Partida Rol por web

Obsesión

4. Buscando pistas

Cargando editor
12/09/2011, 23:32
María Aribeth

María se cruzó de brazos, molesta.

-La conocí en Gabriel. Después de que aquel loco intentase violarme, Scott dijo que debía buscar un guardaespaldas. Elegí a Serena porque era la más exótica y la más limpia de los candidatos. No estaba buscando un romance así, si eso es lo que estás preguntando.

La cantante miró a un lado, intranquila, y luego se volvió hacia el noble.

-Damien, dime la verdad. ¿Le has contado lo que viste a alguien? ¿Vas a hablar con los periódicos? Si vas a hacerlo... Yo tengo dinero. Puedo comprar tu silencio. O puedo... -María deslizó una mano hacia el costado del joven. Sus dedos suaves e insidiosos lo acariciaron con lujuria forzada-. Puedo hacer otras cosas.

Cargando editor
12/09/2011, 23:39
Serena

Serena terminó su manzana y la dejó sobre el plato. Luego se limpió las manos y se levantó. Se acercó a la ventana y miró por ella, aunque no tardó en fijar su mirada en la puerta. Estaba intranquila e incómoda. Era evidente.

Notas de juego

Desmarcad a Damien

Cargando editor
12/09/2011, 23:43
Celeste Índigo

Notas de juego

¿Como de lejos está la ventana de la puerta? ¿Le costaría a Serena salir? ¿O podría hacerlo en un abrir y cerrar de ojos? ¿Desde la ventana se ve la entrada de la mansión? O da a la parte de atrás...

Demasiadas preguntas!!! XD

Lo de la ventana es por saber si da al jardin, donde pueda ver a Eli, o a la entrada donde pueda ver a Jules llegar... cosas así.. ^^

Cargando editor
12/09/2011, 23:45
Director

Notas de juego

La ventana está en el lado opuesto a la puerta. Está cerrada, así que a no ser que la rompiese con el cuerpo, quedando herida en el proceso, no podría abrirla sin que vosotros hiciérais algo. Por la ventana se ve el jardín, aunque Eli y Aleph (y el guardaespaldas) no están muy visibles.

Cargando editor
12/09/2011, 23:35
Aleph

Abrió los ojos de nuevo, y, algo más tranquilo, volvió a encararse a la niña, aunque sin dejar de prestar atención. Cualquier sonido extraño sería suficiente motivo para alertarse, pero tampoco quería alarmar a la chica, así que se obligó a aparentar un estado de calma y relajación

Como te estaba diciendo, Jules no sabe que te estoy diciendo esto, porque no he tenido tiempo de hablar con él. Por supuesto que voy a pedirle permiso, pero creía correcto hablar contigo antes. Tampoco tienes que preocuparte. Aún habiendo empezado a aprender, podrás parar cuando así lo desees. No vas a firmar ningún tipo de contrato, ni nada por el estilo. Tampoco tengo ninguna prisa, así que tienes todo el tiempo del mundo para meditar al respecto. Mientras, puedo contarte más sobre el asunto... Una vez hable con Jules

Esperó una respuesta por parte de la niña, intentando esbozar una sonrisa tranquilizadora. Casi en el mismo momento tomó una decisión. Aleph tenía su propio código moral, que seguía a rajatabla, excepto en contadas ocasiones (Normalmente relacionadas con Celeste). Y mentir no solía entrar dentro de dicho código

Mira, Elisabeth, voy a ser sincero contigo. Sí, esto tiene relación con todo lo que ha ocurrido. Te han atacado por la noche, han intentado hacerte daño. Si fueras cualquier otra persona, ni siquiera me replantearía el proponerte esto. Pero he pasado unos días contigo, y lo que he visto me ha convencido: Eres una buena persona. Y por ello, creo que eres capaz de usar esos poderes para el bien... Y, lo que es más importante: Para protegerte

Dejó que sus palabras calaran en la pequeña, mientras comenzaba a andar de nuevo. No esperaba una respuesta inmediata. Tenía todo el tiempo del mundo

Y además, en aquellos momentos tenía la mente en otra cosa

Cargando editor
13/09/2011, 01:37
Damien Goldman

Serena forma parte de más de lo que parece... ¿pero hasta qué punto?

Escuchó la historia de la joven con el ceño fruncido. No creía que María le fuera a mentir en algo así a estar alturas, así que supuso que si Serena estaba ya con los asesinos del unicornio, María lo desconocía.

Cuando María le hizo aquella pregunta, el noble alzó las cejas. No se inmutó mientras la cantante seguía diciendo cosas. Pero cuando sus manos le acariciaron de aquella manera, por un momento se le nubló la conciencia y el bulto en sus pantalones empezó a crecer. Pero entonces recordó las enseñandas de la Citadelle, mantener la cabeza fría, tener en cuenta que bajar la guardia puede significar la derrota... y entendió por qué tras ver lo que vió en el teatro decidió abandonar por completo el juego con María.

Volviendo a recuperar su cordura, le cogió la muñeca a la pelirroja y la apartó bruscamente. - ¡No digas estupideces! Ni se lo he contado a nadie... - mintió. Pero sabía cómo era Celeste respecto a ese tema, y a ella le importaba tan poco que ni se plantearía contárselo a nadie más. - ... ni pienso sacar nada de contarlo. ¿Crees que me hace falta dinero? Estás muy equivocada, querida. Soy Damien Goldman, y no sólo tengo dinero suficiente para vivir como quiero, si no que puedo hacer los negocios que hagan falta para vivir aún mejor. No necesito que me chantajeen, gracias. -

Alzó la cabeza, hacía mucho que no ponía de manifiesto el orgullo por su apellido (aunque era habitual que lo hiciera de sus aptitudes).  - Esto no va de Serena y de ti, aquí sólo importa tu guardaespaldas. Hay algo extraño en ella, María. Y no hablo de su color de piel, ni de sus maneras ni de su mal humor. Hablo de que... quizás esté planeando un asesinato. No ella sola, pero si con otra gente. Tenemos pruebas importantes que la conectan con ese asunto. Y su objetivo no es alguien que te sea ajeno, María... -

Dió un paso para poder coger a María por la muñeca como había hecho antes para apartar su mano, bajó la voz y se acercó a muy poca distancia de ella. - Y no hagas estupideces. Si Serena es inocente, tenemos que descubrirlo. Por favor, manten la calma y descubramos qué diablos está ocurriendo aquí. Me temo que no sabes nada... al igual que nos ocurría a todos hasta hace unos días. -

Cargando editor
13/09/2011, 09:03
María Aribeth

María miró al suelo, avergonzada por la torpeza de su intento. Cuando Damien dijo lo del asesinato, la cantante levantó la mirada. Le brillaban los ojos como si fuese a llorar.

-Ella es... es muy dura. Lo sé. Pero también es dulce y amable, Damien. No entiendo por qué necesitaría matar a nadie. Yo ya la estoy pagando. Pero creo que, si yo se lo dijera... No, no puede ser. Tienes que darme esas pruebas. ¿Por qué iba a matar a nadie?

Cargando editor
15/09/2011, 11:21
Damien Goldman

- Las pruebas... son hechos que han ocurrido, María. Un hombre... intentó matar a Elisabeth. Intentó matarla con una daga, una daga muy bonita que tenía un unicornio en la empuñadura. ¿Te suena de algo? Es una daga como la que tiene Serena... No es casualidad, querida. No puede serlo... y si es lo que creo que es, dudo que tus palabras vayan a surtir algún efecto en ella. - dijo Damien, suspirando con pesar. - Creo que es su deber, o que es lo que se debe hacer, no sé, pero estoy seguro de que está metida en esto.

Cargando editor
15/09/2011, 15:13
María Aribeth

María se quedó perpleja. Parpadeó dos veces y abrió la boca, pero volvió a cerrarla. Una arruga apareció en su entrecejo mientras su expresión se tornaba en decepción.

Sin contestar, la pelirroja entró de nuevo en el comedor.

Cargando editor
15/09/2011, 15:23
María Aribeth

María entró de nuevo en el comedor y la puerta golpeó el tope del suelo con violencia. Se quedó mirando a Serena con el ceño fruncido al tiempo que los ojos se le cuajaban de lágrimas.

-¿Es verdad? ¿Enviaste a uno de tus compañeros a matar a Elisabeth?

Serena saltó y se pegó a la pared como un gato en alerta. La zínner abrió mucho los ojos y negó con la cabeza.

-¿Cómo puedes pensar eso? -preguntó.

La cantante anduvo el espacio que la separaba de su guardaespaldas y se agachó para sacar de su bota la daga del unicornio. La meneó delante de su cara, muy nerviosa.

-La daga del unicornio. Me dijiste que era un símbolo de tu escuela. ¿Vas a negarlo? ¿Vas a negarlo?

Cargando editor
15/09/2011, 15:31
Serena

Serena observó cómo la hoja de su daga bailaba frente a su cara en manos de María. Dejó caer la cabeza.

-No.

Cargando editor
15/09/2011, 15:32
Celeste Índigo

Celeste se acercó disimuladamente a la puerta para cerrarla. Serena sería desenmascarada, pero si trataba de escapar no podría hacerlo por ahí. Al parecer podrían usar a María como interrogadora. Al fin y al cabo, si era cierto lo que Damien le había contado tendría mucho poder de convicción con su guarda-espaldas.

Y... si las cosas se ponían feas, Celeste tenía un as bajo la manga. Al fin y al cabo, veía muy difícil que pudiera escapar de unos lazos mágicos y luego, de los brazos fuertes de su compañero.

Cargando editor
15/09/2011, 15:36
Elisabeth Mastrall

Elisabeth escuchó las palabras y asintió. Quizá era demasiada información y aún no había sido capaz de comprenderla y digerirla. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando Aleph le dijo que era una buena persona, y sus mejillas se encendieron levemente. Pero cuando terminó, volvió a guardar silencio.

-Todo el mundo cree que soy muy frágil. Jules siempre trata de protegerme. A mí no me gusta ser así. Quiero cambiar, ¿entiendes? Quiero ver Gabriel y Arkángel, y los otros paises. Quiero viajar hasta Shivat y ver las maravillas orientales. Dicen que el mundo es hermoso, pero Jules nunca me dejará ir porque no soy... lo que debo ser. Eso que me dices que puedo hacer... Será difícil, ¿verdad? Pero cuando consiga hacerlo, podré ir a donde quiera por mi cuenta. No voy a necesitar guardaespaldas, ni gente que esté todo el tiempo detrás de mí. ¿Podré ser libre?

Cargando editor
15/09/2011, 16:22
Aleph

Aleph se mantuvo unos segundos en silencio. Luego le hizo un gesto a la niña para que le acompañara

Ven. Hay algo que quiero enseñarte

Caminó hasta el lugar donde se había puesto días atrás, el día que conocieron a Celia. Esperó a que Elisabeth llegara a su posición, y luego señaló arriba, a las ramas. Sonrió

Mira ese nido. Es pequeño, pero si te fijas bien, lo verás. Allí, encima de esa rama

Cuando la niña asintió, comenzó a hablar con tono tranquilo y pausado

La madre no está, ha ido a por comida. Si treparas allí arriba, podrías ver a las crías esperando pacientes, aleteando, preguntándose que hay más allá del nido que las rodea, de esas pajitas y briznas de hierba que llevan viendo desde que nacieron

Casi en ese mismo momento la madre volvió con un gusano en el pico. Las crías se abalanzaron a por él. Aleph sonrió

Su madre les cuida, y les alimenta. Les protege de todo mal. Pero no pueden salir de allí. ¿Crees que no son libres? Entonces, piénsalo dos veces. Esos pajaritos podrían alzar el vuelo, con dificultad... Podrían ir de rama en rama, escapar del nido. Pero sería demasiado pronto. Sus cuerpos no estarían preparados, y sucumbirían a la llegada del invierno. Su madre no podría cuidarles allá afuera

¿Son por ello menos libres? No lo creo. Simplemente, aún no están preparados para volar. Deben aprender, deben esperar, ser pacientes. Y llegará el día en el que ellos sean quienes traigan gusanos para sus propios polluelos

Se giró para mirar a Elisabeth

En cierto sentido metafórico, tu eres como uno de esos pajarillos. Joven, soñadora... Impaciente. Quieres levantar el vuelo, a pesar de lo que diga Jules, que asume el papel del pájaro que cuida a su polluelo, y que te quiere muchísimo... Más de lo que probablemente te imaginas. Pues es un amor que solo conocemos cuando nos convertimos en padres, y no antes

¿No eres libre, Elisabeth? Yo creo que sí. Creo que eres libre... Pero que aún te falta aprender a volar. No creo que seas débil, no; Eres fuerte, más fuerte que muchos de los que te rodean, más fuerte que muchas de las personas a las que he conocido. Y hay mucho potencial en ti, un potencial que tarde o temprano aprenderás a sacar fuera, de una manera u otra. Y, cuando lo hagas, verás Shivat y sus montañas nubladas, y el palacio de oro de Arkángel, y los bosques mágicos de Alberia, y el desierto infinito de Kushistán, y el Mar Interior, y los páramos de hielo, y el continente de más allá del mar... Verás todo lo que quieras ver, y conseguirás todo lo que te propongas, si luchas por ello

Pero para ello, primero debes aceptar quién eres... Y qué puedes aprender. Si viajases ahora a todos esos lugares... ¿Crees que podrías aguantarlo? Ahí afuera hay muchos peligros, peligros contra los que debes prepararte...

Su mirada se centró en algún punto en el infinito, y por unos segundos hasta se olvidó de la muda amenaza que, según le había dicho Celeste, podía estar acercándose

Yo he viajado por algunos de esos lugares, y por muchos otros... He visto maravillas, he sentido amor, pena, odio, y emociones que no puedo llegar a describir con palabras. Aunque no sé cuando me iré, algún día, puede que pronto, puede que tarde, volveré a este lugar. Y, si sigues aquí, te llevaré conmigo, y te enseñaré todas esas cosas

Pero debes entender esto: El que te ofrezco no es el único camino. Hay muchas maneras de aprender a volar, y lo que yo te puedo enseñar no es más que una de ellas. Sí: Es difícil. Requiere tiempo, voluntad y disciplina. Habrá otras mejores, y otras peores: Yo solo te ofrezco mis conocimientos, nada más. Por ello, debes entender que no es la única alternativa... Y que no estás obligada a ello. Si entiendes esto, y aún así quieres aprender, entonces te enseñaré. Tienes todo el tiempo del mundo para pensar sobre ello

Puso una mano sobre el hombro de la chica, y la sonrió de manera amistosa

Notas de juego

Me tomó algunas licencias para el paripé de los pajaritos y tal. Por ponernos melodramáticos, ya sabes... Si te parece mal, dímelo y lo reescribo :)

Cargando editor
20/09/2011, 01:51
Director

María se tensó como un gato. La traición se leía en sus ojos.

-Estás despedida. No quiero que te acerques a mí -La voz se le rompió. Un nudo le atenazó la garganta. Pero terminó la frase-. ...nunca más.

-María, no lo entiendes -Serena hizo ademán de tocarle el brazo para retenerla, pero María tiró violentamente. Apretaba los dientes mientras las lágrimas la cegaban. Salió de la habitación a largas zancadas, sollozando-. ¡María!

Cargando editor
20/09/2011, 02:26
Celeste Índigo

Celeste se vió casi arrollada por la salida de María de la habitación. Esperaba que la chica continuara con el interrogatorio, esperaba que al menos un poco más de información pudiera sacar, pero no fue así. 

Al menos, ahora será toda para Damien.-Pensó irónicamente.

Tras dejar salir a la pelirroja de la habitación, Celeste volvió a bloquear la puerta de salida, por si por alguna casualidad Serena intentaba escapar. En la habitación solo quedaban Serena, Junette y ella, así que era el momento de pasar a la acción. Se sentía un poco indefensa, pues era obvio que Serena tenía mucha más habilidad en el cuerpo a cuerpo pero pensaba que no se atrevería a atacarlas allí.

Además, María se había llevado su puñal, pero no era descartable la idea de que tuviera otro.

Con voz pausada, y observando la situación, Celeste se dirigió a Serena:

-Muy bien... ¿Puedes explicarnos lo que ha sucedido?

Cargando editor
20/09/2011, 12:35
Celeste Índigo

La conexión que había entre los dos amigos volvió a encenderse. Esta vez sonaba con algo de urgencia.

-Aleph, nos hemos quedado solos con Serena, y María ha salido llorando de la habitación. Al parecer el asesino era de su escuela, y ella misma le envió aquí. Ahora me toca a mi abrir la boca... espero que no reaccione violentamente. Pero por si lo hace... podrías venir, creo que ni Junette ni yo tenemos la fuerza necesaria para retenerla.

Aleph sabía que Celeste podría usar su magia para tratar de atrapar a Serena, pero también que eso era un proceso cansado y que los músculos humanos se recuperaban antes que las energías de Celeste.

Cargando editor
20/09/2011, 13:18
Aleph

La respuesta de Aleph fue casi inmediata, con un tono preocupado que apenas pudo disimular

Voy ahora mismo. ¿Dónde estáis?

Cargando editor
20/09/2011, 13:19
Celeste Índigo

-Estamos en el comedor, si vienes procura dejar a Eli a salvo. ¡Ah!... estoy bloqueando la puerta, no hagas ninguna entrada "triunfal" que me arrollas.

Cargando editor
20/09/2011, 13:32
Serena

-Cierra la boca -increpó la zínner a Celeste, sólo preocupada por la ausencia de María. Echó a andar tras ella y trató de pasar por la puerta, pero la joven peliazul se lo impidió-. ¡Quítate! Si no te apartas, te aparto yo.

Su voz era muy amenazadora y dura, pero también había algo de miedo y preocupación. Le temblaban las manos y miraba al pasillo con desespero.