elecciones decisivas

Cargando editor
13/02/2011, 13:48
Director

"Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas"

Cargando editor
13/02/2011, 13:50
Director

La consciencia regresa a ti. Lentamente pareces despertar, como si salieras a la superficie de una piscina o de un lago, como si tomaras una gran bocanada de aire y fueses lanzado a las tinieblas. Tus músculos se reactivan, es aún temprano, no ha debido anochecer hace demasiado, piensas.

Poco a poco van llegando los recuerdos de la situación en la que estás. Es el segundo día del plazo dado por el príncipe y la respuesta parece estar tan lejos -e incluso más- de lo que lo estaba ayer. Decisiones, decisiones, la naturaleza de los vástagos era de depredadores, de criaturas solitarias, prestas a devorarse ante la más mínima oportunidad y sería tu cuello o el de ellos.

Un susurro oscuro parece introducirse en tus pensamientos, ahí estaba, había estado silenciosa, pero ahí estaba, gruñendo, instintiva, arrojándote a actuar como un cazador solitario, a buscar tu supervivencia. Esa punzada, esa punzada te recordaba que no eras más humano, aunque te aferrases lentamente a tus investigaciones y datos, como la única ancla para no sentir que te sumías en aquella vida instintiva. En aquel legado de los tuyos, de las bestias Gangrel.

Pero hoy quizás no era el momento para ponerse trascendente, había bastante por hacer.

Notas de juego

Recuperas 1 punto de Fuerza de Voluntad esta noche, has seguido bien tu naturaleza. (Si lograses algo importante -o al menos tu lo sientas así- en esto, recuperarías aún más).

-1 Punto de sangre, tienes 3 puntos de sangre ahora.

Ya he actualizado la ficha.

Cargando editor
13/02/2011, 22:33
Edward L´strange

Tengo que ordenar mis ideas.

Primero, alimentarme.

La bestia palpita dentro de mí como un tren de mercancias y debo acallarla. Tal vez pueda cazar tranquilamente en algún callejón... o alguna prostituta que quiera pasar un rato agradable conmigo... tampoco es necesario arriesgarse y más como están las cosas ahora mismo...

¿Y si busco a esa chica?

Tal vez desee un poco de acción... o tal vez no, pero necesito comer.

Eso es lo primordial.

Después, cuando llene el estómago, podré volver a la carga.

La búsqueda infructuosa de ayer me resultó como un trago amargo, como un cubo de agua helada sobre mi cuerpo.

Necesito centrarme, y lo único que se me ocurre es ir a ver a la damnificada.

¿Tal vez pueda convencerla de mi inocencia?

No lo sé... pero algo es algo.

Esward cogió sus cosas, y salió al frio de la noche, una vez más, para probar su inocencia.

Cargando editor
15/02/2011, 16:04
Director

Notas de juego

Entiendo que vas a pasear un rato por las calles antes de dirigirte a... "buscar a la damnificada", que deberás traducirlo en algún lugar para comenzar :)

Si me equivoco, señálamelo.

Cargando editor
15/02/2011, 19:50
Edward L´strange

Notas de juego

Primero voy a caminar por la calle pero en plan cazar para alimentarme.

Si veo a mi "goul" pues me acerco a ella, pero si, voy a cazar al lugar que me llevó Branno la última vez.

Con el lugar de la damnificada, intentaré primero el Eliseo, claro :D Y allí preguntaré por su paradero si no la encuentro en ese sitio.

Cargando editor
22/02/2011, 22:18
Director

Los suburbios rebullen con un aire de marginalidad lejana que se impregna sobre todo, con esa sensación de lejanía de la verdadera Filadelfia y allí donde los edificios se acaban, se alzan hogares con patrones repetitivos que Edward está acostumbrado a ver cuando da paseos por la calle, con sus jardines cuidados y esos enormes árboles que cumplen la función de estorbo o de soporte para alguna ocasional casa del árbol. Siendo aún temprano, puedes ver como en disposición dramática, mortales en sus propias tragedias, entrelazándose una con las otras en miradas, y fusionándose de manera incómoda en charlas, protocolos y vínculos.

El aire apesta un poco a hierba seca y a concreto, y las fragancias inertes se acompañan de selvas de sonidos y conciertos de sensaciones ásperas, desde una brisa moribunda, hasta las luces de ese blanco refulgente que parecen luchar con una noche que oprime lentamente los sinos de mortales e inmortales. Allí, un grupo de inadaptados en cuadrilla, con sus ropas deportivas, sus caminares abombados y sus miradas despectivas, se ríen a grandes voces en alguna apuesta absurda por hacerse notar a punta de miradas desaprobatorias. Más allí un joven atraviesa la calle en bicicleta rápidamente, una gorra oculta sus facciones y parece estar huyendo de la misma humanidad que le rodea. Una mujer joven habla con su vecino a través de la cerca de madera que separa los patios, ambos fuman, ella parece flirtear por momentos: es más bien regordeta y su cabello tiene el descolorido tono de un tinte agonizante, entre sus manos un cigarrillo y se expresa con movimientos abultados, artificiosos. Él, calvo y de gran estatura, lleva un aire de madurez inevitable, entre algunas arrugas y vanidades que son imaginables confidencias del espejo, está en bermudas y una camiseta blanca. Fuma también.

Más allí, una pareja camina por el pavimento, el chico tiene un aspecto rudo que seguramente ha perfeccionado para su conquista. chupa de cuero, peinado desordenado, camiseta negra con alguna imagen cargada de calaveras sangre y una mujer atractiva que enmarcan un nombre de alguna de esas bandas modernas que no creías haber escuchado antes, y botas. Ella, va tomada del brazo, lleva cabello corto, porta una falda de jean y una camiseta de un azul oscuro, tiene el cabello de un color pajizo y una sonrisa delgada y alargada.

Un autobus para, y deja descender a una mujer de falda larga y lentes, cabello recogido y un aspecto más informal que ejecutivo, combinando colores de tonos suaves verdosos y azulados que permitían transportarla a alguna floristería del centro o un café discreto, mientras con un el ruido de motor el vehículo se pone en marcha, ella camina rápidamente también.

Tus pasos van llevándote a recorrer las calles, más, demasiada gente, demasiados testigos, poner aprueba la prudencia y arriesgarse podría ser un error, pero siempre hay formas de conseguir una buena cacería. Y mientras te desplazas por la calle, se imbuye en él un poco de humanidad y de miseria en ti mismo, como una reminiscencia de lo que fuiste y de lo que ahora te separa del resto de los mortales.

Cargando editor
23/02/2011, 00:18
Edward L´strange

Edward caminó por las calles, buscando una presa que sea fácil de abatir.

No iba a matarla, simplemente, le quitaría un poco de sangre para sentirse saciado y después, a buscar más pistas o a vender su alma, si es que tiene alguna, al diablo.

Caminó mientras observaba todo lo que había a su alrededor.

Todo era miseria por dónde pasaba.

La gente no se daba cuenta que había depredadores sueltos, y eso le beneficiaba a él y a su especie... sin embargo, él tampoco tenía la capacidad de sentirlos. Tal vez verles, si su apariencia denotaba signos de vampirismo...

Y así, paseó por las calles buscando algo que beber.

Cargando editor
27/02/2011, 20:04
Director

Tus pasos te llevan por los barrios, la cacería se torna algo complicada, pero dejas que tus instintos y el palpitar de la bestia te diga hacia donde dirigirte. Es como aquellas técnicas que Samantha había intentado enseñarte, pero que parecían tan lejanas... aún había mucho de humanidad en ti y aunque la bestia seguía siendo algo distante, sabías que era peligrosa, haciendo presencia siempre como un murmullo oscuro y siniestro, llenando tu cabeza de imágenes y deseos que sabías te arrastraban a convertirte en algo monstruoso...

Pronto las casas se hacen más grandes y los rincones más desolados, la noche transcurre a su paso y los mortales parecen desplazarse en un ritmo rápido pero forzado, como a través de un enorme fluido de oscuridad, desesperanza y rutina que parece envolver a todos. El viento sopla con suavidad y el rumor lejano de las hojas siendo agitadas con violencia desde sus ramas llega a tus oídos como una queja ahogada en la brisa, el motor de un algún vehículo deja esa esencia a humo que tu olfato percibe, y luego un golpeteo rítmico sobre el pavimento de unos pasos llama tu atención, el ruido de pasos.

Es un hombre negro, de hombros anchos, tiene una gorra y un suéter con un capuchón, pantalones abombados y el gesto discernible de desencanto e intimidación. No hay nadie cerca, un vehículo se aleja, dejando un espacio para la cacería. El chico camina con ese rítmico bamboleo que pretende imprimir algún estilo en su desplazamiento... dirigiéndose a sabrá dios donde... aunque ese no sea justamente lo que más te interese de él.

Notas de juego

Interpreta una cacería detallada a toda regla y todo saldrá bien. Para no vaciarle, tiras Autocontrol Dif. 4.

Cargando editor
28/02/2011, 19:50
Edward L´strange

La presa estaba delante.

No iba a esperar mucho tiempo más para abalanzarse sobre ella, pero necesitaba intimidad. No sería correcto que alguien más vea lo que estaba a punto de hacer. Así de sencillo.

Las calles estaban desiertas, por lo que hizo lo que debía hacer.

Se adelantó al chico unos metros, y comenzó a rebuscar en los bolsillos un cigarrillo, que se llevó a la boca pero no lo encendió. Avanzó más y más, sintiendo el corazón de su presa muy cerca. Iba unos veinte metros más adelante que el hombre con la gorra y cuando logró llegar a un callejón, justo en la esquina de esa calle, Edward giró hacia allí y esperó.

Contaba los pasos que había dado él mentalmente, y los repetía esperando que el muchacho apareciera en cualquier momento.

Ya lo había mirado de arriba abajo cuando lo sobrepasó.

Sabía todo de él.

Por eso no se extrañó cuando la punta de su calzado se asomaron en la esquina... tras ese calzado, la chupa y la visera de la gorra.

El movimiento fue rápido.

Y sigiloso.

Cogió al hombre por la chaqueta, una vez avanzó medio metro por la esquina y giró en redondo con el, para dejarlo bajo su cuerpo, justo detrás de lo que parecía un contenedor de basura y sin pensárselo dos veces hincó sus dientes en el cuello del muchacho, sorbiendo la sangre suficiente para alimentarse.

Cuando hubo terminado, sintió que el control de su cuerpo volvía a él. Lamió la herida para no dejar huellas y acomodó el cuerpo del chico que ahora se encontraba completamente desmayado a un lado del contenedor mientras miraba hacia todos lados en busca de testigos.

Revisó sus bolsillos ( uno nunca sabía que se podía encontrar en ellos ) y salió de allí rápidamente...

- Tiradas (1)

Tirada: Self control
Resultados: 10,7,10
Resultado final: 3

Cargando editor
05/03/2011, 22:23
Director

En cuanto la sangre toca tu lengua, de nuevo sientes ese deleite poderoso que viene en aquel sabor adictivo, aquel sabor férreo y dulce que hace vibrar a tu cuerpo con placer, con un torrente de emociones que refrescaba tu memoria, elevándote más allá de lo que recordabas sobre vivir, sobre sentir, sobre experimentar... el deleite de cada segundo saboreando la sangre siempre había dejado atrás incluso ese sentimiento que ahora parecía difuso y algo lejano, aquel que tenía ese nombre sepultado por la tragedia: Tanya.

Tu víctima había intentado resistirse, pero con el mordisco, su cuerpo se tensó en un suspiro, excitado, parecía disfrutarlo aún más que tu, después de todo, él aún vivía. Su corazón late deprisa, y no necesitas más que sostenerlo para evitar que se agite con brusquedad, su consciencia se esfuma, y debes hacer un esfuerzo para detenerte cuando te das cuenta que no debes seguir alimentándote más.

Debes dejarlo, debes detenerte, debes cortar aquel influjo vital, aquel sabor magnífico y celestial. Te alejas y lames la herida, disfrutando las últimas gotas de sangre negándote a prolongar más el placer. El chico ha perdido la conciencia, habiendo recibido más de lo que seguramente podría soportar.

Ahora, te sientes lleno de vida, por unos instantes, lleno de aquella sensación de lozanía, de aquello que empezaba a debilitarse lentamente. Te apresuras a buscar en sus bolsillos. Una cajetilla de cigarros, un encendedor, una billetera con el permiso de conducción y unos 40 dólares en efectivo. "Cordell Taylor" dice su identificación. No tendría más de 19 años...

Y como efecto de la sangre, te sientes vivo, sientes como si no hubiese pasado tanto tiempo, como si no hubieses sido obligado a convertirte en eso... antes, no habrías pensado en robar a nadie, en atacarle, en... hacer todo aquello. Un sentimiento similar a la nostalgia te recorre, la muerte, esta maldita muerte parecía estar transformándote en algo que no reconocías...

... ¿hasta que punto estabas dispuesto a caer?

Notas de juego

Tu humanidad es aún bastante alta, si decides seguir adelante, tendrás que enfrentarte a una posible degeneración (tirada de Consciencia dif. 8).

Tu reserva de sangre sube a 5.

Cargando editor
08/03/2011, 00:37
Edward L´strange

Edward soltó al chico en cuanto se sintió saciado.

No era plan, en estos momentos, de dejarlo seco en la vía pública.

El vastago ya tenía bastantes problemas como para meterse en otro fregado.

Cogió el dinero, los cigarrillos y el mechero y se los metió en la cazadora, para salir de allí caminando tranquilamente, sin dejar de mirar hacia todos lados.

Siempre había que ser precavido, o por lo menos eso le intentó enseñar Branno.

Pero se la habían colado a base de bien y estaba muy mosqueado.

Además, aunque pensaba que sus compañeros eran inocentes, no estaba completamente seguro de ello. Tenía que sacarse el muerto de encima, enmarrone a quien enmarrone.

Era su vida, en este caso su no-vida y eso era lo principal.

Todavía no tenía ni una sola prueba que lo exculpe y hasta ayer, buscaba resolver el misterio, ahora mismo, sólo quería demostrar que él era inocente, nada más.

- Tiradas (1)

Tirada: Consciencia
Resultados: 8,9,5
Resultado final: 2

Cargando editor
21/03/2011, 19:34
Director

Una punzada de culpa parecía encajarse en el pecho de Edward. Pero su preocupación por su destino simplemente justificaba cualquier acto. Se dirige a la estación del metro más cercana. Un olor a humedad y a tierra llega a tus sentidos, así como el viento helado de la inercia del subterráneo. A esa hora, aún hay gente allí, gente que camina sin notarte demasiado.

El viaje está lleno de interrogantes, de incertidumbre. Por momentos sientes la mirada de otros pasajeros en el vagón, pero cuando intentas ver de quien se trata, encuentras indiferencia. El bamboleo suave y el ruido de las vías te habría provocado sueño en otros tiempos, pero los vástagos no duermen de noche...

Finalmente desciendes y sales del sitio, la noche está tranquila y los mortales continúan caminando. Siendo aún buena hora, puedes ver como varios se desplazan por la calle, como ese sector de Filadelfia aún muestra bastante signos de vida. Te diriges hacia el paradero próximo. Una parejita parece incomodarse por tu intempestiva llegada, no hay comentarios, quizás susurros, quizás recuerdos, quizás juegos. Por un instante la recuerdas a ella, antes de que la preocupación por conservar tu no-vida algunas noches más ahogue las impresiones de su cercanía aún en la muerte.

El autobús se detiene y subes buscando un lugar apartado. Nadie se fija en ti, nadie tiene nada que decirte, nadie sabe que estás jugándote el derecho a caminar por las calles de Filadelfia, a vivir en una estática inmortalidad... a tener un lugar en el gran tablero de ajedrez de criaturas sobrenaturales que nadie imagina que estén allí. Todos en aquel vehículo ignoran la verdad bajo el solo hecho de tu herética existencia.

Unas cuadras más allá desciendes. El museo ha de haber cerrado hace pocas horas, y siendo un día sin eventos, seguro que solo quedará la vigilancia del mismo. Los escalones silenciosos ascienden hasta la entrada principal, apartándote del tránsito de otros humanos por la calle. Cada paso te eleva más y más, como si un enorme abismo hubiese surgido de la misma tierra y te lanzase hasta los confines de la oscuridad del cielo, para vomitarte de nuevo ante las puertas cerradas y la oscuridad al interior de aquel museo, de moderna imitación de un estilo grecorromano.

Un guardia de seguridad está en un jardín cercano, camina con el radio en la mano, y te observa desde lejos, al verte detenido frente a las puertas del emblemático sitio...

Cargando editor
22/03/2011, 13:37
Edward L´strange

Edward miró a un lado y al otro.

Había visto ya dos guardias y tenía uno a un lado, a pocos metros, con la mano en su oreja en señal que está pasando los datos de la persona que está de pie en la puerta esperando hablar con alguien, o simplemente, observando el lugar.

El vástago buscó en la puerta alguna especie de timbre, llamador, portero o algo que le permita entrar y acabar con este sufrimiento de una vez por todas.

El guardia no parece nervioso, no tiene por qué.

Seguramente ya sepa quién soy, que no soy una amenaza, y tal vez, sólo tal vez, esté moviendo algo dentro de este lugar y en cualquier momento abrirán la puerta.

Sin embargo, no iba a esperar demasiado.

L´strange miró su reloj y decidió esperar unos minutos más a ver que sucedía.

Estaba dispuesto a terminar con todo.

Ahora mismo.

Notas de juego

Dara, por cierto, ¿cuanto tiempo nos queda antes de la Vista final con el principesco?

Cargando editor
23/03/2011, 18:13
Director

Los minutos se hicieron eternos, cada instante parecía transcurrir con un golpe tensionante. De no haber sido un sujeto tranquilo, ya estarías desesperado llamando la atención, pero no parecía tu caso. Habiendo esperando por bastante, unos cuantos instantes más no iban a significa un obstáculo mayor...

Pronto el guardia cerca a los jardines se acercó. Uniforme blanco con corbata negra, estatura mediana, la gorra en orden y un aspecto de madurez por sobre su aire de fatiga y su seriedad, sus ojos son claros, su rostro está surcado por algunas arrugas y su voz tiene un tono carrasposo e incómodo que no demuestra amabilidad, aunque deja entrever una forzada neutralidad.

-Buenas noches- dice con la mirada fija en ti, mientras tienes la impresión (seguramente acertada) de que no le generas confianza desde que llegaste a la puerta del museo.*

Notas de juego

Lo que reste de esta noche y de la noche siguiente. Casi al final de la noche siguiente, tendrán que presentar los resultados...

O atenerse a las consecuencias.

*No hay timbre directo, puedes tocar a la ventana si quieres, aunque ahora es algo tarde.

Cargando editor
23/03/2011, 19:47
Edward L´strange

- Buenas noches. - Dijo el vástago serio.

Con su mano, señaló la entrada del museo, aún cerrada y volvió a mirar al guardia que se le había acercado.

- Mi nombre es Edward L´strange, necesito entrar para tratar un asunto de suma importancia, ¿podría avisarle a su superior que estoy aquí? -

La verdad es que el Gangrel no sabía muy bien como empezar la conversación.

Ni tampoco sabía muy bien que tenía que decir si acaso lo dejaban acceder al Museo.

Lo único que tenía claro era que, necesitaba información, necesitaba algo que lo exculpe, ya no que exculpe a sus compañeros, sino algo que lo deje fuera de este berenjenal a él.

Eso...

O declararse culpable.

Cargando editor
06/04/2011, 13:40
Director

El guardia se queda serio mirándote durante unos instantes. Sus latidos son perfectamente audibles, por en medio del ruido de fondo que presenta la ciudad despertando en la vida nocturna. Tus sentidos se concentran un instante en percibirle, en las esencias mal disimuladas de sudor y humanidad propias del sujeto, en la sangre corriendo por sus venas, en sus ojos fijos e investidos con la arrogancia propia de su cargo de oficial de seguridad.

No tiene ni idea de qué eres.

Pero tu olfato no detecta esos rasgos de vitae que de seguro gritarían que se trata de un ghoul encargado de la protección del museo.

-Señor, si viene a ver a alguien, el horario del museo es de 9 am a 7pm. Tendrá que volver mañana, a esta hora no atendemos a particulares- responde sin dignarse siquiera a usar su walkie-talkie y comunicar tu presencia allí. Algo no parece correcto, quizás hayas cometido un error o quizás estés tomando la aproximación errónea al problema...

Aunque el tiempo transcurre demasiado rápido para pensar en otras soluciones.

Cargando editor
07/04/2011, 00:24
Edward L´strange

Idiota.

Estaba seguro que lo atenderían... ¿Pero a quién se le ocurre entrar por la puerta delantera en un sitio que está cerrado al público?

Aunque estaba claro que la seguridad era extrema, no podía darse el lujo de romper cualquier regla sólo por el hecho de querer salvar su vida.

¿O sí?

Agradeció con la cabeza al guardia de seguridad y se dió media vuelta. Necesitaba pensar, y rápido.

¿Quién puede saber que ha sucedido allí?

Sólo se me ocurrén ciertas "personas" que normalmente conocen todo lo que hay que saber.

Pero era una jugada muy arriesgada...

Notas de juego

Dara, una cosa, ¿cuando entramos al Eliseo la otra vez, lo hicimos por la puerta principal o por un acceso secundario? Es por si me he colado y no tenía que entrar por aqui :D

Si la respuesta es si, me piro a las alcantarillas. ;)

Cargando editor
07/04/2011, 00:34
Director

Notas de juego

La respuesta es por la puerta principal, pues se trataba de un evento nocturno especial, una recepción organizada allí por Mme. Kingsley.

Cargando editor
07/04/2011, 00:49
Edward L´strange

Notas de juego

Entonces, Mme Kingley tiene que tener una casa, mansión o algo importante que Edward conozca, ¿no?

Tal vez en su apuro, no pensó que la tía, bien podría estar en su refugio ahora mismo y no en el museo. xD

¿Sabe dónde vive la susodicha?

Cargando editor
07/04/2011, 08:33
Director

Notas de juego

Es mucho más probable que lo sepa por zonas ó territorios de caza otorgados al príncipe, pero dado que Edward es más bien neonato, esa información no la tendría, que es básicamente el mismo punto con entrar a las alcantarillas en zona del Elíseo. Los vampiros importante, los antiguos suelen tener sus zonas de caza delimitadas y otorgar privilegios a los suyos entre ellos.

Así que una vez más, tienes que preguntar o valerte de lo que ya sabes.